miércoles, 31 de octubre de 2018


Mirar, ver y comprender

 El fútbol es un deporte de equipo donde existe un contexto que cambia constantemente. Un contexto que ofrece gran cantidad y diversidad de estímulos que condicionan el juego. De esta manera, no es difícil entender que los jugadores deben estar capacitados para pensar mientras juegan, procesar la información que les ofrece el juego, y así poder tomar decisiones acordes con el contexto.

Las teorías modernas explican que el futbolista es un organismo que responde utilizando todas las capacidades de forma interrelacionada, y por lo tanto no podemos desprestigiar ninguna de las demás, ya que todas intervienen en su rendimiento. Pero también es verdad que la capacidad cognitiva relacionada con la comprensión táctica del juego tiene un protagonismo especial. Lo técnico, físico y psicológico siempre va a estar condicionado por el componente táctico del juego.

“En los juegos deportivos colectivos, la dimensión táctica ocupa el núcleo de la estructura del rendimiento, por lo que la función principal de los demás factores, sean ellos de naturaleza técnica, física o psíquica, es la de cooperar en el sentido de facultar el acceso a desempeños tácticos de nivel cada vez más elevado”.
Julio Garganta.

El juego nos habla, debemos concentrarnos y escucharlo para poder responder a lo que necesita. No obstante, ofrecerle lo que necesita no es tarea fácil. El contexto se transforma continuamente y nunca repite el disfraz. Se trata de un juego no lineal donde hay situaciones similares, pero nunca iguales. Será fundamental mirar, ver y comprender lo que sucede a nuestro alrededor y actuar de una forma determinada en un espacio y tiempo restringidos. Debemos ser capaces de adaptarnos a la complejidad, a las nuevas situaciones que se plantean. Si nos adaptamos adecuadamente y le ofrecemos al contexto lo que necesita, seremos recompensados.

El contexto no se conforma con cualquier respuesta, cada vez nos exige más y nos la debemos ingeniar para solucionar lo que nos propone. ¿Sabéis que a medida que se tienen detalles con la pareja, uno mismo va poniendo el listón más alto? Algo parecido pasa con el jugador y el contexto de juego. Cada vez le será más difícil encontrar soluciones, ya que los adversarios procurarán defenderle mejor teniendo en cuenta sus características y sus anteriores intervenciones. En ocasiones, será necesario evolucionar tácticamente si queremos seguir sorprendiendo y huir de la previsibilidad que generamos si nos estancamos en un solo jugar.
Los jugadores son capaces de tomar buenas decisiones sin destinar mucha atención a la comprensión del juego. Su organismo está tan habituado al uso de mecanismos de toma de decisión que se autorregula desde el subconsciente, sin necesidad de racionalizar minuciosamente lo que sucede delante de ellos. Si todo lo que tenemos delante lo procesáramos conscientemente, moriríamos por sobredosis de información. Por eso el cerebro es capaz de autorregularse, priorizando la atención sobre aquello que cree importante y tomando decisiones de forma espontánea.

“…en su proceso y culminación es mucho más lo que se hace porque sale, que lo que se piensa y se hace”
Dante Panzeri.

No obstante, en el fútbol, nos encontramos con que muchas de las decisiones tomadas por los jugadores no son exitosas por haberse integrado comportamientos inadecuados o bien por no atender a determinados aspectos del contexto que reclaman otra solución. Desde esta perspectiva, cada vez más entrenadores defienden la necesidad de educar conscientemente a los jugadores en la comprensión del juego, ya que si el jugador está pensando y atendiendo activamente a aquello que el contexto propone, será más fácil actuar siempre en coherencia a las necesidades de cada situación. Un buen guiño a esta afirmación es el título de la autobiografía de Andrea Pirlo: Pienso, después juego. El italiano es un futbolista que pasará a la historia por su gran inteligencia y capacidad de elegir la mejor solución en cada momento.

Para seguir reflexionando sobre la comprensión del juego, encuentro necesario desarrollar las ideas a través de una reflexión semántica que nos permita diferenciar entre los verbos mirar, ver y comprender. Verbos que a veces utilizamos para referirnos a la comprensión táctica de los jugadores. Buscaremos sus respectivas definiciones y procuraremos entender lo que significan cada una de ellas contextualizadas en el fútbol.
En primer lugar, si nos fijamos en el verbo mirar, la primera opción que se propone nos describe la acción de dirigir el sentido de la vista sobre un objeto. La segunda entrada nos expone observar las acciones de alguien. Dando un salto a la cuarta entrada, de forma parecida se explica el hecho de tener en cuenta algo o atender a algo. Finalmente, en la sexta entrada es interesante acentuar el significado que tiene en relación a buscar algo para informarse de ello.

Mirar
(Del lat. mirāri).
1. Dirigir la vista a un objeto.
2. Observar las acciones de alguien.
4. Tener en cuenta, atender.
6. Inquirir, buscar algo, informarse de ello.
 Siguiendo la misma idea, si buscamos el verbo ver, en la segunda entrada que se expone aparece el verbo percibir, relacionándolo con los sentidos o la inteligencia. En la tercera, se habla de observar desde el punto de vista de considerar algo que sucede (entiéndase con ello que es algo más profundo que mirar). En cuanto a la octava entrada, aparece el verbo advertir y reflexionar, existiendo pues, ciertos procesos cognitivos detrás. Finalmente, en la novena, nos describen el hecho de prevenir las cosas del futuro entendiendo lo que pasa en el presente.

Ver
(Del lat. vidēre).
2. Percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia.
3. Observar, considerar algo.
8. Considerar, advertir o reflexionar.
9. Prevenir las cosas del futuro; anteverlas o inferirlas de lo que sucede en el presente.
De esta manera, nos damos cuenta de que mirar no es lo mismo que ver. Podemos afirmar que tienen una estrecha relación porque la segunda requiere de la primera, pero la primera no necesariamente incluye a la segunda, ya que el componente cognitivo no existe en el simple acto de mirar. Por lo tanto, hablamos de cosas diferentes. ¿Cuántas veces escuchamos “¡Mira antes de recibir!”? Comparto totalmente la necesidad de mirar antes de recibir, es necesario mirar lo que ofrece el juego, entendiendo mirar como fijar la atención en aquella información relevante del entorno. Pero lo que realmente es interesante no es el simple hecho de mirar, sino ver lo que está sucediendo; percibir, observar, considerar, darse cuenta de una situación, saber qué respuesta futura es la acertada ante el contexto presente que se plantea. Estaríamos hablando de relacionar los sentidos de la vista con los esquemas de conocimiento del juego que poseemos.

 De forma anecdótica, quiero destacar una situación muy relacionada con la diferencia entre mirar y ver lo que sucede. Pongámonos en el contexto del fútbol base. En alguna ocasión he visto jugadores que ante los gritos del entrenador pidiendo que miren antes de recibir, giran la cabeza antes de recibir el balón. Este giro de cabeza supuestamente sirve para recoger información del entorno cuando nuestra orientación corporal nos otorga un ángulo de visión limitado que no nos permite ver todo aquello que deseamos: espacios a nuestra espalda normalmente. La cuestión es que algunos jugadores giran la cabeza para ver espacios donde no es necesario recoger ningún tipo de información, y eso me hace reflexionar sobre la importancia de diferenciar ambas conductas. Imagínense un extremo pegado a la banda, girando la cabeza para mirar hacia fuera del campo antes de recibir un balón. Carece de sentido, ¿verdad? Miramos para obtener una serie de estímulos dentro del juego que nos permitan valorar la situación, no es cuestión de mirar por mirar. De hecho, si miramos mal estamos perdiendo tiempo o atendiendo a estímulos innecesarios que pueden complicar la toma de decisiones.

Finalmente, si buscamos la definición de comprender, podemos destacar el significado de rodear por todas partes algo. También entender, alcanzar, penetrar el tema en cuestión, entendiendo estos verbos como la descripción de un conocimiento mucho más profundo de la situación. De todos modos, lo verdaderamente interesante es incidir en la primera entrada, ya que el hecho de rodear algo por todas partes implica dominar su complejidad, algo difícil, pero muy deseado en el fútbol.

Comprender
(Del lat. comprehender).
1. Abrazar, ceñir, rodear por todas partes algo.
3. Entender, alcanzar, penetrar

 Podemos obtener una relación entre los distintos verbos comentados si los contextualizamos en el fútbol. Dentro del terreno de juego, el verbo mirar tendría que ver con el campo visual de los jugadores; el verbo ver, con entender lo que sucede en una situación concreta una vez se ha mirado; y el verbo comprender englobaría la comprensión del todo, es decir, ver las interrelaciones que se establecen entre las situaciones y la totalidad de elementos que componen el contexto de juego.
Por lo tanto, podemos concluir que miramos para ver, necesitamos ver para comprender y debemos comprender el entorno para decidir y jugar bien. Una buena percepción del entorno será fundamental para rendir de forma óptima. El adecuado procesamiento de la información permitirá a los jugadores dominar las situaciones y anticiparse a aquello que sucederá. De forma intrínseca a ello, se jugará mejor y será más fácil obtener éxito.

“El valor táctico de un jugador reside en la capacidad para descifrar las informaciones que el juego va produciendo”
Laureano Ruiz.

Es evidente que el jugador no puede atender a todo lo que pasa en el terreno de juego mientras juega. El entrenador deberá facilitar la tarea enseñando aquellos estímulos significantes, normalmente visuales, que darán información sobre lo que sucede en el juego. Una vez que el jugador aprenda a detectar estos estímulos, sabrá que tienen una consecuencia en el juego, la cual deberá resolver de una o varias maneras determinadas. Xavi Hernández, uno de los mejores jugadores del mundo tácticamente hablando, expresaba lo siguiente hace tiempo:
“Mi supervivencia en el terreno requiere la comprensión del juego antes de recibir la pelota, para saber qué tengo que hacer después con ella”.
Xavi Hernández.

De todos modos, cuando hablamos de comprender el juego, no debemos referirnos únicamente al jugador que tiene el balón, pensando en su visión y habilidad para distribuir el juego. Se trata de que todos los jugadores tomen dicho protagonismo. Cada jugador forma parte de un sistema y, por lo tanto, es vital que cada uno de ellos entienda las relaciones que se establecen en él para poder engranarlo bien. Nadie puede dejar de pensar, se trata de una necesidad colectiva, tal y como explica Mourinho cuando habla de su equipo ideal:
“Mi equipo ideal es aquel en el que, en cualquier momento y en cualquier situación, todos los jugadores piensan de la misma manera”
José Mourinho.

