viernes, 30 de enero de 2015

APRENDER A JUGAR... por Alex Couto Lago


...PARA APRENDER A GANAR.
magazineperarnau.com/
Por ALEX COUTO LAGO.

“El juego no sólo es aprendizaje de tal o cual técnica, de tal o cual aptitud, de tal o cual saber-hacer. El juego es un aprendizaje de la naturaleza misma de la vida que está en juego con el azar”.
Edgar Morin./


Enseñar a jugar para aprender a ganar. La planificación estratégica de toda escuela de fútbol debe partir de esta premisa: el juego se aprende, se ejecuta y se contrasta con las dificultades impuestas por un rival. El proceso de aprendizaje parte de un dominio de destrezas individuales acorde a la edad de inicio y la posterior interacción con los compañeros con los que uno se va a relacionar a través de la pelota. Con los años, como en cualquier centro de enseñanza, se irán afilando esas destrezas a través de la exigencia, de la creación de una memoria y un mapa neuronal específico para cada jugador, que le permitirá reconocer las situaciones e ir aplicando las inteligencias debidas en función de los requerimientos exigidos. Dominar el cuerpo con la complicación de gestionar un elemento extraño, el balón, dominar un espacio en el que uno ha de desplazarse, dominar un área en la que uno debe percibir el juego, entenderse a uno mismo para posteriormente entender a los demás, comprender la lógica de un juego ilógico sabiendo afrontar una superioridad numérica o posicional o las decisiones que tomar en función de los diferentes objetivos individuales, grupales y colectivos, de equipo. Todo ello a través del juego, todo ello con el juego como aliciente.

Competir será un concepto que irá incorporándose de forma paulatina, entendiendo que el fútbol, como deporte de habilidades abiertas y de confrontación directa, es algo a lo que uno está abocado como jugador y como equipo. Pero la competencia entendida como parte intrínseca del aprendizaje y no como objetivo en sí mismo. Porque, como dijimos, primero se aprende a jugar para, posteriormente, entender la importancia de ganar.

La inteligencia corporal y cinética, la inteligencia visual y espacial, la inteligencia interpersonal e intrapersonal, la inteligencia lógica, esas que son indispensables para entender el fútbol como deporte. Ahí es en donde se debe poner ahínco para que el jugador pueda usar su técnica, aplicar los conceptos decisionales adecuados para implementar una táctica y saber comprender el entorno en el que se mueve. Compartir el logro y el fracaso y compartir la solidaridad del esfuerzo.

Aprender a jugar con las dificultades y complejidades del juego en función de la edad y la capacidad de entender el todo diverso en el que uno se ha de desarrollar. Y aprender a expresarse, desde el punto de vista lingüístico, emocional y como equipo. Todo esto resultará necesario para competir cuando llegue el momento de hacerlo en toda su extensión. Si queremos futbolistas profesionales, debemos darles una formación profesional, partiendo de parámetros identificables que les permitan resolver todos y cada uno de los retos del juego desde la excelencia.

Puede hacerse y debe hacerse. De ahí que necesitemos diferenciar desde el primer momento al formador, aquel que ha de facilitar el aprendizaje, del entrenador, aquel que ha de facilitar los contextos adecuados para la competición al máximo de exigencia.

Es determinante para cualquier estructura deportiva centrada en la gestión del talento en deportes colectivos entender la diferencia entre formar y entrenar, quiénes han de estar destinados a la labor docente del deporte, en este caso enseñar en todo su amplio marco a jugar al fútbol, y aquellos llamados a utilizar los recursos aprendidos para competir y buscar la máxima rentabilidad colectiva de los aportes individuales cohesionados en torno a una estrategia común.

Un formador tiene un temario que aplicar, necesita ir entregando conceptos que a medida que van siendo asimilados abren nuevas vías de crecimiento en las que el jugador se zambulle para interpretar el juego. La competitividad es una parte ineludible del juego fútbol y una parte determinante del deporte fútbol, pero el joven futbolista en formación necesita ir entendiendo, en base a su aprendizaje, cómo, cuándo y por qué se le requieren ciertas destrezas, aptitudes y actitudes a la hora de enfrentarse al juego en conjunto con el resto de compañeros del equipo.

Es ahí donde el buen formador aporta todo el contenido de conceptos, preceptos y acciones a los que el jugador tratará de dar respuesta. La formación es una búsqueda constante de respuestas en torno a las mil variables que inciden en el juego. El formador ayuda a encontrarlas a través de una aplicación adecuada de la técnica adaptada a un contexto, el que el propio juego va ofreciendo de manera constante y distinta en cada momento, el formador ayudará a buscar soluciones a situaciones en las que el jugadorsiente y debe facilitar el entendimiento de ese sentimiento dando sentido al espacio, al tiempo, a la prisa, la precipitación o la pausa. El formador ha de regular, cual termostato, la emoción a través de la que el jugador vive el juego para que esta emoción no lo turbe o no lo incomode, sino todo lo contrario, lo ayude a explorar caminos más atrevidos. Un formador que no motive es un tronco hueco.

El formador facilita la aplicación artesana del gesto, la utilización correcta del elemento aleatorio que es la pelota, en función del rival, del tiempo de ejecución, del lugar en el que se ha de ejecutar y del objetivo u objetivos buscados. Las respuestas han de venir dadas por el alumno, y lo importante es la cantidad y calidad de las respuestas recibidas, que redundarán en el resultado final del proceso competitivo y no al revés, que a través de una ejecución concreta se busque un rendimiento determinado para alcanzar un resultado previsto. El resultado es un premio porque las respuestas individuales de cada jugador, su intuición y su ejercicio de entrega derivado de la propia dinámica del ejercicio de aprendizaje le permitirá generar una plusvalía. La suma de plusvalías y la cohesión inherente al propio proceso de jugar juntos, orientados y no dirigidos, es lo que determinará un valor final que se verá reflejado en contraste con un rival.

Lo importante es la resolución de todas las acciones y las consecuencias finales en el proceso directo de interacción y aprendizaje al que se ven abocados todos los alumnos de un equipo. El resultado final es intrascendente, sobre todo en las primeras edades. La importancia del resultado ha de ser inversamente proporcional a la edad del iniciado. Cuanto más joven, menor trascendencia en el puntaje y mayor trascendencia en la evolución e interacción del proceso de aprendizaje.

