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"Nada es más humo que el ganar como sea".
Angel Cappa y una charla futbolera con Olé. Francia campeón,
el juego de Argentina en el Mundial, Guardiola, Mourinho, Menotti y su famoso
Huracán: "Con el VAR éramos campeones".
Publicado el 19-10-2018
-Luego de cada Mundial suele copiarse el modelo de juego
del equipo campeón. ¿Cree que ocurrirá un cambio de paradigma con Francia y su
estilo de contra y juego vertical?
-Primero, siempre se suele copiar al que gana. Hay gente a
la que no le interesa otra cosa porque piensa que lo que gana es lo que está
bien y punto. Habría que discutir qué es el éxito porque para mí, no sólo es
ganar. En cuanto a Francia tuvo algunas virtudes y muy buenos jugadores, pero
yo creo que nadie quiere jugar de contragolpe. El que juega a eso es porque no
sabe jugar de otra manera. Si yo le cedo la pelota al rival significa que voy a
estar corriendo detrás de ella y no creo que a alguien le guste eso.
-¿Pero no puede ocurrir que un entrenador elija esa
estrategia porque se siente inferior a su rival?
-Claro que sí. También. Una vez le pregunté a Cruyff por qué
no existían muchos más entrenadores cercanos a la idea de juego que él
representaba y me contestó: "Fácil, porque hay que saber". Jugar así,
esperando atrás, luchando, corriendo, apelando a una pelota parada, es más
fácil. Lo difícil es lo otro. Y para eso, hay que saber del juego. Francia jugó
así porque se agrupaba bien atrás y tenía jugadores para jugar de contra. Pero
imitar al que gana es un error grave porque hay que ver qué es lo que yo tengo
en mi equipo. Si el que gana juega con dos wines y yo no los tengo, ¿cómo lo
imito? Es una estupidez pero es una tendencia habitual.
-En el fútbol argentino suele haber críticas a los
entrenadores que intentan salir jugando justamente con el argumento de que no
tienen futbolistas capacitados para eso. Que no se puede imitar al Barcelona de
Guardiola sin aquellos jugadores.
-A los detractores de ese estilo no les digo nada porque
cada uno tiene derecho a pensar como quiera. Para mí, para jugar así hay que
saber y muchos no saben cómo se hace. Muchos se la dan de prácticos y para mí
no hay nada que sea más humo que decir "hay que ganar como sea". Una vez
se lo pregunté a un plantel que dirigí. Les dije "Bueno muchachos, hoy hay
que ganar como sea. ¿Alguien sabe lo que significa?”. El que dice que lo único
que importa es ganar lo que hace es menoscabar al juego y también a ellos
mismos. Si yo fuera carpintero, quisiera hacer una mesa de la mejor manera
posible. Si digo "la hago así nomás, total me la van a comprar igual
porque lo que importa es vender", me estoy faltando el respeto a mí mismo.
-¿Por qué mucha gente prefiere que el defensor la
revolee? ¿Hay mucho miedo al error o se cree que salir jugando se hace por una
cuestión estética?
-Es que el error forma parte del juego. Los que juegan a no
jugar también cometen errores como todo el mundo. Si yo tengo 50.000 pesos para
ir al casino y tengo miedo de perderlo, más vale que no vaya porque eso está
dentro de las posibilidades. Salir jugando no es una cuestión estética sino una
necesidad del juego. Al fútbol se juega con una pelota y yo necesito tenerla
para, a partir de ahí, usarla bien y generar situaciones de gol. Claro que
tenerla por tenerla no sirve.
-¿Lo que define la intención del entrenador es su interés
por la pelota? Algunos dicen que no les importa la posesión.
-El primer amor que tiene alguien que juega al fútbol es la
pelota. Cuando alguien dice que se siente cómodo sin ella no lo entiendo. Es
como si el nadador dijera que se siente cómodo sin el agua o el tenista sin la
raqueta.
-¿No le parece que atrasa 30 años la discusión sobre la
importancia de ganar?
-Y sí. Me parece algo tan obvio los que dicen que hay que
ganar... Es como si yo dijera que para vivir hay que respirar... ¡Ya sé que
juego para ganar! Pero también juego para jugar. Eduardo Galeano decía que se
juega para jugar y que el triunfo es una recompensa. Un tipo enfermo por la timba
va al casino y le dicen "mire, no puede entrar. Tome 1.000.000 de pesos y
váyase". Ese tipo se va a jugar a otro lado, no se va a la casa. ¡El tipo
quiere ganar, obvio, pero quiere jugar! Las dos cosas van juntas. Claro que hay
que ganar, por supuesto. Pero decir eso es una estupidez que roza lo inaudito.