Debido a esta exigencia mental, cada vez oímos hablar más de la fatiga cognitiva o fatiga táctica. Una fatiga relacionada con los procesos mentales y que se diferencia de la fatiga puramente física. Si entrenamos cognitivamente a nuestros jugadores, será interesante controlar la carga de entrenamiento bajo este término y no solamente desde lo condicional. Dani Fernández escribió hace varios años el artículo Fatiga cognitiva en este mismo Magazine. Muy interesante si queréis profundizar más en el tema.

Si reflexionamos sobre el tiempo que un solo jugador está en posesión del balón, nos damos cuenta de que este es muy reducido. Es evidente que hay jugadores por los que el balón transita más, pero en términos generales el tiempo de posesión individual no es generoso. Por lo tanto, si el juego está consecutivamente planteando situaciones y la mayoría del tiempo debo moverme sin balón, es igual o incluso más importante que los jugadores sin balón se concentren, piensen y comprendan bien lo que deben hacer continuamente. Hace tiempo, Menotti mencionaba las siguientes palabras, muy acordes a lo explicado:
“Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos. Lo único que no se puede dejar de hacer es pensar”
César Luis Menotti.

Aunque se trate de un contexto imprevisible que cambia constantemente, el hecho de comprender el juego nos permite un mayor rendimiento porque existe una lógica comportamental dentro de la aleatoriedad. Tal como expresa Panzeri en su obra:
“No se interprete con todo esto que el fútbol es una voluntad del azar. El fútbol tiene lógica, mucha lógica, es casi siempre lógica”
Dante Panzeri.

Si somos capaces de comprender esta lógica, podremos ir un paso por delante a lo que va a acontecer y por lo tanto podremos obtener las ventajas que consideremos necesarias. Si por el contrario siempre somos reactivos al cambio, en muchas ocasiones no llegaremos a actuar a tiempo, ya que la línea que separa el éxito del fracaso es muy delicada.

 Un equipo de fútbol se organiza en coherencia a la posición del balón y, por lo tanto, el jugador que en un momento dado es poseedor del mismo llevará la iniciativa. Sus acciones determinaran cómo va a evolucionar el entorno. Los compañeros se adaptarán a él para crear ventajas y superioridades, sean numéricas o posicionales, para aprovecharse de los desequilibrios del rival en el juego. Mientras, los adversarios se adaptarán para contraponerse de la forma que mejor crean para defenderse. Esta dinámica nos muestra que cualquier jugador necesita procesar información contextual para poder actuar; sin ella no podría desenvolverse, puesto que desaparecerían los estímulos que promueven sus comportamientos e intenciones. En relación a ello, Guardiola defendía la importancia que tiene el contexto cuando se trata de valorar a un jugador:
“No entiendo al jugador por sí solo. Intento verlo dentro de un contexto general y del equipo”
Pep Guardiola.

Algunas veces, encontramos jugadores que no brillan por su despliegue físico, pero en cambio, suelen estar siempre en el lugar indicado. ¿Cómo puede ser? Pues son jugadores inteligentes que comprenden mejor el juego,someten a los adversarios sin necesidad de desgastarse;son capaces de tomar buenas decisiones y también de condicionar el juego a su antojo. Muy a favor de este tipo de jugadores estaba Cruyff al afirmar que:
Todos los entrenadores hablan sobre movimiento, sobre correr mucho. El fútbol es un juego que se juega con el cerebro. Debes estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde”
Johan Cruyff.

En consonancia con la importancia de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, sin necesidad de correr mucho, suelen verse casos de jugadores que a medida que envejecen toman otros roles dentro del equipo. Sus capacidades físicas han disminuido, pero a la vez la experiencia les ha dotado de conocimiento para comprender el juego y esto les permite desarrollar funciones más organizacionales dentro del equipo.
 De esta manera disfrutan de una carrera deportiva más larga, puesto que aún perdiendo facultades en otras capacidades, mantienen el rendimiento gracias a su gran desempeño táctico.
Comprender tácticamente el juego tendrá mucho que ver con entender lo que sucede en los distintos espacios del terreno de juego. Percibir la dinámica que existe en los espacios durante el desarrollo del juego nos va a dotar de mucha información para tomar buenas decisiones. Por ejemplo, no son los mismos los comportamientos que existen cerca del balón que los comportamientos que se dan a medida que nos alejamos de él. De igual manera, no serán iguales los comportamientos de los jugadores alejados de la portería que aquellos que se desarrollan cerca de ella. El espacio aparece o desaparece, crece o decrece, de manera que será interesante entender a qué se deben tales transformaciones si queremos dominarlo y progresar hacia el deseado gol.

Entender el espacio y el tiempo nos permite comprender el juego de forma sistémica. Es decir, de forma interrelacionada. Por ejemplo, si el espacio cercano y el espacio intermedio están muy poblados de jugadores adversarios, por lógica, en el espacio lejano no existirán tantos adversario. Y viceversa: si los espacios alejados están más poblados porque el rival está replegado, tendré más espacio para jugar en espacios cercanos e intermedios. Del mismo modo, si quiero llegar a un espacio alejado, puedo valorar si necesito pasar por un espacio intermedio o puedo jugar directamente en largo sin necesidad de madurar la jugada. Hay tantísimas situaciones que se vuelve necesario entender lo que sucede al jugar. Si lo logramos, disfrutaremos de una relación bonita con la complejidad.

 Cada jugador es diferente, bien sabemos que son individuos con distintas características. Por lo tanto, encontramos una diversidad importante en relación a las capacidades de comprensión. Cada uno interpreta las situaciones desde su singularidad, una realidad que será interesante conocer para exigir según qué a los jugadores. Algunos jugadores tienen una capacidad táctica superior a otros, pero si entramos en detalle, encontramos jugadores que comprenden mejor algunas situaciones concretas. En cambio, no comprenden con tanta facilidad otros estímulos. Por eso cada jugador se especializa en aquello que potencialmente sabe hacer mejor y se desenvuelve mejor en alguna posición concreta. En concordancia a este párrafo, cabe citar a Óscar Cano, un autor que aporta valiosas reflexiones sobre la relación del entrenador con los jugadores y el propio juego.
“¿Tan difícil es entender que al jugador es imposible hacerle ver aquellas cosas que es incapaz de sentir, que no forman parte de su natural construcción?”
Óscar Can.
o
Asimismo, debemos tener en cuenta que existen jugadores que no tienen la capacidad de observar y pensar por mucho que entrenen. En estos casos, podemos potenciar su rendimiento haciéndolos jugar en posiciones menos complejas y a la vez cerrándoles el juego. Es decir, reduciéndoles los estímulos a los que deben atender y explicándoles las soluciones que deben escoger en cada situación. De forma contrastada y extraordinaria, también existen jugadores capaces de jugar eficazmente en muchas posiciones, debido al gran talento cognitivo e interpretativo que poseen.

 Hablando de posiciones en el campo, es interesante apreciar que el nivel de complejidad perceptiva varía en función de la posición que ocupemos en el terreno de juego. Los jugadores más exteriores suelen tener menor complejidad que el resto. Me refiero a las posiciones que permiten dar la espalda a los límites del campo, y por lo tanto el ángulo de visión al cual se debe atender es mucho más reducido. No es lo mismo jugar de extremo, donde la orientación natural del cuerpo ya permite ver prácticamente todo el terreno de juego con relativa facilidad, que jugar de mediocentro, donde la información es bombardeada en todas las direcciones y sentidos, y se debe orientar el cuerpo en función del balón y los espacios que interesan ver. Si queremos comprobarlo nosotros mismos, solo hace falta introducir por dentro a algún jugador que normalmente juegue por fuera. No será extraño que se sienta más estresado de lo habitual y con ello se perturbe su toma de decisiones. En caso contrario, quién sabe, quizá descubramos nuevas posibilidades en su juego.

Cabe comentar también que existen jugadores superdotados, que rinden de forma extraordinaria sin percibir ni comprender conscientemente el juego. Se trata de casos excepcionales, jugadores tan talentosos y, normalmente, con tanta experiencia que su organismo se adapta y ofrece soluciones de forma natural y autorregulada. Al preguntarles el porqué de su decisión, no saben decirnos exactamente el motivo, aunque su conducta sea la más acertada de todas. Un claro ejemplo son las declaraciones de Messi cuando se le preguntó sobre sus actuaciones años atrás:
“No imagino los partidos ni pienso las jugadas. Sale lo que sale en el momento, cuando tengo la pelota”
Leo Messi.

Estamos hablando de decisiones tomadas desde el subconsciente. Parece ser que el procesamiento de esa información está tan integrado que el organismo fluye sin más. Mientras las respuestas sean óptimas, la resolución de las situaciones de forma inconsciente no es negativa, sino todo lo contrario. De hecho, tal y como defiende Vítor Frade en su Periodización Táctica, entrenamos de forma consciente para que, llegados a cierto nivel, esos comportamientos se integren en nuestro jugar y se manifiesten por sí solos de forma espontánea, es decir, desde el subconsciente. Este estado mental, además, promoverá que la creatividad y la intuición se puedan manifestar de forma inteligente.

Desde la perspectiva del entrenador no es un proceso fácil que los jugadores comprendan y dominen el juego. Cuando se exige que los jugadores piensen sobre el contexto por primera vez, podemos entorpecer su rendimiento, ya que en un primer momento puede ser difícil procesar la información. Sobre todo si los jugadores no están habituados a pensar activamente mientras juegan. Por eso, si apostamos firmemente en ampliar el conocimiento táctico de los jugadores, es fundamental aceptar que el proceso puede privarnos de obtener resultados positivos a corto plazo.

 Para asegurarnos de que el jugador está enriqueciendo su cultura táctica y es consciente de lo que sucede en el juego, deberemos ayudarle a encontrar las decisiones más coherentes, de manera que pueda construir un esquema táctico cada vez más sofisticado. Para ello, será importante asegurarnos que su evolución no se trate únicamente de aprendizajes declarativos, es decir, que el jugador sepa lo que hay que hacer cuando le preguntamos, pero en cambio no sea capaz de aplicarlo mientras juega. Es importante diferenciar entre el hecho de saber lo que hay que hacer y realmente hacerlo. El rendimiento, claro está, lo determina lo segundo.

