martes, 20 de noviembre de 2012

TÚ ERES EL RESULTADO DE TÍ MISMO


TU ERES EL RESULTADO DE TI MISMO

No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente Tú, has hecho tu vida.

Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.

El Triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error, nunca te quejes del ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.

Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

Si Tú has sido el ignorante, el irresponsable, Tú, únicamente Tú, nadie pudo haber sido por ti.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, y tus problemas, sin alimento, morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que es el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo.

Comienza a ser sincero contigo mismo, reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque Tú mismo eres tu destino.

Levántate y mira las montañas y respira la luz del amanecer. Tú eres la parte de la fuerza de la vida. Ahora despierta, camina, lucha.

Decídete y triunfarás en la vida.

Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

lunes, 12 de noviembre de 2012

DIFERENTES CAMINOS PARA LLEGAR A UN MISMO DESTINO III

DIFERENTES CAMINOS PARA LLEGAR A UN MISMO DESTINO   III
ARSENE WENGER

El tiempo pone a cada uno en su lugar. Impuso un estilo revolucionario, en una súper competición desde el punto de vista táctico, físico, técnico y psicológico, sin haber perdido ni una gota de su gran factor distintivo: intensidad absoluta.

Llegó hace muchos años a Londres, le dieron poderes absolutos, creo una estructura de trabajo y empezó a tomar las decisiones deportivas del club. Nadie manda más que él. El plan de acción, la idea de lo que debe hacer el Arsenal en los próximos años ya está definida.
Ha ganado 3 ligas en 12 años. Más 4 Copas. Ha llegado a una final de Champions League. Con él, el Arsenal ha vivido un período que ha superado ampliamente lo que se podría llamar su tendencia natural. Arsenal no es un club obligado a ganar todos los años, no es el club más importante ni el más poderoso de su país.

Su modelo de juego encaja en un fútbol rápido, de toque, de precisión, en donde cada gol conseguido es consecuencia del despliegue de los jugadores como grupo. Lo colectivo por encima de cualquier cosa es premisa fundamental en las convicciones de Wenger como entrenador.

No ubica a sus jugadores como robots, sino que la estructura táctica del Arsenal permite el juego colectivo a la par que origina espacios para el lucimiento personal.
Algo que en su momento han venido aprovechando Bergkamp, Thierry Henry, Hleb, Fábregas, Nasri, Walcott, Wilshere, Da Silva.

Su psicología deportiva es lo más brillante. Eso es lo que marca la diferencia entre un técnico cualquiera y un gran técnico. Su mensaje no conoce barreras.
La motivación, la exigencia, la confianza que le otorga a los jóvenes valores, que contrata, hace que rindan en la cancha como lo hacen los de mayor experiencia.

No menosprecia, no grita, tiene liderazgo, no vocifera, domina varios idiomas para poder fraternizar con sus pupilos, tiene tacto con la prensa, carga con la responsabilidad escénica, y por sobre todo sabe motivar.

De Robert Pires, jugador: “Tiene un estilo muy característico que lo hace único. Disfruta entrenando a los jugadores jóvenes y no es fácil ponerlos a jugar como lo hace él. Es arriesgado en eso y le sale bien”.

Para el club es importante contar con un entrenador de su categoría, ya que la institución no gasta las exorbitantes cantidades de dinero que gastan otros equipos como el Chelsea, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Milán, Bayern  Munich, Inter, en reclutar jugadores, puesto que el trabajo en divisiones menores está bien estructurado.

Acá un documento que Wenger hace leer a sus jugadores antes de salir al campo de juego:
-        Tengan una creencia inamovible de que podemos lograr nuestros objetivos.
-        Todos deben tomar las mejores decisiones para el equipo.
-        Debo mantenerme humilde y con los pies en la tierra como persona y como jugador.
-        Debo mostrar un espíritu de ganador en todas las cosas que quiero alcanzar.
-        Un equipo es tan fuerte como lo son las relaciones entre sus integrantes.

Gusta mucho en de Wenger su función de padre y educador. Algo difícil de compatibilizar con el rendimiento y la exigencia máxima que precisa un futbolista.
Es querido, respetado, pero obtiene el máximo rendimiento y no es criticado cuando toma decisiones drásticas. No sólo sabe formar, fichar bien, vender mejor y ganar títulos, sino que también tiene mano izquierda. Los desmanes que intente algún jugador no alcanzan a alterar la buena dinámica del equipo como grupo. Algo básico, vital para él.