Por eso, al formador no se le puede medir por los puntos, los goles o el resultado en relación al contrario. Al formador se le ha de valorar y fiscalizar en función de una auditoría interna, definiendo cómo ha logrado inculcar los valores técnicos y específicos del deporte, cómo han adaptado sus facultades físicas y condicionales a la exigencia creativa del juego, cómo se ha evolucionado cognitivamente en torno a todas las incertidumbres generadas por el propio proceso evolutivo del juego y cómo ha sido el feedback en relación al jugador, al club, a la dirección deportiva y a todos los agentes externos que tienen relación directa con los jugadores.

En cambio, un entrenador es otra cosa. Un entrenador prepara para competir. El entrenador tiene en la victoria su razón de ser, porque es aquel que planifica, organiza y dirige para estructurar procedimientos que permitan incrementar la probabilidad de victoria, en función de las particularidades, aptitudes y actitudes de los jugadores ya formados que tiene a su disposición. Un entrenador prepara a futbolistas que ya conocen el oficio, jugadores que tienen respuestas que ofrecer y un bagaje útil que aportar. El entrenador es quien, a partir de una estrategia y un estilo, dota de posibilidades concretas a un equipo que ha de buscar la victoria partiendo de restricciones estructurales determinadas, es decir, restricciones que marcan un camino determinado dentro de los múltiples caminos que se pueden elegir. Y esos caminos son elegidos porque representan la mejor manera para alcanzar la victoria, debido a que facilitan la expresión de las virtudes y fortalezas de un equipo cohesionado, estructurado y unido en base a un objetivo estratégico predeterminado.

La táctica, la aplicación directa del plan estratégico frente a un rival en el momento del juego, no es consecuencia de una improvisación o del ejercicio intuitivo de un colectivo que aporta sus intuiciones individuales para ganar. La táctica es la aplicación de medidas que se adaptan perfectamente a la representación del plan en función de la oposición recibida, del estímulo creado a la hora de definir nuestro estilo y de la propia cultura que tenga o no tenga el club que juega.


Por lo tanto, un entrenador ha de definir procesos de entrenamiento en los que sus pupilos puedan asimilar y pulir los procedimientos que aplican en los partidos. Procesos de mejora en los que se ha de tener en cuenta al rival con el que se compite, las exigencias y requerimientos que nos obligará a hacer, y además se ha de considerar nuestro propio sentido del juego colectivo en función de los aportes de las partes que confluyen en dicho equipo (nuevamente el holismo se deja sentir).
Una organización deportiva que tenga clara la diferencia entre formador y entrenador no cometerá errores de asignación de funciones porque estará incorporando cada fase de su proceso de organización estratégica a quienes corresponde. El resultado final será que podrá definir sus dos estructuras y dotar de liderazgo a ambas para organizarlas en base a criterios que les permitan evolucionar en el tiempo.

Si una organización deportiva se equivoca y otorga a los chicos en formación a un entrenador, no garantizará que los jugadores reciban la formación en tiempo y forma y tampoco la asimilación conceptual sobre la que se asentará su toma de decisiones y su capacidad de entender el entorno en el que se ha de desenvolver. Por el contrario, si proporciona a jugadores ya formados un profesor de fútbol, un formador, habrá equivocado el objetivo porque el equipo estructurado en base a futbolistas con los conocimientos adquiridos no centrará su objetivo principal en la competitividad y en la búsqueda de la maximización de su logro a  través del contraste con el rival y el ejercicio de un liderazgo útil y adecuado.

Si alguna vez nos preguntamos por qué nuestro fútbol base no funciona, quizás debamos mirar quién es el responsable de asignar los puestos y definir quién enseña. Si nuestro equipo principal no funciona, deberemos auditar de forma clara el papel y el perfil del estratega para definir si es la estrategia y su aplicación, unidas a su liderazgo, lo que es susceptible de ser analizado.

Si un equipo con estructura de fútbol base no es capaz de nutrirse de jugadores formados dentro de su propia escuela y sí consigue competitividad en chicos de otros lugares, deberá valorar y validar su proceso, sus profesores y directores y, además, someter a juicio al máximo responsable de la primera plantilla para ver por qué los jugadores enseñados por ellos mismos no son capaces de dar el nivel necesario para competir en el escalón más alto.

Aprender a jugar, competir, formar y adiestrar son conceptos básicos que se han de tener en cuenta a la hora de definir la política de un club. Su ausencia o su confusión por definición solo traen un resultado, el fracaso. Su acierto en la determinación y adecuación dentro de la estructura nos acercan al éxito, aunque no lo asegure al cien por cien. El éxito es todo aquello que supera nuestra expectativa. Y dependiendo de esta estaremos más cerca o más lejos de los objetivos.

Lo que es indiscutible es que se necesita un tiempo de reflexión a la hora de sentarse a valorar qué queremos ser como club, como institución y como organismo deportivo y cultural. Y si además estamos ligados de forma ineludible al espíritu de una ciudad que nos otorga su divisa, debemos hacerlo con la obligación de satisfacer sus ansias de verse representados en lo que nosotros aportamos.
“Fútbol es fútbol”, decía don Vujadin Boskov, y además es una representación del arte popular y del sentir de sus gentes, amplió Joao Saldanha. Cuidemos la forma para disponer de un fondo claro y cristalino.

“El hombre es un animal que juega”
Charles Lamb
* Álex Couto Lago es entrenador nacional de fútbol y Máster Profesional en Fútbol. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela. Autor del libro “Las grandes escuelas de fútbol moderno” (Ed. Fútbol del Libro)


miércoles, 28 de enero de 2015

ATLÉTICO ELIMINADO DE LA COPA DEL REY.


ATLÉTICO CAE DE LOCAL ANTE EL BARSA 3 A 2.

Busquets, mediocentro del Barsa:
“Hay que saber ganar… y saber perder”.

Muchas veces se ha demostrado en el fútbol, que es mucho más difícil mantener el equilibrio emocional estando en buena racha y más cuando llega el inesperado momento en que se pierden juegos  decisivos y ante el mismo rival. Eso le pasó al Atlético, perdió los papeles a medida que el juego fue avanzando y se le enredaban sus posibilidades de conseguir su objetivo. Había demostrado ser un equipo que cuando entraba al terreno de juego lo hacía con gran rigor, de gran agresividad en su dinámica comportamental, de actuar con la sangre caliente, pero la cabeza fría y consciente de no perder nunca el norte, de dar prioridad extrema al trabajo colectivo en una actitud que no transa bajo ningún aspecto. Pero ha perdido los dos últimos juegos frente al Barsa y a pesar de haber comenzado el partido y antes de los primeros cinco minutos ir ganando, no mantuvo su superioridad anímica, ni táctica, ni psicológica, ni física en campo, tantas veces demostrada anteriormente.

