viernes, 11 de diciembre de 2015

ENTREVISTA A KIBU VICUÑA.


Entrevistamos a Kibu Vicuña, segundo entrenador de Osasuna
Irati Prat

Hace frío, aunque no demasiado, en Alcorcón. Han decidido alojarse en un hotel alojado del centro de la localidad madrileña y allí nos encontramos, nos pide que esperemos hasta que terminen la sesión de activación que tienen en aquella mañana previa al partido de por la tarde. La entrevista transcurre como nos habían comentado que podría transcurrir, Kibu es un sabio del fútbol y no duda en no callarse nada. Es un placer escucharle. A la tarde, ya en el estadio, vemos a Osasuna perder en Santo Domingo, no pudimos ser un amuleto para él pero Kibu sigue tan optimista como siempre.

Vives hasta los nueve años en San Sebastián y entonces te mudas a Pamplona. Ahora, eres socio de la Real Sociedad y de Osasuna, ¿es compatible apoyar a ambos equipos?
Es una rivalidad positiva, no es lo mismo que la Real y el Athletic u Osasuna y el Athletic en los últimos años. Yo desde pequeño era socio de la Real, mi padre me llevaba a los partidos de la Real… Me tocó la época de las dos ligas de la Real viviendo en Pamplona, muchas lloreras y, también, muchas alegrías. Con mis hermanos me escapaba a San Sebastián, por aquella carretera antigua de cuando no había autovía, era un mareo con tanta curva, para ver a la Real Sociedad. Por circunstancias de la vida, teniendo yo nueve años, nos fuimos a vivir a Pamplona y, claro, vas cogiendo cariño a Osasuna.

Aunque jugabas al fútbol de pequeño, descubriste que nunca llegarías a ser futbolista profesional, ¿cuándo fue eso?
Iba estudiando, jugando y entrenando al mismo tiempo. Llegó un momento, mientras estaba estudiando la carrera, que jugaba en el equipo de la universidad, en regional preferente, y me estaba sacando el título de entrenador al mismo tiempo. Y llegó un momento en el que, tras acabar la carrera, compaginé el equipo de regional preferente con la Selección de Navarra cadete, donde tuve la suerte de entrenar a jugadores como Raúl García, Natxo Monreal, Jon Erice u Oier Sanjurjo. Con ellos hicimos un gran campeonato y de ahí me ficho Osasuna al año siguiente, donde estuve tres años en el liga nacional juvenil. Estuve tres años en Osasuna, me saqué el título nacional al mismo tiempo… Y bueno, a mí el fútbol me ha gustado siempre muchísimo, claro está, pero cuando entré en la universidad ya sabía que el fútbol era una afición y que no iba a vivir de eso. Sin embargo, cuando empecé a entrenar yo nunca aspiré a llegar al fútbol profesional, solo aspiraba a ser el mejor entrenador posible. Y de ahí no sabes hasta dónde vas a llegar. Y que llegues al fútbol profesional no significa que seas mejor entrenador que uno que lleva toda la vida con juveniles o cadetes. Pero vamos, lo de dejar el fútbol me tocó de una manera completamente accidental pues yo jugaba en el equipo de la universidad, tenía mi título de entrenador, y en un momento determinado el entrenador que estaba lo tuvo que dejar por motivos personales así que él me pidió, yo era el capitán, que fuese el nuevo entrenador. De un día para otro pasé de ser jugador a entrenar a mis compañeros.

Sin embargo, te licenciaste como periodista. ¿Había vocación periodística?
Si, de periodismo deportivo. De hecho en el Diario de Navarra estuve haciendo un par de años de prácticas en la sección de deportes, estuve también haciendo prácticas en Argentina, también en Onda Cero, en un programa de caza y pesca. Pero hubo un momento en el que tuve que elegir, al terminar la carrera, y tenía dos opciones: podía seguir con el periodismo, cosa que me iba a poner muy difícil seguir entrenando; o entrar en la empresa familiar y tener flexibilidad para seguir entrenando. Opté por la segunda opción.

