jueves, 8 de enero de 2015

VISITA GUIADA A JORGE LUIS BORGES.


Los múltiples Borges.
Alberto Tasso*
 JORGE LUIS BORGES
(1899-1986).

 Su obra ha sido apreciada por miles de lectores, y ha suscitado centenares de estudios críticos.
Nacido el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, e hijo de un profesor, estudió en Ginebra y vivió durante una breve temporada en España relacionándose con los escritores ultraístas. En 1921 regresó a Argentina, donde participó en la fundación de varias publicaciones literarias y filosóficas como Prisma (1921-1922), Proa (1922-1926) y Martín Fierro en la que publicó esporádicamente; escribió poesía lírica centrada en temas históricos de su país, que quedó recopilada en volúmenes como Fervor de Buenos Aires(1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929). De esta época datan sus relaciones con Ricardo Güiraldes, Macedonio Fernández, Alfonso Reyes y Oliveiro Girondo.

 A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo. Su obra, exigente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo. Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: "No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatura".

 (De Enciclopedia Encarta y Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile)
http://www.los-poetas.com/b/bioborges.htm, consulta 2 Enero 2008.

 Conversación en la biblioteca
 El diálogo que transcribo tuvo lugar la semana pasada, cuando el anciano director de la biblioteca donde trabajo me pidió que hiciese algo con la Sección Borges, porque el vigésimo aniversario de su muerte sería comentado por maestros y docentes de toda la provincia.
-Espero un verdadero aluvión escolástico que brincará sobre anaqueles, manuscritos e incunables, lo que sucederá inexorablemente a menos que organicemos una visita guiada –me dijo con aire preocupado.

-¿Y cómo sería eso de la visita guiada?
-Algo así como una visita al museo, con afiches, fotografías, carteles, libros...
-Creo que es una muy buena idea tenerlo a usted como guía –le respondí.
Observé lo curioso de la situación, que el museo fuese mostrado por un viejo que ya era una pieza de museo, pero no dije nada porque temí irritarlo.
-No lo dudo. Pero sucede que me cuesta trepar la escalera. Usted representa a la nueva generación que debe empuñar el timón de nuestra biblioteca.
Me sentí conmovido, y al punto capté el desafío. Pero cuando miré otra vez la estantería que contenía la sección Borges, confieso que me asusté. No sabía por dónde empezar.
 Tesis a sostener
En ese momento se acercó una joven estudiante.
-Creo lo mismo que ustedes: hay que socializar a Borges.
Le dije que era bueno saber que estábamos en el mismo camino, y le pregunté qué hacía.
-Soy una de los centenares de estudiantes que trabajan sobre Borges. Estoy trabajando en una tesis sobre la multiplicación de personalidades, observable en muchas personas, especialmente los escritores.
-¿Cómo es eso? – le pregunté- ¿Multiplicación de personalidades? Suena raro... ¿Acaso se trata de una patología?
-No lo sé, ni me interesa demasiado. Me dedico a la literatura, no a la medicina ni a la psicología.
-Pero en este caso sí importa. ¿Sugiere usted que Borges... padecía de esquizofrenia o algo parecido?
-Afirmar que Borges padecía de esquizofrenia, así, a secas, es una locura. Mi argumento va por otro lado. Se trata de que Borges buscó multiplicarse deliberadamente. Desarrolló la técnica de estar dispuesto a ser habitado por otros.


-Muy interesante. ¿Y cómo cree que lo hizo?
-Pues mediante la lectura. Para Borges todo libro era un libro de viajes. Llevaba adentro miles de personajes y situaciones mientras permanecía con su madre en un departamento de la calle Maipú, en Buenos Aires. Porque el libro es un vehículo. Se viaja en libro como otros viajan a caballo, en barco, o en alfombra voladora.
-Suena lindo eso de viajar en libro. Pero volvamos al desdoblamiento.
-Eso creo que lo hizo por razones literarias, pues todo escritor necesita practicar la técnica del desdoblamiento, indispensable para escribir un personaje. Su biografía muestra que vivió en carne propia esas vidas ajenas. Hay varios relatos sobre el día que se hirió la cabeza con el filo de una ventana. El febril delirio posterior le hizo sentir la situación de memento mori, traspuesta oníricamente a un duelo a cuchillo en la llanura.

La joven parecía saber de lo que hablaba, así que le pedí que me resumiera sus objetivos y metodología.

