miércoles, 16 de noviembre de 2016

ÉXITO Y FRACASO.


ÉXITO Y FRACASO.

Los momentos de mi vida en los que yo he crecido, tienen que ver con los fracasos.

Los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito.

El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peores, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos.

El fracaso es todo lo contrario, nos vuelve sólidos, nos acerca a nuestras convicciones, nos vuelve coherentes.

Si bien competimos para ganar, y quiero cuando compito,  GANAR … debo distinguir qué es lo realmente formativo y qué es secundario, sino, me estaría equivocando.

No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganas, el mensaje de admiración es tan confuso, estimula tanto el amor hacia uno mismo, que todo se deforma. Y cuando pierdes, sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste.

Se puede ganar o perder, lo que importa es la nobleza de los recursos utilizados.

Lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo.  Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es  tal.

Uno vive y necesita jerarquizar virtudes. Yo aprendí por el fútbol… que la generosidad  era mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía.

Nunca me dejé tentar por  los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta, el fútbol está concebido así, victoria o derrota, sangre o aplauso, son valores muy caros al ser humano. En el fracaso, sufro mucho la injusticia del trato, y como no se revisa porque ganaste, da lo mismo, te adulan por haber ganado y no porque mereciste ganar, por el recurso utilizado para ganar.

Por eso siempre tuve claro esa franela, ese manoseo, porque ese es el término, es impostora …

¡    VALE MÁS LA CONQUISTA  (aprendizaje, crecimiento)    DE LA GLORIA ….
QUE LA GLORIA  (elogio,  euforia )  DE LA CONQUISTA.   ¡

  

DIEGO PABLO SIMEONE


Diego Pablo Simeone: 
«O me sigues, o no me sigues; el liderazgo no se puede explicar»

Diego Pablo Simeone (Buenos Aires, Argentina, 1970) mira directamente a los ojos cuando habla. Es rápido de pensamientos y se enroca cuando la conversación no le conviene, aunque soltarla, la suelta. Ha convertido al Atlético de Madrid, un equipo que estaba medio grogui cuando él aterrizó, en un rival temible, y está luchando por la liga y la Champions en su tercera temporada en el banquillo rojiblanco con un presupuesto muy inferior al de sus contendientes. El «cholismo» es una religión, pregunten a un feligrés si tienen a alguno cerca. «El liderazgo se tiene o no se tiene, yo no lo impongo. O me seguís, o no me seguís. Es así de sencillo», afirma. Parece de ese tipo de persona que como amigo debe de ser un tesoro y al que jamás querrías como enemigo. Es un trotamundos del fútbol: de Buenos Aires a Pisa, Sevilla, Madrid, Milán, Roma, vuelta a Madrid, regreso a Argentina y ahora de nuevo en Madrid, donde su gran pena es no vivir con sus tres hijos. Gracias a «las moderneces de las computadoras» suele cenar con ellos. En Buenos Aires le dejan un hueco en la mesa, colocan el ordenador y Simeone, desde su casa en la capital de España, les habla como si no hubiera distancia. «La vida no es lineal», asegura. Él, tampoco.

¿Se imaginaba de niño siendo otra cosa que no fuera futbolista? Ya sabe, ¿recuerda jugar a ser policía, maestro, médico o bombero?
La verdad es que no. Solo jugaba a ser futbolista. De chico volvía del colegio y la mayor ilusión era irme a la plaza para jugar al fútbol, la calle en el medio y los árboles eran la portería. Siempre tuve la ilusión de ser futbolista y a los ocho años ya me fui al Estrella de Oro, después a Vélez en el año 79, donde jugué en las categorías infantiles. Recuerdo perfectamente las botas que llevaba de niño, por ejemplo, los botines «futbolsito» que eran unas botitas con ruedas blancas en los costados y los tacos medios raros para la época. Pelota, pelota, pelota, pelota. Esa fue mi niñez.

¿No se entretenía con otra cosa? 
Mira lo que te voy a contar para que veas hasta dónde llegaba. De pequeño me regalaron los «rastis», un juego de construcción. Y había soldados e indios, pero yo no jugaba a los soldados contra los indios. Iba a la verdulería con mi madre y se ataban las verduras con una cinta celeste y blanca y como soy hincha de Racing y sus colores son celeste y blanco armaba a los indios con las cintas y me montaba un partido. Mis padres me regalaban un fuerte para jugar y yo lo armaba como un partido de fútbol de indios contra soldados.