Su modelo de juego? Movilidad, juego entre líneas, aceleración con balón, desmarques de ruptura y de apoyo constantes, transiciones rápidas, fuertes. Maneja con rigor a la defensa. Insiste con la posesión de pelota, circulación rápida, cambios de orientación de juego permanentes, juego por bandas. Su velocidad de balón y el constante intercambio de posiciones con mucha sincronización son sus armas fundamentales en ataque.

Pese a tener muchos extranjeros, empezando por el entrenador, el Arsenal encarna la intensidad del fútbol inglés, con once jugadores permanentemente activos, intensidad total en defensa y ataque. Su secreto es recuperar rápidamente la pelota, con mucha presión. A veces juega 4-3-3, utiliza también 4-4-2, o hace un 4-4-1-1-o 4-2-3-1.  Y argumenta: “El sistema no es lo más importante, sino la ocupación del espacio. No importa tanto la posición de partida de un jugador, sino la búsqueda de un espacio para participar en la finalización”.

Arsenal es la definición de un fútbol inteligente, algo que nace de la educación sistemática de los jugadores, mediante el diseño de unas sesiones de entrenamiento priorizando sus intenciones a lograr en su modelo de juego.

ALEX FERGUSON
Impone sus ideas, sus convicciones son indiscutibles. No da el brazo a torcer. Espectáculo y resultado van de la mano. Sabe lo que quiere. En su equipo la duda no está permitida. Convicción total en lo que se hace en la semana para llevarlo al campo de juego e imponerlo, con dinámica, agresividad, velocidad, inteligencia y contundencia.
El resultado no le intimida, la derrota refuerza sus ideas. Alex Ferguson ha ideado al Manchester a su imagen y semejanza.

Es un entrenador que apuesta a muerte por los jóvenes y exige al máximo a las vacas sagradas, y tiene la propuesta ofensiva como vital para conseguir llegar al éxito. Mito del fútbol desde el banquillo, ha sido un adelantado a su tiempo.
Domina la gestión de la plantilla, la elección de jugadores, el diseño de las sesiones preparatorias. Maneja los contratos, las renovaciones, las suplencias intencionadas, utiliza a la prensa como la excusa perfecta para gestionar la presión- esa enemiga de muchos entrenadores, que Ferguson gestiona y traspasa-.
Es un estratega que incluye el mensaje que transmite en su arsenal de recursos, para manipular la presión a su antojo.

Su personalidad no le permite dejar algo al azar, es imposible que algo no sea de su agrado.
Ejecuta un entrenamiento integrado, siempre con balón, condicionado por el modelo de juego, y mucho entrenamiento específico por líneas. Todo bajo una idea obsesiva: la finalización.

Es el reflejo de la suma de las individualidades, maneja los tiempos y las responsabilidades en su comando técnico. Controla los detalles que le interesan.

Nunca elegirá un nombre en su alineación. Siempre optará por el rendimiento. Exige que cada futbolista saque lo mejor de sí mismo. Siempre. Dice que después él se encargará de sumar todas las piezas para formar un colectivo con mentalidad arrolladora y precisa.
Tiene control absoluto del vestuario. Quién desafía a la autoridad sabe que está afuera del club en cuánto se abra el mercado de traspasos.

En ataque procura zona ancha, extremos abiertos, cambios de ritmos, velocidad, ahora insiste más en el manejo colectivo sin precipitarse, sin chocar, provocando el desgaste y el desajuste del rival, circulación veloz, toque preciso, desdoblamientos oportunos a gran velocidad, movimientos constante a los jugadores que están sin el balón.
Gusta de elegir jugadores capaces de presionar, robar y agredir inmediatamente al rival, de desplegarse en la zona ancha del campo. La velocidad de su juego, que insiste mucho, es el arma fundamental en sus equipos.

En defensa centrales rápidos, recursivos, concentrados, exige las máximas obligaciones defensivas. Le gusta tener seguridad en el juego aéreo, tanto en movimiento como en la táctica fija. Quiere defensas obedientes y cumplidores. Laterales que dominen el juego ofensivo y que en defensa cierren sus bandas y den solidez a su equipo.

JOHAN CRUYFF
“Aprendí en la calle. Jugaba al fútbol sobre las aceras, bajo los arcos que daban a los patios interiores o en medio de las calles, bastante tranquilas, sin apenas coches. Este tipo de pavimento me enseñó a no caerme, a mantener el equilibrio durante dos horas que jugaba después del colegio, a llegar antes a la jugaba anticipándome siempre, a decidir pronto porque si pensaba que jugada iba a hacer llegaba tarde”.

“Un niño debe tener una juventud buena. Los que hacen cosas prohibidas con niños, a esos hay que eliminarlos. En eso, soy muy extremo”.

