De entrenadores
Por Enrique Durán*
Se acerca la hora del entrenamiento y el cuerpo técnico
se reúne para ultimar los detalles de la sesión. La llegada de los jugadores
marcará el inicio del trabajo y cada entrenador deberá ocupar su posición para
que el plan de trabajo preparado tenga éxito.
EQUIPO DE TRABAJO
Con la profesionalización cada vez mayor en el mundo del
fútbol, es habitual ver cómo los componentes del cuerpo técnico han ido
aumentado. Los colaboradores, en algunos casos, podrán ser seleccionados por el
entrenador principal, aunque en muchos otros el nuevo técnico tiene que
adaptarse al equipo de trabajo que se encuentra al llegar a su nuevo destino.
Tener la posibilidad de seleccionar a los colaboradores
permite al entrenador rodearse de un equipo humano que debe conocer sus métodos
y, en principio, todos conocen sus funciones y obligaciones, permitiendo de esa
forma al técnico centrarse en el trabajo con los jugadores desde el primer
momento.
El proceso es algo más complicado si se encuentra con un
grupo de trabajo totalmente nuevo para él. En esa situación deberá ser capaz de
convencer al grupo de su filosofía y estilo de trabajo antes de que el proyecto
se ponga en marcha. Todavía no habremos iniciado los entrenamientos y ya
deberemos ser capaces de mostrar nuestra capacidad de liderazgo, y para ello
será clave tener las ideas claras y no dejar ningún espacio a la improvisación.
LA UNIÓN
La cohesión del cuerpo técnico es el primer paso para poder
optar a tener éxito. Un grupo de trabajo unido y con las tareas definidas
permitirá que cada uno de ellos se sienta importante en el día a día del equipo
y aúnen esfuerzos para el buen funcionamiento de este.
Entrenadores desmotivados o sin un trabajo claro pueden
convertirse en un problema de difícil solución, ya que en el momento que el descontento
se apodere de ellos será cuando comiencen las críticas a las decisiones tomadas
por el entrenador principal. Con ellas, los primeros que verán una puerta
abierta para subirse al carro de los comentarios negativos serán los jugadores.
Con los resultados favorables, las opiniones nocivas no
tendrán demasiado peso pero un par de traspiés pueden permitir que éstas pasen
a ser consideradas acertadas haciendo que la continuidad del proyecto penda de
un hilo.
Si por el contrario, todos se consideran importantes las
crisis se resolverán dentro del vestuario donde los entrenadores asumirán sus
responsabilidades y conscientes de sus posibles errores serán los primeros en
aceptarlos y ponerse a trabajar para dar con las posibles soluciones.
LA RELACIÓN CON LOS JUGADORES
Las sesiones de entrenamiento serán nuestro examen diario
con los jugadores. Ellos serán los encargados de evaluar nuestro trabajo, y
para ello la comunicación con el futbolista será imprescindible.
Los métodos que en una situación determinada nos
funcionaron, no tienen por qué ser válidos para todos los equipos en los que
entrenemos. Por esa razón, sin perder nuestra identidad como técnicos deberemos
ser capaces de adaptarnos a las necesidades de nuestros jugadores.
Si este hecho implica modificar algunos aspectos del juego,
tareas o, incluso, la manera de preparar los partidos, deberemos tener la
capacidad de hacerlo para poder permitir a los jugadores, al igual que ocurría
con el cuerpo técnico, sentirse importantes dentro del equipo.
El control siempre deberá tenerlo el entrenador, pero hay
que buscar la mejor manera de encontrarlo.
CONFLICTOS
Hay situaciones en las que los jugadores se mostrarán poco
receptivos a los métodos propuestos, generando una incomodidad dentro del grupo
que deberemos analizar para buscar lo mejor para el equipo.
Un jugador puede no estar de acuerdo con la forma de
trabajar del cuerpo técnico y expresar su malestar. Estas críticas, tanto si
son generalizadas a todo el cuerpo técnico como individualizadas, no deberán
dejarse sin respuesta, y la mejor manera de acabar con ellas es la de
afrontarlas con total naturalidad.
Una vez que se conocen que existe un problema llega el
momento de ponerle solución. Para ello, será imprescindible que el jugador
reciba un mensaje unitario y claro sobre las razones por las que los
entrenadores han tomado determinadas decisiones y han aplicado métodos
concretos.
Para dar este paso, es imprescindible tener muy claras todas
nuestras ideas, ya que cualquier desliz puede ser aprovechado por el futbolista
para volver al ataque.
Mantenerse ajeno al problema y no afrontarlo será la
sentencia para el cuerpo técnico porque el jugador irá cogiendo fuerza dentro
del grupo y otros compañeros pueden ir sumándose a las críticas, convirtiendo
el problema inicial en una bomba de relojería que puede explotar en cualquier
momento a los responsables de dirigir al equipo.
Acaba la sesión y los entrenadores se reúnen en el centro
del campo para conocer las impresiones de los jugadores. De esta opinión
dependerá que su trabajo haya sido un éxito, o bien, deberán buscar soluciones
que les ayuden a lograrlo.
* Enrique Durán es Director Técnico de
fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue
coordinador de la FCB Escola.
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