domingo, 6 de enero de 2019



El ex jugador, Jorge Valdano, habla de sus dos pasiones: el fútbol y la literatura
Redacción Cromos
El antiguo director técnico del Real Madrid, estuvo en Bogotá y con su caballerosidad de siempre nos recibió para hablar de esas dos pasiones que lo hacen vibrar: las palabras y el balón.



El ex jugador, Jorge Valdano, habla de sus dos pasiones: el fútbol y la literatura
 Para usted todavía no se ha escrito la gran novela del fútbol. ¿A qué se debe? Es muy difícil hacer un juego literario con lo que ocurre dentro de la cancha. El fútbol es un fenómeno tan espontáneo y tan atado al presente que no debe resultar fácil representarlo ni en la literatura ni en el cine. Pero si hay un juego posible con todo lo que ocurre alrededor: el futbolista es un gran héroe que tiende puentes con las mujeres, el dinero, millones de aficionados… De ahí, para quien tiene talento hay material para la gran novela. A mí me dijeron muchas veces que es muy difícil hacer literatura en un territorio eminentemente emocional, pero eso no puede ser verdad, porque entonces no podría existir literatura sobre al amor, y el amor ha alimentado la literatura de todos los tiempos. 

Ha dicho que cuando leyó a Vázquez Montalbán para usted no fue lo mismo jugar un partido de fútbol, ¿por qué? Porque me sentí representante de algo mucho más complejo que de un juego primitivo. Él empezó a tender puentes entre el fútbol y la política, la identidad, la sociedad… Yo todo eso lo intuía, pero no me animaba a profundizar porque me parecía muy pretencioso. Él lo hizo con tanta altura que nos puso ante un nuevo carril de reflexión: el ensayo de fútbol como expresión de un lugar y un tiempo.

¿Qué tanto determina a la literatura sobre fútbol la nacionalidad del autor que la escribe? Influye fuertemente. No solo la nacionalidad, sino la regionalidad. A Vázquez Montalban se le sale la catalanidad por las orejas. Solo él puede definir al Barça como ejército desarmado de Cataluña. El «Negro» Fontanarrosa es indiscutiblemente rosarino. Y así. A lo mejor ahora eso es más difícil. El color local es más difícil de encontrar, pero eso pasa también con el estilo de los jugadores. Y esto ocurre porque el fútbol no solo expresa un lugar sino un tiempo y estamos en época de globalización. 

¿Qué deben tener los buenos relatos sobre fútbol? Deben tener emoción. Una cuota de sentimiento, que es en lo que se especializa el fútbol. 
 ¿Por qué cree que en este momento es más frecuente encontrar crónicas, biografías y autobiografías sobre fútbol en las librerías que ficción?  Yo soy de la idea de que se han escrito más libros sobre fútbol en el siglo XXI que en todo el siglo XX. Hay editoriales en España y Argentina, como Al poste, Al arco y Cornerque se  dedican solo a títulos deportivos. Pero no hay ficción,  son puras biografías que tiran de Wikipedia… Se hacen con sentido de la oportunidad. Un jugador mete dos goles en tres partidos seguidos y ya tiene su libro. El fútbol no encontró su Hemingway todavía. 

 ¿Se le teme a la ficción? Prácticamente todos los libros sobre fútbol los escriben los cronistas y ellos están más atados a la actualidad. La ficción es más compleja. Sin embargo, en los 90, después de haber escrito un libro sobre el tema que fue muy exitoso –porque justo en ese momento me ficharon como entrenador del Real Madrid–, nos reunimos con Juan Cruz y nos propusimos a involucrar a diferentes intelectuales en un proyecto para el que necesitábamos que escribieran cuentos de fútbol. Mandamos cartas a gente muy diversa: Skármeta, Roa Bastos, Umbral, Benedetti…. El 90% nos devolvió un cuento, hasta el punto en que tuvimos que publicar cuentos de fútbol 1 y 2. Tuvo mucho éxito. Y algunos escribían desde una visión muy negativa del fútbol. Porque cuando uno juega al fútbol de pequeño y lo juega bien, eso significa mucho para bien, sobre todo en términos de integración, y si juega mal, significa mucho para mal. A estos intelectuales, que habían tenido una relación muy distante con el deporte, el fútbol los había hecho sufrir. 

 ¿Se puede hablar de un proceso de cambio o evolución de la literatura sobre fútbol? Hay una literatura que no hemos mencionado, la de los cronistas. Hay periodistas realmente extraordinarios. Hay una recopilación de crónicas de Santiago Segurola, que se llama Héroes de nuestro tiempo. Es un libro extraordinario, en el que convierte la crónica de un partido o el retrato de un jugador en una pieza literaria. Hay crónicas de Segurola que son mejores que el partido, dan más ganas de leer la crónica que de ver el partido. Pero el periodismo se ha disparado hacia las dos puntas, una muy chabacana, polémica y poco intelectual, y otra muy bella que dignifica el fútbol.

 ¿Por qué cree que los intelectuales ahora se muestran interesados en el fútbol? Le han perdido el miedo. Creo que la cultura ha agrandado su ámbito de acción y ha integrado las emociones. Por eso la moda, la gastronomía y el fútbol ya hacen parte de la cultura. Todavía en minúscula, pero hacen parte de la cultura. Eso desinhibió, desprejuició a los intelectuales. El fútbol se hizo más serio y los intelectuales se hicieron un poco menos serios. Por otra parte, el fútbol es parte importantísima de la industria del ocio y los intelectuales tampoco quieren quedar por fuera de la fiesta económica.

 Pero, entonces, ¿eso quiere decir que la literatura sobre fútbol es menos seria? La ficción no deja de ser un juego literario, así que es una redundancia, un juego dentro de otro juego. Pero se hace difícil encontrar novelas actuales en Inglaterra o en Argentina donde el fútbol no sea parte del paisaje social. Es imposible hacer un retrato de Madrid sin hablar del Atlético o del Real. El museo más visitado de la ciudad, después del Prado, es el del Real. Y el fútbol es el mayor productor de conversaciones. Pero claro, una cosa es ser parte del paisaje y, otra, ser el tema central de una novela. De hecho, el fútbol ha animado muchísimos cuentos y muy pocas novelas. 