Tras dejar el fútbol en 1984, regresó al Ajax. Un día bajó al campo de entrenamiento y fue dando instrucciones y lecciones a los jugadores, pasando sin darse cuenta de ser jugador a ser técnico. Pero, como no tenía título oficial como entrenador, se inventó el de Director Técnico, un puesto que en aquella época no se conocía en el fútbol. La Federación Holandesa de Fútbol decidió regalarle el título por sus méritos para el fútbol holandés, sin tener que pasar por el obligado cursillo.

Un martes lo llevan a la clínica, donde los médicos se asustan al ver al entrenador, de golpe, convertido en paciente: tiene todos los síntomas de acabar de sufrir un infarto y lo trasladan enseguida, de urgencias,  a la clínica Sant Jordi, donde deciden operarle y colocarle un doble bypass. Cruyff sufre una dolencia congénita y se le ha obstruido una coronaria. “Cualquier tipo de esfuerzo puede ser mortal”, dicen los cardiólogos. Tres horas y media dura la operación y Cruyff sobrevive finalmente a su guerra personal, ésa que él, de antemano había dado por perdida. Serás más sano que antes de la operación, le dice su médico, ahora la medicina está mas avanzada que en 1959, cuando falleció tu padre.

“El ganador tiene muchos amigos. Cruyff también lo descubrió: cuando era el futbolista más famoso del mundo, le salieron amigos por debajo de cualquier piedra en cualquier calle de cualquier ciudad del mundo. Pero él casi siempre desconfiaba, y sigue haciéndolo. Siempre ha sido desconfiado con ese tema y son pocos los verdaderos amigos que ha dejado entrar en su vida”.

Dejó que su agente Basilevitch, invirtiera casi todo su dinero en una granja de cerdos. Dinero que voló y que obligó a Cruyff a seguir jugando al fútbol más años de lo que esperaba, y de saldar además una deuda con hacienda de 33 millones de pesetas. De ser el jugador mejor pagado, el holandés se quedó sin nada, nulo, y de ahí esa gran lección de vida: hay que saber lo que uno hace. Y lo suyo siempre ha sido el fútbol, aunque al final lo del dinero no le ha ido mal.

“En la vida privada puedes ser simpático. En el fútbol, no”. Es por eso que, en sus incontables conferencias de prensa, ni en sus actos públicos, ni en sus entrevistas en televisión, Cruyff se haya prodigado en demostrar un gran sentido del humor. Impecable con sus jugadores, sobre todo. “Cruyff da miedo", dijo algún día un joven jugador Pep Guardiola. Otros lo confirmarían. Ya sea como jugador o como entrenador, para el holandés era una cosa muy seria. Poca broma.

“La verdad nunca es exactamente como piensas que sería”.
Cruyff siempre luchó por la verdad. Su verdad. Lo que es la verdad o lo que debemos aceptar como verdad comenzó a discutirse ya en época de los griegos y romanos. Cicerón decía: así es el pueblo: “juzga poco según la verdad, sino más bien según la inspiración del momento”. O Confucio: “no es la verdad lo que hace grande al hombre, sino el hombre lo que hace grande a la verdad”. Mahatma Gandhi: “la verdad no está en los libros. Habita en el corazón de las personas y se la debe buscar ahí. No aceptes lo que escuches de segunda mano, no aceptes la tradición, no aceptes una sentencia solo porque aparece en un libro, ni porque coincide con tu propia convicción, ni porque lo diga el profesor. Sé tu propia luz”.
Siempre busco su verdad. Se distinguió por eso.

“El fútbol es sencillo; pero lo más difícil es jugar de manera sencilla al fútbol”. Al ser inferior siempre físicamente, aprendió a jugar de manera sencilla, a pasar el balón rápido y bien, a saltar a tiempo para evitar las entradas fuertes de los rivales. Driblar fue la supervivencia para él, pero aún más lo fue mirar continuamente dónde estaban sus compañeros y por dónde le venían los rivales.

“La táctica decide a dónde va el balón. La técnica como se lleva ahí”.
Dominaba casi a la perfección estos dos aspectos básicos del fútbol. Cruyff ya como jugador, era un gran estratega, podía dibujar la táctica desde su posición adelantada en el terreno de juego, dirigir desde el central hasta el extremo derecho. Disponía de una técnica endiablada, preciosa, ágil. Dribló como solo uno había hecho alguna vez en el fútbol holandés antes que él: Fass Wilkes, que era el rey del dribbling en los cincuenta.