Al dedicarse al fútbol desde tan pequeño ¿Siente que se perdió algo más tarde en su adolescencia?
No. Es cierto que me fui alejando de lo que hacían los demás. Por ejemplo, el viaje de fin de curso en séptimo curso no lo hice porque tenía que competir y el resto de mi clase sí. No fue el único que me perdí. El sábado cuando mis amigos salían yo no porque me preparaba para el partido del domingo. Y no salía de verdad, me preparaba para lo que me gustaba y por eso no tuve nunca la sensación de estar haciendo ningún esfuerzo. Al contrario, lo hacía con la tranquilidad y la alegría de esperar que llegara el día del partido. Yo me quería matar cuando llovía el sábado por la noche, porque entonces al día siguiente se suspendía el partido porque el campo se embarraba y no se podía jugar. Siempre he pensado en el fútbol.

Uno de sus primeros referentes fue la selección argentina del 78, cuando tenía ocho años. Ha llegado a decir que de Pasarella le gustaban hasta los andares.
Sí. Y me fijaba en todo, en las caras de los jugadores, cada detalle. Siempre fui muy observador para todo en la vida. La mejor manera de aprender es mirar y escuchar. Mi familia siempre me enseñó a escuchar. Y sí, me gustaba mucho Pasarella porque me gustó y admiré siempre a la gente con personalidad. Cuando uno habla de líderes… El líder se ve también hasta en cómo camina, se ve cuando se mueve. Esas imágenes en el 78 de Pasarella de capitán, saliendo del túnel, con los papelitos cayendo. Y veías las caras de los chicos y eran hombres, con veinticinco años eran hombres. Me gustaba observar esos gestos.

¿Quién es la persona que más ha influido en usted?
Mi padre ha influido como padre y en la vida como guía. He aprendido de muchos, de mi madre, mis hermanas. Hoy aprendo de mis hijos. Uno aprende hasta el día que se muere, al menos eso es lo que yo busco. 

Sus tres hijos son futbolistas. ¿Cómo lo vive? ¿Es de esos padres de futbolista pesados que les dan indicaciones todo el rato?
No, no. No intento nunca mejorarles futbolísticamente. Yo pienso en ellos como mis hijos, soy su educador. Cometeré errores como todos los padres del mundo, pero intento inculcarles principios de vida: El respeto, la educación, el compromiso con la gente, la fidelidad. Y eso no se negocia, al menos en nuestra familia. Intentamos marcarles el camino. 

Su hijo mayor, Giovanni, con diecinueve años, ya juega en el primer equipo de River como delantero. Se habla incluso de un posible salto a Europa. ¿Usted se imagina entrenando a un hijo y siendo objetivo?
Sí. Totalmente. Como entrenador no tengo compromisos con nadie, ni con mi hijo siquiera. No tendría ninguna duda. Seguramente, eso sí, me tocaría pelear con alguno de la familia [risas], pero bueno, el fútbol es ganar y si tienes compromisos obligados con alguien estás cerca de perder.

Por primera vez en su vida está lejos de sus hijos, que viven en Argentina con su mujer. ¿Cómo lo hace para sentirse cerca de ellos?
Lo que nos puede acercar ahora es la calidad del tiempo compartido, ahora que por primera vez no vivimos todos juntos. Cuando ellos están conmigo aquí es una cosa extraordinaria, que antes no lo sentíamos así porque estábamos todo el tiempo. Intento compensar eso, la falta de tiempo, con la calidad. Quiero que me sientan partícipe, cercano, porque al final uno puede estar mucho tiempo con alguien y no ser cercano porque no preguntas, no te ocupas, y sin embargo no vivir en el mismo país y que el otro sienta que estás todo el tiempo. Y en eso estamos
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Tengo entendido que incluso «cena» con ellos. ¿Me lo quiere contar?
Sí, gracias al ordenador. El Facetime y esas cosas modernas que nos permiten estar más cerca. Ponemos el ordenador en la mesa, ellos en Argentina y yo en Madrid y hablamos mientras cenamos, como si estuviéramos juntos, pero no es una cosa matemática. A veces lo hacemos por la tarde, o en la madrugada. En cuanto me dicen que quieren hablar conmigo estoy. Hablamos continuamente, antes de los partidos les llamo, y antes de ir al colegio, y por la noche antes de ir a dormir… No estás, porque la realidad es que no estás, pero creo que en su interior saben que el papá está feliz y que en algún punto les estás marcando que todo lo lineal es muy difícil, que hay momentos y que hay que vivirlos tal y como te los presenta la vida.