Otra consideración interesante es que hablamos de habilidades intangibles, ya que no podemos alcanzar lo que sucede dentro de la mente de los jugadores. Solamente juzgamos a través de las conductas observables, que vienen a ser la fase final del proceso de toma de decisiones, es decir, la respuesta a nivel motor. En esta misma línea debemos contemplar que un jugador pueda comprender y tomar una buena decisión, pero en cambio no sea capaz de ejecutar correctamente la respuesta al existir elementos que perturban la ejecución. De forma habitual se valora únicamente lo observable, algo normal y comprensible, pero podemos valorar un poco más allá. Evidentemente que podemos exigir más de la ejecución, pero también podemos valorar la intención pretendida, desde una visión más constructiva que punitiva. En la siguiente ocasión intentará mejorar la ejecución, porque seguro que tendrá más ocasiones si está dotado de una buena comprensión del juego.

 Si los jugadores tienen el hábito de percibir y comprender la complejidad inherente al juego, acabarán consiguiendo que la conducta sea más operativa. De tal manera que los jugadores se enriquecerán en el plano táctico y se permitirán afrontar el entorno cambiante con más comodidad y libertad. A algunos les puede sorprender hablar de libertad cuando estamos sometiendo al jugador a estar pensando todo el rato en lo que debe hacer, pero recuerden que no se trata de limitar su juego, sino ayudarlo a desenvolverse mejor en él. Tal y como explicó Xabi Alonso en una entrevista cuando se le cuestionó sobre el trabajo táctico que propone el entrenador:
“Para mí, ese trabajo supone enriquecer al jugador, y esa es una cualidad de los entrenadores que no te quieren imponer todo, sino darte las herramientas y las facilidades para que tú puedas jugar mejor o interpretarlo mejor”
Xabi Alonso.

 De esta manera, y para concluir, cada vez que los jugadores se expongan a distintos estímulos, adquirirán más recursos para dar respuesta a las situaciones. Las alternativas disponibles para solucionar una situación aumentarán y el desarrollo del juego fluirá con relativa facilidad en las próximas intervenciones. Si sumamos que la comprensión de lo que sucede es realizada a nivel colectivo, todos los componentes del equipo interactuarán de la forma más coordinada posible. Hablaremos de sinergias que se retroalimentarán de forma positiva, y el rendimiento del equipo se potenciará significativamente en busca de la excelencia.


* Gerard Piniés.




FUERA DE JUEGO./ fútboldeprimera/olé.

"Nada es más humo que el ganar como sea".
Angel Cappa y una charla futbolera con Olé. Francia campeón, el juego de Argentina en el Mundial, Guardiola, Mourinho, Menotti y su famoso Huracán: "Con el VAR éramos campeones". 
Publicado el 19-10-2018

-Luego de cada Mundial suele copiarse el modelo de juego del equipo campeón. ¿Cree que ocurrirá un cambio de paradigma con Francia y su estilo de contra y juego vertical?
-Primero, siempre se suele copiar al que gana. Hay gente a la que no le interesa otra cosa porque piensa que lo que gana es lo que está bien y punto. Habría que discutir qué es el éxito porque para mí, no sólo es ganar. En cuanto a Francia tuvo algunas virtudes y muy buenos jugadores, pero yo creo que nadie quiere jugar de contragolpe. El que juega a eso es porque no sabe jugar de otra manera. Si yo le cedo la pelota al rival significa que voy a estar corriendo detrás de ella y no creo que a alguien le guste eso.


-¿Pero no puede ocurrir que un entrenador elija esa estrategia porque se siente inferior a su rival?
-Claro que sí. También. Una vez le pregunté a Cruyff por qué no existían muchos más entrenadores cercanos a la idea de juego que él representaba y me contestó: "Fácil, porque hay que saber". Jugar así, esperando atrás, luchando, corriendo, apelando a una pelota parada, es más fácil. Lo difícil es lo otro. Y para eso, hay que saber del juego. Francia jugó así porque se agrupaba bien atrás y tenía jugadores para jugar de contra. Pero imitar al que gana es un error grave porque hay que ver qué es lo que yo tengo en mi equipo. Si el que gana juega con dos wines y yo no los tengo, ¿cómo lo imito? Es una estupidez pero es una tendencia habitual.
-En el fútbol argentino suele haber críticas a los entrenadores que intentan salir jugando justamente con el argumento de que no tienen futbolistas capacitados para eso. Que no se puede imitar al Barcelona de Guardiola sin aquellos jugadores.
-A los detractores de ese estilo no les digo nada porque cada uno tiene derecho a pensar como quiera. Para mí, para jugar así hay que saber y muchos no saben cómo se hace. Muchos se la dan de prácticos y para mí no hay nada que sea más humo que decir "hay que ganar como sea". Una vez se lo pregunté a un plantel que dirigí. Les dije "Bueno muchachos, hoy hay que ganar como sea. ¿Alguien sabe lo que significa?”. El que dice que lo único que importa es ganar lo que hace es menoscabar al juego y también a ellos mismos. Si yo fuera carpintero, quisiera hacer una mesa de la mejor manera posible. Si digo "la hago así nomás, total me la van a comprar igual porque lo que importa es vender", me estoy faltando el respeto a mí mismo.
-¿Por qué mucha gente prefiere que el defensor la revolee? ¿Hay mucho miedo al error o se cree que salir jugando se hace por una cuestión estética?
-Es que el error forma parte del juego. Los que juegan a no jugar también cometen errores como todo el mundo. Si yo tengo 50.000 pesos para ir al casino y tengo miedo de perderlo, más vale que no vaya porque eso está dentro de las posibilidades. Salir jugando no es una cuestión estética sino una necesidad del juego. Al fútbol se juega con una pelota y yo necesito tenerla para, a partir de ahí, usarla bien y generar situaciones de gol. Claro que tenerla por tenerla no sirve.
-¿Lo que define la intención del entrenador es su interés por la pelota? Algunos dicen que no les importa la posesión.
-El primer amor que tiene alguien que juega al fútbol es la pelota. Cuando alguien dice que se siente cómodo sin ella no lo entiendo. Es como si el nadador dijera que se siente cómodo sin el agua o el tenista sin la raqueta.
-¿No le parece que atrasa 30 años la discusión sobre la importancia de ganar?
-Y sí. Me parece algo tan obvio los que dicen que hay que ganar... Es como si yo dijera que para vivir hay que respirar... ¡Ya sé que juego para ganar! Pero también juego para jugar. Eduardo Galeano decía que se juega para jugar y que el triunfo es una recompensa. Un tipo enfermo por la timba va al casino y le dicen "mire, no puede entrar. Tome 1.000.000 de pesos y váyase". Ese tipo se va a jugar a otro lado, no se va a la casa. ¡El tipo quiere ganar, obvio, pero quiere jugar! Las dos cosas van juntas. Claro que hay que ganar, por supuesto. Pero decir eso es una estupidez que roza lo inaudito. Todos ganamos y perdemos. Pero yo me identifico y tengo un sentido de pertenencia a través del juego.
-En una entrevista declaró que Mourinho es un entrenador que desprecia el juego. ¿No siente que eso es cuestionar a alguien que tiene una idea distinta que la suya?
-Despreciar es no apreciar, no tenerlo en cuenta. Sé que hay otro significado cultural de la palabra desprecio que es menoscabar. Eso no. Lo que yo quise decir es que no tiene en cuenta al juego, le da igual. Mourinho juega a no jugar. Y gana y pierde como todos. Y ojo, juega así con futbolistas de más de 100.000.000 de dólares cada uno. No es que lo hace con el equipo de acá de la esquina. Si mañana tiene que jugar contra el equipo de los empleados del supermercado de enfrente, va a jugar igual. Nadie en el fútbol tiene la garantía de que va a ganar. El problema es que los prácticos la van de ganadores. Una vez le comentaron a Sacchi: "Trapattoni es un ganador". ¿Qué dijo él? "Sí, cuando le toca...".
-¿A Simeone lo ubica en la misma vereda que a Mou?
-Sí. No lo ubico yo. Lo dice él. Esos mensajes de "ganar como sea", "no me importa nada", "el que gana tiene razón", son más dañinos que el propio juego del equipo.
-En los '80, en el fútbol argentino, se solía dividir a los entrenadores en trabajadores y vagos, resultadistas y líricos. Guardiola, en cambio, dice que él los divide en "valientes y miedosos". ¿Y usted qué división hace?
-Hay muchas divisiones. Los que saben y los que no saben. Los que entienden el juego y a los que no les importa entender. Para jugar bien hay que trabajar el doble porque exige una participación mental importante del futbolista. Exige que el jugador piense. Un buen entrenador ayuda al jugador a tomar decisiones correctas, lo entrena para que él sea capaz de tomar las mejores decisiones en el campo de juego. De los otros entrenadores se dice que trabajan mucho porque tiran 58 corners de un lado y 58 del otro. A mí eso me parece una estupidez porque vos trabajás con los suplentes, no con los rivales del domingo. Sí que hay que trabajar la pelota parada, pero no exageremos. En Universitario de Perú, mi equipo hizo el 50% de los goles de pelota parada. ¿Sabés por qué? Porque había buenos ejecutantes y buenos cabeceadores. En el Huracán del 2009 hicimos varios goles por esa vía. ¿Y cuánto trabajábamos eso? Media hora por semana.
-¿No cree en los automatismos dentro del fútbol?
-Sí. El automatismo es hasta para vivir. Salís de tu casa, te sentás en el auto y no pensás en lo que hacés, sale natural apretar el embrague, poner primera... Un equipo tiene un funcionamiento y se mejora practicando y también jugando. Por eso es necesario un proceso de un año al menos porque así se van generando entre los jugadores distintos automatismos por conocimiento. Yo sé que a este no se la tiro larga porque le gusta al pie, al otro le gusta que se la pase de otro modo... Son todas complicidades que se dan jugando.
-¿Qué opina de los gps, de las planillas de estadísticas con datos de los jugadores...?
-Todo puede ser una ayuda, pero el análisis tiene que partir del juego y de lo conceptual, no de datos fríos. Tratan de convertir todo en un número. Por ejemplo, hablan de los kilómetros recorridos por cada jugador. Según un estudio que leí, el 80% de ese recorrido es caminando. Y ese dato de los kilómetros da la sensación de un esfuerzo que en realidad es mentira. Me dicen "fulanito recibió 20 pelotas y acertó 18 pases". ¿Pero a quién, en qué lugar de la cancha? Si yo soy el 2 y le doy 40 pases al 4, es probable que no falle ninguno si es a cinco metros. En España se ha llegado a la idiotez de informar la velocidad máxima y media de cada jugador. Algo que no tiene sentido. Lo que corrió un tipo es secundario. Yo no sé si corrió para adelante, para atrás, si fue productivo... Creo que lo hacen para venderles programas a los entrenadores, que los compran para ser tildados de modernos y no quedar como antiguos.
-Igual, ante la paridad existente en el fútbol, muchos partidos se definen a veces por pequeños detalles.
-Como siempre. A mí Guardiola me parece por mucha diferencia el mejor entrenador del mundo, el más respetuoso, el de mayor convicción... aunque no quiere decir que todo lo que haga está bien porque también se ha equivocado. Y él, por supuesto, también trabaja los detalles y ha ganado muchos partidos así.
-¿Qué le pareció Argentina en el Mundial?
-Vi a una Selección que fue una desorientación absoluta, de principio a fin. Como dice el tango, no sabía qué trole hay que tomar. La verdad es que no dejó absolutamente nada para destacar. Si al mejor jugador del mundo lo hacemos jugar mal, ya eso lo dice todo. Mirá que es muy difícil lograr eso...
-El hincha de Huracán seguro, pero el neutral… ¿le sigue hablando de aquel famoso equipo del 2009?
-Sí, claro. Para mí no era el Huracán de Cappa como lo llaman. Era el Huracán de Huracán porque nuestro mayor mérito fue ser fiel al estilo histórico del club. Fue el lugar donde más disfruté como entrenador. En Universitario de Perú salimos campeones con un plantel que cobró sólo dos meses y lo que hicieron esos jugadores me quedó grabado para siempre. El Racing del 98 jugaba muy pero muy bien. Pero ese Huracán fue como yo soñaba que tenía que ser un equipo de fútbol. Así quería que jugara un equipo dirigido por mí. Ojalá como jugador hubiera podido jugar en un equipo así. Desde el banco me emocionaba tanto como la gente. Porque el fútbol, si no es emoción, no es nada.
-¿Le sigue doliendo aquella polémica final con Vélez?
-Es la bronca que te queda porque una cosa es perder. Perdiste, te duele, pero se terminó. Puede ocurrir. Otra cosa es que te roben. ¡Le robaron a todo Parque Patricios! Eso es durísimo y cuesta aceptarlo. Yo veía el amor de esa gente… Se puso en funcionamiento la maquinaria más sucia y corrupta para quitarle a toda esa gente lo que se merecía.
-Mire si en esa final hubiera existido el VAR…
-Lo pensé. Con el VAR éramos campeones… Apenas me enteré de la existencia del VAR, no me gustó. Hasta que me recordaron esa final. Y ahí cambié de opinión porque es una herramienta para esas injusticias. Sería un obstáculo muy grande para la corrupción que hay en el fútbol argentino porque ya tenés que sobornar también a los tipos del VAR y ahí imagino un escándalo mayor.
-Si aquel Huracán fue el equipo que mejor pudo expresar su idea futbolística, ¿cuál sería la antítesis?
-Gimnasia. Estuve 11, 12 partidos dentro de un clima de mucha urgencia e histeria. Sentí que no me alcanzó el tiempo. En Atlante de México, por ejemplo, no obtuve resultados y me tuve que ir pero ahí fue diferente porque el equipo no jugaba mal.
-¿Y River? Su campaña está dentro del período en el que se fue al descenso.
-Aquellos a los que no les agrado dicen cosas para herirme pero saben que es mentira. En esos 100 y pico de partidos que hubo en esa etapa, yo saqué el mejor porcentaje de puntos (NdeR: segundo detrás de Jota Jota López y por encima de Astrada, Gorosito y Simeone). Así que hay que dejarlos que hablen. Para mí fue un tremendo orgullo haber estado en River y tengo la tranquilidad de conciencia de que siempre quise respetar lo que significa River futbolísticamente. Además, al descenso lo mandaron. Lo perjudicaron en partidos claves. Eso quedó clarísimo.
-¿Le ve salida al fútbol argentino?
-En la medida en que no haya un proyecto que comience por describir qué significa el fútbol para todos los argentinos y a partir de ahí trabajar en la Selección y en los clubes, todo va a ser casualidad. Podemos ganar, podemos perder… Lo que sé es que mientras no haya un proyecto serio para encontrar nuestro estilo, será difícil. Una idea para ayudar sería que un futbolista debe jugar al menos dos años en la Argentina antes de irse. Pero eso choca con la libertad de trabajo. Habría que buscar una variante porque eso no favorece a nuestro fútbol.
-¿Cree que Menotti debería tener un lugar en estas reformas?
-Naturalmente. No tener en cuenta a Menotti dentro de la organización del fútbol argentino es algo imperdonable. Tener lejos, tomando café con los amigos, me parece un desperdicio  escandaloso. César, para mí, es uno de los entrenadores más importantes de la historia contemporánea del fútbol mundial y la figura más importante de la historia del fútbol argentino.