“El fútbol consiste básicamente en dos cosas: primera, cuando tienes la pelota, debes ser capaz de pasarla correctamente. Segunda, cuando te la pasan, debes tener la capacidad de controlarla”.
Control y pase, claves para Cruyff. Aunque agregaba que debe ir acompañada de una gran visión- o sea lo que ve en el campo, a cómo se movían sus compañeros, a cómo les marcaban sus rivales, a dónde estaban los huecos, a dónde no había que meterse, a cómo se situaba el portero, o sea la visión es mirar y a la vez entender, interpretar lo que sucede en el juego-. Con eso se domina el 90% del fútbol.

Sobre la posesión de pelota, decía, se dicen muchas barbaridades. Tener el balón no significa tenerlo y punto. Hay que saber qué hacer con él. Pep Guardiola fue su mejor versión del cuatro- pivote en el centro del campo-, el jugador que siempre sabía qué hacer con el balón. Una versión que, con el tiempo, se fue perfeccionando y avanzando un poco sobre el terreno de juego, acabando en la magia de Xavi Hernández.

“El mejor método para enseñar a un niño a jugar al fútbol no es prohibir, sino orientar”.
No hay que limitarlos, no hay que encorsetarlo al niño en un dibujo táctico, sino que hay que estimular, que se busquen la vida. Ganar a esa edad aún no es lo importante”.

“Debes ser más duro con los mejores. A ellos siempre hay que echarles la culpa si algo falla”.
Numerosos fueron los conflictos con jugadores que debían llevar el peso del equipo, con los líderes. Si son los mejores, decía, deben ser capaces de recibir los palos, de hacerse responsables de los fallos de todo el equipo. Y deben dar algo extra.




    



martes, 6 de noviembre de 2012

DIFERENTES CAMINOS PARA LLEGAR A UN MISMO DESTINO II

DIFERENTES CAMINOS PARA LLEGAR A UN MISMO DESTINO  II

LOUIS VAN GAAL.

Un directivo alguna vez lo calificó de “demasiado autoritario y contestón”.
Quería estar en todo. Detallista al extremo. No deja nada al azar en la preparación de sus futbolistas. "Para alcanzar la cima hay que ser un cabrón testarudo”. Cuando lo contrató el Ajax, el presidente de entonces Tom harmsem: “fichamos a Van Gaal porque nos gustan las personas arrogantes. El Ajax también es un poco así”.

Cuando era un chaval observaba los entrenamientos, desde atrás de una valla, del primer equipo dirigido por Rinus Michells. En esos tiempos “aprendió que el fútbol se juega con tres defensas y tres delanteros, dos de ellos pegados a la banda”.

Las ideas de Louis Van Gaal no empiezan por el fútbol en sí. A veces, hacer rodar el balón es algo secundario para él. Primero, dice, “Hay que preparar a los jugadores mental y físicamente para que ese balón no les dé miedo. El espíritu es más fuerte que el cuerpo. Si el equipo pierde es cosa del coco y no de las piernas. Si un jugador se lesiona, es debido a que en la cabeza ya le funcionaba algo mal”.

“Para que el futbolista, esté a gusto, hay que crear unas condiciones óptimas, Tanto dentro como fuera del club”. Van Gaal hace las veces de entrenador y padre. Sacó ventaja de su larga experiencia (11 años) como profesor de educación física en una escuela técnica de un barrio de Amsterdam, en donde los chicos no tenían ganas de estudiar y algunos resultaban muy conflictivos e intentaban amargarle la vida al maestro.

Dice Van Gaal: Sin disciplina habrá caos. Eso es igual en todos los sitios. En un equipo de fútbol, en una clase de colegio o en una familia debe haber unas reglas dentro de las que cada uno puede pensar a su manera”. O sea, libertad de expresión pero obedeciendo al maestro, al padre, al entrenador. “Vivimos unos tiempos en lo que todo está permitido, pero creo que eso con jugadores de fútbol no funciona”.

“Soy sincero, duro y consecuente”. Exige que los demás lo sean también. No soporta la tontería ni la superficialidad. Así también, recrimina al periodista por hacerle una pregunta estúpida y le pide que vaya a ver más entrenamientos,  para informarse bien. En esos entrenamientos paraliza a menudo el juego para corregir a un jugador, a veces con una sonora y muy visible bronca.

 “Ser entrenador es más fácil que ser jugador. Un entrenador tiene toda la semana para trabajar. Ve un partido, lo analiza y prepara el siguiente. Un jugador solo tiene noventa minutos para demostrar lo que vale”.

Disciplina y espíritu de equipo son sus principales objetivos. Sus entrenamientos nunca empiezan tarde. El que se  retrasa paga una multa ya preestablecida. Luego viene hora y media de gran intensidad. “entrenar es más importante que jugar partidos. Es en los entrenamientos en donde se forma la base de todo el juego”.
Su modelo de juego, lo que quiere, solo funciona si los once jugadores están en máximas condiciones.