Es ahora muy común en el fútbol europeo la simulación de faltas, el reclamo airado a los árbitros, apelar constantemente a la falta táctica para detener el juego, hacer tiempo cuando se va ganando, y eso seguramente ha surgido como un argumento más para lograr ganar. Ya están quedando atrás los sentimientos tradicionales en clubes de gran historia que siempre pugnaban por lograr los torneos respetando a morir el gusto, el estilo, la identidad, aceptada desde siempre y defendida con orgullo y coraje en el campo de juego. Hoy te obligan a ganar y los medios, el camino, ya poco interesan. Hay que ganar, sea como sea. No estoy de acuerdo.

Y una influencia grande es por la intensa actividad en las comunicaciones. Muchos hinchas desean ganar sólo para burlarse, humillar a su vecino, a su compañero de clase, o de oficina, y hacerle ver que él es un ganador y que su equipo es el mejor del mundo porque ganó. Bueno, pero todavía hay equipos, gustos, sentimientos, aficionados, que gustan de la estética, los “buenos modales”, apuestan a la belleza, ser calidosos para ganar y también para cuando les toca perder, no hacer desmadres, escenas grotescas, shows en la cancha y fuera de ella.

El segundo tiempo del partido se notó la actitud equivocada, errada, de  jugadores del Atlético que les hizo comprometer el control y la iniciativa del juego. Fouls, entradas fuertes y mal intencionadas, reclamos fuera de tono y reiterativos al juez y manoteando y provocando a jugadores del Barsa especialmente a Neymar y a Messi. Daban la impresión de que no pudieron en este día digerir la derrota, quizás los muchos reconocimientos desacomodaron a algunos y dejaron de lado su habitual comportamiento futbolístico. Quedaron eliminados sin exponer en la cancha los argumentos, actitudes, que los llevó a ser protagonistas en Europa. No dejaron una grata impresión a quiénes con mucha expectativa esperábamos un partido muy diferente,  de vuelta, en estos cuartos de Copa del Rey.

Barsa va levantando su fútbol y lo más interesante es que no trata de ganar solo con base a posesiones y presiones en campo contrario. Ayer mediante transiciones rápidas, desmarques veloces a espacios creados por inteligentes y oportunos movimientos en zona defensiva del Atlético, desdoblamientos veloces de sus laterales para llegar a zona de definición, en fin un Barsa con variantes que le van dando un poder futbolístico diferente al mostrado en el año anterior.

Dejó en el camino al siempre difícil Atlético que equivocó el camino, le ganó 1 a o de local y 3 a 2 de visita sin menospreciarlo, ejerciendo con inteligencia un juego perfectamente adaptado a las posibles exigencias que le daría su adversario, con sentido común sacarle provecho a los diferentes momentos del juego que le brindaba la dinámica del mismo, mostrando a un Neymar cada vez más protagonista y un Messi que parece ir regresando a ese estado innegable de jugador incontrolable en defensa cuando se decide a imponer con base en su velocidad,  su extraordinario  talento y desequilibrante habilidad.

Diego Simeone, entrenador del Atlético:
“Si no expulsan a Gabi, había posibilidades de eliminar al Barcelona. El partido terminó en el primer tiempo. Después, hicimos el partido que como entrenador consideré más conveniente”, aseguró el argentino. Pese a la insistencia de los medios para que aclarara qué quería decir con eso de “más conveniente”, Simeone se enrocó en una actitud algo cínica. “Lo mejor que han hecho estos chicos es salir campeones en el campo del Barcelona”, dijo el entrenador del Atlético cuando se le preguntó por la trascendencia de las decisiones del árbitro en el partido de ayer”.

 Luis Enrique, entrenador del Barsa:
 “Es evidente que todos sabemos las dificultades que tiene jugar a fútbol y no sé si es la climatología o qué sucede, pero somos especialistas en disputar partidos viendo botar el balón como un conejo y eso es difícil para nosotros, nos complica las cosas”. Feliz por el resultado ante un rival al que llenó de elogios, Luis Enrique destacó la capacidad del equipo para encontrar espacios a la contra.

“Hoy nos ha tocado jugar en largo porque el rival tenía que apretar arriba”, reconoció Busquets. “Hemos jugado serios y hemos aprovechado sus espacios; hemos marcado en dos contras y a balón parado, algo poco habitual pero era lo que reclamaba el partido”.

“La primera parte ha sido un espectáculo”, dijo el presidente del Barça, Josep María Bartomeu. “Nos ganaron allí y aquí, son justos semifinalistas”, añadió Clemente Villaverde, gerente del Atlético de Madrid.

“Hicimos un trabajo muy completo”, aseguró Rakitic.

 Y añadió Busquets: “Hay que saber ganar y saber perder”.
Creo que el inteligente y equilibrado jugador del Barsa ha dado en la tecla… Frase cortita y contundente


ES FÚTBOL segunda parte



PENSAR… LUEGO TÚ DECIDES.

“Desgraciadamente, hemos seguido el modelo de Descartes que preconizaba la división de la realidad de los problemas. Sin embargo, un todo produce cualidades que no existen en las partes separadas. El todo no es nunca únicamente la adición de las partes. Es algo más”.   Edgar Morin.
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Citando a José Antonio Marina, “somos lo que somos más el conjunto de relaciones en el que estamos incluidos”. Por eso, y volviendo a Morin, “habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducción por un paradigma de conjunción que permita distinguir sin desarticular o reducir”.
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En mi opinión, se parte del error de desgranar la fase o transición defensiva a partir del momento justo en que se perdió la posesión del balón, cuando lo que nos explica qué ocurre sin él fue lo que hicimos antes con él y viceversa. Si el Barcelona, la selección española u otros equipos que tienen altos porcentajes de posesión de balón no atacan bien, ni consiguen someter al rival, juntarse en campo contrario y desordenarlo con la circulación, en el momento de la pérdida están expuestos a tener que correr hacia atrás, y este es un gran indicador de cuándo un equipo no está jugando bien.

Al revés ocurre cuando el Barça juega bien: hemos escuchado muchas veces las bondades de la presión tras pérdida de los blaugrana. Algunos analistas incluso la tildan como clave del éxito de los culés, pero ¿por qué nos paramos en ese instante, casi en la foto  del robo? Esta presión sólo puede existir si se consiguieron positivas secuencias de pases que desorganizan al rival y te juntan lo suficiente para poder acosar en superioridad cerca de la portería contraria: entonces, el rival casi te regala el balón.