El “Kloppismo”
Por
 Nicolás Tapia

Lo táctico en el fútbol es necesario, sumamente necesario. Te hace competir, estar a la altura de las exigencias, básicas, pero exigencias al final del día. Sin orden, sin idea de juego, la organización de un grupo de jugadores sería nula y su capacidad de luchar en igualdad de condiciones, utópica.

Lo técnico entretiene o frustra. Da continuidad u obstruye. Es la carretera de lo táctico. Y si esta tiene hoyos o un pavimento muy deteriorado, el tránsito puede pasar a ser desde difícil hasta imposible. Si está en perfectas condiciones, hasta sobresaliente, puede ser un conductor de espectáculo puro. La única desventaja es que es un concepto individualista y, como sabemos, un jugador te puede ganar partidos más no campeonatos.


Y luego viene la cereza del pastel. Lo que muchos entrenadores, chapados a la antigua, menosprecian por no saber el impacto que puede llegar a tener en un grupo. La motivación. Lo emocional. Lo humano. Para conseguir resultados positivos en el fútbol usando el factor motivacional, es estrictamente necesario tener noción de los dos conceptos anteriores. Sin embargo, si se quiere llegar a marcar diferencia, construir un legado, entonces este último punto es vital. Sin él no hay premio. Es una simbiosis particular cuyo equilibrio se rompe de acuerdo a los objetivos. Si quieres competir, crea una máquina. Si quieres dejar huella, crea una familia.

Jürgen Klopp, entrenador del Borussia Dortmund, equipo que estará disputando este Sábado la final de la UEFA Champions League ante el Bayern München de Jupp Heynckes, ha aprendido, ejecutado y fomentado esta filosofía de trabajo. Al técnico alemán, de pasado como jugador entre pocos reflectores, no le interesa ver los títulos como una obsesión, más prefiere ser recordado por haber dejado una marca significativa, tanto en el fútbol, como en la sociedad.

“Por encima de los títulos, deseo que me recuerden como un entrenador que siempre trató de mantener la luz encendida. No sé qué se vive en el vestuario del United, pero escuchar ahora a los jugadores del Manchester hablar de Sir Alex es el mayor trofeo que se llevará. Todos en el Dortmund saben que Klopp exige, que pide y les transmite que el fútbol sin diversión no es nada. Eso sí, allí dentro (señala el estadio), el que manda soy yo. Todos los integrantes del Dortmund debemos entender que somos unos afortunados y si alguien no lo ve así es que no se entera de nada”, señala Jürgen en una entrevista para el periódico deportivo español AS.

“Busco el sentido común. Piense que los jugadores son tratados como superestrellas. No sólo en Dortmund o en Alemania, en todo el mundo, por lo que en el vestuario se generan preguntas y tú debes saber encontrar las respuestas.”

Esta forma de pensar ha llevado a Jürgen Klopp a buscar, realizar y mejorar métodos de trabajo novedosos y extraños para el resto. Para él, los aspectos psicológico y emocional son los más importantes ya que sabe que en plenitud mental, el jugador es capaz de sacar lo mejor de sí mismo. Así lo refleja en un ejemplo con el Mainz 05:
“Estando en Mainz decidimos hacer parte de una pretemporada en unas islas de Suecia, de las que no recuerdo el nombre. Lo que nunca olvidarán mis jugadores es que tuvieron que hacer ejercicios de supervivencia para poder comer.”

“Llegamos al sitio y sólo teníamos las tiendas de campaña para dormir. El resto era buscarse la vida. Con las canoas y divididos por grupos, los primeros que llegaban a la isla siguiente debían encontrar la leña para encender el fuego, hervir el agua…”

“Debíamos pescar para poder comer. Todo el día llovía y cuando salía el sol, ¡zas!, los mosquitos entraban en acción. No entiendo cómo la gente puede vivir en esos sitios. Mi ayudante me decía si era idiota por pensar ese tipo de acciones, pero el grupo entendió la metáfora: si queríamos hacer una buena temporada con el Mainz en la Bundesliga nadie nos iba a regalar nada y tendríamos que encontrar soluciones a los problemas. Volvimos a casa creyéndonos Braveheart (‘Corazón Valiente’, la película).”

Al formar una familia, Klopp y sus muchachos saben que, aparte de un lazo deportivo fuerte, generan uno emocional. El entrenador teutón celebra el clímax de un jugador dentro y fuera del terreno de juego, así como lamenta su partida. Así lo refleja con el reciente traspaso de Mario Götze al Bayern München.
 “No creía que fuera a irse esta temporada. Fue un drama la manera de recibir la noticia. [Lo recuerdo] Como si me hubiesen pegado dos tiros al corazón. Fue una sensación muy confusa. Después de eliminar al Málaga, al cabo de un día, estando en el campo de entrenamiento, se me acercó Michael Zorc, nuestro director deportivo, con una cara algo extraña.”

“Me fui. No quería hablar con nadie. Esa noche tenía que acudir con mi esposa (la escritora Ulla Sandrock) a un estreno de cine. Lo cancelé todo.”

“Con el paso de los días me fui recuperando hasta que convoqué a siete jugadores en un día libre para explicárselo todo y acabé comprendiendo que Mario, lo que quería, era estar a las órdenes de Guardiola.”
Así mismo, Klopp comenta el episodio de la despedida con Shinji Kagawa, actual jugador del Manchester United.