 ¿Para qué le sirve el fútbol a la literatura y viceversa? La literatura al fútbol le sirve para ayudarle a pensar. Los intelectuales nos dejaron mucho tiempo solos y durante todo ese tiempo el fútbol se consideraba una expresión casi animalesca. Y eso se retroalimentaba: como el fútbol no se pensaba, los intelectuales lo despreciaban, y así… Un fenómeno que mueve a tantos cientos de miles de personas en el mundo merece ser reflexionado en profundidad, la torpeza consistió en haberlo hecho a un lado o encararlo desde el prejuicio. El fútbol le sirve a la literatura para lo mismo que le sirve el comic, para impulsar a los niños a que lean. El fútbol agranda el recinto mental del niño, ahí uno puede aprovechar para aprovecharlo como puerta de entrada a los libros.

 ¿Qué ventajas tiene la literatura que no tiene el fútbol, y qué ventajas tiene el fútbol que no tiene la literatura? La literatura tiene la ventaja de que si tú fallas un gol lo puedes tachar y reescribir. En el fútbol, la reflexión, la decisión y la acción son parte de un mismo movimiento y no hay vuelta atrás. Y el fútbol tiene la ventaja de que, si das con el adjetivo justo, hay 100.000 personas que se vuelven locas. Cuando uno escribe, nunca sabe lo que hay del otro lado, en cambio en el fútbol, bueno o malo, el estímulo produce una reacción instantánea, en miles. El fútbol es una gran meritocracia porque hay muchos testigos. El presidente de un club no puede poner de delantero a su hijo porque la gente mata al hijo y al presidente. 

 ¿Qué escritores están dentro de sus favoritos? Osvaldo Soriano jugó al fútbol y todo lo que escribió tenía gracia e inspiraba pasión. El  «Negro» Fontanarrosa, que para mí es el número uno, fue capaz de llevar todo lo simbólico que hay en el fútbol al terreno real. Es increíble como bajaba a la realidad cosas que estaban flotando en el inconsciente. Juan Sasturaín es maravilloso. Eduardo Galeano tiene una obra magnífica y es un gran observador, aunque se le nota que no jugó al fútbol. Luego están Juan Villoro, que reflexiona sobre el fútbol y sus alrededores, y Eduardo Sacheri. En Colombia, Daniel Samper Pizano: un fanático que vive equivocado; es del Rosario, del Barcelona, todo lo tiene al revés, y eso no lo inhabilita del todo, pero sí un poco (ríe). También está Nick Horby, en Inglaterra, que pone al hincha en un lugar central. Incluso le reprocha al futbolista: ¿él en dónde se encontraba hace diez años y donde estará en diez años? El hincha es el único que puede decir eso con todo derecho, porque él hace diez años estaba sufriendo por su equipo y dentro de diez estará viviendo lo mismo. Es un libro precioso. 




Entrevista con Juan Villoro; fútbol y literatura
Juan Villoro, gran apóstol del balompié, asegura que el fútbol es un fenómeno cultural en todo el mundo, es el espejo que somos en lo bueno y en lo malo.





Entrevista: Jaime López  | Cámara: Óscar Hernández | Texto: Alejandro Carrillo |
Yo soy uno de esos seguidores de la “tribu”, aquellos que exploramos las cábalas, los ritos y las ceremonias dentro esas catedrales de concreto que conocemos como estadios, soy uno de esos que encuentra semidioses en la cancha y predicadores en las tribunas todos los domingos, soy de una religión con millones seguidores en donde “dios siempre es redondo”. Los ateos con ínfulas de intelectuales dirán que no se trata sino de “una herramienta de control social, ¡pan y circo para el pueblo!”, y jurarán odiar al fútbol por sobre todas las cosas y jamás verán un partido, pero en el fondo vivirán con la angustia de no saber entender el delirio de los fieles. Así sea.

Juan Villoro, gran apóstol del balompié, asegura que el fútbol es un fenómeno cultural en todo el mundo, es el espejo que somos en lo bueno y en lo malo, trastoca las aristas más humanas de los individuos y de las colectividades; y además es una poderosa máquina del tiempo capaz de devolvernos a los niños que fuimos. Añadiría que el fútbol es un catalizador de las bellas artes: La jugada que empieza en las manos del arquero y termina en las redes contrarias después de catorce o quince toques, eso es arquitectura. El baile del “diez” con tres defensas encima y con “caño” incluido, eso es danza. Los canticos de 10 mil en la tribuna es la más bella pieza musical. El lance del portero sobre la horquilla del arco para mandar el balón a tiro de esquina, es la mejor de las pinturas. La “mano de D10S” en el Argentina-Inglaterra del 86’, justo después de la guerra de Las Malvinas, ¡eso es cinematografía! En fin… ¿Qué es un partido? Sino una historia que ocurre durante un tiempo determinado y como en la literatura, esta historia puede ser buena o mala.

De acuerdo con Villoro, el fútbol va más allá de ser un simple deporte; es la forma mejor repartida de la pasión en el mundo y nos cautiva porque es simple tanto en su reglamentación como en su infraestructura y equipamiento; “para jugarlo sólo se necesita de un par de suéteres como portería y algún objeto que haga de balón”. El fútbol nos llena porque probablemente repara alguno de nuestros anhelos, cumple alguna de nuestras ilusiones y compromete nuestra imaginación.

“El fútbol sucede en dos tiempos, en el campo y en la mente del espectador”. Ineludiblemente el juego es una escuela de resignación que corre al parejo de la vida y no se puede detener; “es la pasión del 0-0, la pasión del no partido, del no resultado que es inimaginable en otros deportes”.
Es el único fenómeno social que va contra la evolución de la especie, que recupera la parte reptiliana de nuestro cerebro, es aquí donde las antorchas y los gritos de guerra nos regresan a lo primitivo, a la salvaguarda de nuestra tribu. Llenamos los estadios, suspendemos nuestras conversaciones y a veces hasta nuestros matrimonios, vuelve a jugar la parte cancelada de la civilización y el pie obtiene su venganza ante la mano.

Es un fenómeno social unificador e incluyente; no por nada la Federación Internacional del Fútbol Asociación (FIFA) tiene más países asociados que las Naciones Unidas. En lo individual, el fútbol puede cambiar carácter de las personas a niveles extraordinarios; de repente el prudente y reservado se pinta la cara y le mienta la madre a cuantos árbitros y rivales tenga delante de sí, y el despistado conoce de memoria la ficha técnica de Berbatov, Arshavin y Pavlichenko.

Entre otras cosas, el autor de “Dios es redondo”, considera que el fútbol es la mejor de las democracias con el peor sistema de jurisprudencia. No importa si son ricos, pobres, gordos, flacos, negros, blancos, amarillos o azules, poco importa si durante la infancia tuvieron polio, sufren de enanismo o tienen una bala incrustada en la cabeza, si nacieron en el Palacio de Buckingham, en una favela o en el barrio bravo de Tepito; el fútbol no sabe de clases sociales y todos pueden jugar.