Antes de que diera el salto a Europa para jugar en el Pisa usted recordaba los domingos como el «día más feliz de la semana porque comía pizza y veía a Maradona en el Nápoles». ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
El domingo en Argentina por la noche cuando pasan los resúmenes de los partidos es lo más lindo que hay, comerte una pizza y ver los partidos. Los domingos además empezaban relindos porque en el año 88 o por ahí pasaba que con el cambio de hora a las tres de la tarde jugaba Maradona en el Nápoles y en Argentina era por la mañana. Obviamente enamorado del Diego por su juego, por su pasión, por todo lo que transmitía, aquella era la mejor manera de empezar un domingo previo a que yo después jugaba. Y te ilusionabas, soñabas con algún día poder ser tú el que jugabas en Italia.

Da la sensación de que algo absorbió de Maradona, de aquellas gestas, en un equipo menor, pero que con mucha casta y pelea llegó a hacer campeón al Nápoles. ¿Es así?
Nunca busqué copiar. El que busca copiar se equivoca. Uno tiene que ser absolutamente espontáneo y la mejor manera de transmitir a otra persona tus sensaciones y lo que uno siente por este juego es siendo único. Yo aprendí mucho de diferentes generaciones, de diferentes camadas, me tocó estar con la del 86 en el 90 y yo era muy chico, aprendí de hombres que tenían otras posibilidades, otras herramientas, que no eran ni mejores ni peores que los Messi de hoy, pero tenían una diferente manera de ver la vida porque se criaron de manera distinta. Después me fui adaptando a los cambios que hubo, de Verón, de Almeida, pero sí tengo mucho de aquellos tipos que con dificultades consiguieron muchas cosas.

Cuando le hacen la oferta para jugar en Europa, en el Pisa, le dan solo cuarenta minutos para pensárselo. ¿Qué se le pasó por la cabeza?
Yo estaba jugando en Vélez, tenía diecinueve años y me llamaron de la oficina del representante y me dicen «hay una posibilidad para jugar en el Pisa pero tienes que decidirte en cuarenta minutos». Me dejaron solo. Mi agente en Italia, mis padres fuera de vacaciones en Mar de Plata. No había móviles entonces, ¿eh? Había que resolver, con diecinueve años de los de entonces, no de los de ahora. Recuerdo quedarme mirando los cuadros de los jugadores de fútbol en la oficina y… el fútbol es mi pasión. Apareció una oportunidad y había que aprovecharla. No dudé mucho. Primero dije que sí y luego localicé a mis padres. Y ya me puse luego a mirar quiénes eran los jugadores del Pisa. Había dos daneses y yo estaba convencido que uno de ellos, Larsson, era Elkjaer Larsen, el 9 de Dinamarca y resulta que no, que era un lateral [risas]. Y a los tres días me fui a vivir a Italia.

Y en lo único que se equivocó fue en el vestuario…
Sí. No tenía yo ningún amigo en Europa que me avisara y también que me informé de la plantilla y bien poco de lo demás, así que llegué de invierno, con la «polera» de cuello alto y cuando bajé del avión me quería morir del calor que hacía.

Siguiendo con el vestuario, ¿es cierto que en Italia le miran a uno de arriba a abajo? Desde la ropa de calle hasta cómo se calza las botas.
Italia es especial. Es el país de la moda y se refleja en cualquier lugar. En los vestuarios también pasaba. Yo venía de Argentina que no se le daba tanta importancia a cómo llegabas vestido al vestuario, pero me fui adaptando. Uno siempre se adapta a los lugares en los que vive. La personalidad la forjas con la edad y después ya eliges, pero primero te adaptas.

Ha tenido grandes entrenadores, y de muy diferente personalidad. ¿De quién ha aprendido más o cree que le ha influido más?
Uno siempre dice que aprende de los entrenadores buenos que ha tenido, pero yo he aprendido mucho también de los malos que tuve porque ya sé qué es lo que no hay que hacer o cómo no comportarse. No es que quiera quedar bien con todos, es que saqué lo mejor de cada uno. Como todo en la vida, del entrenador que te agarra de joven, cuando uno está más esponja, absorbes más. Bilardo me marcó en mis inicios, pero después he crecido con Erikson, con Mancini, con Luis Aragonés, con BielsaBasile… No quiero decir uno porque no sería justo.

De la etapa que pasó en el Sevilla, su primer club en España en el que coincide con Suker, con Maradona, entrenado por Bilardo y por Luis Aragonés. ¿Qué balance hace?
Fue muy buena, muy buena. Teníamos un equipo muy sólido y fuerte y en el segundo año la presencia de Luis Aragonés mejoró mi capacidad goleadora de mediocampista y me dio la oportunidad de poder llegar al Atlético. 