Por otro lado, comentar que, obviamente, no presionar tras el momento de la pérdida no tiene porqué significar jugar mal. Buscar un repliegue controlado, que evite transiciones fulgurantes del contrario y que tenga relación con la forma de atacar y el contexto colectivo puede ser una herramienta muy válida.

Ir creando superioridades posicionales (no siempre es necesario la numérica) en torno al balón, batir líneas rivales que les obliguen a retroceder mirando su marco y eliminando defensores, encontrar compañeros de cara y orientar el ataque hacia zonas de menos densidad defensiva son algunos de los medios ofensivos que se pueden utilizar para desordenar al contrario y, como consecuencia, poder defender mejor la futura pérdida (en el futuro iremos desarrollando algunos de estos conceptos en profundidad).

Si por el contrario se es un equipo vertical, que ataca a velocidad de vértigo y que carece de pase atrás que permita juntarte en campo contrario, o tu secuencia de pases no es lo suficientemente buena para someter al rival, será imposible presionar cuando el contrario te desposea del balón. Por tanto, dime cómo atacas y te diré cómo podrás defender.
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 El fútbol tampoco escapa de ese sustrato. Porque el fútbol son los futbolistas.

Del binomio plasticidad cerebral-fútbol se encarga la neuropsicología, que estudia la relación entre la función cerebral y la conducta, pero no olvidemos que siempre hablamos de un continuo y no de segmentos que suman. El jugador interactúa en torno a un conjunto de reacciones musculares y biomecánicas como consecuencia del funcionamiento de un complejo sistema de recogida y descodificación de información que le permite activar diferentes procesos cognitivos (pensamiento), emocionales y de valores. 

Todo ello se da en cada una de las acciones que se desarrollan sobre el terreno de juego y sobre el tapiz que conforma el modelo de juego.

Por ello debemos contemplar la actividad cerebral y el rendimiento deportivo como un todo: un sistema de elaboración en el que el jugador debe constantemente elegir, decidir.
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 “Soy un gran amigo de mis jugadores cuando aceptan lo que digo”.

"En estos momentos lo que cuenta es que encontremos nuestra forma de juego", apunta el preparador; "hemos alcanzado un buen nivel pero, sinceramente, me ha sorprendido un poco lo rápido que han captado mis ideas los jugadores. Pensé que necesitaríamos más tiempo, pero el nivel es ya muy, muy alto".
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“Como todos los entrenadores, necesitas que alguien te quiera. Es tan simple como eso. Sentirte querido es lo más importante de nuestras vidas, por nuestra gente y por un club, lo mismo. Que te demuestre que te quiere e imaginar que puedes pasártelo bien. La idea es disfrutar del juego.  "Prefiero seguir así, habiendo hecho lo que he vivido que al contrario, que empezar en un sitio donde tienes que ganártelo”.
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“En esta teoría no existen variables que se repiten y se valoran, por lo tanto esto no se puede llevar a cabo, una recogida de datos tal cual para rectificar el entrenamiento.
Es otra perspectiva, se trata de conseguir  implicar el mayor número de componentes estructurales del ser humano dentro del entrenamiento, para conseguir los resultados más óptimos posibles, sin obsesionarse con una recogida continua de información.
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El hecho de que esta filosofía trata al futbolista como un ser que cambia día a día y no se puede entrenar en base a unos parámetros que se modifican, provoca que el mismo entrenamiento sea de igual forma cambiante, es decir, hay que partir de un día 0 de desconocimiento absoluto de cada individuo, y realizar un entrenamiento el día 1 que será distinto del día 2 y del día 3 consecutivamente… estos entrenamientos se agruparán en los ya mencionados microciclos estructurados que se diseñarán siempre con unas premisas de condiciones de variabilidad y tan sólo se mantienen algunos elementos socio-emotivos, cognitivos, coordinativos, que se mantienen como puentes de unión entre los entrenamientos.
Cada ejercicio tendrá componentes de esta categoría y se plantea el entrenamiento de esta forma, en lugar de ofrecer una misma comida para todos, sería como un Bouffet, cada jugador tendrá distinta ansiedad de estos elementos y se entregará a cada tarea dependiendo de él mismo”.
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“El futbolista es uno de los deportistas que más fama tiene de gran orientación al ego y poca orientación a la tarea, es decir, que por costumbre siempre hay que empujarle cuando hay que realizar un trabajo físico. Sin embargo, me contesta Seirul´lo: “En estos casos no ocurre este hecho, todo lo contrario, cedes una responsabilidad y cuando esto sucede, la asume y se responsabiliza del trabajo respondiendo positivamente a la libertad entregada”.
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“Los deportes de equipo se definen por tener aspectos cualitativos más que aspectos cuantitativos, es más importante fijarse en los aspectos cualitativos que en los valores cuantitativos (metros recorridos, pases erróneos, etc…). El fútbol hay que verlo como algo cualificable más que cuantificable, es más fácil detectar por medio de la observación a un jugador con calidad que contar todos los pases erróneos de todos los jugadores para comprobar quién es el jugador de menor y mayor calidad, eso demuestra que es más lógico encuadrar los deportes colectivos en el apartado de cualitativos”.
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“Construir situaciones con finalizaciones abiertas, conociendo el principio pero no el final establecido para que haya una serie de elecciones por parte del ejecutante.
La opción del entrenador está en crear situaciones que permitan elecciones ajustadas al puesto específico de cada jugador, ejemplo, un extremo cuando centra cuantos elementos tiene que tener en cuenta, velocidad del contrario, la línea de fondo, la cercanía del defensa, la distancia del portero, sus compañeros… y esos elementos son los que tienen que utilizar los entrenadores para mejorar todos esos conceptos.
Para construir esos sistemas de entrenamiento por un lado hay que tener en cuenta los elementos que busco como objetivo que pretendo trabajar y por otro lado crear esas situaciones abiertas, eligiendo la distancia, el compañero, la tarea anterior, los tiempos de pausa, etc… porque lo que realmente es el núcleo de la tarea es hacer estas tareas a la máxima velocidad de ejecución”.
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“El equilibrio es la coordinación posicional de todos los jugadores tanto ofensiva como defensivamente.
El fútbol es ataque y defensa, y un equipo no puede depender sólo de lo que se hace adelante o confiar solamente en la parte de atrás. La fase ofensiva y defensiva son dimensiones indisociables, no se pueden desintegrar, ya que están integradas. Toman acuerdos conjuntamente, se hablan de tú a tú. Para mantener el equilibrio es necesario optimizar y racionalizar las funciones de los jugadores, es decir que los jugadores sepan lo que tienen que hacer cuando están por delante del balón, por detrás, a la derecha y a la izquierda, para poder controlar el juego.