En su equipo las posiciones son meros números. El golero no es el último hombre de su equipo, sino el primero, donde empieza el ataque. Y cuando le devuelven la pelota no es un pase atrás para perder tiempo, sino para buscar una mejor salida, el mejor comienzo de una triangulación perfecta. Defensas centrales rápidos, fuertes en marca, con capacidad para integrarse al medio juego conduciendo la pelota y generar juego. Laterales de salida y también de llegada para armar superioridades por banda en ataque. En el medio campo jugadores con talento, de gran condición técnica, agresividad, dispuestos a alargar una jugada, combinar con rapidez y desdoblar llegando a zonas de definición con potencia y claridad. En ataque el juego por bandas en toque y velocidad, abriendo el campo, serán sus prioridades, armando 2x1 constantemente, con un nueve de área como solución final, de la conclusión de jugadas que pueden haber durado muy poco o al contrario haber durado muchísimo en la elaboración paciente, rica en movimientos sincronizados del equipo.

“No me gustan los jugadores lentos y toscos. Porque no se mueven bien en espacios reducidos”.

“En un mundo de derechas hay que ser de izquierdas. Es decir, en un fútbol, cada vez más conservador y defensivo, hay que seguir apostando por la progresión en ataque”.
“Me parezco a Cruyff. El también tiene una opinión muy clara sobre el fútbol y su organización. Tanto para él como para mí las cosas son así y de ninguna otra manera. Pero yo tengo algo más que Johan: estoy dispuesto a escuchar a otros.

Cruyff es más frívolo como entrenador. Deja más cosas en manos de la casualidad y confía en el talento de sus jugadores. No prepara los partidos con extensas sesiones de vídeo ni grandes análisis de cada uno de los rivales. Van Gaal es más concienzudo, cuida absolutamente todos los detalles. Se sienta en el banquillo con libreta y bolígrafo para anotar todo lo que ve y no quiere olvidar. Luego, se lo recuerda a sus jugadores.

Un objetivo de Van Gaal es  siempre el de ayudar a sus futbolistas a crecer, a hacerse adultos en un mundo peligroso. Les enseña a expresarse con claridad, aunque guardando siempre los trapos sucios para el vestuario. Poco a poco, sus mejores chicos se fueron volviendo hombres y alzaban cada vez más la voz. Van Gaal describió ese proceso una vez así: “Primero existe un monólogo, después hay un diálogo y al final hablan todos”.

Su 3-4-3 no es  del todo sagrado. Primera exigencia: hay que contar con los futbolistas adecuados para poder jugar así. Sin buenos extremos, no tiene sentido arriesgarse de esa manera. El técnico, en ocasiones debe adaptarse a las circunstancias.

Si él es el máximo responsable técnico de un club, quiere saber todo lo que pasa. Y todos tienen que hacerle caso, no huir de sus responsabilidades. En su despacho recibe a médicos, preparadores, técnicos, y antes de decirles nada, les pide que sean ellos quienes le explicaran sus ideas y sus métodos de trabajo. A partir de ahí, él podía opinar y sugerir u ordenar cambios.

Es un entrenador de fútbol con un modelo de juego depurado, de un toque eterno sin abandonar que sea dinámico en su elaboración. No quiere lanzarse ciegamente al ataque, camino del gol contrario. Paciencia, saber manejar el trámite con inteligencia, interpretando lo que realmente pasa y necesita el juego para conseguir el objetivo, que es jugar cada vez mejor para ganar. Busca poco a poco las debilidades del rival, desafiarlo, desconcertarlos con la posesión de balón y los movimientos sin balón de todos.

“Nuestra intención de presionar arriba es muy difícil de practicar. Exige una gran disciplina en el terreno de juego. Si algunos jugadores no cumplen con su deber y no se someten al colectivo, fracasamos ante cualquier equipo”.



MANUEL PELLEGRINI

Algo no, mucho tiempo Pellegrini dirigió al Villarreal durante un largo período, entre 2004 y 2009. Lo consolidó a un recién llegado en la élite del fútbol europeo y lo llevó a la antesala de una final de Champions, que se escapó por un penalti. Pero por encima de los excelentes resultados, este pequeño club, modélico en su gestión pero sin una gran ciudad detrás, se distinguió por el juego, y la aportación de futbolistas a la Selección española como Capdevilla, Senna  o Cazorla.