Daba la sensación de que Maradona absorbía la energía del equipo, si él estaba mal, la plantilla no carburaba ¿No pasó así en el Sevilla y en el Mundial del 94?
Yo no lo vivi así, yo creo que el equipo se acomodó muy bien cuando estuvo Diego, sobre todo en Sevilla. Le sacamos mucho partido arriba, evidentemente, si hubiésemos tenido al Maradona de veinticinco años hubiese sido mucho mejor. Hicimos una gran temporada. Y en el Mundial, increíblemente, todos hablan de lo que nos pasó a partir de la caída de Diego, pero el mejor partido que jugó Argentina en ese Mundial fue contra Rumanía, cuando nos quedamos fuera ¡Ese fue el mejor de todos! La figura del partido fue el arquero rumano, Stelea. La presencia de Diego es verdad que nos generaba una confianza importantísima. Jugando él en dos partidos lo hicimos muy bien, muy ofensivos, con BalboCaniggia, Maradona y Batistuta. Con casi cuatro delanteros yRedondo en el medio. El tercer partido contra Bulgaria perdimos y nos mandan a jugar enseguida contra Rumanía, pero aun así fue bueno. Al quedar fuera, se recuerda a partir del resultado, pero…

Llegamos ya al Atlético, y eso que estuvo a punto de fichar por el Real Madrid…
Hubo una posibilidad sí, porque llegaba Artur Jorge y me quería a mí, pero el Madrid eligió a Valdano y Valdano eligió a Redondo. Yo digo que las cosas en la vida pasan por algo y evidentemente lo mejor que me pudo pasar es el Atlético.

¿Fue amor a primera vista lo del Atlético?
No. El recibimiento que me dio la gente nada más llegar, cómo me trató, fue más de lo que yo le di en el primer año. Me lesioné el hombro, estuve fuera dos meses y el equipo tampoco estaba en su mejor momento, nos salvamos a última hora en Sevilla, pero la afición siempre tuvo conmigo un afecto enorme. Debe ser que los del Atlético están preparados para ver gente con entrega y eso nunca me faltó. Después el talento, la técnica, podía tener mejores o peores domingos, pero la afición lee muy rápidamente a los jugadores que se entregan. Lo vemos ahora otra vez.

¿Y con Madrid? ¿Qué tiene Madrid? Porque usted ha vivido en grandes ciudades y sin embargo siente Madrid como su casa.
Madrid me acerca a Buenos Aires. El por qué no lo sé. Me encuentro en mi lugar, de forma natural. Me fui a Milán, viví en Roma que es una ciudad extraordinaria, y cuando volví es como si nunca me hubiese ido. A mí me sorprendía por ejemplo que cuando estaba en Roma, o en algún otro lugar del mundo, y me encontraba con algún español siempre me decían: «Ahí va Simeone el del Atleti». Me hacía ruido esa forma de identificarme con un lugar.

Sus compañeros, cuando era jugador, siempre le recuerdan mandando, organizando. El entrenador estaba siempre latente en usted. A los diez años incluso un profesor ya le puso de director de orquesta en el colegio, ¿no es así?
El otro día charlando con mi hermana y viendo fotos de niños le comentaba justo eso. ¡Qué genio el tipo que me puso de director de orquesta! Se llamaba Bruno, Bruno Amasino. Era el profesor de música, un tipo aparte con mucha personalidad, un genio tocando el piano, tengo un gran recuerdo de él. Y el hombre me eligió para hacer de director de orquesta y había chicos más grandes que yo. La verdad que no sé por qué me eligió…

El carácter, ¿no? Ya le vería algo.
No tengo ninguna duda. Le gustaba mucho el fútbol al profesor, era hincha de un club que se llama Ferrocarril Oeste. Me eligió. Y bueno, fui siempre capitán de joven en mis equipos, capitán en la selección juvenil, en la selección a los veinticuatro años. A mí nunca me gustó imponer el liderazgo, es algo que no se puede imponer. El liderazgo lo tienes o no lo tienes y en realidad te lo aceptan y te lo dan tus colegas y compañeros, ya sea en un equipo de fútbol, en el colegio, en la empresa o en un restaurante. Posiblemente siempre me gustó empujar, nunca me callé. Siempre busqué pelear contra el que sea, el poder o los humildes.