-Me propongo demostrar que Borges tuvo más vidas que un gato, más personalidades que Fernando Pessoa, y aún que Oliverio Girondo. Mi trabajo de campo consiste en identificar algunos de los muchos nombres de Borges, suministrando las evidencias del caso, presentes en la bibliografía. He utilizado sólo la disponible en mi memoria y en la Biblioteca, y la que me proporcionaron los expertos que consulté, entre ellos el Dr. José Andrés Rivas. Aún no hice búsqueda en Internet.
-No se preocupe por eso, ya se lo encargaremos a Enrique Landsman y lo hará mejor que nosotros.

El problema estaba resuelto. Se trataba de organizar la visita en torno a algunas de las 67 personalidades de Borges que la joven investigadora había descubierto leyendo sus libros.

 Resultados
El siguiente cuadro muestra las entradas a los distintos Borges posibles:

 Borges bibliotecario
Es el Borges más entrañable, desde mi modo de ver. Está antes y después del Borges lector, clasificando los libros en series mentales, y estableciendo asociaciones entre unos y otros, a veces inventándolas. Sinapsis de red, una clave de catalogación que hace falta conocer para guiarse en “La Biblioteca de Babel”, esencial en su simbología. Sus recuerdos de niño refieren a la biblioteca de su padre. A más de su desempeño como Director de la Biblioteca Nacional, fue a muchas bibliotecas de Buenos Aires entre 1940-50 para dar charlas, como me lo cuenta el escritor y amigo Darío Winitzky, que lo presentó en una de ellas.

Borges criollista.
Borges critica al criollismo porque su literatura habla demasiado de los caballos. También dice que la poesía gauchesca fue escrita por gente de la ciudad que fue arrastrada al campo por las guerras civiles. Sin embargo, durante buena parte de su obra puede ser considerado una especie de criollista al revés, en el sentido de que trabaja con los tópicos propuestos por esta corriente, pero al mismo tiempo denuncia sus excesos expresivos, que en su opinión contradecían al habla característica del argentino: parca, recatada.



Borges escritor.
Su escritura parece resultado de una expresa decisión estilística. Deplora los manierismos, los argentinismos y los arcaísmos, y por supuesto los españolismos. Afirma que no tiene una estética sino solo unas astucias: no usar sinónimos, porque igual que los espejos y la cópula multiplican innecesariamente la realidad, y contar las cosas como si no las recordara del todo bien. La realidad es precisa, dice, pero la memoria no lo es.

Borges de culto.
Hay un Borges de culto, y también el culto de Borges. Esto parece razonable si tenemos en cuenta que Borges era un hombre culto en el sentido clásico. Al leerlo nos arrimamos a su aura, porque puede hacernos sentir tan cultos como él. Pero se trata de una ilusión pasajera.

Borges ensayista.
He leído que desde que publicó un breve libro de ensayos titulado Discusión, Borges comenzó a ser tomado en serio.

Borges clasificado.
Socialmente se ubica en un estrato medio-alto, lo cual no dice mucho. Su genealogía combinaba un hijo de portugueses, una Leonor Acevedo, algo de historia patricia, y una abuela inglesa. La literatura sobre Borges supera hoy los 3200 títulos, unas 330 veces más extensa que la obra del propio Borges. Se trata de una notable paradoja que así como él escribió en permanente -y a veces excluyente- referencia a otros textos y autores, ahora hagamos lo mismo con los suyos. El que a hierro mata a hierro muere (refranero).

Borges cuchillero.
Sostengo que, entre otras personalidades ocultas, Borges era o había sido cuchillero, en el sentido de poseer la destreza en el instrumento que tiene el criollo de la pampa, tal como lo describe Ezequiel Martínez Estrada en Radiografía de la Pampa, mezclada con un aire inglés, por cierto. Véase la presentación del ambiente en “Hombre de la esquina rosada”*. Como crítico es filoso, aunque no condesciende a hacer saltar la sangre.

Borges barrial.
El juego del cuchillo se ambienta en el arrabal, la expresión más cercana de la ruralidad que Borges tuvo en su juventud. Recuerdo la historia de Juan Muraña, que desafió a pelear a uno que según decían tenía una muerte más que él. Lo mató, “para igualar las muertes”. Aquí vale la pena ver su estudio sobre Evaristo Carriego, y en él una gema etnográfica, referida a las inscripciones en los carros tirados por caballos, antecesores del fileteado en los colectivos urbanos de Buenos Aires, una tradición perdida. Y su ensayo sobre El Idioma de los argentinos, publicado en conjunto con otro de José Edmundo Clemente.