Durante tu vida en Polonia, de la que ahora hablaremos, hemos visto como actualizabas una especie de blog con cierta frecuencia. ¿La figura de entrenador no tapó nunca la de periodista, no?
Si, aunque tengo la web un poco desactualizada. También hace mucho tiempo que no escribo en un blog que tenía en Marca, también he tenido colaboraciones en revistas de fútbol polacas, también algo en Diario de Navarra… Pero vamos, más colaboraciones para matar el gusanillo que otras cosas.

Sacaste los cursos de entrenador uno a uno y acabaste llegando a las categorías inferiores de Osasuna. Nos hablaste antes de que coincidiste con jugadores como Raúl García o Natxo Monreal en la selección navarra de cadetes…
Así es, coincidí con Raúl García, con Natxo Monreal el primer año y, el segundo año, con Javi Martínez, que aunque era cadete jugó 8-10 partidos con nosotros. Y después llegó César Azpilicueta, que jugó de medio para arriba en todas las posiciones. También Oier, Echaide, Jokin Esparza, Mikel Santamaría… pero claro, los que más llaman la atención son los primeros.

También coincidiste con Raúl García, ¿Qué valoración te merece uno de los mejores jugadores que ha dado Tajonar en los últimos tiempos?
Yo siempre he dicho que, para mí, el mejor jugador que he entrenado ha sido Raúl García. Por todo, por el conjunto. Técnicamente es muy bueno, es muy completo, es muy trabajador, es muy buen compañero y es un jugador, para mí, especial. No es solo como juega, es como entrena. Y luego tiene las ideas muy claras, es un tío muy sencillo y que tiene liderazgo, eso es un plus muy importante. Además, que siempre ha sido un magnífico goleador pese a ser mediocentro.
¿Cuándo conociste a Jan Urban?
En persona lo conocí porque coincidimos sacándonos el título nacional, lo hicimos juntos. Luego, cuando llegué a Osasuna, él entrenaba al División de Honor juvenil y yo al Liga Nacional juvenil, y lógicamente ahí se da mucha comunicación, para bajar y subir jugadores en determinados partidos…  Nos fuimos conociendo y, cuando llegó la oportunidad de ir al fútbol polaco, me llamó para ir.
¿Cómo te convence para marcharte con él a Polonia?
Bueno, la verdad es que era una cosa que yo no esperaba. Él me decía siempre que yo valía para el fútbol profesional, pero claro, alguien te tiene que dar la oportunidad. Sobre todo porque si no has sido futbolista profesional es muy difícil llegar. Y fíjate, yo le llamé cuando estaba en Polonia para darle la enhorabuena y él me dijo: ‘’Bueno que, ¿te vienes?’’. Yo me lo pensé, le dije que sí. Y bueno, hasta hoy, esta es la octava temporada juntos.

Hasta entonces el fútbol no dejaba de ser una afición y ahora ibas a formar parte de él profesionalmente aunque fuese en una liga menor como la polaca, ¿se nota mucho el cambio?
Al principio con mucho respeto, porque no es lo mismo dirigir a un equipo juvenil que a uno profesional. Pero te tienes que adaptar rápido y ahí te das cuenta de lo distintos que son los vestuarios, la cultura… En el profesional hay multitud de nacionalidades con culturas distintas. Tu acercamiento a los jugadores tiene que ser distinto, al principio es difícil porque hay algunos jugadores que solo hablan polaco y nada de inglés. Es un trato diferente, de cara a los jugadores y de cara al entrenamiento. Y que no es lo mismo entrenar a un equipo español que a uno polaco.

Para Urban fue más fácil porque era polaco pero tú, ¿cómo te adaptaste?
Si, al principio fue duro sobre todo el tema del idioma porque es fundamental comunicarte con la gente para mostrar tu punto de vista, para dar consejos, instrucciones… Así que al principio tenía yo un papel más de asesor, por así decirlo, ya que solo me podía comunicar en inglés con algunos jugadores o con los de habla hispano-portuguesa, pero no podía hacer cosas en el campo que en mi última etapa en Polonia ya si podía hacer.