Es cierto, las vicisitudes del juego no son ningún misterio, todos conocemos la podredumbre que rodea la grama de una cancha: las mafias, los malos manejos, la publicidad en exceso, el uso de drogas, los prejuicios raciales, el oportunismo político, las sumas exorbitantes de dinero, y principalmente la corrupción dentro del gremio, son aspectos que empobrecen la profesión del futbolista y del aficionado, son el fruto podrido que está mandando todo al carajo, la prostitución.

Queda entonces declararnos aficionados de la afición que es la razón de ser del juego, queda entonces impedir que nos roben la infancia porque hemos aprendido que siempre hay tiempo de compensación y nunca se sabe quién se llevará el mejor resultado. Finalmente, los dejo con una reflexión que es más bien un recordatorio del genial Villoro, que nos acompañó a lo largo de este artículo y quien en días pasados dio una cátedra fenomenal sobre fútbol ante nuestras cámaras con estadio a reventar y gol de oro en el último minuto.

“Antes de salir al campo conviene recordar a los a los jugadores de sombra, los que se quedaron en el camino, con los huesos o los nervios rotos, aquejados por las variadas circunstancias con que los días preparan su asedio. Ellos, nunca vistos, fueron tan necesarios como las líneas blancas que separan las letras de los libros”. Amén.



Entrevista a Ángel Cappa: “Yo no puedo jugar bien si no tengo la pelota como tampoco puedo nadar si no hay agua”.



