Por qué entrenar siempre en especificidad según la
periodización táctica.
Durante algunos años se pensó que el cerebro estaba
estructurado por varias áreas que actuaban aisladamente en las diferentes
funciones cerebrales. Con el desarrollo del conocimiento y de las técnicas de
investigación se verificó que este argumento que proviene de la frenología no
era válido.
Por eso, António Damásio (1994:34) afirma que ”podemos
ahora decir con seguridad que no existen «centros» individuales para la
visión, para el lenguaje o ahora para una razón o comportamiento social” y afirma
que, “que en la realidad existen solo «sistemas» formados por
varias unidades cerebrales inter-ligadas”.
Así, reconoce que varias de las
regiones mantienen una relación íntima y constante en los procesos de
raciocinio y de toma de decisión. El cerebro está constituido por dos
hemisferios, el derecho y el izquierdo, en que el hemisferio izquierdo maneja
el lado derecho del cuerpo y el izquierdo comanda el lado contrario
(Israel, 1995).
Los hemisferios que constituyen el cerebro
humano.
(McCrone, 2002). En el hemisferio izquierdo predominan las
representaciones parciales
(Damásio, 1994), y por eso, “funciona de un
modo lógico y analítico”, donde se procesa el pensamiento lineal (Laborit,
1987:17). El hemisferio derecho, por el contrario, se encarga de los conceptos
y representaciones en su conjunto, o sea, en su aspecto más global. (Laborit,
1987).
En las diversas funciones cerebrales existe la predominancia
de uno de los dos hemisferios sobre el otro. Dando un ejemplo de este tipo de
dominio
António Damásio(1994:34) afirma que “en más de 95%
de las personas, que incluye a muchos zurdos, el lenguaje depende en larga
medida de las estructuras del hemisferio izquierdo”.
A pesar de haber una dominancia y predominar un tipo de
procesamiento diferente en cada hemisferio, el cerebro funciona como un
“todo” que envuelve diferentes áreas, que se organizan para desempeñar
las funciones cerebrales.
Para Jeannerod (2002:28) todo se resume “a una
cuestión de organización funcional de los elementos en su relación entre sí” porque
las funciones resultan de la coordinación de varias estructuras
cerebrales En total acuerdo con esta idea, Mc Crone (2002:14) afirma que “cualquier
actividad mental requiere la acción coordinada de varias regiones”. Así,
esas zonas cerebrales interactúan constantemente entre sí.
A partir de aquí percibimos que la “asignación”
de las representaciones en los
Hemisferios no acontece de una forma aislada. De
acuerdo a Antonio
Damásio (1994;2003), las representaciones del cuerpo son
“registradas” por lo que el los define como de marcadores
somáticos. Según el referido autor, el hemisferio derecho desarrolla el plano
de las representaciones de estados viscerales y de las representaciones del
aparato músculo esquelético.
De esta forma, hay una representación de la
emoción y del espacio extra-personal y por eso, “envuelve el
sentido integrado del cuerpo” (Damásio, 1994:84). En virtud de esto,
este hemisferio se encuentra asociado a las relaciones espaciales, musicales y
conductuales (Laborit, 1987).
Más allá de esto, sabemos que las señales relacionadas con
el lado izquierdo y derecho del cuerpo se encuentran y se organizan en los
sectores corticales somato-sensoriales, que también se sitúan en el hemisferio
derecho (Damásio,1994).
Sin embargo, no queremos decir que las estructuras del
hemisferio izquierdo no representan el cuerpo porque sucede que las
representaciones de este hemisferio son más parciales, como ya dijimos.
Estas representaciones del hemisferio izquierdo adquieren un
sentido y una aprensión más global a través del hemisferio derecho, que le dan
una organización semántica. De acuerdo con Laborit (1987:18) “se
podría decir que el hemisferio izquierdo es el cartesiano y el derecho el
místico”.
Siendo así, y transfiriendo este concepto para la
operacionalización del «jugar», percibimos que la Lógica del
Sentido dada por el modelo de juego es fundamental. La estructuración del
proceso por niveles de organización, implica y facilita el concepto del
«jugar» que se pretende, en todos los momentos y con todas las
situaciones de ejercicios, desde que estén contextualizados por el sentido del
juego que se va a construir.
A través de estructurar este proceso, todas las situaciones
son contextualizadas por un orden global, o sea, el modelo de juego.