Llegáis y os encontráis perdiendo en Lituania al descanso en un partido de competición internacional, con vuestros ultras invadiendo el césped al entretiempo y suspendidos por un año en competiciones UEFA por dichos disturbios, ¿no era la mejor manera de empezar, no?
Ese partido no se me olvidará nunca, contra el Vètra Vilnius, fue nuestro debut profesional. Antes del partido estábamos Jan Urban y yo hablando de las posibilidades que teníamos y del partido, de lo que podíamos hacer. Habíamos estudiado al equipo rival pero no habíamos estudiado que aquello que pasó en el descanso pudiera pasar. Me acuerdo que en el calentamiento, nuestro saltaban nuestros aficionados al césped e iban a por los aficionados rivales cruzando todo el campo. 
Claro, era un estadio pequeño, de unos cinco mil o seis mil espectadores, y al menos cuatro mil de todos ellos eran polacos pues es un desplazamiento relativamente corto. Se montó un lío importante. Al descanso teníamos jugadores calentando, saltaron los aficionados y les quitaron los balones, son cosas que no pasan ni en el fútbol regional. Los antidisturbios empezaron a lanzar gas, se oían disparos… salí a ver qué pasaba y me encontré una escena de Braveheart. Estaban luchando los aficionados del Legia peleando contra la policía lituana con las vallas de publicidad como escudo, tremendo. Y nos sancionaron, fue una pena porque éramos superiores y fueron dos detalles los que nos pusieron dos a cero abajo al descanso, pero sabíamos que aquello se podía remontar en Polonia, vaya.

¿Sentiste miedo por lo que pudiera hacer esa afición si Urban y tú no conseguíais enderezar el rumbo del Legia?
No, la verdad que no, fue una sensación de incredulidad pero miedo en ningún momento. Me llamó mi padre y me dijo que donde me había metido, estaban viendo el partido en casa de Urban, en Pamplona. Fue más la impotencia de que te echen fuera por una cosa así.

¿Cuál era la situación del fútbol polaco cuándo llegaste? Una selección que fue potencia mundial en la década de los 70 y principios de los 80.
De aquello a la realidad del fútbol polaco en la actualidad hay un trecho. La selección no está pues tiene jugadores en grandes equipos pero los resultados no están siendo buenos. Yo pienso que, en estos siete años que hemos estado en el fútbol polaco, si ha evolucionado. Pienso que era, sobre todo, un problema de infraestructuras. El Legia, que es el mejor equipo polaco, tenía y tiene un solo campo para toda la academia de fútbol base. Ningún equipo de fútbol polaco tiene unas instalaciones tipo Tajonar que tiene todo club español, no tienen esa estructura. Les falta eso, les falta metodología. Aquí la gran diferencia que veíamos era técnico-táctica, no solo a nivel colectivo sino también individual, el jugador polaco es un jugador Play Station, al que le tienes que indiciar siempre lo que tiene que hacer. No es cuestión de dedicación, pues un chico polaco dedica las mismas horas que uno español pero aquí hay muchos más entrenadores titulados que en Polonia, aquí las instalaciones son mucho mejores que las de allá. Yo he visto a chavales de once años entrenar a las ocho de la mañana porque el campo no estaba iluminado y a partir de las tres y media de la tarde es de noche. Una barbaridad. Pero eh, ni mu. Aquí no le puedes decir a un crío que vaya a esas horas a entrenar pero allí están totalmente mentalizados. Yo creo que el fútbol polaco irá para arriba ya que las cosas se están igualando poco a poco.

Ahora has vuelto a Pamplona, junto a Urban también, para dirigir a Osasuna, ¿Cómo os lo comunicaron desde acá?
Comunican con Jan, que estaba en Pamplona. Yo estaba viviendo en Varsovia pues tras lo del Legia estuve seis meses viviendo allí. Para nosotros era un reto muy bonito, nos encontramos con jugadores que habíamos entrenado en juvenil, íbamos a luchar por cambiar esa dinámica de que en Osasuna cada vez hubiera más jugadores de fuera y menos de Tajonar. Y en ese proceso estamos, aunque está siendo complicado porque no es fácil bajar de Primera División a Segunda y la situación en la que nos hemos encontrado el club no es la más idónea.