ENTREVISTA A ÁNGEL CAPPA | Su figura esbelta y enjuta aparece por la puerta de una céntrica cafetería de Madrid. Pese a que por sus venas corre sangre argentina, Ángel Cappa (Bahía Blanca, 1946) exhibe una puntualidad más propia del Reino Unido. Es 6 de diciembre y el que fuera uno de los rostros más influyentes del fútbol español en la década de los 90 sigue conservando ese bigote tan característico que acompaña al movimiento de su boca cuando desayuna un café y un par de croissants mientras recuerda, ríe y explica un fútbol que, pese a todo, no deja de apasionarle.
PREGUNTA: Empecemos con una pregunta compleja. ¿Qué es jugar bien al fútbol para Ángel Cappa?
RESPUESTA: La pregunta indica que hay una confusión muy grande. Es lo mismo que si te preguntan qué es ser una buena persona. Quiere decir que el tema está jodido. ¡Ahora no se sabe lo que es ser una buena persona! Antes nadie preguntaba qué era jugar bien: se sabía qué era jugar bien. Pero ahora no, ahora hay que aclararlo. Yo me resisto a explicarlo. Simplemente digo que pongan un vídeo de la Selección española de hace dos o tres años, antes de empezar la lógica transición que están teniendo ahora, y eso es jugar bien. O el Barcelona de cuando estaba Guardiola. Pongan eso y lo verán.
P: ¿Hablamos entonces de juego de posición, ofensivo, de toque?
R: Insisto: yo me resisto a explicar qué es jugar bien. Como también me resisto a explicar qué es ser una buena persona. Recuerdo que una vez, en un congreso de entrenadores, Óscar Tabárez habló antes que yo y dijo que había hecho una encuesta para que la gente definiera qué era jugar bien. Y como la gente no lo sabía explicar, él concluyó que jugar bien era ganar. Yo, que hablé después, dije que había hecho otra encuesta preguntando a la gente qué es una puerta. Y no fue fácil definir qué era una puerta. Entonces, como la gente no se ponía de acuerdo en la definición, yo concluí que no había puertas, que no existían. Con esto quiero decir que hay cosas que uno sabe lo que son aunque no pueda definirlas. Pero si yo digo que abran la puerta, todo el mundo sabe lo que es. Y si yo hablo de jugar bien, todo el mundo sabe igualmente lo que es, aunque cueste definirlo.
P: ¿Cuáles son los conceptos fundamentales en el libreto de Ángel Cappa? Cuando eras entrenador, ¿qué era imprescindible para ti?
R: Lo primero, conocer el juego, saber cómo se juega. A mí, por ejemplo, me gusta mucho el baloncesto, pero no sé de baloncesto. Yo, si me pongo a jugar al baloncesto, no sabría qué hacer porque no conozco el juego. ¡Hay que saber cómo se juega primero! Eso está antes de cualquier táctica. En el juego puedes jugar con tres, con cuatro, puedes hacer lo que quieras, pero lo primero que tienes que saber es cómo se juega. Segundo, lo más importante de este juego sigue siendo la pelota, a pesar de ser lo más antiguo. Quiere decir que yo no puedo jugar bien si no tengo la pelota como tampoco puedo nadar bien si no hay agua. Tiene que haber agua como tiene que haber pelota. Después, qué hago para defender. Puedo hacerlo más arriba, puedo hacerlo más atrás… Eso quedará de acuerdo a las posibilidades de mi equipo, pero la pelota es sagrada. Y después está el cómo se tiene la pelota. Una cosa es tener la pelota y otra es saber usarla, porque si yo tengo un millón de euros y me compro un saco de caramelos, pues sigo siendo pobre aunque tenga muchos caramelos. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que no hay tener un millón de euros? ¡Sí, hay que tenerlo! Pero hay que saber usarlo, y la pelota también. Número uno: tenerla y después usarla bien. Eso para empezar. Después la historia será como sea.
P: Guardiola, por ejemplo, dice que él odia el ‘tiki-taka’, el tener la pelota por tenerla, que si no hay una intencionalidad no sirve de nada…
R: Claro. Yo he parado muchos entrenamientos porque el jugador se acomoda a la facilidad de dársela a un compañero. Y una cosa es dársela a un compañero y otra cosa es dársela a un compañero por ser perezoso. Yo he parado entrenamientos diciendo: “Bueno, a ver, ¿para qué estamos teniendo la pelota?”. ¿Para nada? Eso no sirve, tenemos la pelota para fabricar un espacio, porque hay mucha gente que habla y dice que en el fútbol moderno no hay espacios. El fútbol consiste en fabricar esos espacios, porque para eso tengo la pelota, para distraer, y entonces tengo que saber que el pase es lo más importante del juego. El pase tiene que ser fuerte. El pase y el control son fundamentales para jugar bien al fútbol, porque si yo se la doy al lateral derecho y la pelota tarda lo suficiente como para que el equipo contrario se rearme, ese pase no sirve para nada. Tiene que ser fuerte, rápido. La pelota tiene que correr más que el jugador. Si el jugador corre más que la pelota, estamos jugando mal.
P: ¿Cómo fue acompañar a Menotti y a Valdano en dos gigantes como son Barça y Real Madrid? ¿Fue fácil desarrollar vuestras ideas en clubes que están siempre tan exigidos por ganar desde el primer momento?
R: En el Barcelona simplemente iba a ver a los rivales y creo que sólo dos o tres veces me metí también en el entrenamiento. Ahí simplemente estaba aprendiendo. Iba al entrenamiento a mirar cómo se entrenaba, pero mi función era observar a los rivales. Con Valdano fui compañero de viaje. Fuimos una dupla. Él no tenía experiencia y yo no tenía nombre. Y, ante la falta de experiencia de él y la falta de nombre mía, hicimos una dupla. Son cosas diferentes una y otra.
P: En el caso del Madrid, entonces, ¿cómo fue esa llegada a un equipo que llevaba cinco años sometido al Barça del ‘Dream Team’ y que estaba tan exigido a ganar? ¿Fue sencillo implantar vuestro estilo?
R: Muy fácil. El estilo parte siempre de los jugadores. Hay una idea y hay jugadores. Si tú tienes una idea y no tienes jugadores, no puedes ganar un campeonato. Y si tú tienes jugadores y no tienes una idea, como le pasa al Real Madrid desde hace bastante tiempo, sí puedes ganar. Porque los jugadores son los protagonistas principales. En el Madrid nosotros teníamos jugadores y teníamos una idea, así que fue fácil. La clave está en hacer un funcionamiento acorde a lo que uno quiere hacer, porque tiene que haber un orden. Pero como en la sociedad, hay un orden para reprimir o hay un orden para despertar. Somos once y tiene que haber un orden. ¿Para qué? Para jugar, y hay órdenes que se hacen para no jugar, para impedir que el rival juegue. Nosotros hicimos un orden para jugar. Como había jugadores apropiados no fue nada difícil.
P: ¿No os encontrasteis un equipo deprimido ni acomplejado?
R: No, para nada. Esto es igual que si tienes a un pájaro mucho tiempo en una jaula. Cuando abres esa jaula el pájaro está feliz, sale y va para un lado o para el otro. Cuando a un jugador le incitas a jugar, dicho jugador está feliz. Salvo aquél que no tiene alas. Si no tiene alas y le dices que vuele, el tipo se pone mal, le amargas la vida. Pero si tiene alas no hay ningún problema.
P: ¿Cómo es trabajar con un hombre con una personalidad tan marcada y con un aura de divinidad como es Menotti?
R: Menotti es mi amigo, mi amigo íntimo. Lo de la divinidad y todas esas historias son una cuestión periodística, pero no es real. Menotti es un señor de barrio que a través del fútbol llegó a ser popular. Además, yo con Menotti aprendí, tuve la suerte de dar con alguien como él con el que siempre estaba aprendiendo. Y sigo todavía aprendiendo.
P: A Menotti también le acompañaste en el Mundial de 1982. ¿Qué aprendiste allí?
R: Aprendí de los rivales. Por suerte, me tocó enfrentarme a Brasil y disfruté como un loco. Ese equipo de Brasil era una maravilla. El Brasil de Telê Santana. Con Toninho Cerezo, Sócrates, Zico y Falcão. Era hermoso y un placer verles. De delantero tenían a Éder porque Careca se lesionó.
P: Del Menotti entrenador, ¿qué es lo que destacarías con más profundidad?
R: Su capacidad y su velocidad de análisis. Tiene una capacidad enorme de analizar a un equipo o a un jugador tácticamente de manera inmediata. La claridad que tiene en los descansos para transmitir al jugador, lo que vio y cómo corregir o afirmar lo que está haciendo. Su permanente investigación acerca de lo que es este juego y lo que significa. Para mí, Menotti, junto con Rinus Michels, son los dos entrenadores más importantes en la historia reciente del fútbol. Rinus Michels por la táctica y la búsqueda de los espacios y Menotti por los conceptos. Es como si hubiera puesto al fútbol en una camilla y hubiera hecho los que estudian medicina, empezar a ver sus partes a través de una disección.
P: ¿Crees que la figura de Valdano como entrenador está infravalorada?