Para obtener una mayor y mejor eficacia defensivamente debe estar dispuesto en pocos metros, es decir ser más corto. Si el equipo recupera el balón ofensivamente va a estar más junto y las transiciones serán más rápidas y precisas, el poseedor tendrá más posibilidades, y existirá menos déficit en la continuidad del juego (ayudas ofensivas). Al no estar las líneas excesivamente separadas facilitará dominios de segundas jugadas, abortar tras pérdida del balón las intenciones del rival… Por el contrario si prevalecen distancias exageradas entre jugadores, obligan a acciones individuales, conducciones…

La esencia del juego colectivo reside en el ataque y la defensa que deben estar conectadas en espacio y tiempo, deben ser caras de una misma moneda. Hay que participar en las dos fases. Ninguna puede ser lenta. No se puede participar en una  y en otra no. En el fútbol no existe ataque y defensa como fases separadas cuando se ataca hay que tener presente que se puede perder el balón y viceversa, cuando defendemos tendremos presente que un determinado momento recuperamos el balón y deberemos acceder a la portería contraria y hacer gol”.
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"El fútbol es un deporte que se lo juzga livianamente desde afuera. Es muy complejo y difícil de llevar adelante. El fútbol es la única empresa donde todo lo que ocurre se sabe en el momento en todos lados. En cualquier otra empresa donde ocurriera esto no dura ni una semana. Cualquier pelea, cualquier decisión, se sabe en el instante. Muchas veces una operación económica es conveniente y los hinchas no permiten hacerla. No entienden que un futbolista está en una pendiente de rendimiento y que venderlo es la mejor alternativa. Gestionar eso lo hace muy complejo."

"Los dirigentes no consideran al DT como un gerente general y en ocasiones lo consideran menos que un jugador. No lo sientan en la mesa de decisiones y eso lo tiene que aprender el fútbol en general del fútbol inglés. Inclusive el resto del fútbol europeo."
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"Los entrenadores tenemos que ser auténticos y saber de lo que hablamos. Los jugadores son el primer filtro. Ellos pueden ver que la primera mano de pintura es atractiva, pero si cuando rascan ven que debajo hay óxido, chau, perdimos...Saber de un deporte ni siquiera implica haberlo jugado bien. Hay que conocer sus detalles y saber porque las cosas funcionan. Cuando le damos una indicación a un jugador y ve que le funciona, ya se predispone de otro modo."

"Tenemos que confiar en nuestros jugadores, nos tienen que gustar. Si no nos gustan, estamos muertos. Si yo cuento en privado que un jugador no me gusta y se lo digo a un amigo en una cena, el paso siguiente es irme de ese equipo. Los jugadores nos tienen que gustar en algo, en la mejor condición que ellos tengan. Aunque no sean muy buenos, tenemos que saber que encontrarles de positivo."
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“Si partimos de la observación del juego como modelo cometemos un grave error, pues todos los modelos de juego son coyunturales, incluso si tomamos como modelo uno ideal construido por el propio entrenador. Por lo tanto, la metodología debe ajustarse a lo que la persona es capaz de hacer, categorías que sabe procesar, dependencia o independencia del campo en sus tomas de decisiones, la predicción o acomodación a los acontecimientos y demás elementos que configuran su personalidad competitiva”.
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“Qué es jugar bien?  Es realizar variadas funciones en el terreno de juego, tenga quien tenga el balón, que permitan optimizar las condiciones actuales del propio equipo para la consecución del objetivo, el gol, en los sucesivos e inmediatos episodios del juego, que por ciertas de aquellas funciones se hubieran inducido. Cuando esto se hace durante todo el tiempo de duración del partido, se puede decir que ese equipo jugó bien”.
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“La condición física es el resultado y confluencia del estado de optimización en que se encuentren las capacidades condicionales del jugador. Éstas, deberán encontrarse en un estado continuo de desequilibrio, producto de su interacción con el resto de capacidades que configuran la estructura del jugador de fútbol, en un momento de su vida deportiva, para lograr el máximo rendimiento en ese nivel. El jugador puede desarrollar las técnicas del juego a lo largo del partido porque tiene el soporte de las capacidades condicionales, si estas se detienen, si no se ajustan a un desequilibrio constante, el jugador pierde potencia prospectiva limitando mucho su progreso en los logros de su juego, disminuyendo sustancialmente su rendimiento”.
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 Optimizar el rendimiento en el fútbol desde la perspectiva del jugador, es optimizar todas sus capacidades en las dimensiones que requiere esa actividad.
Debemos determinar estas dimensiones en el ámbito de las capacidades condicionales, coordinativas, cognitivas, volitivas, expresivas... que configuran la estructura del jugador.
Para realizar esas determinaciones disponemos exclusivamente de la observación del jugador inmerso en la práctica específica que realiza junto a sus compañeros, el entrenador, el propio jugador y sus oponentes. Por lo tanto, las necesidades se van creando y definiendo siempre que seamos capaces de ver lo que la práctica específica nos ofrece, que es todo. ¿O es que no nos muestra necesidades de optimización de ciertas capacidades de un delantero, el defensa contrario que deja que “le encare”, dejándole “salir” por su izquierda donde siempre le quita el balón?
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“No es necesario un estado de forma homogéneo para todos los jugadores, asunto que es además imposible. Atendiendo a las premisas de la anterior pregunta, debemos lograr un estado de forma adecuado y suficiente, no el óptimo ni homogéneo para todos, pues cada jugador debe resolver distintas situaciones durante el partido y aunque sean las mismas no tendrá que realizarlas en los mismos parámetros espaciotemporales que cualquier otro jugador de ese mismo partido, lo que modifica sustancialmente sus necesidades de forma deportiva”.
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Teleonomía es un término ideado por Jacques Monod que se refiere a la calidad de aparente propósito y de orientación a objetivos de las estructuras y funciones de los organismos vivos, la cual deriva de su historia y de su adaptación evolutiva para el éxito reproductivo.

