EDGAR MORIN. 'Necesitamos mundólogos'
Sobre globalidad opina el filósofo francés Edgar Morin.
Quizá la principal enseñanza que dejó Edgar Morin durante su
visita de casi un mes a Cartagena en septiembre, donde estuvo invitado por la
Universidad Tecnológica de Bolívar, fue la insuficiencia de las explicaciones
de la ciencia clásica frente a los nuevos desafíos de una sociedad planetaria.
Muchos creen que ese ha sido el mayor aporte del filósofo francés a una reforma
del pensamiento: la propuesta de un método científico transdisciplinario, capaz
de ligar las áreas del conocimiento y trabajar la multidimensionalidad de los
fenómenos. Su tesis, plasmada en muchos de sus libros como 'La cabeza bien
puesta' (1998) y 'Los 7 saberes para una educación del futuro' (con la Unesco,
2000), entre otros, se basa en que la especialización despedaza las cosas e
impide ver los problemas humanos fundamentales.
"El modo actual de enseñar no permite ver lo complejo
de todo, porque sólo hay expertos en economía, en religión, entre miles, viendo
las cosas separadas; para mí es necesario reformar la educación para que dé
cuenta de los procesos del mundo. En palabras de Sábato, necesitamos
'mundólogos', sino vamos a tener sólo visiones parciales, unilaterales y
cerradas.
Se trata de preparar nuestras mentes para el combate vital
por la lucidez y eso significa que hay que estar siempre buscando, ¿cómo
conocer el propio acto de conocer? Se trata de desarrollar una actitud mental
capaz de abordar problemas globales que contextualizan sus informaciones
parciales y locales. Enseñar la condición humana debería ser el objeto esencial
de cualquier sistema de enseñanza, y eso pasa por considerar conocimientos
dispersos entre varias disciplinas, como las ciencias naturales, las humanas,
la literatura y la filosofía.
Las nuevas generaciones necesitan conocer la diversidad y la
unidad de lo humano.
"La política se ha preocupado sólo por sobrevivir, pero
no se preocupa de la vida".
"Enseñar la identidad planetaria se refiere a mostrar
la complejidad de la crisis planetaria que caracterizó el siglo XX. Se trata de
enseñar la historia de la era planetaria que vivimos hoy, mostrando cómo todas
las partes del mundo necesitan ser intersolidarias. Muchos han integrado mis
ideas y ven esa necesidad de reformar la educación. Hoy esa reforma está más
adelantada en Colombia y en Brasil que en Europa, pero no ha llegado aún una
reforma fundamental.
"Siempre en la historia, los cambios empiezan en un
modo muy modesto; el inicio del cristianismo fue en una provincia lejana del
Imperio Romano, donde había un hombre, Jesús, y un pequeño grupo de discípulos.
Así fueron los inicios de la ciencia moderna, de Descartes y Galileo y hoy
tienen un desarrollo gigante. Por eso no podemos cambiar las cosas con
decretos, siempre debemos empezar y empezar a empezar, comenzar a comenzar,
esto significa una toma de conciencia que se difunde, que crea redes, como
siempre en la historia si se empieza con un mensaje nuevo parece 'desviante',
no lo entiende la mayoría, pero si hay la propagación del mensaje y una fuerza
política, se comienza a comenzar. Así comenzó el cambio de Bogotá, no llegó
totalmente, pero empezó con un alcalde, con un grupo de gente que pensaba que
podía ser mejor.
"Desde ahí se puede buscar la finalidad de la vida, la
felicidad. La política no puede dar la felicidad, puede producir algunas
condiciones exteriores que permiten no ser demasiado infeliz, la miseria y el
trabajo forzado y otras cosas. Pero la felicidad la hallamos nosotros. No se
puede pasar una vida feliz porque hay mucha crueldad, la felicidad son
paréntesis en este mundo cruel lleno de peligros y dificultades. También se
paga, por ejemplo si se quiere mucho a una persona y se va o muere, queda usted
mucho más infeliz que una persona sin amor; pienso que el amor es la cosa que
conduce la felicidad y perderlo es la cosa que la destruye.
"Se debe diferenciar momentos de felicidad y tiempos de
felicidad, momentos de felicidad los puedo encontrar cuando veo el lugar donde
el sol se cae, cuando veo árboles que me gustan, cuando veo un vino que me
gusta, mariposas, cenas con amigos, pero tiempos de felicidad son periodos de
tiempo más largos pero no eternos. Pueden durar meses, años, pero acaba porque
la felicidad necesita una variedad de condiciones y cuando una se pierde se
pierde la felicidad plena.
"En general las acciones buenas de la política ayudan a
la gente a sobrevivir, pero sobrevivir no basta, porque sobrevivir es
únicamente cumplir con las obligaciones sin gozar de la vida. Hay la prosa de
la vida y la poesía de la vida. La prosa es sobrevivir, la poesía es vivir,
vivir es la extensión de sí mismo, el encuentro, la amistad, el amor, las comunidades,
la estética y el folclor y varias cosas. Una importancia de la ética y de la
política, es incitar a ayudar las gentes a vivir, no únicamente a sobrevivir.
"La política se ha preocupado sólo por sobrevivir, pero
no se preocupa de la vida. Hay un referente fundamental en lo planetario,
gracias a la tecnología hay un escenario permanente de las redes humanas que
nos exigen revisar nuestra manera de razonar para aprender a vivir. Relaciones
entre ética y política deben revisarse, hay formas de buscar desde lo político
pero hay otras formas, en el mundo que hoy estamos viviendo".
POR JORGE ELIÉCER
QUINTERO
EL TIEMPO, CARTAGENA
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