“Triunfará seguro en el United, no tengo duda alguna. Este año fue de transición. Es uno de los mejores futbolistas del mundo. El día que me dijo que se iba nos abrazamos y estuvimos 20 minutos llorando. Fue un drama, la verdad.”
Si vemos el pasado y presente de Jürgen Klopp, entonces encontramos muchos indicios de causalidad, en lugar de casualidad. El estratega alemán, desde un inicio, puso siempre por encima los ideales que tenía en mente pese al trato de terceros.

“Interés de otros clubes, sí [hubo], bastantes. El Hamburgo, por ejemplo. Ficharon finalmente a Bruno Labbadia, aunque me llamaron por tener algunas dudas. Me dijeron que era el entrenador necesario, pero el director deportivo me miraba raro. Vio cómo vestía, con mis tejanos (jeans) y mi chaqueta (chamarra) de chandal, comprobó que fumaba y se declinó por Martin Jol. La colilla de ese cigarro debería estar en una vitrina: gracias a ella estoy ahora en Dortmund. Eso sí, también me llamó el Bayern. Fue Hoeness el que descolgó el teléfono para tantearme. Fue sincero y aseguró que había otro candidato. Era la época posterior a Ottmar Hitzfeld. Le recordé que yo era un técnico que estaba entonces en la segunda alemana, pero cierto es que para el Bayern eso no es un problema.”

Y cuando le preguntan sobre su futuro después de conseguir la atención de todos tras estas tres últimas campañas, de mucho éxito, Klopp se mantiene en su barco.
“Seguro que hay otros sitios más bonitos, con más glamour y sol, pero Dortmund y el Borussia tienen algo especial.”
Klopp finaliza la entrevista enalteciendo el fútbol que practican afuera de su círculo dortmunesco. Primero con Leo Messi y Cristiano Ronaldo, y luego con el Barcelona, equipo que usa de ejemplo en sus jugadores de una manera muy peculiar.

Sobre Messi y Ronaldo.
“[Messi] Es el jugador más increíble o soñado que he visto. ¿Usted vio lo que hizo contra el PSG? Él solo, medio cojo, salió y resolvió el pase a semifinales del Barcelona en la Champions. Su sola presencia cambia los partidos. Y lo peor de todo es que no puedes practicar nada para cerrarle; Leo siempre tiene una salida. Si piensas que se va por la izquierda, aparece por la derecha o al revés. Y si dudas, por el centro. Es mágico, algo único en el mundo. No hay táctica que lo pueda frenar.”
“Cristiano es tan rápido, tan fuerte, tan increíble, pero tiene un problema: Leo Messi. Me recuerda mucho a lo que le sucedió en su momento a Michael Stich, el tenista alemán. Estaba destinado a escribir una página de oro en su deporte, pero apareció Boris Becker y le marcó la carrera.”

Sobre el Barcelona.
“Ganó la Liga y se quedó a las puertas de la final de la Champions y de la Copa. El Barça ha tenido muchos problemas con las enfermedades de Tito Vilanova y la que ya padeció con Abidal. Se levantaron bien a la decisión de Guardiola de irse. Los pongo como ejemplo a mis jugadores en muchas cosas.”
“No digo nada en concreto, pero hago ver fotografías. Lo que quiero hace entender a mis futbolistas es que vean el hambre con la que los futbolistas del Barça siguen celebrando los goles que anotan, pese a haberlo ganado todo en los últimos años. Es ejemplar cómo tras sus sonados triunfos explotan de rabia cuando consiguen anotar. Eso es un ejemplo para todos los futbolistas, desde la élite hasta el de formación.”



Simon Critchley: "El fútbol es una contradicción"
FÚTBOL. El filósofo británico presenta su libro 'En qué pensamos cuando pensamos en fútbol'
Jon Prada
01/06/2018 

Critchley posa con su libro 'En qué pensamos cuando pensamos en fútbol' de la editorial Sexto Piso.
Las letras y el balón son las dos grandes pasiones de Simón Critchley (Hertfordshire, Inglaterra, 1960). "El Liverpool es mi religión", confiesa el filósofo británico a MARCA mientras presenta su obra 'En qué pensamos cuando pensamos en fútbol'. Con la insignia del club red en su solapa, analiza un juego sobre el que profundiza en sus escritos.


¿En qué pensamos cuando pensamos en fútbol?
Pensamos en todo cuando vemos un partido: en el significado de la vida, el espacio, el tiempo, la racionalidad, las emociones, la pasión... Pero, también es un juego en movimiento que disfrutamos. Pensamos y vemos el choque al mismo tiempo.

¿Es el fútbol la continuación de la guerra?
Es una forma optimista de ver la guerra. Hace años, había guerras y la gente moría. El fútbol es una forma simbólica de esas batallas. Hay violencia, pero nadie muere. Es entrenamiento, disciplina, poderío y emociones que pueden convertirse en violencia. Un lugar en el que algo similar a la guerra puede suceder.

¿Saca lo peor de la gente?
Puede hacerlo. A mí me gusta decir que el fútbol permite a las personas expresarse libremente sobre temas que conocen y les importan. Creen en su equipo y lo defienden.

En su libro, usted afirma que el "fútbol es socialismo". Bajo ese concepto, ¿qué opina de los altos salarios que cobran las estrellas y los grandes traspasos que se pagan por ellas?
El fútbol es socialismo, pero también es dinero en grandes cantidades de corporaciones internacionales que lo controlan. Los salarios, los traspasos... son asquerosos. Están arruinando su esencia. El fútbol es social, un deporte colectivo y colaborativo. Los futbolistas tienen que jugar unidos y compartir todo con sus aficionados. El fútbol es para ellos y existe a la par en su concepto más puro y con todo ese dinero. Es una contradicción.

¿Ve cómo íconos a futbolistas como Messi o Cristiano?
Algunos son modelos y otros no. Messi es más ejemplar que Cristiano. Ronaldo es más individualista, juega en equipo pero no es un futbolista de equipo. Messi lo hace de otra forma. Luego, hay otros como Mata que, además del fútbol, trabajan en proyectos sociales.

¿Han cambiado los videojuegos el fútbol?
Es interesante que los futbolistas jueguen con ellos mismos en las videoconsolas. Lo están cambiando, pero no puedes jugar si no sales a la calle y corres. Los videojuegos, la televisión... han transformado la manera de entender un fútbol que sigue igual. Necesitas ser inteligente, moverte, tener el balón...

Antes de un Mundial, con 32 selecciones batiéndose, ¿es el nacionalismo perjudicial?
No es malo. Hay que mirarlo en su contexto. Todos tenemos nacionalidad. Puedes estar orgulloso o no de tu país, pero no hay que justificarlo todo en el nacionalismo... ni en la globalización.

Usted señala que el "fútbol es una esperanza constante". ¿Lo hace eso tan especial?
Es delirante. La gente cree incondicionalmente. Tras la derrota, estás hundido, pero piensas en lo siguiente. Es extraño.

¿Es el fútbol la nueva religión del mundo?
¡Es la religión más antigua del mundo! Antes del monoteísmo, la gente tenía dioses locales y la historia estaba conectada con ellos y con sus lugares. Y el fútbol es así. Es una especie de religión politeísta con dioses y relatos en cada club. A su vez, los hinchas reconocen y respetan a los mitos que no son suyos, que es lo más importante. En el fútbol, la intensidad de la creencia es similar a la religión, pero no requiera exclusividad.

Usted es aficionado del Liverpool. ¿Cómo puede un jugador como Karius superar sus dos fallos en la final? ¿Cómo se socializa la derrota?
No lo sé. Es muy duro. Fueron dos errores inexplicables, elementales y hay que aceptarlo. En la derrota, experimentas solidaridad con otros, pero es doloroso y extraño. Te sientes vacío. Tras perder la final, estaba con mi hijo y no sabíamos qué decir. ¿Por qué le damos tanta importancia? Es estúpido. Es únicamente un juego.

Se ha declarado creyente de Klopp. ¿Cuál es su dimensión?
Ha entendido la cultura del Liverpool y que todo debe girar alrededor de los hinchas. Ha construido un equipo a su imagen y semejanza y me gusta su estilo heavy metal.

¿Cómo ve la rivalidad entre Guardiola y Mourinho?
Es fútbol contra antifútbol. El City es bonito de ver, fantástico...  Pep tiene un temperamento filosófico sobre la humanidad y sus limitaciones. Y Mou ha evolucionado hacia una mentalidad defensiva y negativa. Obviamente, hay muchas formas de belleza en el fútbol. A mí me gusta la escuela del Barcelona y de Holanda, el fútbol total... pero también hay belleza en la Juve y el Leicester que ganó la Premier.

Usted le dedica un capítulo en su libro a Zidane. ¿Cómo ha podido pasar de ganar la Champions a irse?
No lo sé. Zidane es Zidane. Es único. No ha habido un jugador como él por la forma en la que controla su pasión. Ha sido capaz de ser un futbolista y un entrenador brillante. Ha proyectado su autoridad en un Real Madrid que impresiona por su tenacidad. No fallan. Tienen algo especial con la Champions.


viernes, 26 de octubre de 2018


LA INTELIGENCIA EN EL FUTBOL, UN CONDICIONANTE SISTÉMICO.

FÚTBOLENDESARROLLO./ ¿Por qué Jugador Talento = Jugador Técnico? ¿Por qué Jugador ordenado = Jugador Táctico?

 Hoy en día, aquel entrenamiento tradicional de concepción analítica está siendo sustituido por un entrenamiento global, integral o mutifactorial teniendo en cuenta el concepto sistémico del mismo, y con la necesidad de poner al jugador en situación de resolución de los problemas que se le presentan dentro del juego y dentro de un proyecto de juego que el entrenador propone y al que debe aplicar sus métodos pedagógicos.

(1)     Finalmente, llegamos al último punto de lo controversial del fútbol de base debido a la dualidad y la concepción personal de los cuerpos técnicos y directivos, con su visión exclusiva de ver el juego, que componen el proceso de enseñanza-aprendizaje: la paradoja de que el futbolista de talento es al que denominan “técnico” y del jugador que es más “ordenado” y aplicado dentro de la cancha, el jugador que definen por ése motivo como “futbolista táctico”. Hablo de lo paradójico del proceso de formación en el fútbol de base, en cuanto a lo que cada quien tiene como idea de la diferencia entre lo técnico y lo táctico, en donde se confunde una cosa con la otra. Deseamos fundamentar al talento y lo que hacemos tanto con los entrenamientos, y con la dirección de partido es todo lo contrario, hacerle olvidar que lo es. Promulgamos que el jugador de talento hay que formarlo (“se hace”) y lo que causamos con nuestra intervención pedagógica es bajarle la intensidad de su pasión por el juego. En ambos ejemplos, la mayoría de acciones por parte del cuerpo técnico con sus dirigidos están más infundadas en los resultados y los temores a perder el puesto de trabajo. Importa más “el qué” (ganar títulos), que “el cómo” (procesos formativos coherentes y secuenciales). No obstante, se es muy dado a camuflar la desarticulación de la formación de los futbolistas en las divisiones menores utilizando la frase “el desarrollo integral del futbolistas”, haciéndonos creer que hay que educarlo por partes separadas.