Todos ganamos y perdemos. Pero yo me identifico y tengo un sentido de
pertenencia a través del juego.
-En una entrevista declaró que Mourinho es un entrenador
que desprecia el juego. ¿No siente que eso es cuestionar a alguien que tiene
una idea distinta que la suya?
-Despreciar es no apreciar, no tenerlo en cuenta. Sé que hay
otro significado cultural de la palabra desprecio que es menoscabar. Eso no. Lo
que yo quise decir es que no tiene en cuenta al juego, le da igual. Mourinho
juega a no jugar. Y gana y pierde como todos. Y ojo, juega así con futbolistas
de más de 100.000.000 de dólares cada uno. No es que lo hace con el equipo de
acá de la esquina. Si mañana tiene que jugar contra el equipo de los empleados
del supermercado de enfrente, va a jugar igual. Nadie en el fútbol tiene la
garantía de que va a ganar. El problema es que los prácticos la van de
ganadores. Una vez le comentaron a Sacchi: "Trapattoni es un
ganador". ¿Qué dijo él? "Sí, cuando le toca...".
-¿A Simeone lo ubica en la misma vereda que a Mou?
-Sí. No lo ubico yo. Lo dice él. Esos mensajes de
"ganar como sea", "no me importa nada", "el que gana
tiene razón", son más dañinos que el propio juego del equipo.
-En los '80, en el fútbol argentino, se solía dividir a
los entrenadores en trabajadores y vagos, resultadistas y líricos.
Guardiola, en cambio, dice que él los divide en "valientes y
miedosos". ¿Y usted qué división hace?
-Hay muchas divisiones. Los que saben y los que no saben.
Los que entienden el juego y a los que no les importa entender. Para jugar bien
hay que trabajar el doble porque exige una participación mental importante del
futbolista. Exige que el jugador piense. Un buen entrenador ayuda al jugador a
tomar decisiones correctas, lo entrena para que él sea capaz de tomar las
mejores decisiones en el campo de juego. De los otros entrenadores se dice que
trabajan mucho porque tiran 58 corners de un lado y 58 del otro. A mí eso me
parece una estupidez porque vos trabajás con los suplentes, no con los rivales
del domingo. Sí que hay que trabajar la pelota parada, pero no exageremos. En
Universitario de Perú, mi equipo hizo el 50% de los goles de pelota parada.
¿Sabés por qué? Porque había buenos ejecutantes y buenos cabeceadores. En el
Huracán del 2009 hicimos varios goles por esa vía. ¿Y cuánto
trabajábamos eso? Media hora por semana.
-¿No cree en los automatismos dentro del fútbol?
-Sí. El automatismo es hasta para vivir. Salís de tu casa,
te sentás en el auto y no pensás en lo que hacés, sale natural apretar el
embrague, poner primera... Un equipo tiene un funcionamiento y se
mejora practicando y también jugando. Por eso es necesario un proceso de
un año al menos porque así se van generando entre los jugadores distintos
automatismos por conocimiento. Yo sé que a este no se la tiro larga porque le
gusta al pie, al otro le gusta que se la pase de otro modo... Son todas
complicidades que se dan jugando.
-¿Qué opina de los gps, de las planillas de estadísticas
con datos de los jugadores...?
-Todo puede ser una ayuda, pero el análisis tiene que partir
del juego y de lo conceptual, no de datos fríos. Tratan de convertir todo en un
número. Por ejemplo, hablan de los kilómetros recorridos por cada jugador.
Según un estudio que leí, el 80% de ese recorrido es caminando. Y ese dato
de los kilómetros da la sensación de un esfuerzo que en realidad es mentira. Me
dicen "fulanito recibió 20 pelotas y acertó 18 pases". ¿Pero a quién,
en qué lugar de la cancha? Si yo soy el 2 y le doy 40 pases al 4, es probable
que no falle ninguno si es a cinco metros. En España se ha llegado a la idiotez
de informar la velocidad máxima y media de cada jugador. Algo que no tiene
sentido. Lo que corrió un tipo es secundario. Yo no sé si corrió para adelante,
para atrás, si fue productivo... Creo que lo hacen para venderles programas a
los entrenadores, que los compran para ser tildados de modernos y no quedar
como antiguos.
-Igual, ante la paridad existente en el fútbol, muchos
partidos se definen a veces por pequeños detalles.