Un proceso teleonómico, sin embargo, como podría entenderse por ejemplo la propia evolución, da lugar a productos complejos sin contar con esa guía o previsión. La evolución comprende en gran parte la retrospección, pues las variaciones que la componen efectúan involuntariamente “predicciones” sobre las estructuras y funciones que mejor pueden hacer frente a circunstancias futuras, participando en una competición que elimine a los perdedores y seleccione a los ganadores para la generación siguiente.


A medida que se acumula información sobre las funciones y las estructuras más beneficiosas, se produce la regeneración del entorno mediante la selección de las coaliciones más aptas de estructuras y funciones. La teleonomía, en ese sentido, estaría más relacionada con efectos pasados que con propósitos inmediatos.

martes, 27 de enero de 2015

ES FÚTBOL.


PENSAR... LUEGO TÚ DECIDES./

“Antes había muchos y muy buenos jugadores. Ahora hay no tan buenos y en mucha menor cantidad. Por eso ahora resulta mucho más difícil marcar grandes diferencias y gestar grandes actuaciones”.
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“¿Qué hay que hacer con los jugadores más idóneos dentro de un plantel?
El mejor en el fútbol no tiene licencias. Los mejores  son los que están obligados a una sobre entrega y las licencias y los perdones se vinculan con los que no son los mejores. Hay jugadores que son más importantes que otros, pero no les podemos permitir ser imprescindibles. El eje de aprendizaje es la copia. Es mucho más lindo ser creador que imitador, pero los vulgares copiamos”.           
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“El entrenamiento invisible es una herramienta que está en posesión de los futbolistas y solo su compromiso, implicación y profesionalidad les va a permitir realizar este período tan amplio del día de la forma más beneficiaria para el desarrollo y la mejora de su profesión”.     
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“Todos somos perfectibles, nadie lo sabe todo… el futbolista, como ser humano que es, nunca está terminado del todo…”.            
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“Si quieres acertar en el fichaje de un jugador, no vayas únicamente a verle jugar. Obsérvale en los entrenamientos, su trabajo, su relación con el cuerpo técnico, los compañeros, como se expresa, como gesticula, que ideas tiene del juego, cuando jugó el último partido o sea si viene compitiendo, su vida personal. Después, decide”.   De los
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“Del jugador nace la táctica, de lo que es capaz de expresar al relacionarse con sus compañeros. Son los productores de nuestro modelo de juego. Rodeémoslos de afines, de aquellos que sientan el juego de la misma forma, así brotará lo colectivo con naturalidad, sin resistencias”.                 
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Futbolista… Origen y sustento de todo el entramado futbolístico. Sin ellos el juego no tendría razón de ser. Sin duda, la mayor relevancia que adquiere este deporte, se encarna también en la figura de los jugadores más carismáticos. La historia de este juego discurre de la mano de la biografía de los verdaderos artífices de su puesta en escena”.
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“Privilegiado protagonista que debe ser consciente de sus virtudes y limitaciones., enfocando su juego para la mejora del rendimiento colectivo. ENCONTRAR SU YO PARA SUMAR EN EL NOSOTROS”.                     
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“Yo no concibo el fútbol sin protagonismo. Tengo una atracción exagerada por la victoria. Y el protagonismo es el mejor camino para acercarse a ella. Mi intención siempre es ser protagonista. Creo en eso, me hace sentir seguro. Es más, me siento muy incómodo con la especulación. Desconfío porque la especulación siempre me defraudó, me golpeó. Jamás pensaría un especulativo, no protagónico y que partido y que el equipo no tenga el objetivo de situarse en el campo contrario. En cualquier cancha y frente a cualquier rival. Hay un empalme más armónico entre la pretensión y la posibilidad. Creo en los líderes, son indispensables porque todos necesitamos ser conducidos. Los momentos difíciles exigen una figura referencial”.                           
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“Está de moda inclinarse sobre una corriente definida como teórica o sobre otra que reconocen práctica. A los teóricos se les achaca que prefieren un juego basado en la gestación más lenta y elaborada de cada jugada, que descuidan el plano defensivo en una búsqueda desesperada de posiciones ofensivas.
De los prácticos se deduce que sacrifican el espectáculo para conseguir un juego más directo y vertical, especulativo y más cercano al pragmatismo que a la belleza. Son también definidos como resultadistas.
En definitiva unos defienden la postura de un juego de mayor plasticidad mientras otros se obstinan por un fútbol más cercano al resultado.
Desde nuestra concepción, y sin atrevernos a concluir nada, todo esto carece de seriedad ya que aún no entendemos la diferencia  entre entrenadores teóricos y prácticos.
Defendemos que ambas ideas son distintas pero no opuestas, ya que las dos buscan la victoria como fin.
Lo que sí es totalmente cierto es que si no tenemos una extensa línea teórica de actuación que nos permita alcanzar un mayor grado de conocimientos y profesionalidad, nuestro trabajo práctico no dejará de ser un mero parcheo.
No debemos olvidar que la línea teórica se alimenta, a su vez, de una meticulosa observación de la práctica del juego”.   
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 “Nosotros deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito es una excepción, los seres humanos de vez en cuando triunfan, pero habitualmente desarrollan, combaten, se esfuerzan, y ganan de vez en cuando, muy de vez en cuando”
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Como dijo el filósofo bielsista Juan Ángel Mondino: “la potencia de la propuesta bielsista se traslada de la cancha a la vida misma: hay que ganar aún en la derrota. Es el respeto por ideas que nacen del potrero, del gusto por tener la pelota. La pelota es el medio de producción donde el pasto es el ámbito para colectivizar el trabajo. En la vida como en la cancha, lo fundamental es la dialéctica entre la espontaneidad y el orden, entre lo individual y lo colectivo, donde la libertad va unida a la belleza y no es individual sino colectiva.”
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“No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar”, y concluye, “la adversidad es el mejor momento para expresar la adhesión, porque es el momento donde es más difícil ser fiel”.
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P. A usted, técnico tacticista de pro, ¿qué le ha aportado el fútbol italiano?
R.
Ya estuve en el Inter y me enseñó mucho. Antes, en mi formación, también viajé bastante a Italia para informarme de diferentes sistemas y empaparme. Aquí, en tres partidos seguidos, puedes jugar contra un sistema 4-3-3, luego contra un 3-5-2, un 4-4-1 o un 5-3-2. En las primeras cuatro jornadas vi todos los sistemas contrarios posibles. Eso, desde el punto de vista del entrenador, te obliga a trabajar más, pero te enriquece.
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“La posesión no es un objetivo per se, no es una meta para nada, es una manera de entender el fútbol. Pero yo siempre digo que entre la posesión y el juego directo hay muchos matices, mucho recorrido. Y ese recorrido es el que tiene que darte equilibrio y construir un equipo que sea capaz de tener el balón cuando haya que tenerlo o de jugar al contragolpe cuando haya que hacerlo”.
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“Antes de aceptar y comprometerse con la propuesta del presidente Josu Urrutia cuando éste era candidato a la presidencia del Athletic, Bielsa observó y evaluó 50 partidos completos del equipo bilbaíno. Realizó un análisis exhaustivo del rendimiento del equipo en forma individual y colectiva. Cuando Urrutia resultó electo y se dispuso a formalizar el acuerdo, Bielsa ya sabía con qué jugadores contaría, a cuáles descartaría y cómo organizaría su trabajo al frente de ‘los leones’.
Diseñó una pretemporada con un noventa por ciento de los días dedicados a entrenamientos en doble turno y exprimió al máximo junto al preparador físico Luis Bonini. Su juego de presión y superioridad numérica en todos los sectores del terreno de juego necesitaba una base de enorme trabajo físico que le sirviera a sus dirigidos para todo el año”.
