lunes, 17 de agosto de 2015

MANUEL PELLEGRINI. Entrenador.


“Las ideas no se compran con dinero”
El técnico del Manchester City atiende a EL PAÍS para explicar su parecer sobre la eliminatoria con el Barcelona.
LUIS MARTÍN Manchester / 2015.


 Manuel Pellegrini, técnico del Manchester City. / LAURENCE GRIFFITHS (GETTY IMAGES)
Manuel Pellegrini (Santiago de Chile, 1953) lleva 26 años sentado en un banquillo. Ha ganado muchos títulos y, por encima de todo, se ha ganado el respeto. Le gusta la pintura, la música, leer y cada vez que puede coge un avión y se va a Málaga a jugar a golf.
Pregunta. Si su equipo fuera un cuadro ¿quién lo pintaría?
Respuesta. Uno de los impresionistas, seguro. Fue la época de gloria de la pintura, había tanta diversidad buscando la excelencia que la competencia era muy alta.
P. Santiago Solari escribió de usted: “De tan raro, es normal”.
R. Me creo una persona absolutamente normal. Cuando comencé a entrenar tuve claro que necesitaba tres cosas: vocación, que la tenía; preparación, y me preparé mucho en ámbitos que consideraba débiles; y dedicación. Nadie puede tener éxito sin esos tres conceptos. Lo otro es tan mentira como lo de “no estudio y saco un 10”. Trato de mejorar a un grupo de jugadores, sólo eso. Ser el número 1 y ser el mejor no va conmigo. Yo trato de poner en valor el talento de los jugadores y para eso tienes que ser normal y estar preparado para afrontar un montón de circunstancias personales y ajenas, y no es fácil.
“Tenemos más personalidad, hemos evolucionado y somos más fuertes”
P. ¿Se tiene por mejor abuelo o por mejor entrenador?
R. De momento soy mejor entrenador, pero trato de ser buen abuelo. Me falta tiempo, creo.
P. Dijo el año pasado que el City buscaba su identidad y batieron el récord de goles. ¿La identidad la encontró a través del gol?
R. La encontramos en base al juego, que nos dio los goles. Un concepto de juego por el que tratamos de ser un equipo ofensivo, atractivo, que juega en campo rival. La identidad la encontramos en cosas que condicionan el estilo y le sumamos los goles. Este año insistimos en el estilo, pero nos faltaron goles. Lo hemos afianzado y tenemos más personalidad, hemos evolucionado y somos más fuertes que el año pasado.
P. ¿Se paga cara la dependencia goleadora del Kun?
R. Echamos de menos un Kun permanente a lo largo de la temporada. El año pasado, cuando dio un nivel excepcional, jugamos a un nivel excepcional y tuvimos resultados en esa medida. Este año decidió partidos a un gran nivel, pero cuando no le tuvimos, le echamos de menos; es normal. Hay que tener un punto de suerte para tener a jugadores de ese nivel durante todo el año. Llegamos a modificar el sistema de juego por su ausencia. Y ganamos.
“Necesito la adrenalina semanal de la competición. No siento la presión de nadie. Tampoco en el Madrid”
P. ¿El City se parece a usted, a los jugadores, al club?
R. Esta dentro de los parámetros que quiere el club, creo. Tiene un estilo que permite conseguir resultados. Creo en los jugadores con buena técnica a los que conviene dotar de un concepto de recuperación de balón, de un físico, de una presión y un trabajo que permita explotar su calidad.
P. Luis Aragonés decía que el fútbol es ganar, ganar y volver a ganar. ¿Su idea es atacar, atacar y volver a atacar o balón, balón y más balón?
R. Estoy con Luis: quiero ganar, ganar y volver a ganar. La mejor manera de ganar mucho es jugar, tener posesión y atacar. Al menos la más razonable. La mejor manera de ganar es jugar bien. Si me dices que juego mal y gano, vale, compro, pero al tercer partido jugando mal, pierdes seguro. Ganar es fundamental, pero se gana más jugando bien.
P. Luis Enrique dijo que no disfruta. ¿Y usted?
R. Muchísimo. Muchísimo. Yo necesito la adrenalina semanal de la competición. Es una exigencia personal de un rendimiento. Me dicen que se llama presión. ¿Qué presión? ¿externa? ¿mediática? No siento presión de nadie.
R. ¿Ni en el Madrid con Pérez?
R. No, nada, cero. La presión que me come es la mía. No hablé con Florentino en todo el año.
P. ¿Eso bueno o es malo?
R. Malísimo, muy malo y en eso me culpo yo y le culpo a él, pero es un tema pasado. La única presión que me consume es la de querer mejorar al equipo, no para ser el mejor técnico del mundo; no tengo ninguna intención de serlo, sino para que el equipo gane de la manera que a mí me gusta y que yo entiendo debe hacerlo por respeto al juego y a los aficionados. Puedo ganar todos los títulos y si no estoy contento, si no me siento orgulloso, la presión va a ser mayor. Cuando recuerdo cómo jugaba el Villareal o cómo lo hacia el Málaga me siento tremendamente orgulloso y no ganamos. No hay una obsesión, por mucho que nos guste ganar, claro, hay antes una satisfacción personal… No ando buscando títulos para decir: ‘soy el mejor’. Eso me da igual.
Pellegrini en cifras
Manuel Pellegrini nació en Santiago de Chile el 16 de septiembre de 1953. Es ingeniero civil.
Jugó 451 partidos como central durante los 13 años que jugó en el Universidad de Chile.
Se sentó por vez primera en el banquillo del Universidad de Chile a los 33 años y bajó a Segunda.