Cuando llega al Atlético como entrenador se hizo cargo de un equipo deprimido y en cinco meses ya estaban ganando un título. ¿Qué les dijo? ¿Recuerda su primera charla con la plantilla?
Sí. Nos juntamos en el vestuario y les dije que conocía el lugar y lo que necesitaba la gente y que lo único que no era negociable era el esfuerzo. Y ya después de eso, del esfuerzo, por la calidad técnica del equipo estaba convencido de que íbamos a salir, les dije que yo había pasado por ese momento y que al año siguiente salimos campeones. Un año peleábamos el descenso y al siguiente conseguimos el doblete. Y después de la charla cuando salí al campo y la gente me aplaudía también les dije: «Miren a todos ellos, que en algún momento también me insultaron». El fútbol es esto.

¿Y cómo se convence a una plantilla?
Eso no se puede explicar. Yo tengo una energía y vos podés tomarla o no tomarla, seguirme o no, pero no se puede explicar lo que hace un líder. O me sigues, o no me sigues. Yo no comparto que uno en el trabajo es de una manera y en la vida de otra. Vos sos de la misma manera siempre. Si eres falso, lo eres con tu familia y en el trabajo. Si eres «ventajero», oportunista como lo dicen ustedes, en algún momento le vas a querer sacar ventaja a alguien que te rodea. La gente siempre es la misma, así que tienes que transportar cómo eres en tu vida al trabajo y ser natural. Porque lo más difícil que tenemos es ser simples en la vida cotidiana. Natural, natural. Obviamente que hay momentos en los que hay que marcar el rumbo, como con tus hijos. Uno no habla siempre igual con sus hijos, y con tus amigos en algún momento te peleas y si no les dices las cosas a la cara se alejan y les vas perdiendo. Pues en el fútbol es igual. Si a un jugador no le dices una cosa se va alejando y lo terminas perdiendo.

Arda Turan llegó a decirle «te voy a dar mi corazón». Y eso que no hablan el mismo idioma. ¿Eso sí que lo puede explicar?
Arda es un chico especial, tiene un corazón enorme. No habla español, yo creo que nos entendemos por piel, por mirada. Hay gente con la que a veces no es necesario hablar, la miras y hay algo que te conecta. Si no, no existiría el amor a primera vista.

¿En su relación con los jugadores es una mezcla entre autoridad y seducción?
Es convencerles de dónde está el rumbo. Autoridad no.

Llegó a decir que algún jugador llegaría a odiarle, pero que le haría mejor. ¿Cree que tiene en la plantilla algún futbolista que le odie?
Si lo hay no me lo va a decir. Posiblemente lo haya. Nunca les vas a tener a todos contentos. Hay un refrán que dice que si el 49% de la gente te sigue, date por satisfecho. Cuarenta y nueve, eh, ni siquiera el cincuenta. El problema con un jugador es cuando no le hablas, cuando dejas de darle la atención que crees que necesita para que te sirva para el equipo. Ahí es cuando ya no hay vuelta atrás, ese jugador tiene que salir del club.

Le cito: «Prefiero jugar bien que jugar lindo», «la posesión del balón no me interesa, es un cuento». ¿Qué significa para usted jugar bien exactamente?
Pues ayer escuché a Xabi Alonso que decía que tener la pelota por tenerla no tiene ningún sentido, la pelota hay que tenerla para ser concreto. ¿No lo leíste? ¡Extraordinario! Si lo dice Xabi Alonso ¿cómo no lo voy a decir yo? Que inventaron en España el juego tan bonito este…

¿A usted le gustaba el Barça de Pep Guardiola?
Sí. Claro que me gustaba. Es el sueño de un entrenador hecho realidad porque aparte lo gestó él. La gran virtud de Guardiola fue haberlo armado para que se produjera.

¿El Atlético podría jugar así?
No.
¿Por qué?
Porque no somos el Barcelona. La construcción de las bases es diferente. El Atlético siempre tendrá más extranjeros que gente de la casa. El Atlético además es un histórico equipo agresivo, intenso, con compromiso, pasión, contragolpeador y fuerte defensivamente.

¿Tiene la sensación de luchar contra una idea única de que el fútbol bonito es solo de una manera y lo demás es feo?
No. Eso es un juego mediático que sirve para vender. Hay un juego, que es el juego del fútbol y después el fútbol es muy amplio. Se gana de diferentes maneras y cada uno elige la suya. El Barça y la selección española nos llevaron a ir detrás de una idea que es hermosa, claro, pero para correr rápido hay que tener un auto bueno. Si tienes un auto menos bueno tendrás que buscar la manera de pincharle la goma al otro y correr lo más cerca de él que puedas.

Coincidió con Ronaldo en el Inter y usted afirmó: «Él sale al campo a divertirse. Le envidio, pero no lo comparto».
¡Ronaldo es como Kiko! Antes de salir a la cancha en el túnel hacía chistes. Cada uno encuentra la concentración de diferente manera, cada uno es distinto. Estos futbolistas vivían como son ellos, relajados, tranquilos, un chiste, una broma. A mí me gustaba estar encerrado en el partido, soy así, sigo siéndolo.