R: Valdano no fue entrenador nunca. No tuvo vocación de entrenador. Fue entrenador, pero quiero decir que no se sintió nunca entrenador. Él mismo lo dijo, por eso me animo a decirlo ahora. Valdano es un tipo muy inteligente. Tiene una inteligencia superior a la media y es capaz de adaptarse a cualquier oficio dentro del fútbol, pero para ser entrenador no alcanza con ser inteligente o conocer el fútbol: hay que tener vocación y esa característica él no la tuvo nunca. Por eso él nunca se sintió entrenador. En cuanto pudo lo dejó.
P: ¿Se puede decir, entonces, que eras tú más entrenador él? ¿Que tomabas más decisiones?
R: No, no, estábamos los dos. Éramos los dos los entrenadores. Yo digo que él era muy inteligente, capaz de hacer eso y de hacer otras cosas. Fue un jugador importantísimo siendo un delantero muy limitado en sus comienzos. A partir de la inteligencia fue progresando como jugador y terminó siendo uno de los goleadores más importantes de la Selección argentina, fue campeón del Mundo y fichó por el Real Madrid.
P: Y marcó en la final del Azteca…
R: Claro, y eso lo hizo porque es una persona muy inteligente. También cuando trabajó de entrenador él se adaptó gracias a su inteligencia, pero no por vocación. Él no tenía esa vocación, no le gustaba o no disfrutaba de entrenar y de todo ese tipo de cosas que significan ‘meterse en el barro’. Cualquier idiota te dice cosas si pierdes y todo eso a él le molestaba mucho porque no tenía esa vocación. Eso sí, entre los dos lo pasábamos muy bien y disfrutábamos mucho.
P: ¿Tanto en Tenerife como en Madrid?
R: Tanto en Tenerife como en Madrid, sí. Disfrutábamos muchísimo, nos reíamos mucho.
P: Tus detractores dicen que nunca has sido capaz de ganar nada a pesar de que estuviste a punto de salir campeón con Huracán. ¿Duele que no se mire más allá del resultado?
R: Yo no puedo contestar a los detractores. Por ejemplo, por más que Manuela Carmena haga, Esperanza Aguirre va a decir que está mal. Y Carmena no trata de satisfacer a Esperanza Aguirre. A mí los detractores me dan igual lo que digan, son problemas que los vas a tener siempre. Por lo tanto no les contesto nunca.
P: ¿Y en cuanto a ese resultadismo que tanto impera en el fútbol de hoy?
R: Mira, sí he ganado cosas como entrenador. Pero, como todos los entrenadores, cuando uno tiene una trayectoria larga generalmente pierde mucho más de lo que gana. Bielsa dijo que los entrenadores somos administradores de la derrota, y es verdad. Bielsa ha perdido mucho más de lo que ganó. Bilardo ha perdido muchísimo más de lo que ganó y, sin embargo, está considerado como un ganador. Son cosas que no se pueden modificar. El otro día Diego Latorre dijo algo que ya sabía: Menotti en su vida ganó seis títulos y Bilardo dos, pero Bilardo está considerado un ganador y Menotti no. Y eso no se modifica de ninguna manera. Está así y punto. A los que somos ‘menottistas’ no nos interesa quién la tiene más larga, nos gusta el ‘menottismo’, y a los que son ‘bilardistas’ les pasa exactamente lo mismo, es decir, les gusta el ‘bilardismo’. Ahora, hay una cosa que sí que es verdad: cuando los resultadistas pierden se aferran al merecimiento.
Durante el Mundial de Italia, cuando a Brasil la elimina Argentina con el gol de Caniggia, Sebastião Lazaroni, que era el entrenador brasileño, decía en la conferencia de prensa algo así como que ‘No me vengan con mala cara, que acá ganamos tantos partidos, en tantos minutos’. Pero perdió con Argentina, mereciendo ganar. Entonces dijo que, efectivamente, habían merecido ganar. Y tenía razón. Pero él, que se aferraba solamente al marcador, resulta que entonces se aferró a los merecimientos. Como dijo Kipling, el triunfo y la derrota son dos impostores. Tú tienes que hacer lo que tienes que hacer, defender lo que tienes que defender y a veces ganar y a veces perder. Con mi manera de ver el fútbol unas veces me fue bien y otras me fue mal. Y tenía el mismo discurso, la misma manera, el mismo diálogo. Porque finalmente es un juego y nadie te garantiza el triunfo como tampoco la derrota. Cuando el Atlético de Madrid perdió con el Real Madrid la Copa de Europa de Lisboa Simeone dijo: “Hoy aprendí que no todo es ganar”. Después se olvidó, ya que cuando perdió la segunda dijo que “ser segundo no sirve para nada”. Lo importante es en qué momento dijo eso, porque tenía razón. Se abonó por un ratito a esa manera de entender, no solamente el fútbol, sino también la vida.
Me voy a referir a una relación con una mujer. Tú eres el mismo y, sin embargo, te va mal con una y te va bien con la otra. Y en el fútbol también. A mí me interesa el resultado, ojo. Claro que me gusta ganar. Sin embargo, con Huracán nos roban el último partido, en el cual perdimos alevosamente, en un fútbol tramposo y corrupto como es el fútbol argentino. Los detractores dicen que no gané nada, pero no tienen razón. Aunque hubiéramos perdido bien, legalmente, disfrutamos durante muchos partidos porque jugábamos bien y porque la gente estaba feliz. El último momento no es solamente el que define todo, el ‘mientras tanto’ también vale. Como en la vida, ¿no? No vas a estar esperando a jubilarte, sino que cada día es un día hermoso para disfrutar. En el fútbol es igual. Muchos periodistas me han dicho que es mejor ganar que perder. Me acuerdo de una vez que le ganamos a San Lorenzoestando yo en Huracán. Ganamos el Clásico 1-0. Yo dije que estaba contento por el triunfo, pero que no me había gustado cómo habíamos jugado. Y entonces un periodista me dijo: “Ah, ¿pero a usted también le gusta ganar?”. Claro que me gusta ganar. ¿Qué quieres? ¿Que me guste perder? Ahora, ¿qué es lo que tengo que hacer para ganar? ¿Tirar la pelota a la tribuna? Entonces no. No solamente lo digo yo, y los ‘menottistas’. También lo dijo en su día Xavi Hernández“A mí me duele más fallar un pase que fallar un gol”, queriendo decir que le da más valor al juego que al resultado. E Iniesta piensa exactamente igual. No es que lo diga yo, que soy un perdedor, un romántico, sino que también lo dicen estos tipos que ganaron más de lo que perdieron.
P: ¿Qué es lo que pasa para que un día te canses de entrenar?
R: Tener muchos años, y eso es algo inevitable en la vida. Ya no tengo el entusiasmo ni la voluntad que hay que tener para ejercer una tarea tan complicada como ésta. Hay que tener mucho entusiasmo para superar las piedras en el camino. La vida te va marcando y el tiempo es implacable y no se detiene. Es jodido admitirlo, pero es así. Los años pesan.
P: ¿Quién ha sido la figura que más te ha marcado como técnico?
R: Menotti. Pero antes de Menotti hubo muchos jugadores que jugaban bien. El club de mi barrio, que estaba en Primera división, el Bahía Blanca, tenía muchos jugadores que jugaban bien. El Huracán del 73 que dirigía Menotti…Yo siempre admiraba a los grandes jugadores, a los buenos, y lo que me propuse siendo entrenador fue ser fiel a eso, a esa gente que me emocionó de niño y que me enseñó. A veces gané, a veces perdí, pero nunca fui infiel a ese propósito, y eso me deja tranquilo. Aun en los momentos más difíciles, en los que me he jugado el puesto, nunca he dejado de ser fiel a eso. Y me ha costado alguna vez el puesto, pero mi tranquilidad es haber sido fiel a todo eso.
P: Hablando de futbolistas, ¿tuviste algún ídolo cuando eras jugador?
R: Sí, cuando era niño. Ernesto Grillo, que jugaba en una delantera mítica de Argentina: Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz. Jugaban en Independiente y nunca fueron campeones, pero fueron una delantera mítica, de las muchas que hubo. Grillo fue el primero que le hizo un gol a los ingleses, en el ‘Día del Fútbol’, en el año 1953. Inglaterra jugaba en Buenos Aires, Grillo empató —Argentina perdía 0-1— y después se ganaría por 3-1. Yo ponía un póster de Grillo en el ropero, abría la puerta, levantaba un poquito la persiana y me dormía mirando a él. Después trabaje con él en la cantera de Boca. Yo hablé con él mucho. Bueno, le pregunté. Nunca le discutía, me daba vergüenza.
P: ¿Y el mejor jugador al que hayas entrenado?
R: Hay muchos. No sabría quedarme con uno, es imposible. Citaría a Redondo, Diego Latorre, ‘Matute’ Morales, Fernando Hierro, Sanchís, Raúl, Pastore, Capria… Muchísimos. Todos me enseñaron.
P: Es lógico pensar que el Cappa entrenador se va forjando en su carrera en Olimpo. ¿A quién se parecía ese volante central?
R: Voy a contestar como le contesté a un jugador que me preguntó. Siempre me preguntaban cómo jugaba y yo decía que muy bien. Era un jugador que tenía limitaciones técnicas en cuanto a la pegada de la pelota. Yo manejaba más o menos bien la pelota, era un buen jugador desde mi punto de vista, en cuanto al nivel en el que jugaba. Estaba en la selección de Bahía Blanca y era un buen jugador para ese nivel. Cuando venían equipos de Buenos Aires, de media tabla, jugaba a ese nivel. Pero llegaban Boca o River me daba cuenta de que a ese nivel no llegaba. Me daba cuenta jugando. Pero yo siempre contesto: “¿Viste jugar a Redondo? Pues nada que ver” (risas).