 El utilizar la frase “el desarrollo integral del futbolista” a niveles de desgaste tal, que la convirtieron en una muletilla, se ha desvalorizado así su dimensión real y su clave dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje en el fútbol de base:  “Durante todo el proceso de formación que nos brinda el perfil profesional como educadores físicos, nos encontramos en forma reiterada en los diferentes textos de referencia para nuestro estudio y, de igual forma, como parte intrínseca en los diversos trabajos que elaboramos por escrito, con una frase que se ha convertido en un relleno o complemento justificador de los mismos. Aludo al “desarrollo integral del individuo”.  La respectiva frase ha sido nombrada y escrita por cuanto educador físico pretende impregnar en su trabajo para impresionar a quienes escuchan su discurso o examinan su escrito. A simple vista, la competencia profesional que emerge de la sabia frase, es lo que pareciese que fuera el objetivo de quien la expresa y redacta.  Sin lugar a dudas, nace la inquietud de conocer claramente los elementos que configuran ese “desarrollo integral del individuo”, y que son enumerados infinidad de veces, pero que pueden ser la aproximación de la magnitud tanto del educando, como de su hacer/siendo dentro del proceso educativo.

 (2) Las respuestas para despejar los anteriores enunciados, son las siguientes: 1. Si la técnica es: 1.1. Un modelo ideal de movimiento. (Manno) 1.2. Es la utilización y transformación de la motricidad con y sin el elemento. 1.3. Es la respuesta motriz a un problema de carácter mental. 1.4. El dominio de las diferentes superficies de contacto –manipulación del elemento-. 1.5. Conjunto de aprendizajes específicos utilizados en un deporte. (Weineck) 1.6. Conjunto de hábitos  o procedimientos específicos especializados. (Teodorescu) 2. Si la táctica es: 2.1. La solución de problemas que se presentan dentro del juego. 2.2. Habilidad preferiblemente de carácter mental. 2.3. Consiste en la toma de decisiones. 2.4.  Conjunto de acciones defensivas/ofensivas, que se planifican o improvisan en el juego, cuyo fin es resolver con éxito las situaciones que se presentan y que buscan obtener un resultado. Se manifiesta en la actuación y ejecución por parte de los jugadores. Sub roles. 2.5. Es la encargada de desarrollar el plano biorrelacional, la cual se apoya en la riqueza de la técnica, se soporta en las condiciones físicas y se muestra de manera óptima con una amplia preparación teórica.  

3. Si la inteligencia es:  3.1. El intelecto para la utilidad escolar y social. (Alfred Binet y Théodore Simon. Siglo XIX)  3.2. La habilidad mental. Posee facultades diversas que resuelven diferentes tareas independientes entre si. (L.L. Thurstone. 1938)  3.3. El pensamiento humano en la comprensión del mundo. (Jean Piaget. 1920)  3.4. La inteligencia depende de determinados dominios. (David Feldman)  3.5. Inteligencias múltiples de Howard Gardner. Quien define la inteligencia como la "capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas". Howard Gardner añade que así como hay muchos tipos de problemas que resolver, también hay muchos tipos de inteligencia. 3.6. Capacidad de adaptabilidad. Capacidad de elaborar y generar respuestas adecuadas a los problemas aparecidos en las diferentes situaciones de juego. 

 4. Si el jugador técnico es (Definición personal):  4.1. Aquel jugador cuyo manejo del balón es superlativo que lo define como “talento”.  4.2. Aquel jugador cuya versátil capacidad mental  de juego lo capacita para resolver  y superar los diferentes problemas dentro del mismo, empleando las superficies de juego como respuesta, con una precisión excepcional.  

5. Si el jugador táctico es (definición personal):  5.1. Aquel jugador que por tener una limitación técnica, realiza funciones sencillas de recuperación y entrega del balón. 

6. El jugador inteligente es (definición personal):  6.1. Aquel que realiza maniobras con el balón (técnica) en los límites de la genialidad (táctico), aventajando a sus adversarios de tal forma que sea catalogado como “jugador habilidoso”, “talento”, o “crack”.  
En donde:   1. Lionel Messi es: a. ¿Futbolista técnico? O  b. ¿Futbolista táctico?   2. Lassana Diarra es: a. ¿Futbolista táctico? O b. ¿Futbolista técnico?  3. Diego Armando Maradona, fue catalogado como jugador técnico. Sin embargo, por presentar una inteligencia multifactorial en el juego, ¿Fue un futbolista táctico?  4. Pedro Sarmiento, fue catalogado como jugador táctico. Aunque se especializó hacia una vertiente específica del juego, ¿Fue un futbolista técnico?   “Revolvamos” todo lo anterior (las definiciones de técnica, táctica, de inteligencia, más las definiciones personales) como si estuviéramos mezclando los ingredientes de una receta, la cual he denominado, “Futbolista a la carta”:  
 * Un futbolista técnico es aquel que posee una inteligencia de juego tal, que utiliza las superficies de contacto a niveles ilimitados de destreza, para darle respuestas a los inesperados problemas dentro de la cancha de juego, cuyas multifacéticas respuestas mentales están acordes con dichos problemas de la realidad de juego. Al utilizar variantes de juego con las superficies de contacto, estará denotando que presenta alternativas de soluciones mentales. Su accionar predominante oscila entre la espontaneidad y las jugadas improvisadas. 

* Un futbolista técnico presenta una excelente condición táctica por encima del promedio de aquellos jugadores que se especializan en dos fases del juego específicamente: 1. Recuperar el balón y, 2. Tenencia del balón. Con sus respectivos fundamentos técnicos básicos: Recepción-control y pase.   
* Un futbolista táctico es aquel que utiliza su inteligencia en una sola dirección que lo vuelve experto en la misma.  
* Un futbolista táctico presenta una condición técnica limitada, ya que sus respuestas motrices con el balón surgen de problemas mentales restringidas por su acostumbramiento a limitar su juego en particular. Su labor dentro de la cancha viene acompañada de problemas/soluciones mentales, en su gran mayoría, preestablecidas.  ¿Cómo les pareció semejante revoltura? Solo intento construir la hipótesis de que El futbolista de talento es igual  de táctico y de técnico y que el futbolista de “menor rango”, es igual en ambas vertientes táctico-técnica.  Ni la primera (lo táctico), prevalece sobre la segunda (lo técnico). Ambas son interdependientes. 
Lo mismo se puede decir del jugador denominado talento como del que no lo es (Considero que es semejante, pero a menor escala).   Para tratar de resolver la brecha existen entre lo técnico, lo táctico, el juego y el futbolista dentro de los procesos formativos del fútbol de base, he integrado los anteriores medios del entrenamiento en un todo al que denominé: “La inteligencia Sistémica”.  

 El término de inteligencia sistémica es una forma personal de llamar “la fusión” que se lleva a cabo entre la técnica individual-grupal a través de la realidad de juego. Para reforzar el respectivo planteamiento sobre el valor de la inteligencia técnica en el fútbol de base, expongo el pensamiento de otro autor para tal fin de “aprender jugando”: “Iniciar al juego deportivo a través del propio juego”. Este principio –ya demostrado teóricamente- pretende que los diversos gestos técnicos y los diferentes comportamientos tácticos puedan ser introducidos y asumidos  a través de juegos. Esto no significa que sea suficiente con proponer juegos y dejar jugar, esperando que el nivel de juego mejore por sí mismo. La actuación del profesor en el desarrollo del juego y la secuencialidad  de los juegos hacen que el niño se sitúe progresivamente ante las dificultades y problemas que debe resolver.

Las nuevas situaciones que se suceden hacen que en cada caso tomen relevancia aspectos técnicos y tácticos que pueden ser analizados de forma particular pero siempre como consecuencia de la realidad total”. (3)   “Dedicamos demasiadas horas a fundamentar y pocas horas al juego”   “Hacemos muchas cosas que no reconocemos” Los siguientes elementos influenciaron el desarrollo de la técnica implementándose "salvajemente" en los futbolistas de otrora. Los deseo definir sin temor alguno. Con esto pretendo concluir que: la técnica es un conglomerado de variantes que al unísono redundaron en potenciar la misma.

 El fútbol se convierte de este modo, en una inteligencia técnica multiestructural. En donde:  1. EL FÚTBOL: Expresión motriz unilateral intracultural.     2. LA PASIÓN POR EL JUEGO: Se juega como se vive. Se vive como se juega.   3. EL JUEGO: Principio educativo. Se juega para aprender.   4. LOS MODELOS A IMITAR: Abundancia de referentes en cada calle y cancha.   5. EL HÁBITAT NATURAL O MEDIO SALVAJE: Espacios donde se explayó la técnica.   6. LOS JUEGOS DE LA CALLE: Estímulo de lo cognitivo-táctico.   7. LOS INTERCAMBIOS BARRIALES: Demostración de saberes y defensa de la propia dignidad deportiva.   8. LAS RELACIONES INTERCULTURALES: Potenciadoras de la riqueza técnica.   9. EL ENTORNO Y AMBIENTE SOCIAL: Libertad y espontaneidad de expresión motriz deportiva.   10. LA MODALIDAD DEPORTIVA DEL FÚTBOL: Exclusividad de las expresiones motrices intraculturales.  11. LOS PROCESOS DE ENSEÑANA-APRENDIZAJE: Aprovechamiento de la abundancia del talento y de su riqueza técnica silvestre. LA TÉCNICA VS LA MANIPULACIÓN DEL ELEMENTO “¿QUÉ EJERCICIOS SON MÁS PARECIDOS AL FÚTBOL PARA UTILIZARLOS EN LOS ENTRENAMIENTOS?”   R//: “PUES LO MÁS PARECIDO AL FÚTBOL, ¡ES EL FÚTBOL MISMO!".

(4) Eso si, con tareas individuales y grupales, responsabilidades y problemas que SIEMPRE SE SUCEDEN EN EL JUEGO; INDEPENDIENTE DE QUIÉN LO JUEGUE.   