En consecuencia, las situaciones que no entran en el
modelo de juego son abstractas y no promueven un sentido en la información
experimentada en ese proceso. Siendo así, el desarrollo del «jugar» se hará
través de los niveles de organización dentro del contexto y sentido de
percepción y organización de las representaciones.
La lógica del sentido que rige los niveles de organización
estimula el poder asociativo de las representaciones. De acuerdo con Mc Crone
(2002:40), cuando estamos por «interpretar» un contexto recurrimos a la
memoria, o sea, recordamos un conjunto de representaciones que están
asociadas y capturamos las memorias de determinada actividad neuronal y
por eso, cuando nos deparamos en un contexto o actividad semejante utilizamos
estas representaciones para facilitar la interpretación.
De este modo, existe un poder asociativo que nos ayuda a
analizar e interpretar los datos del contexto.
Reforzando este esclarecimiento, António Damásio (2003:
225), afirma que a través de este mecanismo no es de sorprender que “el
mismo objeto provoque patrones neuronales semejantes”. Es por eso, que lo
que vemos de un objeto resulta de la integración, de los datos sensoriales con
las representaciones que poseemos en la memoria relativa a ese objeto. Lo mismo
pasa en el análisis e interpretación de realidad cuyos contextos hacen que se
recorra determinadas representaciones grabadas en nuestra memoria.
A través de esta lógica percibimos que la forma como vemos e
interpretamos la realidad o sea, el contexto de los ejercicios, resulta de las
representaciones que poseemos relativamente en ese mismo contexto. Por eso, al
desarrollar los diferentes niveles de organización promovemos una lógica que
orienta la forma como calificamos y asociamos nuestras propias experiencias.
Además, percibimos que a través de esta estructura del
proceso de representaciones de la experiencia se organizan en un mismo sentido.
De este modo se crea una coherencia en la forma de cómo son recordadas y
reproducidas las representaciones en los diversos momentos del juego.
Además, a través de este orden estructural del proceso
verificamos el desarrollo constante de un «jugar» que potencia la
eficacia de la interpretación y por tanto, de los comportamientos. En virtud de
esta metodología se crean conjuntos de principios que desenvuelven la
familiaridad con determinadas regularidades y en consecuencia, estimula
la capacidad de invocar determinadas representaciones que están asociadas.
La investigación de las ciencias cognitivas postula además
que estas representaciones “son objetos mentales y que, en esta
cualidad, poseen dos tipos de propiedades: por un lado, propiedades físicas
como cualquier otro objeto; por otro lado propiedades semánticas” (Jeannerod
2002:30). Además, Ansermet & Magistretti (2006) afirman que la experiencia
promueve “marcas” en la estructura y funcionalidad neuronal. A partir de esto,
llegan a la conclusión que las redes neuronales no son estructuras determinadas
de una vez por todas. Siendo esto así, el entrenamiento hace que se alteren los
patrones neuronales, por adaptación y optimización del comportamiento.
¿De este modo, será la construcción del desarrollo de un
«jugar» con determinados principios igual a un «jugar» diferente?
Según lo que nos dicen dichos autores, no.
Veamos porque.
Algunos trabajos realizados en el ámbito de la neurobiología
concluyen que las redes neuronales están sujetas a alteraciones permanentes una
vez que las sinapsis son moldeadas por la experiencia.
La actividad frecuente de las neuronas interconectadas
refuerza las conexiones sinápticas en términos estructurales y funcionales, o
sea, forman nuevas sinapsis y además, cambian su forma y tamaño. A este proceso
se le llama plasticidad sináptica.
A partir de esto percibimos que la experiencia promueve la
adaptación de las redes neuronales. De esta forma, el desarrollo de determinados
comportamientos y regularidades influye en esa adaptación. De este modo,
podemos inducir que cada «jugar» comprende una cierta adaptación.
Por lo que nos hemos referido, entendemos que es
determinante concebir un proceso que estimule y configure los acuerdos del
«jugar» que se van creando. De este modo, el abordaje de los niveles de
organización hace que se generen patrones de comportamiento que se pretenden y
promueven determinadas “marcas” en las redes neuronales. En el
fondo se trata de modelar la plasticidad neuronal a través de la construcción
de un «jugar» o sea, esta organización metodológica promueve una modelación
concreta para desarrollar los principios de juego.
Percibimos así, que la adaptación de un equipo emana de los
principios que desarrolla a lo largo del proceso. Haciendo esto, lo que ocurre
en el entrenamiento y en la competición por parte de los jugadores el equipo
tiene consecuencias concretas en términos fisiológicos, o sea, en virtud de la
organización del equipo, que se entienda que nos referimos a los principios de
juego. Así, con esta organización metodológica se genera una adaptación
Específica.