 


martes, 27 de noviembre de 2018


Quique Setién : Conceptos futbolísticos y modelo de juego

 El que haya visto jugar al Lugo, tendrá claro que detrás de ese juego vistoso hay una clara propuesta futbolística y un trabajo que ayuda a expresar dicha propuesta.
En futbolofensivo hemos querido recoger la charla que tuvo lugar en el congreso de entrenadores de Coruña,en donde Quique expuso su visión sobre el fútbol y todo aquello que le llevó a intentar reflejar el modelo de juego que hoy lleva a la práctica en el Lugo.

Conceptos futbolísticos
Johan Cruyff ha sido el espejo de mi idea futbolística,cuando yo los veía mantener el balón con el mínimo esfuerzo, lo veias pasar cerca de ti y sin embargo te hacian creer que estaba lejos porque era imposible de recuperar.

Creo en sentir y comprender como un futbolista. No hace falta estar en un plano diferente siempre que expliques claramente en que situación está cada uno. El futuro del entrenador está en manos de sus jugadores y es mejor estar cerca de ellos y saber lo que piensan que estar alejado.

Tengo que hacerles creer para que caminemos juntos en el camino porque yo como jugador tuve que hacer muchas cosas en las que no creía y mi rendimiento era muy,muy bajo.
Hay acciones que el futbolista no es capaz de percibir dentro del terreno de juego, cuando se la explicas con imágenes, cambia totalmente su percepción, hay que preguntarles qué les parece y si ven una manera diferente de solventarla.

Lo importante de verdad es que el futbolista sepa que tiene que hacer en cada momento y entienda el juego.
Lo primero que debe percibir el jugador es que el que tiene en frente está convencido de lo que pretende hacer. Cuando lo aceptan es más fácil y cuando lo comprenden todavía mucho más. El jugador debe comprender, entender porque le pides que haga las cosas que tiene que hacer.
Todo el mundo tiene libertad para equivocarse pero tiene la responsabilidad de saber que tiene unas obligaciones y el equipo un orden que se debe mantener para poder hacer lo que pretendemos en nuestro modelo de juego.

Cada jugador tiene unas obligaciones impuestas en función de su puestos sobre cómo se debe desenvolver en el campo que ha de cumplir.
Todos los partidos que jugamos los analizo con máximo detenimiento para ver en que hemos fallado y después se lo muestro a los jugadores para que lo vean y lo discutamos hablando ellos y yo aportando nuestras opiniones al respecto de cómo podemos solucionarlas.

La situación ideal para mi es tener al equipo contrario metido en su área, defendiendo en su portería y alejándolo de la nuestra. Es cierto que esto a veces facilita las contras, pero creo que las menos en comparación a si tuviéramos que estar defendiendo permanentemente. Jugar de la forma en la que lo hacemos nos cuesta muchos menos perjuicios de lo que la gente se cree, no corremos tantos riesgos como pueda parecer.
Hemos conseguido que jugadores vinieran a jugar con nosotros cobrando menos que en otros lugares por la propuesta futbolística que tenemos que los atrajo.
El defender esta idea ha sido posible por el apoyo total del club, sobre todo que crean en tus ideas, aún perdiendo.
Modelo de juego
El modelo de juego que expone Quique Setién es un modelo combinativo que trata de expresar un gusto por el balón y que trata de desarrollar las tres fases del modelo: 1) fase inicial 2)fase creativa 3) fase de finalización.
Sin balón trata de desarrollar el pressing tras pérdida y mejorar las situaciones de atención-concentración del futbolista.
Pasamos a exponer las funciones por puestos:
Portero : Ha de ser uno más en la concepción del juego, decidir y los errores que se produzcan de esa lectura, tiene que cargar el entrenador con ellos para que así el portero gane en confianza.
Laterales: Su situación variará en función de la presión de los rivales, dando siempre amplitud buscando líneas de pase.
Centrales : Estar siempre ordenados en disposición de poder jugar.
Salir conduciendo por un lado u otro va a reconducir lo que pase después.
Mediocentros: Uno de ellos debe ser consciente si se coloca delante o detrás de los centrales, según necesite la salida del juego, el otro medio centro debe manifestar progresión en el juego y ser el enlace con la línea contigua.
Media punta: Aporta creatividad al juego, tiene libertad para aportar en la búsqueda de mejores soluciones para conseguir ocasiones de gol.
Bandas: Siempre parten de posiciones muy arriba para luego venir a recibir, a partir de ahí, deciden ellos.
Punta: Arriba, intentando ser el último eslabón de la cadena que desarrolla el modelo y siempre pendiente de establecer progresión en zona de finalización, tratando de rematar todo aquello que llega.
“De jugador nunca tuve el deseo de ser entrenador; es un puesto muy complicado. Muchos de los entrenadores que tuve no me enseñaron nada y no guardo un buen recuerdo de ellos. De otros sí que aprendí. No sabía si me iba a satisfacer de lleno ser entrenador”.
“Tener a Luis Aragonés de entrenador me hizo ver lo que yo ahora trato de hacer ver a otros jugadores: que no se tienen que conformar”.
“Eso de que yo juego en función de los jugadores que tengo no lo lleva a cabo ningún entrenador. Los equipos juegan como quieren sus entrenadores. Transformas a los futbolistas para que hagan lo que tú quieres, no lo que ellos sienten”.
“A muchos futbolistas les digo que corren demasiado, que van a todos lados. Deben correr con más inteligencia, entendiendo los espacios”
“Es importante hacer circular rápido el balón, pero también es importante saber retenerlo para atraer rivales y generar espacios en otras zonas”
“No hay mayor satisfacción para mí que venga un colega y me diga, cuando me da la mano, que da gusto vernos jugar”



Pep Guardiola
Por David Lagar | 2 octubre, 2018

Pep Guardiola, el entrenador del que quizás haya sido el mejor equipo de la historia, el F.C. Barcelona. Inspirándose en Cruyf, Lavolpe, o Lillo entre otros ha conseguido reinventar el fútbol, actualizando y perfeccionando los aprendizajes extraídos de estos. Escuchar o leer sus palabras sobre fútbol es cultivarse. 