Con la Lazio en su etapa de jugador lograron ganar un Scudetto a un equipo poderoso como la Juve en el último momento. ¿Cree que puede repetirse la historia ahora como técnico del Atlético, con el Madrid y el Barça?
En la historia de la Lazio solo había ganado dos torneos, ganar ese en el tiempo que la Juve era tan poderosa… Puntos suspensivos, mejor me callo. Pero para todo, para acá también, pero bueno…

¿Qué pasa aquí?
Naaada. Acá está todo muy bien, todo perfecto. [Sonríe]

Eso que acaba de hacer de morderse la lengua, ¿por qué no dice lo que piensa de verdad?
Porque no tiene sentido, no arreglaré nada. Y como no tiene sentido lo único que vale es si vas ganando veintiuno hacer el treinta y uno.

¿Siente de verdad que de algún modo está establecido, que conviene, que Madrid o Barça sean campeones?
Hay una realidad mediática. Madrid y Barcelona son más importantes y todo sirve para que aparte de la jerarquía que tiene su institución y de la grandeza que tienen sus jugadores, a todos les sirva eso. A ustedes los periodistas, a todos.

Después del último empate en el Vicente Calderón ante el Real Madrid salió en rueda de prensa y dijo que hay gente a la que le incomoda que el Atlético esté arriba. ¿A quién se refería?
A la gente que después salió a contar cosas mías.

No sé quién me dice.
Paso.
¿Qué relación tiene usted con la prensa deportiva?
Lo más prudente es tratar para dentro todo y para fuera nada, pero cada vez es más difícil porque todos tienen amigos, todos tienen celulares, todos mandan mensajes, pero siempre digo que a mayor privacidad en el vestuario hay mejor grupo, y a mejor grupo mejor equipo. Mi relación con la prensa siempre es buena porque no escucho ni leo.

¿Y nadie le cuenta? Porque esos suelen ser los peores.
Me cuentan las cosas importantes, pero si tú hablas mal de mí te contestaré con una sonrisa porque no lo sé. Si perdemos es lógico que nos critiquen, pero si hablan mal por conveniencia prefiero no leerlo.

¿Y cuándo otros entrenadores dicen algo del Atlético negativo? Le pongo un ejemplo. Tras el último derbi Ancelotti declaró que su equipo había rozado la violencia.
Es una apreciación de un grandísimo entrenador al cual respeto muchísimo.

Vamos, que no me va a decir nada. Probemos de otra forma ¿Le parece a usted su Atlético violento?
No. Es un equipo intenso.

¿Cuánto tiempo al día le dedica al Atlético?
El fútbol son veinticuatro horas. Voy al cine y mientras está la película viene una idea y en cuanto salgo tengo que coger el teléfono y llamar. O estoy cenando con gente y de repente se me va la cabeza en «uy, si mañana este no juega, habrá que avisar al otro». Así vivo yo el fútbol.

Una curiosidad. ¿En serio se fija usted en los horóscopos de los jugadores que quiere fichar?
Sí. Porque las características, las personalidades son parecidas. ¿Vos de qué signo eres?

Yo Géminis.
Se te ve, así agresiva… Cambiante. Intensa.

Vaya.
Las características de la gente según su horóscopo son similares y prestamos atención para ver cómo le podemos sacar lo mejor.

¿Y hay un signo mejor que otro para ser jugador de fútbol?
Me gustan los valientes.

Vamos, que tampoco me lo quiere contar. Sigamos. Según usted hay dos jugadores perfectos, aunque ahora mismo no sepamos su signo zodiacal, en su posición: Baresi y Busquets. ¿Por qué?
Baresi porque entendía todo con una simpleza enorme. Con su jerarquía no tenía ningún temor de solucionar. El equipo jugaba al ritmo que él quería. Y Busquets porque lo lee todo. Jugadores como Busquets o Xabi Alonso en la mitad del campo que tienen la capacidad de leer todo el partido son una solución para los equipos. No es por casualidad que el regreso de Xabi Alonso significara que el Madrid encontró el famoso equilibrio que el míster buscaba. Pero el equilibrio es Xabi Alonso, no son los demás.

¿Y arriba quién es su delantero perfecto?
Los que tengo yo, CostaVilla.

Tiene contrato hasta el 2017, tanto tiempo es algo rarísimo. ¿Cree que lo cumplirá?
Yo siempre me voy antes de que me echen y siempre pienso que me pueden echar mañana.