Luego hizo un paso por Real Madrid, proceso interrumpido por la llegada de Mourinho.
Pellegrini dice: “Con Fernando Riera, el tata, aprendí a hacer este trabajo con simplicidad, pero con profesionalidad y exigencia personal: a convencer al futbolista a través del juego, sin muchas horas de pizarra ni de charla, sino con trabajo dentro de la cancha. En esta profesión a veces se confunde poder con autoridad. Son cosas distintas. El primero te lo da el cargo. La autoridad, en cambio, se basa en un principio de liderazgo que se consigue cuando convences a la gente de lo que haces y por qué. Es entonces cuando el jugador no siente dudas. Es difícil mantener ese convencimiento porque en el fútbol se desarma a cada momento, por un mal resultado o por un problema mediático. El futbolista mira en esa situación al entrenador en busca de amparo”.

Continúa Pellegrini: “Hay que intentar demostrarles que no se puede jugar en función de una circunstancia, de un resultado, de una posición en la tabla, de un incidente, de una noticia. Pero todos los futbolistas no son iguales, como las personas, y reaccionan de forma distinta. Las relaciones humanas son más difíciles que el 4-3-3.

Son cosas que no tienen que ver tampoco con el dinero. Hay muchos aspectos de la relación entre técnico y jugador que los periodistas desconocen. Hay reuniones que hay que tener en común y otras, en cambio, con los futbolistas por separado. Yo incluso las fomento. Es necesario que ellos se digan las cosas a la cara, que hablen los líderes del vestuario, la gente positiva, con una gran influencia sobre los jóvenes”.

Real Madrid? “La idea de desarrollo que tenía el Madrid no se corresponde para nada con lo que yo pienso acerca de cómo se logran los títulos y de lo  es un equipo dentro de un terreno de juego. Cuando vieron que yo no estaba en esa línea, que no me sentía obligado a poner a ningún futbolista, creo que empezaron a aislarme. Si son diferentes la mentalidad de un presidente y de un técnico, lo lógico es que salga el técnico. El Madrid tomó entonces la línea que quería su presidente”.

“Las decisiones se toman semanalmente en virtud de muchos factores circunstanciales. Hay que relacionarse con igualdad con todos los jugadores del vestuario. A todos exigirles rendimiento y compromiso”

Jugar sin extremos? “Ahora hay muchos que juegan de esa forma. Una cosa es estar fijo para el uno x uno o el uno x dos, y otra es disponer de los mecanismos que te permitan crear los espacios y ocuparlos cuando los necesites. El Barcelona los ataca y los crea y los ocupa mejor que nadie”.

¿Cómo se entrena para conseguirlo? La pelota y el espacio reducido son la realidad del fútbol, hoy más que nunca. Por eso nosotros hacemos todo el trabajo con balón, sea táctico o físico. Hay que pensar antes de que llegue la pelota, tener más de una solución, saber si juegas a un toque o a dos. Eso es lo que busca este tipo de entrenamiento: la automatización de los gestos.
Balón y espacio, los dos conceptos que mejor ejemplifican las diferencias entre el fútbol de suramericano y el europeo. Pero se pueden combinar ambos. En Suramérica se da mucha importancia a la pelota y poca al movimiento sin ella. En Europa es al revés. Por eso, siempre le digo a mis jugadores: el que lleva el balón, lento para pensar; el resto se mueve rápido. Si el que conduce va a cien por horas, no tiene tiempo para desarrollar su técnica; si los demás no van rápido, no pueden darle alternativas”.

¿La Selección? “Tuve la oportunidad de dirigirla antes y después de la etapa de Marcelo Bielsa, cuyo trabajo admiro. Me gustaría hacerlo en el futuro, si se pueden coordinar los tiempos. Creo que Málaga será el último destino mío en Europa”.

“En Málaga el inicio no fue bueno. Sin haber realizado la pretemporada ni diseñado la plantilla, es difícil imponer tu idea de juego. Pero precisamente esa situación midió mi capacidad de convencimiento con respecto a los jugadores. Les dije que había que empezar por poner unas bases, no buscar puntos desesperadamente. La clave es que se intentó jugar con independencia del lugar que ocupábamos en la tabla. Acá había que empezar todo. En Villarreal, ya existía un modelo desarrollado en cuánto a formación y infraestructura”.

Los postulados de Pellegrini no han cambiado, ni siquiera debido a su paso por Madrid que debía ser la cumbre de una carrera de éxito, después de los títulos logrados en su país, en Ecuador o en Argentina, donde dirigió a San Lorenzo y a River, saliendo Campeón, y la consolidación de matagigantes de Villarreal.