Entrenó a O’Higgins y Universidad Católica (Chile); Liga de Quito (Ecuador); S. Lorenzo y River (Argentina) y Villarreal, R. Madrid y Málaga.
Desde 2013 dirige al Manchester City, que es campeón de la Premier y ha ganado una Copa de la liga.
P. ¿Hasta qué punto lo más importante en la tarea de un técnico es manejar los egos del vestuario?
R. Es una de las tareas más difíciles. Un equipo competitivo debe tener a dos jugadores por puesto que compitan entre ellos, que den variantes y no sean iguales, pero que sean importantes, internacionales seguramente y con buenos contratos, que sepan que el objetivo es ser campeón. Es ahí donde uno trata de hacerles entender que pueden jugar los 38 partidos y que si no son campeones, no son los mejores. Yo siempre les pido lo mismo: respeto a las decisiones, compromiso en el proyecto y rendimiento individual como jugador. Si te sales de eso es difícil ganar un título. A mí lo de ganar para seguir el año que viene no me hace ni cosquillas.
R. Pero lo hizo el City el año pasado. ¿Cree que su carrera necesitaba esa Premier?
R. Yo gané siete títulos en Sudamérica y vine a Inglaterra con un trabajo atrás. El desafío es enorme y esa es la presión que siento, pero soy el mismo ganando la Premier que no ganándola. Quiero mejorar, que mi equipo sea mejor, más competitivo, y esa es la presión, rendir a más.
P. ¿La Premier del año pasado reforzó la autoestima del equipo?
R. Comenzábamos un trabajo y en ese inicio es importante ganar algo. Nos dio un factor de seguridad no determinante pero sí importante en la mejoría del equipo. Hemos mejorado y evolucionado, hemos reforzado el aspecto defensivo con la llegada de Caballero para exigir a Hart, y además es un buen portero; llegó Sagna, Fernando y Mangala, al que le ha costado pero tiene mucho futuro…
P. ¿En qué es diferente este Barça al del año pasado?
R. Es diferente, pero la dificultad del Barça no está en su juego, está en la calidad de sus jugadores. Le agarramos en mejor situación que cuando el sorteo, pero aquello era un sorteo y el partido es el partido. Lo importante es el momento del partido y que las circunstancias sean diferentes a las del año pasado, que se decidió por una expulsión y un penal que lo dejó liquidado. Yo critique mucho al árbitro porque no fue penal.
“La dificultad del Barça no está en su juego; está en la calidad de sus jugadores”
R. Tal vez en exceso...
R. Fue falta pero fuera del área, después fue tan poca la diferencia que tal vez es injusto criticarle el error, pero creo que aquella jugada liquidó la eliminatoria. Ojalá no demos ese tipo de ventajas, porque en la vuelta también nos quedamos con 10...
P. ¿En qué se nota la mano de Luis Enrique?
R. Le dio otra mecánica de juego, no digo ni mejor ni peor, y cuando quiere la posesión la sigue teniendo. El Barça era un 4-3-3 marcado; ahora juega mucho con cuatro en el centro, dependiendo de Messi.
P. Un día le preguntaron al Bolillo Gómez si sabía cómo parar a Messi. ‘No tengo ni idea’, respondió. ¿Usted sabe cómo pararle?
R. La mejor manera es exigir al Barça un trabajo defensivo importante. No sólo quitarle la pelota sino llegarle constantemente a su área porque si está cerca de su área, Messi ahí no hace daño en la nuestra. Si defendemos la ubicación de Messi cerca del área se le va a permitir ser más decisivo.
P. Preparar un partido contra Messi, Neymar, Suárez… ¿Es apasionante o deprimente?
R. Ya le perdimos el respeto a Iniesta, Xavi, Busquets… ¿no? La exigencia está en el partido porque no acepta ningún error; al primero, te cuesta la eliminación.
P. Detrás del dinero del City ¿qué hay?
“El año pasado la eliminatoria se decidió por una expulsión y un penalti”
R. Mucha verdad. A veces existe el dinero y no hay verdad. No es el caso. Si se quiere ser competitivo, se necesita el dinero. Tenemos el dinero del Madrid, del Arsenal, del Barça, del Bayern, de equipos que llevan muchos años invirtiendo. Nosotros no llevamos tanto tiempo y tratamos de igualarlos, pero no es sólo dinero. A partir de la ciudad deportiva, buscamos una parte formativa. No queremos ser un club exitoso a cualquier coste ni a corto plazo, sino a largo y con un estilo y una idea. El dinero lo permite, pero las ideas no las compra el dinero, sólo se invierte en un concepto de club.
P. Dijo recientemente Fàbregas que Mourinho y Guardiola son parecidos. ¿Le entiende?
R. Él sabrá, pero me sorprende. Tendrá razones, pero en cuanto juego y concepto les veo muy diferentes. No les conozco personalmente, pero creo que son conceptos diferentes en cuanto a la actividad y lo que es jugar en equipo.
P. ¿Qué opinión le merecen los incidentes en el metro de París protagonizados por la afición del Chelsea?
R. Es lamentable. No lo digo por el Chelsea, lo digo en general por cualquier tipo de racismo que exista, como ocurrió con Yayá en Moscú. Deben tomarse decisiones fuertes.
P. Y la frase ¿odio eterno al fútbol moderno?
R. ¿De quién es esa frase? El fútbol ha ido mejorando, pero no hay uno antiguo y uno moderno. La trascendencia es mayor ahora, pero el fútbol sigue siendo una reunión con los amigos, unas cervezas y un asado.


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