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¿Diferentes sobre el campo? Los contextos de cada equipo son muy diferentes. El fútbol no se escribe con una sola letra y ahí reside la riqueza del juego y de ambos estiletes actuales de los banquillos”.
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 “Esto lo he ido madurando teniendo conversaciones con uno, con otros, leyendo... Para mí el gran entrenador, sobre todo, debe de tener una base teórica que comprende desde el conocimiento pleno del juego, más la suma de saber acompañarlo con complementos que le ayuden a entender al rival, el origen del club, el termómetro de la actualidad, etc.; también valedor él mismo de poder encontrar las mejores relaciones sobre el campo y que los protagonistas comprendan al máximo el estilo que más se acerque a sus posibilidades. ¿He dicho comprender? Sí, transmitir debe ser esa virtud específica que puede llegar a separar al bueno del que no lo es tanto”.
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“Lo más importante de conocer a un rival es saber en qué momentos y principios voy a incidir más durante la semana, ¡pero siempre según mis principios y mi modelo de juego! Aunque luego hay que ser coherente. Por ejemplo, imaginemos que tú eres mi scouter y vamos a jugar un partido contra el Barcelona. Si yo decido presionar arriba, algo específico vamos a tener  que meter a Busquets por dentro, a centrales abiertos y a laterales a la espalda del extremo rival, ¿no? Para mí por eso es tan importante la pretemporada.
Para poner en forma al equipo. No en forma física, sino para preparar a mi equipo para jugar los partidos de una determinada manera. Es un tiempo en el que hay que entrenar nuestra forma de jugar, de atacar, defender, transitar, de adquirir unos principios de juego y saber tomar decisiones en cualquier situación provocada por el juego, ya sea contra un equipo que juegue con dos delanteros que con equipos que jueguen sin una referencia. Porque a partir de ahí, cuando empiece la competición, mi ciclo semanal, como hemos explicado, va a estar en un porcentaje muy alto, influenciado por la forma de jugar del equipo rival. Y si tan importante es conocer al rival... tan importante es tener un scouter. Y ahí, a nivel profesional y habiendo estudiado partidos de los mejores equipos de Europa y de casi todos los equipos de la liga española.
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“Un seleccionador, sin tiempo a desarrollar todo lo complejo que debe ser un modelo, sí que debe recalcar cuál es la idea de juego y los principios que cosen la misma. Mucho le debemos a Aragonés en eso, no sólo a nivel de selección sino a nivel de clubes donde vivimos una situación totalmente idílica de talento. Sí, ese talento al que hay que unir, relacionar y como bien dices, crear sinergias. El entrenador debe ver con clarividencia y luego valorar en términos de cuánto puede ofrecer un determinado jugador conociendo su estado futbolístico. Por ello, no llego a entender una elección por términos de reputación de sus clubes si se tiene muy clara el compendio de talento que debe haber y saber quién es el más idóneo para proyectar las mejores relaciones sobre un campo”.
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“¿Cómo se interpreta el juego desde una perspectiva sistémica?
Primero de todo aclara, que el juego no se puede leer, que nadie es capaz de leer los partidos, y que si lo hace no tiene ningún mérito, porque solo leemos lo que ya está escrito. Lo fundamental es saber interpretar lo que sucede”.
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“Hemos de ser capaces de observar como los jugadores interactúan entre sí, como se relacionan, como se van creando sinergias colectivas. Los jugadores tienen una capacidad de auto estructurarse, que nosotros desde la pizarra o el entrenamiento podemos implementarla, desarrollarla o en su defecto castrarla. Todo esto no se consigue desde una línea de trabajo analítica, ni tampoco integrada, solo es posible de desarrollarla a partir del entrenamiento estructurado”.
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“Los equipos son organismos vivos en desequilibrio con tendencia a la estabilidad. Solo están siempre en equilibrio los organismos muertos”.
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“¿Por qué confundimos organización con orden?
 El orden solo se consigue con balón, sin balón como mucho estarás organizado, pero es el balón el que ordena los equipos. Estos equipos que presumen de estar organizados y que después se quitan el balón de encima, son en realidad un auténtico desorden. Ha puesto como ejemplo los equipos italianos, que defienden con 9 y atacan con 2, equipos que define como hijos del dinero y el miedo.
 Observa que los equipos donde al defender los jugadores están próximos entre sí, el ataque sera más armonioso, lo mismo sucede con los equipos que al tener un buen juego posicional, pasan por pocas situaciones de desorganización. Las compensaciones, reequilibrios y reajustes se dan con más facilidad”.
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“El jugador es un hecho contextual, él ya es táctica en sí. Lo importante es el deportista y su proceso, observar como los jugadores mezclan, y como aparecen las llamadas sinergias colectivas, es decir cómo se asocian los jugadores entre sí. La táctica es capacidad de asociarse”.
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La intensidad es fundamentalmente de concentración porque el juego implica, principalmente,  pensar; lo que hace necesario estar concentrado. Y exigir estar concentrado es exigir estar a un nivel elevado sobre el punto de vista de tener adquisición de aquello que es fundamental para nuestro juego, que es la forma en que nuestro entrenador quiere que el equipo juegue”. (Faria, R ( cit. Por Resende, N en 2002).
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Para Vitor Frade, “la intensidad solo es caracterizada cuando se asocia a concentración” y asegura que “puede ser mucho más intenso un ejercicio menos veloz, pero que implica una articulación determinada, porque exige más concentración”.
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“El entrenamiento analítico, en el que se realizan acciones de manera aislada y repetitiva para que con el uso de un volumen cuantitativo importante se mejoren los ejercicios que se realizan. Elentrenamiento integrado, en el cual se tratan de integrar esos ejercicios ya en el propio contexto del fútbol, aplicándolos de manera práctica a una forma más real, con rivales y con objetivos, entremezclado con otras numerosas acciones que complementan de manera integrada el ejercicio. El entrenamiento estructurado en que, además de lo anterior, se contextualizan ya de forma real y con unos objetivos específicos, lógicos y competitivos”. 
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“En la vida hay un tiempo para cada capítulo, que los valores y las prioridades cambian según el momento en que te encuentres”.
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“Para cambiar y revolucionar las cosas hay que haber puesto en práctica algunas locuras"-
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En el imaginario colectivo, Cruyff utilizó el mito de David contra Goliat. Contra eso no hay corazón que se resista. El fútbol es inteligencia, habilidad, destreza, fuerza, astucia, pero también estómago y sentimiento. Y uno va a apoyar siempre a quien más débil parezca. El factor psicológico, asimilado a escala masificada”.
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"Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo…
puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos".
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La Periodización Táctica. Escuela creada por el profesor Vitor Frade en la Universidad de Porto, Portugal. Sinceramente nos ha maravillado su enfoque tan claro con principios metodológicos que le dan un sentido y orden en todo momento. Lo que luego de leer mucho de sus libros (tanto en español como en portugués de diversos autores como Marisa Silva, Prof. Guilherme Oliveira, Nuno Ameiro, Xaviert Tamatit y diversos libros de otros autores de Fadeup) hemos llegado a comprender un poco como para poder explicar algunos aspectos que nosotros mismos no teníamos claro hasta hace poco tiempo.