 Se observa pues, una tendencia del entrenamiento moderno en donde la técnica hace parte intrínseca del juego mismo para un estimularse y desarrollarse acorde con los requerimientos del mismo fútbol. Algunas reflexiones nos refuerzan la anterior disertación:   “Aprender nunca es llegar a ser capaz de repetir el mismo gesto, sino dar a la situación una respuesta adaptada por diferentes medios.
 (5) “Es necesario pues, como hemos mencionado, variar las condiciones de ejecución en el caso de la adquisición de un gesto técnico, o bien proponer al mínimo un problema que comporte a nivel táctico una elección posible (O…o…)”.

 (6) “En cada repetición, hay pues adaptación a nuevas condiciones, lo que evita fijar al jugador en unas respuestas poco susceptibles de evolución y que se caracterizan por su ausencia de plasticidad. Es igualmente interesante introducir en seguida, incluso desde el comienzo si es posible, el adversario, cuya conducta inducirá las reacciones del jugador, y con ello se enfocará al aspecto táctico individual”.

(7)   “La intervención del educador parece aquí capital; se trata por su parte de ofrecer al jugador una situación apropiada, es decir, elegir el ejercicio-problema en cuyo interior surge una dificultad especial  para inducir al jugador a descubrir la solución y los ajustes necesarios para resolver el problema formulado”.

 (8)  “En definitiva, la técnica representa la utilización y la transformación de la motricidad para lograr que sea cada vez adaptada a las exigencias del juego. La motricidad constituye la base común en la que se inserta la técnica de cada juego deportivo colectivo”.

(9) “Descentrarse respecto al balón. Para actuar en función de las situaciones que se desarrollan y adaptarse a las reacciones de los compañeros y de los adversarios, el jugador debe percibir los acontecimientos. De ahí la importancia que se da a la adquisición de informaciones gracias  a las sensaciones visuales”.
(10)   Si “uno juega como vive”(Es importante aclarar que dicha frase muchas veces no es directamente proporcional: una persona introvertida, puede ser un futbolista atrevido dentro de la cancha. Una persona sociable, puede ser un futbolista “egoísta” dentro del campo de juego), y si uno enseña según como conciba el fútbol, ¿Estaremos confundiendo la técnica para jugar con la inteligencia de juego?

 Cuando los responsables de dirigir este proceso de enseñanza-aprendizaje "descubran de una vez por todas", QUE LAS ACCIONES COMUNES - RECUPERAR-TENENCIA-AVANZAR-DEFINIR (Denominadas FASES DE JUEGO), dadas desde lo defensivo, transición y ataque en el fútbol; QUE SIEMPRE SE DAN, SIN IMPORTAR QUIEN LO JUEGA; ESTÁN DETERMINADAS POR MÚLTIPLES FACTORES INTEGRADOS, PODRÁN CONSTRUIR BATERÍAS DE EJERCICIOS QUE ABARCAN LA TOTALIDAD DEL JUEGO.  DEJARÍAN DE ESTA MANERA, EL TRABAJO DESARTICULADO Y AISLADO DE ESOS ENTRENAMIENTOS QUE POR AÑOS HAN VENIDO EMPLEANDO, CREYENDO CON ESTO INCONSCIENTEMENTE, QUE EL FÚTBOL ES UNA PARTE Y NO EL TODO. DEBERÍAN FUSIONAR EN LOS ENTRENAMIENTOS LAS PARTES QUE COMPONEN EL FÚTBOL (Lo táctico, técnico, físico, psicológico, estratégico).

 Al momento de seleccionar a los futbolistas en el fútbol de base, el primer ítem para tal selección es… ¿La manipulación del elemento-balón? Claro que no, ocurre es de otro modo. La gran mayoría de directores técnicos/entrenadores seleccionan a sus futuros jugadores por su capacidad, comprensión e inteligencia de juego. Hasta el día de hoy no he presenciado al primer director técnico/entrenador que seleccione o invite a firmar la planilla de juego, a los denominados “malabaristas” que inundan las esquinas de los semáforos en nuestra ciudad de Medellín.  Pero eso sí, dedican horas enteras en los entrenamientos a realizar trabajos técnicos aislados del todo (del contexto real del juego).
Sin embargo, no es problema único de los directores técnicos/entrenadores, instructores/monitores y demás. La eterna dualidad en el proceso de entrenamiento, igualmente cobija a nosotros los preparadores físicos. Los preparadores físicos (para darles un poco de descanso a los atribulados directores técnicos, al dedicarles todo las “causas” de la formación/deformación de los futbolistas de base en este ensayo) no están ajenos a la mencionada dualidad de los procesos metodológicos en la formación básica. Realizan trabajos físicos aislados de lo que la interdependencia de las partes del futbolista requisita para el juego.  Se estructuran evaluaciones de la velocidad lineal exclusivamente, sabiendo que el fútbol es de un sinnúmero de acciones direccionales cambiantes.

 Para agregar a dichas evaluaciones, se valora más el resultado de mts/seg., que la técnica de la velocidad. ¿Quién es más veloz? No quién presenta mejor técnica de carrera. ¿Quién salta más? (Evaluación del salto en la plataforma). Pero no quién cabecea mejor. Y lo más contradictorio, el que más salta es el que es utilizado en posiciones que no potencian dicha capacidad física. El trabajo de fuerza, es otro tema candente. El trabajo de la fuerza abdominal lo realizan aislando dicha musculatura. Será que para realizar el gesto del pateo o del cabeceo, ¿Sólo interviene un grupo muscular para tal fin? No los culpo (ni me culpo), pues nos vendieron la idea de que “es necesario aislar el recto abdominal de tal forma que no intervengan los flexores de cadera y demás”; con la bendita disculpa que de esta forma se trabaja única y exclusivamente el recto abdominal.

Es decir, el trabajo de la fuerza del gimnasio, fuera de trabajar más músculos que movimientos, es el campo del estimular los diferentes grupos musculares en forma exclusiva, no interdependientes. ¿Se pueden imaginar ustedes patear sin los grupos musculares del tren superior? Otra más, patear sin el grupo muscular que conlleva la musculatura abdominal. Gracias a Dios nosotros (Directores técnicos, preparadores físicos, directivos y demás) no fuimos músicos. ¿Cómo sonaría la orquesta si cada uno interpretara el instrumento en forma aislada? Aunque eso sucede, pero cada uno interpreta sus partes pero en forma integrada. Suena contradictorio, pero no lo es.  Es hora de conformar un trabajo de fuerza integrando e interrelacionado los diferentes sub grupos musculares en una misma acción de ejecución. Ya los he creado, por sí se lo están preguntando al mismo momento de leer lo que está escrito al respecto. Igual sucede con el trabajo de la coordinación. “Preparador físico”, al jugador ´x` está deficiente en la coordinación”. Sabiendo que hasta para escribir se necesita coordinación. Aunque a veces pienso que ni “el pibe” Valderrama, ni “el tino” Asprilla, entre otros, eran buenos para la gimnasia rítmico-auditiva (“los aeróbicos”).  Hasta tuve el tiempo necesario para realizar una clasificación de  la coordinación y sus respectivas baterías de ejercicios, al escuchar a los directores técnicos/entrenadores asociar/confundir coordinación con la motricidad particular.   
 1. Coordinación técnica.    2. Coordinación táctica.    3. Coordinación física.    4. Coordinación motriz.    5. Coordinación mixta.  La anterior clasificación de la coordinación es una buena “arma” al momento de que el director técnico/entrenador vuelva con la imposición del trabajo al preparador físico: “profesor, a ´X` jugador le falta coordinación”. ¿Cuál de todas las cinco clasificaciones específicamente le falta al jugador ´X`, señor director técnico/entrenador? Integrémonos por favor. Tanto el directivo, como el director técnico/entrenador y el preparador físico, para que trabajemos bajo unas mismas directrices.
Que el director técnico/entrenador no realice trabajos físicos si no está capacitado para ello, cuando no cuentan con un preparador físico en algunos equipos por ejemplo, con el bendito temor de que “el equipo se caiga físicamente”. Que estructure metodologías basadas en la realidad del juego que satisfaga todos los elementos del juego y de quien lo ejecuta, los futbolistas.

 De la misma forma, he sido testigo directo en divisiones menores, en cuanto al momento de los informes, evaluaciones y opiniones de su cuerpo técnico sobre el rendimiento de los jugadores. Asimismo, al escuchar a propios y extraños que pertenecen a divisiones menores de otros clubes profesionales, y el resto de comentarios, de diferentes cuerpos técnicos de equipos de fútbol de base. Esto es lo que se escuché de tales reuniones y comentarios al referirse al presente y futuro del jugador de base: “Es un talento, un excelente jugador de proyección, pero le falta… (“x” cosa). Si tomaran conciencia quienes opinan sobre el presente y futuro del futbolista que están evaluando de lo que significa esa pequeña palabra “pero”, en cuanto a lo que compromete a quien la emite en lo relacionado tanto con su competencia formativa como con su compromiso con el futbolista y con la institución deportiva, sus opiniones serían más acordes con lo que este proceso de enseñanza-aprendizaje en el fútbol de base requisita.

 Veamos el meollo de la “pequeña” e inmensa palabra (“Pero”), en lo que a su significado real representa. Las escribo en interrogación y/o a manera de hipótesis para dejar el beneficio de la duda:
1. ¿Tienes la capacidad formativa para fortalecer las virtudes y/o minimizar los defectos del futbolista de base?
2. ¿Cuentas con una pedagogía formativa, desde lo teórico-práctico, para transformar a tus  educandos?
3. ¿Requieres del talento de tus jugadores para ocultar tus limitaciones táctico-técnicas formativas?
4. Si el futbolista nace y “no hay más por hacer” ante las deficiencias de tus jugadores, ¿Qué papel desempeñas en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el fútbol de base?
5. Si el futbolista “no nace sino que se hace”, ¿hasta qué punto eres responsable directo de la disminución del talento con tu particular manera de concebir el juego?
6. Si la lógica del proceso es potenciar el material humano/deportivo de los futbolistas de base, ¿Por qué los directores de divisiones menores y presidentes/dueños de equipos infantiles y juveniles, contratan directores técnicos y preparados físicos cuyas metodologías de entrenamiento y dirección técnica van en contravía de la misión y visión de quienes los emplearon?
7. Si existen en las divisiones menores y clubes deportivos organizados una metodología estándar de trabajo que identifica la misión y visión del proceso formativo en el fútbol de base, ¿Por qué cada integrante del cuerpo técnico realiza, sin supervisión alguna, métodos de enseñanza desfasados de la realidad socio-deportiva de sus futbolistas?  “Respetamos la forma de trabajar de cada uno. Cada quien sabe de antemano lo que exige la institución deportiva”. Enuncian descaradamente. ¿Será que por no saber del asunto formativo, se hacen los que respetan la libertad laboral? ¿Acoso laboral? 8. ¿No importa el “cómo”, sino “el qué”? Finalmente, no me salvo tampoco de estas reflexiones-críticas sobre la responsabilidad en la formación/deformación de los futbolistas de base, pues al igual que “los padres de familia, que pueden llegar a serlo por estar predispuestos biológicamente para ello, pero que en materia educativa de sus hijos tendrán que enmendar sobre la marcha los errores de su inmadurez socio-afectiva consigo mismo ,y por ende, con sus descendientes”; he realizado todo este material con la colaboración indirecta de miles de jugadores que hicieron parte de la mencionada formación/deformación desde mi inmadurez personal/profesional, hasta lo que hoy he podido “evolucionar”.