Borges antiperonista.
Es un clisé de la crónica. Durante un tiempo los periodistas sacaban el tema para hacerlo hablar, y luego escandalizarse por lo que decía. Su frase acerca de que “los peronistas son incorregibles” ha sido muy citada. De cualquier modo, el antiperonismo fue un sentimiento de época que el peronismo contribuyó a construir, cuando prefería la obediencia a la inteligencia. En realidad, el peronismo fue más anti-Borges que a la inversa.

Borges detective.
La conexión de Borges con la literatura policial es estrecha. Fue uno de sus difusores en los años 1940-50, cuando se produjo un auge notable de este género entre los lectores de habla española. Con Adolfo Bioy Casares primero, y luego con Carlos Frías co-dirigió la colección El Séptimo Círculo, de Emecé. El clima policial late en “Hombre de la Esquina Rosada”, “El Jardín de senderos que se bifurcan”, “Emma Zunz”, entre tantos otros. En esta línea anoto la Historia Universal de la Infamia.

Borges charlista.
A comienzos de los años 50 Borges visitó Santiago del Estero. El viaje lo había organizado Bernardo Canal Feijoo, que ya vivía en Buenos Aires. En una carta a sus amigos de la Biblioteca Sarmiento decía: “Tiene un público que lo sigue. Sus conferencias son aquí verdaderas puebladas. Irá acompañado por su madre. Cuiden que algún cochero pícaro no se aproveche de él cobrándole de más”. Las conferencias han sido un género proverbial en la vida de Borges hasta pocos años antes de su muerte. Varias fueron grabadas, bajo el título de Borges oral.

Borges para niños.
No hay producción significativa todavía. Aprovechando que Cenicienta y Caperucita están de viaje, J.J.R. Tolkien y J.K. Rawlings han desplazado a Saint Exupery, pero nadie ha tomado el tema Borges. Es un campo virgen para editores de ingenio.

Borges en el mingitorio.
Creo que es Jorge Asís quien describe la escena: Borges meando. Era la burla de la generación joven, que no había logrado asesinarlo, como pedía Witold Gombrowicz en directa conexión con el clima cultural de los años 60; “Maten a Borges”, solía decir. Las generaciones piden el sacrificio ritual de asesinar a los padres y maestros, para devorarlos y apropiarse de su espíritu, y superarlos.

Borges Doctor Honoris Causa.
Armando Tejada Gómez alude en un poema estos reconocimientos de Borges en universidades del extranjero, hacia 1960. Lo presenta como hecho lamentable o irritante.

Borges comentarista de libros      Hay docenas de magníficos perfiles de sus escritores preferidos. Muchos aparecieron en la colección Borges que editó un sello español.

Borges comentarista de cine.
Sus crónicas fueron publicadas varias revistas, tales como El Hogar. Hay varias recopilaciones. Son algo difíciles de leer para quien ignora sobre el cine de los años 1930-50. Hugo Santiago es uno de los cineastas que llevó al celuloide alguno de sus temas.

Borges prologuista de sí mismo    En general sus breves prólogos son imperdibles. Justifica la mixtura de poesía, cuento o ensayo, muy frecuente en sus libros. Ej. El Informe de Brodie, El Libro de Arena, etc. Expone algunos criterios, ironiza sobre sí mismo, justifica alguna inclusión discutible.

Borges íntimo.
Hay un Borges íntimo, por momentos enamorado (“me duele una mujer en todo el cuerpo”). Hay un Borges hijo en perpetuo vínculo filial: “Madre no está en el cementerio, sino sentada en su sillón, en el cuarto de al lado”.

Borges ciego       Hay un Borges que ve avanzar la ceguera (valga el oximoron) y la utiliza como fuerte arma simbólica en la construcción de su leyenda. Es clásico el “Poema de los dones”. La ceguera instala el drama de Edipo. Él, que lo ha visto todo a través de ese ojo fantástico que llama “El Aleph”, nada más podrá ver. Es estricto y simétrico el dictamen de los dioses.


Borges en comprimidos.
Hace falta esta especialidad farmacológica para atender el síndrome temprano de ignorancia de todo, Borges inclusive, que se observa actualmente en las distintas generaciones. Propongo la edición de una compilación de textos breves, laboriosa a causa de que ya está hecha: tendríamos que re-escribir a Borges como Pierre Menard escribió el Quijote, diciendo lo mismo pero otra cosa. Borges escribió con brevedad sobre innumerables temas. Pero no hay una muestra disponible de 100 páginas de Borges para la biblioteca de un hogar de pueblo.