Un nuevo Paradigma. Esta escuela surge del constructivismo y de teorías sistémicas donde la enseñanza se ve de forma integral, donde se ve el proceso de aprendizaje de forma dinámica e integrada. No se separan las áreas (física, técnica o táctica) como hacen las anteriores metodologías (escuela tradicional e integrada) que vienen de otros "Paradigmas Reduccionistas" (Modelo Cartesiano). Se busca en todos los entrenamientos que el deportista llegue a un descubimiento guiado ya que de esa forma estaremos fomentando su nivel cognitivo, su nivel analítico y el autodescubrimiento. "No se donde comienza lo físico y acaba lo psicológico y lo táctico. Para mí, el fútbol es globalidad, el jugador también y de ahí que no consiga hacer la división. Yo no hago trabajo físico" José Mourinho.
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“El concepto de Fuerza según la Periodización Táctica. En esta escuela se trazan ciertos principios metodológicos como lo son el de especificidad, progresión de la complejidad, propensión, alternancia horizontal. Estos principios son los que dictarán nuestra metodología de trabajo. Se determinará un modelo de juego, que este dependerá de las ideas de juego del entrenador, de la cultura de la institución, de los deportistas, de sus posibilidades económicas y de diversos factores que puedan influir en el rendimiento del equipo. De ese modelo de juego, se determinarán sus principios y sub principios que serán como nosotros queremos llevar a cabo o poner en acción dicho proyecto deportivo (en otras palabras, como queremos que juegue nuestro equipo) y que dicho modelo debe estar montado de forma que nuestro equipo cuente con las mayores posibilidades de obtener sus objetivos. Estos serán nuestros principios y sub principios. 
Con dicha metodología no existen ni los picos de forma, ni las carreras continuas, ni los trabajos en los gimnasios, ni las idas a la playa ni al parque a correr, ni los circuitos físicos, etc. Todos los trabajos son hechos con fines tácticos, porque lo importante es que los principios puedan ser comprendidos y llevados a cabo a la perfección”. 
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“El fútbol moderno se ha lanzado a la búsqueda de un equilibrio complejo: atacar directo y vertical pero sin disgregarse. Quizás sea, sencillamente, un equilibrio imposible de encontrar. Es bastante obvio que hay maneras de jugar que son muy difíciles de conjugar: si por sus características un equipo se siente cómodo ejecutando transiciones continuas, difícilmente practicará un juego de posición entre transición y transición. De hecho, el concepto de transición entre una fase y otra posee una contradicción en sí misma con respecto del juego posicional.
Sucede igual si lo enfocamos al revés: a un equipo que se mueve mayoritariamente con los parámetros del juego de posición no le resulta sencillo efectuar transiciones fluidas. Por dicha razón quienes practican el juego posicional acostumbran a presionar de manera rápida para recuperar el balón y no verse sometido a una transición rival. Alguien encontrará el equilibrio perfecto, pero antes de hacerlo precisará trabajar muy duramente para comprender y aplicar maneras de jugar tan diferentes, además de contar con los jugadores idóneos y suficientemente inteligentes para elegir en cada instante lo más adecuado.
Lo más relevante de semejante obviedad es que la búsqueda del equilibrio mencionado es, por el momento, casi una quimera. Hablamos con mucha celeridad del intento de combinar el juego horizontal con el vertical, el proceso pausado de un juego que avanza en cordada con la celeridad de un contraataque fulminante”.
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“Cuando se defiende en zona: 
1) Los espacios son la gran referencia-objetivo del marcaje
2) La gran preocupación es, por eso, <> los espacios de juego más valiosos (los espacios más próximos a balón), para así condicionar al equipo adversario.
3) La posición de la pelota y, en función de ésta, la posición de los compañeros, son las grandes referencias de posicionamiento.
4) Cada jugador, de forma coordinada con los compañeros, debe cerrar diferentes espacios, de acuerdo con la posición de la pelota.
5) La existencia permanente de un "sistema de coberturas sucesivas" es un aspecto vital, el cual se consigue por el escalonamiento de las diferentes líneas.
6) Es importante presionar al portador de la pelota para que se vea condicionado en términos de tiempo y espacio para pensar y ejecutar.
7) Es la ocupación cuidada e inteligente de los espacios más valiosos lo que permite, por arrastre, controlar a los adversarios sin balón.
8) Cualquier marcaje próximo a un adversario sin balón es siempre circunstancial y consecuencia de esa ocupación espacial-racional.
En suma, se trata de conseguir un PATRÓN DEFENSIVO COLECTIVO complejo, es verdad, mas también dinámico y adaptable, compacto, homogéneo y solidario”.     
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