Se podría imaginar cada uno de ustedes si este proceso pedagógico hubiera sido parecido a la medicina… ¿Cuántos futbolistas hubiesen muerto de verdad?  Al menos TODOS hoy siguen con vida, ya desde lo familiar, afectivo, social, laboral, deportivo, religioso, cultural, espiritual, educativo, etc. Excusas a cada uno de ellos, pero deben comprender que el fútbol ni se aproxima a ser ciencia alguna. Hasta hoy seguimos hablando sobre temas como: qué es “jugar bien”, “jugar bonito”, “el futbolista nace o se hace”, “los jugadores hacen al técnico”, “las divisiones menores se hicieron para darle empleo a mucha gente”, “vence el equipo que esté conformado por más jugadores de talento que sus adversarios”, “los trofeos y las medallas de los campeonatos se obtienen como estrategia publicitaria de los equipos”, “los equipos se estructuran con futbolistas de talento para economizar el trabajo del director técnico”, etc.  Cabe aclararles que estas reflexiones personales las realizo desde mi madurez personal/profesional del presente. Se imaginan ustedes, ¿por qué no las hice antes? Son contundentes sus respuestas. ¡También la embarré en el pasado! Ahora bien, si el proceso formativo en el fútbol de base tiene que estar a merced de que exista y aflore el talento por sí mismo, con una baja acción e incidencia de su cuerpo técnico, es como dejarle a la suerte, y la responsabilidad únicamente al mismo tiempo, de la cosecha del  talento en sí al fútbol de base.

Como podemos observar a continuación, “La suerte es cuando se juntan, la preparación con la oportunidad”. Veámoslo más claramente con el siguiente “invitado”: Periodista: “¿Siente que ha nacido para jugar esos partidos?” Futbolista: “No. Volvemos a lo de antes. He tenido la suerte de nacer con unas cualidades y de tener oportunidades. Pero, más allá de eso, como dice Xavi, hasta la suerte se trabaja. Si te esfuerzas en lo que haces y tienes un poco de suerte, tal vez lo consigas. Esa es mi filosofía. He tenido la suerte de tener talento, pero lo he trabajado. Y mucho.”  Mil gracias a cada uno de ustedes por leer estas entregas reflexivas que surgen de mi opinión socio-deportiva. Al mismo tiempo, deseo invitarlos para que dejen de ser “ovejas” que siguen el mismo “rebaño” de siempre. No tengan temor alguno de encontrar la verdad, así el “perro ovejero” te vigile para que no te salgas del rebaño y poder él seguir manipulando el mismo.

 Bibliografía  (1) Del libro: Fútbol, medios de entrenamiento con balón. Miguel Ángel Portugal. Editorial Gymnos. 2000  (2) Apartes del ensayo: “La filosofía motriz, ¿objeto de estudio de la Educación Física?”. Adolfo Gómez Sánchez. IUEF. Universidad de Antioquia. Medellín.1999 (3) Del libro: Iniciación a los deportes de equipo. Domingo Blázquez Sánchez. Editorial Martínez Roca, S.A. PÁG. 9. 1986. (4) Juan Carlos Grisales. Preparador físico. Divisiones menores Envigado F.C.2011. (5, 6, 7, 8, 9 y 10) Del documento: “La enseñanza de los juegos deportivos colectivos”. IUEF. Universidad de Antioquia. Medellín, 1996. (11) Del texto: “La suerte se trabaja”. Entrevista. Gerard Piqué. Futbolista Barcelona F.C. El Espectador. Domingo 1º de mayo de 2011. Págs. 48-49.

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LA PERCEPCION DE LAS SITUACIONES DE JUEGO EN EL FUTBOL 
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La fase de adopción de una situación futbolística a la aplicación real en la cancha no es tarea fácil. Sólo algunos futbolistas -los de mayor nivel, los que trascienden, los que en definitiva entienden el juego descubren el modo y manera de desplegar en la práctica lo que en lateoría, a través de los entrenamientos, creen haber aprendido.

Se llama a esta particular característica percepción de la situación de juego, que es definida como la capacidad del futbolista para captarlos movimientos y los cambios en el espacio de los propios compañerosde equipo, y entre éstos y los adversarios.  Se apunta aquí a una materia esencial en el fútbol moderno: la anticipación; es decir, aquella cualidad de realizar una lectura anticipada para detectar las zonas de mejor tránsito para la elaboración de una jugada.

Dicha virtud, en realidad, no tiene tanto que ver con la insistencia majadera en los entrenamientos, como en la propia capacidad mental para resolver conflictos.Un director técnico, por mucho que repita movimientos y mecanice situaciones de juego, jamás le va a poder dar a un futbolista el toquepreciso, la capacidad de discernimiento ideal para definir cuándo,dónde y cómo utilizar bien los espacios.  A lo más -y eso diferencia lacalidad entre un DT y otro- le dará las mejores y más variadas herramientas para que el futbolista pueda utilizarlas según su propiocriterio y percepción.

El contra sentido mayor de este principio, que debería ser obvio y unánimemente aceptado, es que los entrenadores de hoy parecen seguir creyendo que pueden influir incluso en el momento de la decisión del jugador. Si bien ninguno lo reconoce abiertamente, sí es un hecho que tipos que incluso están en el alto nivel y que cuentan con jugadores con características altas de percepción de juego -por ejemplo, Ancelotti en AC Milan o el propio Rijkaard en Barcelona aún piensan que el último toque, la decisión final, les pertenece en un grado máximo. Error grave, sin duda. No sólo porque, en realidad, la ilusión de estos entrenadores es utópica, sino que, al imponerla, lo único que se logra es limitar al máximo -o aniquilar- la opción del futbolista de liberar su capacidad creadora.

 La pregunta obvia es, entonces, ¿Habrá capacidad de percepción dejuego entre los jugadores a la hora de entrar a la cancha? ¿Como podersaber esto realmente? Más aún, cuando exista estrés competitivo, cuando todo dependa sólo deuna inspiración. ¿Aparecerá en el equipo alguien que se atreva a nomirar al DT y decidir sólo en conciencia? Difícil que pase, sobre todo si en el equipo hay solamente una cabeza que piensa. Y, presisamente es la del que no juega.Volvemos al mismo punto de partida.Los jugadores que desequilibranson los inteligentes, los que piensan, los emocionales, los que entienden el juego y la percepción del mismo.

 Desde el sur del mundo. Alberto Schenfeld. RESPUESTA: Me parecen muy interesantes y razonables tus palabras, Alberto, como siempre. Cuando leo u oigo lo de entrenar para facilitar "tomas de decisiones" hay algo que me choca, algo que no acabo de entender, pese a que sé a qué se están refiriendo. ¿Cómo se entrena "toma de decisiones"?; sí, con situaciones que reproduzcan el juego, pero sabemos que no hay nada tan igual y tan DIFERENTE a la vez como dos partidos o incluso dos situaciones entre sí. Además, creo haber visto a lo largo de los años algo que supongo que os habrá pasado a todos. Me refiero a que juegas un partido contra un rival superior o que, simplemente, te plantea unas dificultades enormes; entonces juegas de modo que parece que nunca has visto un balón, que no has hecho una pared en tu vida, confundes los marcajes, no haces ni un cambio de orientación, no tiras desastre.

 Al poco te enfrentas a un rival más fácil, y resulta que aquéllo era mentira, que interpretas los repliegues correctamente, das "dos contra uno", metes pases interiores, tiras amagos para ganar posición de disparo, mezclas bien el juego.¿Qué pasa aquí?.¿Los jugadores que hace dos días hacían "toma de decisiones" penosas ahora resulta que parece que van tres segundos por delante del rival y aciertan con la puñetera "decisión" correcta?.

 La auto confianza ha convertido a un equipo pésimo en uno óptimo, se le ha encendido la luz de repente, ¿Nos lo podemos creer?. En definitiva, mi opinión es que: 1) El juego futbolístico es tácticamente, muy sencillo, mucho más de lo que los entrenadores pretendemos hacer creer. La dificultad, creo, es de índole técnica y psíquica, no táctica. El chico inteligente no tiene grandes dificultades para captar la esencia del juego. 2) Los entrenadores quizá deberíamos rompernos menos la cabeza con las famosas "tomas de decisiones" -que competen a los jugadores-, y trabajar más sobre los grandes conceptos generales del fútbol (amplitud para atacar/compresión para defender; mezcla y creatividad, tanto para atacar como para defender; mirar para entender; colocarse siempre en posición corporal que permita intervenir en la jugada; ser atrevido en ataque, ser ponderado en defensa; que las líneas de más perspectiva orienten a las demás y ocupen los espacios que se vacían; no dejar a un compañero sin apoyos, en ataque y en defensa; el valor del "fuera de juego"). No hay mucho más. Sentido común. 3) Con esos fundamentos bien trabajados, una buena técnica y salud física y buen ambiente en el grupo, cualquier jugador normal se puede desenvolver en el juego. Si lo entiende y está fuerte, y sabe manejar un balón, el juego fluye con naturalidad.

En fin, que como decía a veces Di Stéfano -y éso no quiere decir que toda la razón vaya en esta frase-, "A veces me pasma lo complicado que lo hacemos los entrenadores durante la semana; hay que entrenar para jugar, no jugar para entrenar. El entrenamiento es un medio, no un fin".

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