Hombre, ahora no tiene ninguna pinta.
Nunca se sabe, el fútbol es muy cambiante, pero lo valoro como intentar seguir una línea. El club lo está mostrando no solo con mi contrato tan largo sino con la continuidad de los Godín, los Miranda, los Filipe, losGabi, los Costa, los Juanfran.

A la famosa pregunta de «¿Por qué somos del Atlético?», si llega un marciano y tuviera que explicárselo, ¿qué le diría?
Que tendría que haber venido a la final de la Copa del Rey con el Madrid y ahí lo hubiera entendido enseguida.

(Entrevista publicada por Gemma Herrero 


domingo, 6 de noviembre de 2016

DESARROLLAR LAS TAREAS EN LOS ENTRENAMIENTOS. por OSCAR MÉNDEZ.


¿CÓMO DESARROLLAR LAS TAREAS O LOS EJERCICIOS EN LOS ENTRENAMIENTOS?(EN ESPAÑOL E INGLÉS.)
Autor: Oscar Méndez.

A la hora de crear, copiar o adaptar los ejercicios según nuestro Modelo de Juego, o como pretendamos trabajar en las sesiones del morfo-ciclo o semana de trabajo, clasificamos los ejercicios y vamos empleándolos pero esto no se hace al azar, o como nuestro preparador físico desarrolle las cargas físicas, sino como nosotros pretendemos dosificar la información tomando en cuenta todo el proceso así como el calendario y multiples factores, desde la edad, el nivel de los futbolistas, el calendario, historia y cultura del club, presión de la afición y prensa…etc.

Nos han llegado muchas veces, colegas o compañeros que nos preguntan esto mismo  y por esta razón decidimos escribir sobre el tema además hemos percibido, no sabemos si por desconocimiento o que,  no existe mucho material al respecto.


En lo personal yo los clasifico según diferentes características que a su vez, muchas veces tienen que ver con los principios metodológicos que nosotros empleamos, tienen que ver con el principio de progresión compleja, donde la complejidad se la vamos dando durante todo el proceso de forma progresiva de menor a mayor así como en la misma sesión del mismo modo,  así como el principio de propensiones también donde intentamos que en un ejercicio se repita muchas veces determinado comportamiento que buscamos enseñar y que ellos aprendan.

REACIÓN DE LA TAREA O EJERCICIO.
SUBPRINCIPIO     ESTRUCTURA O FIGURA TÁCTICA      
SECTOR TERRENO DE JUEGO           MOMENTO DE JUEGO.


Clasificación de las tares o ejercicios:
Los ejercicios en mi caso, los clasifico según estos cuatro aspectos o tipos y los relaciono con diferentes aspectos que explicaré a continuación y los organizo según como se relacionan con los siguientes aspectos:

a)    Tarea de Sub Principio. El sub principio será un micro-comportamiento que nosotros intentaremos que nuestros futbolistas aprendan de cómo nuestro equipo va a jugar, como el equipo rival puede  actuar o algún comportamiento que se pueda dar en el próximo encuentro. Por ejemplo,  podemos poner un principio grande como puede ser el de cobertura ofensiva en la Organización Ofensiva o un sub principio o micro comportamiento, que puede ser como se debe desmarcar nuestro volante central ante la presión de dos delanteros rivales.

 b)   Tarea de Estructura o figura táctica.  Cuando se relacionan a la organización estructural o la figura táctica, es cuando se buscan determinados comportamientos relacionados a nuestra figura táctica y como se va a mover / organizar nuestro equipo tanto ofensivamente como defensivamente. Por ejemplo, si buscaremos que nuestro lateral o laterales, desdoble en la organización ofensiva al extremo y que pretendemos que hagan ambos así como el resto del equipo. Otros ejemplos muy comúnes son las conexiones intersectoriales o entre líneas de un equipo, o como se llaman en España también los trabajos de sub-sistema.

c)    Tarea de Cambio en el momento de juego. Otro factor relevante es cuando existe un cambio de momento y cuando se pasa de uno a otro. Un ejemplo muy común, es cuando nuestro equipo tiene el balón y se encuentra abierto, buscando amplitud y ante la pérdida que comportamientos deben buscar los jugadores más próximos a la pérdida del balón y el resto del equipo.

d)   Tarea espacial o Cuando se relacionan al espacio en el terreno de juego. Cuando el ejercicio lo relacionamos a un espacio en el terreno de juego. Como ejemplo, podemos poner el defender en bloque bajo, alto o medio o como atacar una defensa replegada, plegada o desplegada (adelantada).
Esto no intenta ser como siempre afirmo en el blog, una verdad ni una guía acabada, sino una mera reflexión en voz alta y se agradecen aportes de diferentes colegas y profesionales dando vuestros puntos de vista.