Por ese motivo hemos decidido hacen una recopilación de sus mejores frases junto con la interesante charla que mantuvo con Jorge Valdano en el programa de televisión de este.

  1. Sobre táctica:
    • “La táctica es, estos defienden de esta manera el espacio estará aquí… La táctica es esto, qué hacen ellos y a partir de ahí adaptar las cualidades de los jugadores“.
    •  
    • “El fútbol le pertenece a los futbolistas, nunca debemos olvidarlo”.

    • “Yo solo busco dotar a mis jugadores de unos principios de juego que reduzcan los riesgos al mínimo y potencien sus virtudes al máximo”.

    • Si no hay una secuencia de quince pases previos es imposible realizar bien la transición entre ataque y defensa, imposible“.

    • “Solo quiero que avancen juntos unos metros al principio para que, si perdemos el balón, no nos pillen separados.

    • “La intención no es mover el balón, es mover al oponente”.

    • “Es que yo odio eso de pasarse el balón porque sí, eso del tiquitaca. Eso es una porquería que no sirve para nada. Hay que pasarse el balón con una intención, con la intención de hacer gol en la portería rival”.

    • “La táctica depende de la calidad de los jugadores. Cuando tenemos a Xavi, Iniesta, Busquets, Messi y Fábregas, es normal jugar por el centro. Cuando tenemos a Sané, Sterling y De Bruyne, jugadores que atacan más los espacios, jugamos de forma diferente”.

    • A veces fichamos jugadores y les estamos limitando su creatividad porque todo es: desde el punto de partida y a partir de ahí… a veces la forma de jugar les condiciona“.

    • “Metí a los laterales a zonas interiores para tener más extrapases y además nos generaba en las pérdidas transiciones más efectivas por dentro”.

  2. Sobre la preparación física:
    • “Al principio les (jugadores del Bayern de Múnich) sorprendió que no hiciéramos series de carreras de 1km… De hecho sin balón no hacemos nada, solo algunas recuperaciones y algún trabajo específico para ajustar a algún jugador”.

  3. Sobre la dirección de equipo:
    • “Si dudas no le hables (a los jugadores), vete a casa, y mañana ya veremos. Cuando les hables es porque lo tienes claro… porque los jugadores cuando te ven débil no perdonan”.

    • “Necesito abrazar a mis jugadores y explicarles, necesito convencerles, no hay cosa más maravillosa que intentar meterles tus ideas en las cabezas a tus jugadores”

    • “Perdonaré a los jugadores que no acierten, pero nunca les perdonaré que no se esfuercen”.

    • “Cuando ya no puedes motivar a tus jugadores como entrenador es cuando sabes que ha llegado el momento de marcharte”.

  4. Sobre la convicción:
    • “En el proceso hay muchas dudas, lo único que vale la pena es la convicción de tener una idea clara”.



Paco Jémez
Por David Lagar | 24 noviembre, 2014

Paco Jémez, uno de los entrenadores del momento, actualmente dirige al Rayo Vallecano F.C. con el que ha cosechado dos permanencias en Primera División siendo una de ellas la mejor clasificación en la historia del club quedando en 8ª posición con 53 puntos, siendo la mejor temporada (tanto en puntos como en clasificación). De ellas podemos aprender mucho.

 He aquí algunos ejemplos:
Dicen que hemos tenido el 74% de la posesión y la posesión no vale ni para tomar por el culo si cada vez que llegan nos meten“.
“Somos los más pequeños de la categoría, los más mierdas de la categoría somos nosotros. Cuando sepamos eso podemos competir con cualquiera”.
Hay jugadores que te fuerzan a demostrar quién la tiene más grande y aquí el que más grande la tiene soy yo“.
“La cuestión es cuánto eres capaz de arriesgar para llevar tus ideas adelante cuando vienen duras”.
Para sacar el balón jugado hace falta un adiestramiento y un convencimiento… ‘¿Pero y si fallo el pase?’ ‘Ese es un riesgo que tenemos que correr. Los partidos se pierden de cualquier manera. Es más: se pierden más regalando balones con pelotazos largos que perdiéndolos por un pase mal dado. Porque si tú miras el cómputo general del año los goles que nos hacen por errores nuestros en la salida del balón no son ni el 5% de los goles que recibimos. Cometemos unos siete errores en el año y nos cuestan tres o cuatro goles. No es una cantidad como para que nos planteemos que esto nos está llevando a la ruina“.
La peor decisión es no tomar ninguna decisión. Si tú te quedas parado no vas a acertar nunca. Tú muévete. Es posible que te equivoques, pero ya has hecho algo por buscar una solución. Odio a los jugadores que se paran“.
“Habitualmente se piensa que la línea defensiva tiene que moverse en virtud de lo que hagan los delanteros… Si nuestra línea defensiva se queda por detrás de los delanteros rivales jugamos 11 contra 11. Pero en el momento que la línea se pone por delante, sus tres delanteros ya no juegan porque se quedan en fuera de juego: entonces somos 11 contra 8. No es tanto tirar el fuera de juego (nosotros no tiramos el fuera de juego) sino ocupar una situación ventajosa antes de que se produzca el pase largo del rival. Conque los zagueros den cuatro o cinco pasos los delanteros rivales ya no pueden jugar. Pero tienen que ser cuatro pasos rápidos. Si lo haces lento habilitas al rival“.
Siempre manda el central que más cerca está del peligro, porque el resto, por la orientación, lo ven tanto a él como al balón… Si él da dos pasos no tiene ni que avisar. El resto debe seguirlo. La clave es la atención y la perspectiva: el primer central no se va a colocar en función de los otros porque no los ve”.
El mejor es el que se desordena y es capaz de ordenarse para que el contrario no aproveche ese desorden. Porque si todo es orden, orden, orden… ¿Cómo sorprendemos? Con el talento individual, vale. Pero tu capacidad como equipo se ve mermada.
Buscamos que nuestros desórdenes se produzcan en las zonas más alejadas del balónPor eso metemos mucha gente en la zona activa del balón con mucha presión para que el contrario no pueda salir a donde nos haría más daño. Esa presión juntándonos en 20-25 metros hace que nos ordenemos hacia el balón y nos desordenemos por fuera, y que tengamos que estar reajustando continuamente. Si veo que un compañero va a hacer una ayuda y ha generado un desorden en nuestro sistema tengo que ir a taparlo.  Al final los jugadores lo hacen por intuición Yo soy un enamorado del desorden pero siempre que vaya acompañado de un orden. Porque si te desordenas y luego no te ordenas te acaban destrozando“.
“Los movimientos de adelante hacia atrás me gustan menos que los de atrás adelante. Porque un paso atrás tuyo es un paso adelante del contrario. Me encantan los jugadores que juegan de atrás adelante. No me gusta la gente que a las primeras de cambio sienten temor. He visto grandes jugadores convertidos en mediocres por el miedo”.
Queremos que el contrario sea reactivo, no activo. Prefiero que nos esperen antes que tener que verlos venir. El lateral no tiene que preocuparse del desorden que crea. De eso tiene que preocuparse la gente que tiene por detrás. Yo nunca le he dicho a un lateral que suba y que esté pensando en defender: ‘Si tú estás atacando ataca, y ataca lo mejor que puedas… Si pierdes el balón ya nos habremos organizado en función tuya”.
Hay un tópico que dice que ningún equipo puede estar presionando los 90 minutos. Es mentira El tema es hacerlo con ayudas y que al final esas carreras sean cortas. Lo que no aguanta un equipo son 90 minutos yendo y viniendo pegándose carreras de 60-70 metros. Nosotros perdemos el balón y tardamos una media de 5,4 segundos en recuperarlo. ¿Acaso no se pueden hacer esfuerzos de cinco segundos? Lo que ocurre es que si coges el balón y lo pierdes inmediatamente te cansas… Contra equipos grandes te cuesta más. Pero al final todos los años somos el tercero o cuarto equipo con más posesión de Europa”.
Si no eres capaz de convencer a tus jugadores tienes dos opciones: o cambias de sistema o presentas tu dimisión. Lo que no se puede hacer es que presionen ocho por un lado y dos por el otro. Ante eso, lo más sensato es replegarte y esperar atrás, que es lo que hacen otros equipos”.