En consecuencia de estos hechos, podremos entender que
algunas situaciones son susceptibles de causar perjuicios y “arreglos”
desarrollados a lo largo del entrenamiento Específico. Para esclarece esta
idea, imaginemos un proceso donde el entrenador promueve situaciones que
engloben los principios del modelo de juego, que pretende y en tanto, después
el entrenamiento hace que los jugadores hagan determinados ejercicios en las
maquinas de musculación o fuerza muscular. A través de esta situación, el
entrenador hace que las conexiones de las redes neuronales se alteren porque
los jugadores adquieren (por el referido fenómeno d
O sea, estos ejercicios condicionan y perturban la
configuración diseñada por el proceso de entrenamiento.
En este sentido, José Mourinho (cit. Oliveira et al., 2006:
115) afirma que “las
Personas están obsesionadas con la vertiente
física que solo ven al músculo como un órgano generador de trabajo y no
como un órgano sensible” y por eso, restringen el concepto
de adaptación a esta idea.
Siguiendo esta línea, Tani (2002) afirma que en las
actividades donde los ambientes se alteran constantemente, la calidad del
desempeño depende sobretodo de adaptabilidad del movimiento, o sea, de la
eficacia del comportamiento. Y para eso, comprende al movimiento en relación
entre la energía y la información donde la energía solo es eficaz cuando es
controlada por la información. En virtud de esto, deja en claro que el
éxito del movimiento (respuesta motora) depende de la información que lo
acomoda durante la participación. De este modo, afirma que lo más importante en
el proceso de preparación es mejorar lo que llama el Timing Anticipatorio, que
lo define como la capacidad de organizar y desarrollar una respuesta motora de
forma precisa para atender la eficacia de la acción.
De acuerdo con esta lógica, Guilherme Oliveira (Anexo 1)
afirma que la
Intensidad de los ejercicios es una intensidad máxima
relativa porque se refiere a una “intensidad necesaria para hacerse
determinado ejercicio con éxito” o sea, es relativa a los
objetivos del propio ejercicio. Desarrollando este concepto, remarca que se
trata de contextualizar la intensidad porque “en determinadas
situaciones el jugador para tener éxito debe estar parado, otras veces correr
mucho, otras veces correr poco y hacer diferentes tareas
específicas del juego”. Entonces, la intensidad que
le interesa “reside en la parte cualitativa del juego y tiene que
ver con la ejecución que permite al jugador tener éxito en la situación en que
se encuentra, siendo lento o rápido”.
Siguiendo este pensamiento, Tani (2002) entiende que
las habilidades abiertas como el fútbol, requieren una
identificación e interpretación de las situaciones y de los datos sensoriales
para desarrollar la capacidad de anticipación y predicción de las acciones. De
este modo se trata de mejorar el timing anticipativo a través de una“práctica
con énfasis en el aspecto visual-perceptivo de la habilidad más que de la
respuesta motora en sí” (Tani, 2002: 148).
Reafirma de este modo que así, desarrolla la relación
energía, información y control a través de la adquisición de patrones flexibles
de movimiento. De este modo se refiere a la importancia de los principios de acción.
Como mejorar este timing anticipatorio?
Jeannerod (2002) afirma que existe la necesidad de percibir
las representaciones físicas y el contenido semántico de la realidad y
viceversa. A través de esta idea reconoce que los comportamientos resultan de
la dinámica entre la realidad y las representaciones que vamos haciendo.
Los autores Anserment & Magistretti (2006) afirman
que los mecanismos de plasticidad sináptica están en el origen de la realidad
interna inconsciente. Esta realidad interna inconsciente se desarrolla a través
de la amígdala y de la insulina, que se ligan en la corteza
pre-frontal y que memorizan las representaciones para el posible recuerdo. O
sea, crean ciertas formas de memoria.
Este mecanismo tiene un papel muy importante en el
comportamiento y en la toma de decisión porque según Lafargue & Sirigu
(2005) se verifica una actividad inconsciente en nuestro cerebro que precede a
la conciencia de la acción.
De modo de esclarecer este mecanismo dichos autores dan un
ejemplo bastante ilustrativo: cuando nos decidimos a levantarnos de la cama.
Esta es una intención previa que se forma la corteza frontal.