Manuel Pellegrini ha tenido la gran satisfacción y capacidad de salir campeón en varios países, fuera de su país nativo Chile. Un entrenador de categoría y experiencia. Que sigue en España haciendo una rica historia en el fútbol, ahora en el Málaga.






jueves, 1 de noviembre de 2012

MÉTODO ENTRENAMIENTO DE MOURINHO.

Método de entrenamiento de Mourinho. La periodización táctica
Sus equipos acostumbran a ponerse en forma con rapidez y mantenerla sin excesivos sobresaltos durante toda la temporada. Da igual que sea Oporto, Chelsea o Inter, no es casualidad que sus equipos apenas tengan grandes altibajos, sin picos ni valles de forma, salvo un bache anual que se repite de forma periódica.
Periodización táctica. ¿Qué significa ese concepto? Es la denominación que el profesor Vitor Frade de Oporto otorga a una idea bastante sencilla: todo tipo de entrenamiento debe estar supeditado al modelo de juego escogido por el entrenador.
No confundir modelo con estilo o con esquema de juego. Modelo de juego significa el tipo de juego que el técnico desea que su equipo desempeñe con fluidez.
 El propio entrenador madridista, en el libro “¿Por qué tantas victorias?” de Bruno Oliveira, Nuno Aimeiro, Nuno Resende y Ricardo Barreto, lo define de este modo: “Lo más importante en un equipo es tener un determinado modelo, determinados principios, conocerlos bien, interpretarlos bien, independientemente de que se utilice éste o aquél jugador. En el fondo es aquello que yo llamo organización del juego”.
Un modelo es un conjunto de referencias colectivas e individuales y estas son los principios de juego marcados por el entrenador. Así, pues, la Periodización Táctica supone subordinar la metodología completa de entrenamiento a la forma de jugar que se pretende.
 “Mis equipos usan una metodología que rompe con todos los conceptos tradicionales del entrenamiento analítico. Entrenamos según un concepto al que llamamos ‘interligación de todos los factores’ donde trabajamos todo simultáneamente, inclusive el factor motivacional”.
 Un gran especialista italiano de la preparación física aplicada al fútbol nos dice: “Con aquellas ideas se montó el concepto de la Periodización Táctica. Sus principios son que el juego es el origen de la planificación. La táctica define tu forma de entrenar en todos los ámbitos: tanto física, como táctica como técnica. ¿Es algo nuevo? No, son conceptos y ejercicios y condiciones de trabajo que se llevó Mourinho del Barça con los DVD de Van Gaal bajo el brazo y que ha transformado a su manera”.
El profesor Vitor Frade fue el autor intelectual del concepto, en tanto Ruí Faría es quien lo ejecuta desde hace una década al lado de Mourinho y Marisa Silva, autora de la obra “O desenvolvimento do jogar segundo a periodizaçao táctica”, quien popularizó la metodología.
 Mourinho explica que “Ruí es mi complemento. En verdad no lo llamo preparador físico, porque es mucho más que eso. Además, ese concepto no existe en nuestro modelo de trabajo, ya que ejecuta y coordina una gran parte de nuestra metodología de entrenamiento. Nuestra forma de trabajar es claramente distinta. No hay secretos. Se valora demasiado el aspecto físico cuando lo esencial es la organización de juego”.
Rui Faria explica que “ya son diez años trabajando juntos con un método de entrenamiento identificado como único porque está pensado por nosotros. Tenemos ideas comunes y los mismos fundamentos. Nuestras únicas discusiones son para rectificar algún detalle. Pero existe una convergencia total entre José y yo. Mi trabajo está umbilicalmente ligado al del entrenador”.
Los de Mourinho no son entrenamientos largos, sino estrictamente cerrados a hora y media. Pretende que los jugadores cumplan los objetivos de los ejercicios y estén en permanente concentración.
 Según Rui Faria “buscamos identificar a los jugadores con una forma de jugar. Cada ejercicio tiene un objetivo definido que debe ser asimilado por todos. Eso significa jugar e implica gestionar su esfuerzo”.
 ¿Por qué sólo 90 minutos? “Porque -dice Mourinho- la experiencia me dice que entrenar más que eso lleva a la pérdida de calidad por la pérdida de la concentración”. Se busca gran dinamismo y un “tiempo útil altísimo, prácticamente sin tiempos muertos, con transacciones de situación a situación efectuadas con recuperación activa y rápidamente”.
Para el técnico del Madrid, la concentración es un arma fundamental: “La concentración de los jugadores puede y debe ser entrenada. ¿Cómo? Creando ejercicios que exijan esa concentración, ejercicios en que los jugadores se vean obligados a pensar, a comunicarse entre sí, ejercicios de complejidad creciente que los obligue a una concentración exigente”.