“No dejes que te atrape el dogma- que  es vivir con los resultados del pensamiento de otra gente. No dejes que el ruido de las opiniones de otras personas ahoguen tu voz interior. Y lo más importante de todo, ten el coraje para seguir tu corazón e intuición. Ellos saben de alguna manera, en que realmente te quieres convertir”. 
Steve Jobs.


XAVI HERNÁNDEZ. EL TERCER HOMBRE.


XAVI EXPLICA QUE ES "EL TERCER HOMBRE"
5 de julio de 2011



En “Senda de campeones” de Martí Perarnau encontramos este texto. Recomiendo encarecidamente a cualquier culé que lo lea. Ha salido de mí colgar esto aquí. La única razón, lo considero interesante. Os dejo con la conversación de Xavi y Martí:


Xavi es un símbolo que no quiere oír hablar de la duración de su carrera como futbolista, pero lleva marcado en el rostro que algún día le veremos ocupar el banquillo del Camp Nou. Con una pasión desbordante, sólo igualada por ese perpetuo movimiento que mantiene con el balón en los pies, se concentra en explicar esos detalles que diferencian el juego blaugrana: el hombre libre;, el tercer hombre;, el toco y me quedo; tan opuesto al clásico toco y me voy: 

“El tercer hombre es imposible de defender, imposible… Te explico lo que significa. Imagina a Piqué queriendo jugar comigo, pero yo estoy marcado, tengo a un marcador encima, un tío muy pesado. Bien, pues está claro que Piqué no puede pasármela, es evidente, con lo que yo me aparto y me llevo al marcador conmigo. Entonces, Messi baja y pasa a ser el segundo hombre. Piqué es el 1º, Messi el 2º y yo el 3º. Yo tengo que estar my al loro, eh. 

Piqué, entonces juega con el 2º hombre, Messi, que se la devuelve, y en ese momento aparezco yo, dejo clavado a mi defensor, que se ha despistado, y Piqué me pasa la pelota totalmente desmarcado. Si el que me defiende está mirando el balón, no puede ver que me desmarco entonces aparezco y soy el tercer hombre. Ya hemos conseguido la superioridad. Esto es indefendible,es la escuela holandesa, es Cruyff. Es una evolución de los triángulos holandeses.”

Xavi mueve los dedos con la misma agilidad que emplea en el campo para girar sobre sí mismo como una peonza y encara el  hombre libre: “El hombre libre significa que siempre puedes buscar la superioridad, por más que el fútbol sea un deporte de 11 contra 11. Hay sías que buscamos esa superioridad a partir de Víctor Valdés y eso aún tiene más mérito. A veces, os rivales nos aprietan tan arriba, y de manera tan intensa, que hacemos el 3 contra 2 incluso dentro del área con Valdés, Piqué, Busi o yo. Y, a partir de ese punto, ya puedes atacar con superioridad.

Buscar el hombre libre es, por ejemplo, que los centrales tengan el balón y uno de ellos siempre quede libre porque siempre tienes un defensa más que delanteros contrarios. En ese caso, Puyol sube, sube y sube hasta que le sale al paso un rival. Si quien le intenta frenar es mi marcador, entonces el hombre libre paso a ser yo. Si le sale al paso le marcador de Iniesta, Andrés es el hombre libre.Y así buscamos la superioridad en cualquier zona del campo. Haces un tres contra dos, lo ganas y ya tienes el hombre libre. Avanzamos posiciones”.

Hablamos del toco y me quedo;, un concepto que rompe todas las normas tradicionales. En cualquier equipo y en todas las escuelas, los entrenadores enseñan a los niños una idea básica: toco y me voy;, pero en el Barça también enseñan su opuesto: toco y me quedo.

 Xavi explica el por qué: “Mira, hoy en día el futbol es movimiento constante porque todo el mundo está muy bien físicamente y hay una intensidad muy alta. Si yo paso el balón y me quedo parado y tú me marcas, entonces no hay salida. Por eso se dice siempre lo de toca y sal;. Pues no, A veces es toca y sal;, pero a veces, no. En ocasiones, haces ver que tiras una pared y, en ese caso, es toco y me quedo;. Depende del contrario. Por esta razón, cualquier jugador que viene a Can Barça tarda un mínimo de cuatro meses en adaptarse. Porque a veces es una cosa, pero a veces es la contraria, je je”.

Así da gusto.