-Como siempre. A mí Guardiola me parece por mucha diferencia
el mejor entrenador del mundo, el más respetuoso, el de mayor convicción...
aunque no quiere decir que todo lo que haga está bien porque también se ha
equivocado. Y él, por supuesto, también trabaja los detalles y ha ganado muchos
partidos así.
-¿Qué le pareció Argentina en el Mundial?
-Vi a una Selección que fue una desorientación absoluta, de
principio a fin. Como dice el tango, no sabía qué trole hay que tomar. La
verdad es que no dejó absolutamente nada para destacar. Si al mejor jugador del
mundo lo hacemos jugar mal, ya eso lo dice todo. Mirá que es muy difícil lograr
eso...
-El hincha de Huracán seguro, pero el neutral… ¿le sigue
hablando de aquel famoso equipo del 2009?
-Sí, claro. Para mí no era el Huracán de Cappa como lo
llaman. Era el Huracán de Huracán porque nuestro mayor mérito fue ser fiel al
estilo histórico del club. Fue el lugar donde más disfruté como entrenador. En
Universitario de Perú salimos campeones con un plantel que cobró sólo dos meses
y lo que hicieron esos jugadores me quedó grabado para siempre. El Racing del
98 jugaba muy pero muy bien. Pero ese Huracán fue como yo soñaba que tenía que
ser un equipo de fútbol. Así quería que jugara un equipo dirigido por mí. Ojalá
como jugador hubiera podido jugar en un equipo así. Desde el banco me
emocionaba tanto como la gente. Porque el fútbol, si no es emoción, no es nada.
-¿Le sigue doliendo aquella polémica final con Vélez?
-Es la bronca que te queda porque una cosa es perder.
Perdiste, te duele, pero se terminó. Puede ocurrir. Otra cosa es que te roben.
¡Le robaron a todo Parque Patricios! Eso es durísimo y cuesta aceptarlo. Yo
veía el amor de esa gente… Se puso en funcionamiento la maquinaria más sucia y
corrupta para quitarle a toda esa gente lo que se merecía.
-Mire si en esa final hubiera existido el VAR…
-Lo pensé. Con el VAR éramos campeones… Apenas me enteré de
la existencia del VAR, no me gustó. Hasta que me recordaron esa final. Y ahí
cambié de opinión porque es una herramienta para esas injusticias. Sería un
obstáculo muy grande para la corrupción que hay en el fútbol argentino porque
ya tenés que sobornar también a los tipos del VAR y ahí imagino un
escándalo mayor.
-Si aquel Huracán fue el equipo que mejor pudo expresar
su idea futbolística, ¿cuál sería la antítesis?
-Gimnasia. Estuve 11, 12 partidos dentro de un clima de
mucha urgencia e histeria. Sentí que no me alcanzó el tiempo. En Atlante de
México, por ejemplo, no obtuve resultados y me tuve que ir pero ahí fue
diferente porque el equipo no jugaba mal.
-¿Y River? Su campaña está dentro del período en el que
se fue al descenso.
-Aquellos a los que no les agrado dicen cosas para herirme
pero saben que es mentira. En esos 100 y pico de partidos que hubo en esa
etapa, yo saqué el mejor porcentaje de puntos (NdeR: segundo detrás de Jota
Jota López y por encima de Astrada, Gorosito y Simeone). Así que hay que
dejarlos que hablen. Para mí fue un tremendo orgullo haber estado en River y
tengo la tranquilidad de conciencia de que siempre quise respetar lo que
significa River futbolísticamente. Además, al descenso lo mandaron. Lo
perjudicaron en partidos claves. Eso quedó clarísimo.
-¿Le ve salida al fútbol argentino?
-En la medida en que no haya un proyecto que comience por
describir qué significa el fútbol para todos los argentinos y a partir de ahí
trabajar en la Selección y en los clubes, todo va a ser casualidad. Podemos
ganar, podemos perder… Lo que sé es que mientras no haya un proyecto serio para
encontrar nuestro estilo, será difícil. Una idea para ayudar sería que un
futbolista debe jugar al menos dos años en la Argentina antes de irse. Pero eso
choca con la libertad de trabajo. Habría que buscar una variante porque eso no
favorece a nuestro fútbol.
-¿Cree que Menotti debería tener un lugar en estas
reformas?
-Naturalmente. No tener en cuenta a Menotti dentro de la
organización del fútbol argentino es algo imperdonable. Tener lejos, tomando
café con los amigos, me parece un desperdicio escandaloso. César, para
mí, es uno de los entrenadores más importantes de la historia contemporánea del
fútbol mundial y la figura más importante de la historia del fútbol argentino.
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