A partir de esta intención previa consciente, la corteza
frontal estimula la corteza parietal que genera una intención en acción o sea,
se responsabiliza por transformar la intención previa en acción una vez
que interactúa con la corteza motora para la calidad precisa de los movimientos (Figura
6).
De este modo, a partir de la intención previa de
levantarnos, la corteza frontal transmite a la corteza parietal que se encarga
de crear una intención en acción o mejor, coordina con la corteza motora la
forma precisa de esa acción que se pretende realizar. Aplicando esta lógica del
ejemplo dado inicialmente, percibimos que a partir de la intención previa de
levantarnos, la corteza frontal activa a la corteza parietal para que se genere
una intención en acción. Y para eso, esta corteza parietal estimula a la
corteza motora que proyecta la acción con precisión. Entonces, en la corteza
motora –estimulada por la corteza parietal- se verifica una actividad neuronal,
que se constituye en el «potencial de preparación motora».
Este «potencial de preparación motora» sigue de una forma
inconsciente o sea, tiene un inicio cerca de 350 mseg antes de tener nosotros
conciencia precisa de esa acción a ejecutar. Solo después de formada, es
que este potencial es enviado a la corteza parietal, que así pasa a tener conciencia
de esa intención en acción, cerca de 200 mseg antes que la acción pueda
acontecer.
Con esta transmisión (el flujo), la intención previa formada
en la corteza frontal se transforma en intención en acción en la corteza
parietal
De este modo percibimos que las intenciones en acción
resultan de la realidad inconsciente, por la formación del «potencial de
preparación motora».
Retornando al ejemplo anterior, reconocemos que existe una
intención consciente de acción que pretende- el levantarse- aunque la forma
precisa como va a ser ejecutada o desarrollada es de forma inconsciente o sea,
la corteza motora crea una simulación de forma de cómo nos vamos a levantar (a
saltar, de prisa o lentamente de pie). Así, esta realidad precede a nuestra
conciencia de intención en acción y que es determinante en la precisión de los
movimientos.
Transfiriendo este mecanismo para el «jugar»,
percibimos que la intención (previa) de lo que se tiene que hacer en los
diversos momentos de juego o sea, los principios de acción son importantes para
activar la corteza parietal. Sin embargo, por lo que vimos anteriormente la
realidad inconsciente es decisiva para la precisión de las acciones y por
tanto, en la forma como estos principios de acción serán realizados.
De este modo el entrenamiento tiene un papel igualmente
decisivo en la construcción de esa realidad inconsciente o sea, a través de la
adquisición y asimilación de los principios de acción. El entrenamiento
específico se preocupa con el desarrollo de este mecanismo creando e
interiorizando esos principios de acción para estimular la calidad de precisión
con que son realizados.
Sin embargo, no siempre la intención de acción se concretiza
en acción porque en el caso de haber alguna divergencia con la intención
previa, la acción es inhibida. En el momento en que tomamos consciencia de la
acción precisa – de intención en acción- la corteza frontal puede inhibir la
acción cuando percibe que ella no se adecua a lo que pretende (por ejemplo,
cuando percibimos que es domingo y no precisamos levantarnos). Todavía, la
corteza frontal dispone de apenas 200 mseg para hacerlo.
En realidades como en el juego de fútbol, este mecanismo es
mucho más importante para inhibir algunas acciones que pueden no ser eficaces
por la variabilidad del contexto.
Imaginemos una situación concreta en que el defensa lateral
cierra el espacio para impedir la progresión del extremo, colocándose en su
dirección. A pesar de esto, este extremo conduce el balón y simula que va por
la derecha y va por la izquierda. El defensa lateral tiene como intención
cerrar su espacio de progresión y fue regateado o sea, fue inducido que
tenia que cerrar en la derecha cuando al final el adversario fue por la
izquierda. Así, la corteza frontal crea una intención previa de cerrar más a la
derecha y la corteza parietal crea una intención en acción (a través de los
mecanismos explicados anteriormente) para hacer más aún, la corteza frontal
percibe que esta intención no es la adecuada e impide que esa acción se realice.
Así, la corteza frontal reniega esa intención y el tiempo
que le lleva hacer – y percibir – depende de la capacidad de anticiparse.
Esto resulta de las vivencias y de la realidad
inconsciente que el entrenamiento promueve porque en las
primeras veces en que pasa por estas simulaciones, el jugador va a tener más
dificultad en percibir esto y a manera que se entrena en conformidad con
esto , cuando se tiene un entrenamiento donde dicha acción se
reproduce con regularidad, la misma le permite anticiparse a dicha
acción.