Borges y Elsa Astete Millán.
Fue su primera esposa. Pareja despareja, como todas probablemente, pero no lo suficiente para durar. Solo unas semanas, acaso meses. Anunciadas nupcias y una sola noche, como las de Juan Felipe Ibarra y Ventura Saravia.

Borges invisible.
Pablo Neruda escribió en sus últimos años: “Soy en este sinfín de soledad / un animal de luz acorralado / por sus errores y por su follaje”. Borges expresa algo parecido en muchos textos. Se trata de un sentimiento extendido, propio de la auto-evaluación que cada uno puede permitirse en distintos momentos de su vida. En “Borges y yo” se describe la tensión entre dos partes del ser, que parecen ser la vida pública y la vida privada, pero también una fractura íntima. Nuevamente, es un hecho universal, que todos sentimos. Así, disimulado entre el follaje del Otro que el Sí Mismo ha producido (un tema de Kafka), casi no vemos al Borges profundo.

Borges y María Kodama.
A María Kodama. ¡Ah, Dama Sustitutiva del Deseo Monacal / que siente el hombre mortal cuando lo asedia la vida! / Mágica sombra nipona que su palabra anotaba / y logró su viuda ser, cómplice, Kodak y dama, / pues ella sus ojos era latía por sus pies, / si él era, como imagino, friolento en la vejez. / Arrebujados los tres en literario dosel / (Kodama, Borges y Él, el enigmático Otro que poblaba su magín) / contemplaban, no la tele, sino el misterioso Aleph. (Anónimo).

Borges y Bioy Casares.
La asociación literaria de Borges con Adolfo Bioy Casares es conocida. Firmaron como H. Bustos Domeq. Ambos han comentado algunos aspectos sobre su modo de colaboración. Recomiendo Seis problemas para Don Isidro Parodi, una serie de cuentos policiales satíricos.

Borges poeta.
Este Borges cruza a todos los otros Borges. Diría que es esencial, pero mis profesores de filosofía no aprobarían esta palabra.

Borges porteño.
Tiene un mayor desarrollo en su juventud, con Fervor de Buenos Aires, oCuaderno San Martín. En poemas característicos, a nivel de poster, suele citarse la “Fundación mitológica de Buenos Aires”, ya demasiado devorado por la tangofagia, tan extendida en esta Ínsula.

Borges preso.
A un joven lector. LIBERÁ AL VIEJO BORGES. Lo tienen encerrado en locademias y bibliotecos (sic). Dicen que está enterrado en Ginebra... Pero es mentira. Él está vivo y le chupan la sangre (su tinta negra de tipografía) los editores y traductores, cagatintas y conferencistas, dibujantes, filosofantes, y animadores. Son los peores y las peores. Me incluyo.

Borges universal.
Borges navega hacia la constelación de Orión, luego de pasar por la Galaxia Gutenberg. Antes, en cavilosos pasos por las aceras de Buenos Aires, sintió, a más del barrio y la ciudad, el tiempo. De allí pasó a otras lenguas y continentes. Recorrió las Tierras Altas de Islandia, viajó al Japón, y lo deslumbraron sus rudezas y sus heroísmos, que de un modo artificioso le permitió levantar una espada en el siglo VIII, a él, que apenas podía empuñar un cuchillo. Pertenecía a la dinastía de Marco Polo, igual que Ítalo Calvino, y sus obras son libros de viaje por países y hasta mundos desconocidos. Es el caso de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, la última lectura que recomiendo. Ese cuento es un dossier enciclopédico de una Nueva Atlántida, que muestra el tipo de viajes orbitales que luego emprendería. ¿Hacia donde derivará esta masa estelar, hecha de polvo de estrellas, de ripios y oxidada ferretería, de multiplicadas ediciones, como vigoroso orgasmo post-borgeano? Nadie lo sabe. Entre tanto, el cometa sigue avanzando. Finalmente, uno de sus destinos será el olvido, como él mismo previó.

* Sociólogo. Doctor de la Facultad de Filosofía y Letras, área Historia (Universidad de Buenos Aires, 2002). Director de la Biblioteca Amalio Olmos Castro, de Santiago del Estero, Argentina.


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