¿No dudasteis al haber descendido el equipo a segunda división y conocer su precaria situación económica?
La verdad que no, no hubo ni negociación desde el punto de vista económico. Entramos en Osasuna por lo que significa para nosotros el club. No hubo dudas. Y eso que hubo otras oportunidades, ofertas de Chipre, de Australia, del equipo donde está ahora David Villa precisamente, de otros equipos polacos…

En el Legia potenciasteis la política de cantera y ahora lo hacéis en Osasuna, ¿es por obligación o ya lo teníais pensado desde el momento en que fichasteis?
Si, ya queríamos hacerlo nosotros. Estamos en un continuo contacto con la cantera, pero hay que ir subiéndolos poco a poco, que sea algo natural, no puedes obligar al chaval a meterlo porque igual lo quemas sino está preparado. Tenemos un equipo con jugadores con experiencia en Primera División, otros con experiencia en Segunda y otros chicos que están saliendo de Tajonar. Estamos en ese proceso de ir introduciendo a los chavales en la dinámica del fútbol profesional.

¿Qué problema hay en la defensa?
No esperábamos esto pues creíamos que teníamos un problema de meter goles y en pretemporada nos dimos cuenta de que este año el marcar no iba a ser problema, le metimos 0-4 al Brentford y 3-1 al Athletic en El Sadar. Ganamos 2-0 en el estreno al Barça B y parece que todo va bien, luego perdemos con el Alavés y empatamos en Llagostera. Demasiados vaivenes… Y para nosotros el partido en el que mejor hemos defendido fue la derrota contra el Racing, 0-2, en cuanto a equilibrio. Fueron dos errores que nos penalizaron. Sin embargo, en otros partidos hemos estado más desequilibrado y hemos ganado. Hay mucho desequilibro, estamos tratando de conocer esto pues ha sido inesperado. Pero el fútbol es así, parece que tienes todo controlado y de golpe te empiezan a salir diferentes vías de agua por todos lados. Luego, lesiones de jugadores importantes como Oier o Lotiès, que eran muy importantes. Sobre todo Oier, que era un líder en el campo y en el vestuario.

El año pasado se criticó mucho a Javi Gracia porque intentó cambiar el estilo de juego de Osasuna y, al final, se descendió. ¿Osasuna puede jugar de otra manera a la tradicional?
Nosotros estamos intentando adaptarlo. Queremos que sea un equipo con mucho ritmo, agresivo, que presione bien tras perder el balón, que en El Sadar imponga el ritmo del partido desde el principio. Y en eso estamos, hemos hecho muy buenos partidos.

Tras su experiencia en el fútbol polaco, Kibu y Urban vuelven a Osasuna para intentar devolver al equipo de Pamplona a Primera División.
Para terminar, ¿qué consejo le darías a cualquier aspirante a entrenador profesional que no tiene las facilidades de ser un ex futbolista?
Mira, al final esto es una carrera de fondo. Hay que ser constante, no rendirse, huir de la comodidad, hay que estar preparado y hay que atreverse y ser valiente. En mis tiempos había mucho autodidacta, ahora es más fácil estar al día. Hay que estar al día de los últimos libros técnicos, estar suscrito a alguna revista, ver los entrenamientos de los entrenadores que crees que se parecen a tu forma de entender el juego, y de los otros porque al final de todos se aprenden, hay que aprender idiomas porque seguramente te salgan oportunidades en el extranjero. Y esto es lo fundamental, además de ir sacándose los títulos de entrenador, obviamente. Y, por supuesto, ver fútbol, de todas las categorías posibles. Formarse en psicología… Hay que estar formado y mejorar de forma continua, hasta que no dejas de entrenar sigues mejorando.


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