En el sentido de aclarar un poco más este mecanismo
desarrollamos el siguiente esquema:
1. La corteza frontal crea la intención previa (se incia
entonces el proceso).
2. A partir de esta intención previa se activa la
corteza parietal.
3. La corteza parietal activa la corteza motora donde crea
« el potencial de preparación motora» a través del cual esboza con
precisión la acción a ejecutar, después de unos 200 mseg.
4. Esta representación de acción es enviada para la corteza
parietal que adquiere entonces la consciencia – intención en acción- que
acontece después de unos 350 mseg del inicio del «potencial de
preparación motriz».
5. Con esta interacción entre la corteza motora y el
parietal adquirimos la consciencia de intención de acción, pasados
aproximadamente 550 mseg. (200 mseg +
350 mseg. = 550 mseg.).
6. A partir de aquí, restan 200 mseg para:
1.) A: Enviar esa intención a las estructuras neuro-
musculares para concretar esa intención en conducta.
2.) B: En caso de conflicto, la corteza frontal anula esa
intención, que no se concreta.
Conclusiones:
• La “Periodización Táctica” es una concepción metodológica
que se regula en el desarrollo del modelo de juego del equipo.
• Se preocupa en crear y desarrollar una organización
dinámica determinada del equipo, o sea, un «jugar».
• El modelo de juego es la referencia de todo el proceso,
dándole al mismo un sentido.
• El modelo de juego permite un objetivo común entre los
protagonistas (jugadores y entrenador), en el proyecto de juego colectivo.
• Promueve también una cultura de entendimiento y de
interacción en la construcción del «jugar» con la «auto-hetero»
re-creación de todos en el proyecto de juego del equipo.
• El modelo de juego comprende la puesta en marcha, de los
principios de acción en el desarrollo de la Especificidad.
• Asume la preponderancia de la Especificidad en
todos los momentos.
• Se preocupa en desarrollar y optimizar los comportamientos
colectivos e individuales de los jugadores a través de un proceso Específico.
• La puesta en acción de los principios de acción permiten
al entrenador modelar las relaciones e interacciones de los jugadores.
• A partir de los grandes principios colectivos se crean
los sub-principios, sub-principios
de los sub-principios referentes a las relaciones más o
menos pormenorizadas de los jugadores en el desarrollo del «jugar».
• La estructura metodológica se hace por niveles de
organización del «jugar».
• El desarrollo Específico de estos niveles de
organización:
Se refieren a la articulación dinámica de varios de los
momentos de juego:
Defensivo, ofensivo, transición defensa-ataque y
ataque-defensa,y Comprende laArticulación Jerarquizada de
los principios y de los varios momentos de juego en función del «jugar» que se
pretende desarrollar, e involucra también la Articulación Jerarquizada de
los principios con los sub-principios, sub-principios de los
sub-principios en el desarrollo del proceso, hacer lo que acontece y lo
que se pretende (modelo).
• La dinámica del proceso no tiene una evolución lineal
porque depende de la mayor o menor calidad de conducta del equipo tanto como de
las dificultades que se van imponiendo.
• El entrenador asume un papel determinante en la estructuración
del proceso, dirigiéndolo e interviniendo para conseguir una mayor calidad en
el desarrollo del modelo de juego.
• La competencia es un momento muy relevante para la
evaluación cualitativa de la evolución del proceso. A pesar de esto, esa
evaluación también acontece en los entrenamientos.
• La periodización del proceso se realiza semanalmente y
mejor, en el tiempo que media la competencia anterior y la siguiente.
Evalúa los aspectos a incidir y hace lo que aconteció en la competición
anterior y lo que prevé de la siguiente.
• Así, el abordaje estratégico se hace todos los días en el
desarrollo del «jugar», tomando en cuenta la competición siguiente.
• Este énfasis estratégico de la primicia del «jugar»
modelando la realización de los principios de acción del equipo en función de
determinadas características adversarias.
• Los niveles de organización desarrollan escalas del
«jugar» permitiendo incidir en los diferentes aspectos sin
empobrecimiento en la operacionalización de Especificidad.
• La operacionalización del «jugar» se realiza con
ejercicios Específicos que se llevan a cabo para la adquisición de los
principios de acción que se pretende.
• Los ejercicios son configurados de modo que sucedan con
regularidad los comportamientos e interacciones que se pretenden desarrollar.
• La dinámica de los ejercicios tiene un sentido y por esto,
son contextualizados por el modelo de juego. La configuración del ejercicio
resulta del significado de lo que es atribuido habiendo siempre un sentido con
respecto al modelo de juego.
