viernes, 28 de septiembre de 2012

PALABRA DE ENTRENADOR

PALABRA DE ENTRENADOR.
LIBRO RECOMENDADO.
Llegó a mis manos hace un par de meses, y la verdad que he disfrutado de su lectura al máximo. Está lleno de reflexiones, anécdotas, métodos, experiencias, ideas, decepciones, conflictos, éxitos, fracasos, sueños y visiones y muchas vivencias más muy interesantes de los mejores entrenadores del fútbol mundial.
Fue elaborado por Orfeo Suárez, periodista y redactor jefe de la sección de deportes del diario El Mundo, de España. De trayectoria cercana a los 22 años. Ha cubierto 5 mundiales y cuatro juegos Olímpicos. Autor de varios libros entre ellos Javier Clemente, mitad monje, mitad guerrero. También de Los cuerpos del poder y Hablamos de fútbol. Participa como con tertulio habitual de radio Marca y del programa Estudio estadio de TVE.
Un trabajo hecho desde las trincheras deportivas, allí donde las balas son balones y los disparos no van a la cabeza, sino a porterías. Allí donde los números no indican bajas, sino récords. En donde el periodismo deportivo se parece al de la guerra. Si bien, por fortuna, y aunque ya se sabe que el fútbol trasciende la vida y la muerte, con más efusión de lágrimas y de sudor que de sangre.
Algunos apartes les brindaré poco a poco. Como cuando se dice que del mismo modo que en un jugador se ve algo más que un jugador, en un entrenador se ve mucho más que un entrenador. Todo es un mosaico humano de primer orden. Un retablo personal ordenado alrededor del fútbol, pero que trasciende ese mundo y penetra en la propia vida para tratar de definirla, entenderla y acaso corregirla y mejorarla.
Es fútbol en estado puro. Metáforas de la existencia. Entrenadores, hombres con sueños, decepciones, conflictos, éxitos, fracasos,…Entrenadores, tranquilos y entrenadores viscerales. Hombres extrovertidos y hombres reservados. Entrenadores  y hombres metódicos e instintivos. Amables y ásperos. Vanidosos y modestos. Rígidos y tolerantes. Idealistas y pragmáticos. Hombres que han compartido césped con otros hombres. Hombres que han dirigido a otros hombres y por otros hombres han sido dirigidos. Hombres alrededor de un balón que rueda, alegoría del planeta que gira.
Palabra de entrenador nace a partir de la admiración por un personaje capital en el fútbol, con conocimientos técnicos y con capacidad de liderazgo, pero, sobre todo, con una cualidad fuera de lo común para convivir con la presión, para habitar permanentemente sobre una silla eléctrica. Pues es analizado día a día por sus futbolistas, enjuiciado por su presidente, como césares con el pulgar preparado, sometido a la crítica de la prensa y alabado y lapidado por los aficionados. Todos encuentran, razones para explicar las victorias y las derrotas. Ellos no lo consiguen muchas veces, pero no pueden decirlo, no pueden demostrar que dudan como los inteligentes, no les está permitido reconocer lo incontrolable de este juego que tanto desconocemos todavía, porque se supone que les pagan, y muy bien, para tenerlo todo bajo control. QUIÉN NO SEA CAPAZ DE COHABITAR CON SEMEJANTE LOCURA, NO SIRVE PARA ESTE OFICIO.
Durante veinticinco años en el periodismo, he tenido la oportunidad de conocer a numerosos entrenadores, personajes que aparecen y desaparecen en este tiovivo que es el fútbol español y del mundo. He asistido a miles de ruedas de prensa, he realizado numerosas entrevistas a la mayoría de los protagonistas en distintos momentos de su carrera. Pero sobretodo he convivido con ellos a lo largo de viajes, estancias en hoteles y concentraciones. He conocido sus preocupaciones que anidan tras el rostro público en noches de hall, en momentos en que se dejaba ver el hombre, no el entrenador. He sabido asimismo de las opiniones de sus jugadores siempre en busca de motivos para seguirlos o de debilidades para abandonarlos y también la de sus presidentes, deseosos de interpretar su papel.
No existe una personalidad común para un entrenador, un perfil que se pueda homologar. Introvertidos o extrovertidos, hilarantes o reflexivos, todos tienen en común la pasión como motor de su profesión. No es el dinero, puedo asegurarlo. Es el sonido de la pelota, es el olor de la hierba mojada, es ese domingo sin fútbol convertido en un hastío. Habrá excepciones, seguro, pero todo entrenador es la culminación de un sueño, o su continuación, en el caso de quiénes antes fueron grandes jugadores. Tampoco se trata de una condición necesaria el tener antecedentes como futbolista, pues todos ellos coinciden en que son más importantes el conocimiento y la capacidad de transmitirlo, de liderar, que el pasado.
El jugador me produce fascinación por las cosas que es capaz de realizar en un campo, pero el entrenador ha despertado en mí siempre mucha curiosidad e interés por su perfil psicológico y por la dificultad que implica tomar decisiones en décimas de segundo que resultan trascendentes para millones de personas. Son hombres a los que se encierra en un laberinto con una única salida: la victoria. La situación conduce a un estrés inhumano que, lamentablemente desemboca en ocasiones en procesos de autodestrucción personal. Jorge Valdano, asegura que conserva el equilibrio porque entra y sale del primer plano del fútbol, y eso le permite reciclarse neurológicamente.
Todas reflexiones, sobre el juego, la convivencia, la conducción de grupos o la relación entre el fútbol y la sociedad. Todo sobre el juego, algo insobornable e inexplicable. Acá se intenta descifrar o seguramente para abrir más interrogantes sobre este fenómeno de masas que vertebra el planeta como ningún otro.
Orfeo Suárez.