Marcelo Bielsa
Por David Lagar | 22 octubre, 2017

Marcelo Bielsa, el maestro de los maestros, aquel al que todos los entrenadores brindan su respeto y admiración. Su pasión por lo ofensivo y lo analítico le lleva a analizar el fútbol hasta el más mínimo de los detalles. De él aprendimos los cinco tipos de desmarques que hay (https://goo.gl/198Cjo) o cómo se debe defender una pared (https://goo.gl/HBMWGz), cada palabra suya es elocuente y merece ser tomada en cuenta.

 He aquí sus mejores frases:
  1. Sobre la dificultad de fichar o describir el talento en aquellos jugadores que no sobresalen en demasía: “Pep, a los buenos jugadores los vemos vos, yo y la mayoría de la gente. Pasa lo mismo con los jugadores malos. El mérito está en advertir y saber que el jugador normal va a ser bueno.
  2. Sobre el papel fundamental del entrenador:
    • “Un buen entrenador debe acercar a sus jugadores a su máximo potencial, o descubrirlo. Esa es su principal función”
    • “Un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea.”
    • Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de la observación de las cosas”.
  3. Sobre su estilo de juego:
    • “La única manera de la que entiendo el fútbol es la de la presión constante, jugar en campo rival y el dominio de la pelota”.
    • “Lo importante no son los porcentajes de posesión, lo importante es la cantidad de llegadas que usted obtiene”.
    • “Todo el mundo defiende espacios cortos y ataca espacios grandes. En cambio, yo quiero atacar espacios pequeños y defender espacios grandes”.
  4. Sobre la fase ofensiva:
    • Hablando sobre el pase: “Sin riesgo a la interceptación no hay eliminación de rivales”.
    • Cuanto más cerca esté el rival de uno, ese es el mensaje de que la pelota hay que recibirla por detrás de él. Cuando el rival esté viniendo hacia a mí, busco la espalda”.
    • “Para desmarcarse hay que hacer un movimiento previo para llevar al defensa a un lugar desde a donde a él le resulte más incómodo ir hacia donde yo ya decidí que voy a ir”.
  5. Sobre la fase defensiva:  
    • “¿Sabe cuál es mi lectura? Hasta me da vergüenza decirla: es que defendemos con demasiada gente. Porque siempre, siempre, en todas las situaciones de gol hay más jugadores nuestros que del rival. Este tema de defender con más gente y volver más hermético el sistema defensivo no se soluciona agregando más jugadores. La cantidad de gente con la que defendemos es altísima, y la solución no pasa por lograr que se defienda mejor poniendo más jugadores”.
    • No se puede presionar si cerca del lugar de presión hay un hombre libre del rival porque seguro la pelota le va a llegar al hombre libre. Por eso hay que tener igualdad numérica y respaldo en el sector de la presión”.
  6. Sobre la filosofía de la cantera y formación:
    • “Dicen que todos los equipos del club tienen que jugar con el mismo esquema. Mi opinión es que todos los equipos del fútbol formativo tienen que jugar un año con cada esquema y su derivación”.
    • “Se escucha mucho la pregunta ganar o jugar bien. Creo que debería ser una afirmación: jugar bien para ganar, y no una interrogación entre dos opciones.”
    • “Para saber que hay que enseñar hay que ver que contiene el juego, porque lo único que hay que enseñar es lo que el juego contiene” .
    • “Las mejorares condiciones de elección del pase se dan desde el puesto de central”.
    • “El ejercicio hay que vivirlo, no actuarlo, cuando el ejercicio se actúa, este no sirve”.
    • “Los tiempos en el fútbol (el timming del desmarque) no son tiempos anárquicos, son tiempos que se pueden aprender”.
  7. Sobre el éxito y el fracaso:
    • “Si uno intenta y falla, merece el reclamo, pero mucho más reprochable es la no acción”.
    • “Soy un especialista en fracasos y sé perfectamente que las adhesiones se pierden cuando se acaba el éxito. Hay gente exitosa que no es feliz, y gente feliz que no necesita del éxito. El éxito es una excepción y no un continuo”.
    • “Cuando mi equipo gana, y gana con regularidad, no reviso mucho las opiniones que giran alrededor de él. Lo puedo hacer por vanidad porque hablan bien, por hobby porque me sobra tiempo, pero no lo necesito. Pero cuando mi equipo pierde, sí lo necesito. Porque en la adversidad, los mensajes que surgen del alrededor convergen al primer equipo, a los intérpretes” .