• La configuración del ejercicio comprende el sentido sobre
el cual los protagonistas lo vivencian.
• El modelo de Especificidad también pasa por la
intervención del entrenador en el momento de crear el ejercicio y dirigirlo
hacia lo que se pretende.
• La Especificidad del ejercicio también
resulta de la intervención del entrenador en el momento de su realización
contribuyendo así, para la calidad de concretización del mismo.
• El principio metodológico de la Alternancia
Horizontal sostiene la permanente relación entre el
esfuerzo-recuperación distribuido semanalmente diferentes escalas del «jugar»
que pretende para el equipo. Aborda a lo largo de la semana diferentes niveles
de organización.
• Para garantizar la calidad evolutiva del proceso, aborda
en cada día de la semana un nivel de organización diferente del «jugar»,
generando así las exigencias que cada una implica.
• Tan importante como el esfuerzo en la adquisición de los
principios de acción pretendidos es el recuperar para asegurar condiciones de
realización que permitan la operacionalización adquisitiva de los mismos.
• La organización metodológica del proceso se rige por el
desarrollo de los principios de interacción del equipo considerando el tipo de
repercusiones que implican.
• La recuperación es específica y contextualizada por la
organización dinámica colectiva.
• Las preocupaciones que caracterizan el morfociclo patrón:
El primer día: Se incide en recuperar y
no esforzar, lo que el carácter adquisitivo impone.
El segundo día: Comienzan los objetivos
“adquisitivos” abordando un nivel de organización intermedio del «jugar»
con el desarrollo de los sub-principios o sub-principios de los
sub-principios de interacción.
El tercer día: Se incide en la dinámica
compleja del «jugar» que comprende el nivel de organización de los
grandes principios ya que es el día más alejado a la competición anterior y la
siguiente.
El cuarto día: Se incide en un nível
adquisitivo más parcial teniendo en cuenta el tipo de exigencias del día
anterior y por tanto, con más énfasis en la recuperación.
El quinto día: La preocupación con la
recuperación se acentúa aún más para predisponer competitivamente al equipo
para el día siguiente.
• La Periodización Táctica incide en la
organización dinámica del equipo desde el primer día.
• Todo el proceso se diseña y acontece en el crecimiento del
comportamiento de los jugadores y del equipo.
• Y con la automatización del patrón que desarrolla la
adaptación específica y concreta, cuyo resultado es de cómo el equipo pretende
jugar.
• Desarrolla varios automatismos conductuales, de forma de
construir una realidad interna en el consciente, que permita actuar con más
eficacia y por tanto, con más calidad.
• La precisión de los comportamientos depende sobre todo de
la intención no consciente desarrollada por la dinámica organizada de las
interacciones, que facilitan la capacidad de intervenir en el “aquí y ahora”
del juego.
• La adaptación organizacional es singular, concreta y
resultante de un proceso.
A partir de estos puntos conclusivos evidenciamos que
en algún momento hubieron referencias a preocupaciones con:
-El desarrollo de picos de «forma» de los jugadores.
-Con la preparación «física» de los jugadores.
-La realización de «pre-épocas», con prioridad en la
«condición física».
-Con la prepración general de las capacidades llamadas
«físicas» como la resistencia, fuerza y velocidad.
-Con el volumen y el «efecto retardado de las cargas».
-La periodización por «períodos» de preparación.
-La realización de tests para evaluar las capacidades
«físicas» de los
Jugadores.
-Con “recargar” las pilas en los momentos de paro de
competencia.
Por todos estos hechos, reconocemos que la
organización metodológica de la “Periodización Táctica” se preocupa en crear un
«jugar» a través de la operacionalización del modelo de juego. Esta concepción
parte de un abordaje complejo, dinámico y sobre todo, concreta del
«jugar» que se pretende crear. Se Identifica con los conceptos complejos
y sistémicos que le permiten comprender sin tener que mutilar y por eso,
creemos que este paradigma nos permite asegurar un nuevo rumbo para el fútbol.
Fuente:
“Do pé como técnica ao Pensamento Técnico dos pés
dentro da Caixa Preta da Periodização Tática”
Autor: Marisa Silva Gomes.
Fadeup.
Porto, 2006.
“Las Personas están obsesionadas con la vertiente
física que solo ven al músculo como un órgano generador de trabajo y no
como un órgano sensible transmisor del mismo”.
Mourinho.
Óscar Méndez Albano.
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