 De este modo, los tiempos de recuperación no obedecen sólo a la necesidad física, sino también a la mental porque se busca que el futbolista esté “en el juego” los noventa minutos. “El ritmo competitivo -certifica Faria- es una cuestión global y no sólo física”.
Desde la perspectiva de Mourinho, tiene poco sentido entrenar cualidades puntuales y el entrenador portugués lo confirma: “En vez de desarrollar la ‘fuerza’ de una forma aislada o descontextualizada, lo hacemos a través de ejercicios con características, jugando con el espacio, el tiempo, el número de jugadores y las reglas que les imponemos. Así estamos desarrollando algo relacionado con la fuerza, pero en un contexto más específico.
 ¿Cuál es para mí el significado de fuerza en el fútbol? Es tener la capacidad de arrancar, frenar, cambiar de dirección, saltar para cabecear… No utilizo programas individuales de musculación con mis jugadores para mantener o potenciar algunas cualidades, todo lo que hacemos se relaciona con nuestro modelo de juego”.
Y un aviso para navegantes: “El gimnasio y las máquinas de musculación son para el departamento médico, para usarlo en la rehabilitación de lesiones”.
Esta metodología le ha comportado críticas notables, en especial en el Inter, pues es conocido la elevada preponderancia de los preparadores físicos italianos. Desde Valdebebas, donde ahora implanta su método, Rui Faria se defiende: “Fuimos criticados por el sistema de trabajo utilizado en el Inter. Por lo visto, nuestra forma de entrenar no permitía trabajar la fuerza ni la resistencia. Y en realidad, tenían razón. No es esa la fuerza ni la resistencia que pretendemos conseguir. Son cosas completamente diferentes, con una especificidad distinta. Pero los resultados hablan por nosotros”.
 Y añade una imagen más: “No corremos, del mismo modo que quien practica atletismo no juega al fútbol para entrenarse”. Tras pensarlo un poco, perfecciona la metáfora: “¿Ha visto alguna vez a algún pianista correr alrededor del piano antes de empezar a tocar? En nuestra metodología tampoco damos vueltas alrededor del campo”. Queda claro.
Una característica habitual en los equipos de Mourinho es su regularidad física en competición. No son equipos con grandes altibajos, ni hay dientes de sierra en sus trayectorias, salvo el mencionado bache anual que se repite en todos los conjuntos que ha dirigido.
Rui Faria explica que su objetivo es “mantener el equipo durante el periodo competitivo en el máximo de rentabilidad. Lo que existe son niveles de rentabilidad, cuyo objetivo es que no haya grandes oscilaciones durante el periodo competitivo. Se entiende que el máximo de rentabilidad no es el máximo de condición física, sino el nivel de desempeño colectivo e individual. Este es el nivel de rendimiento que Mou intenta mantener a lo largo de toda la temporada”. Hasta la fecha lo ha conseguido con notable acierto, hecha la excepción del bache anual.
Mourinho repite sin cesar que no concibe aislar las diferentes dimensiones del fútbol (táctica, técnica, física y psicológica) pues necesita de todas ellas para conseguir jugar como quiere: es decir, con intensidad máxima durante hora y media, sin pérdidas de concentración.
 Trabaja todo de manera simultánea, todas las dimensiones interrelacionadas, sin ser separadas para no descontextualizarlas de su forma de jugar. “No creo, -insiste- en el fútbol de hoy, en equipos bien o mal preparados físicamente. Hay equipos adaptados o no a la forma de jugar de su entrenador. Lo que buscamos es que el equipo consiga adaptarse al tipo de esfuerzo que exige nuestra forma de jugar”.
Las tesis de Mourinho suenan plenamente coherentes, más allá de si son originales o fruto de absorber las enseñanzas de buenos maestros. Los resultados obtenidos con Oporto, Chelsea e Inter en cuanto a condición física, intensidad en el esfuerzo, regularidad en la plena forma y concentración avalan sus tesis. El rendimiento del Madrid en los próximos meses es el gran examen para revalidar la Periodización Táctica o ponerla en cuestión.
Como resumen, tres ideas básicas de José Mourinho:
1.“Cuando veo referencias a las pretemporadas y me muestran imágenes de los jugadores corriendo, trabajando en espacios que no son el campo de fútbol, desde la playa al campo de golf, me pongo a pensar que son métodos superados, por no decir arcaicos”.
2.“La forma no es física. La forma es mucho más que eso. Lo físico es lo menos importante en la globalidad de la forma deportiva”.
3.“No sé donde comienza lo físico y acaba lo psicológico y lo táctico. Para mí, el fútbol es globalidad, el jugador también y de ahí