jueves, 8 de enero de 2015

ENTRENAR EL JUGAR.



CREACIÓN DE UN MODELO DE JUEGO.

 Subordinar  la metodología de entrenamiento a la forma de jugar que se pretende.
 El modelo de juego es la antesala al modelo de entrenamiento, “lo más importante en un equipo es tener un determinado modelo de juego, un conjunto de principios de juego, conocerlos bien, interpretarlos bien, independientemente de los jugadores que se utilicen”.

 “El objetivo es que los jugadores perciban y confíen en el modelo de juego, que hagan algo por creencia propia, por sentir que es la mejor forma de hacerlo y no porque alguien les diga cómo hay que actuar. Yo sé dónde he de llegar, pero en vez de decirles “vamos  hacia aquí” quiero que sean ellos los que descubran el camino”.

 “Saber entrenar, es conducir un equipo para tener determinados comportamientos tácticos en el campo”. Es decir subordinar el proceso de entrenamiento al jugar que se pretende.
“Entrenar durante la semana, preparar tácticamente el equipo, es encontrar ejercicios que potencien aquello que se pretende conseguir… eso es lo difícil y lo que a su vez marca la diferencia”.
“El entrenamiento sólo es bueno  cuando se consigue operacionalizar aquello que es la idea clave, es decir, el entrenador tiene que encontrar ejercicios  que lleven al equipo a hacer lo que se pretende en el juego”.

“El ejercicio no puede ser un mecanismo cerrado, mecánico. Tiene que contener con mayor o menor complejidad el plano de lo aleatorio, de lo contingente, de lo imprevisible…, lo que lleva más allá es la cabeza de los jugadores sabiendo el fin por lo que hacen algo y no perdiendo nunca el patrón de conexiones con el todo”.

 Al fin y al cabo, “lo más importante en un equipo es tener un determinado modelo de juego,  determinados principios de juego…”
 Es un complejo de referencias colectivas e individuales, referencias esas, que son los principios del juego concebidos por el entrenador. Los principios de juego son referencias de acción, referencias comportamentales, que llevan a que los jugadores jueguen en equipo. Son ellos (los principios) los que hacen que aparezcan con regularidad la coordinación colectiva. Son ellos los que dan organización al equipo.

 La organización en el equipo emerge del respeto a un conjunto de valores o principios. Es ese cuerpo de significación colectivo el que lleva a los jugadores a pensar en función de la misma intención al mismo tiempo.

 El equipo deseado es “aquél en el que, en un determinado momento, en una situación determinada, todos los jugadores piensan de la misma manera”.

 No se deben confundir el modelo de juego y el sistema de juego. El sistema es la base estructural de una realidad más vasta que el modelo de juego. No existen dos 1x4x3x3 iguales, ya que son el conjunto de principios de juego que dan vida al sistema personal de cada entrenador.

Tampoco deben confundirse los principios de juego con los principios metodológicos. Los principios de juego, subprincipios y subprincipios de los subprincipios que les dan vida son el complejo de referencias comportamentales que delimitan la idea de juego del entrenador. Los principios metodológicos delimitan la lógica procesal subyacente a la metodología de entrenamiento del entrenador.

¿Pero qué es el modelo de juego?
El modelo de juego es un concepto muchas veces utilizado en el fútbol.
El Modelo de Juego no es coyuntural, es esencialmente estructural.

Un entrenador al ser contratado, está trasladando sus ideas para una estructura existente. Un imperativo en esta profesión, es tener la capacidad de analizar muy bien el contexto dónde se va a trabajar: el club, las creencias, la historia del club y sus mejores temporadas, el sistema predominante en los años de éxito, las últimas plantillas y jugadores, los jugadores a disposición, los que pueden ser contratados, entre otros… sólo después de esto podrá definir un Modelo de Juego.

Al entender el contexto, el entrenador deberá tener en consideración buscar jugadores con fuerte personalidad, y trabajar su mente para ser inmunes al entorno.
Entender la historia del club, su personalidad y su fuerza social es fundamental para tener éxito.
Todos estos aspectos son importantísimos para definir un modelo de juego. La elección de jugadores dentro de un conjunto de características deben por un lado ir al encuentro de las ideas del entrenador, y al mismo tiempo entender la filosofía, historia y cultura del club. No solamente porque están mejor preparados, sino porque pueden ser vehículos de transmisión para los otros jugadores
El entrenador debería tener personalidad e imponer sus ideas. Estoy de acuerdo parcialmente, pero el mayor error es ir en contra de la historia del club.

La cultura, los hábitos y las costumbres deben ser cuidadosamente analizados por el entrenador en la definición de un Modelo de Juego, y muchas veces los pequeños detalles pueden hacer la diferencia. Puede ser, por ejemplo, que las dimensiones del campo también puedan estar relacionados con la definición del modelo de juego. Campo más pequeño, adversarios cerrados en la zona central, por lo que se siente la necesidad de tener el “campo grande” para atacar y crear desequilibrios por las alas, esto se convirtió en cultura. La búsqueda de jugadores con determinadas características para una estructura se convirtió en imperativo, se desarrollaron relaciones colectivas y emocionales, se creó un modelo de juego.

Vamos entonces a hablar del modelo de juego adaptado... ¿cómo así? Escucho y leo muchas veces esta expresión. Eso no existe. El modelo de juego idealizado, me parece la expresión más adecuada. No existen dos modelos de juego iguales, por lo que no pienso que sea correcto hablar de la adopción de un Modelo. Esto es lo mismo que decir que sólo existe un fútbol….existen muchos estilos.
modelo de juego idealizado, ¿por qué? Porque es a lo que aspiramos a jugar, aspiramos porque nunca llegamos a conseguir. El modelo idealizado está permanentemente siendo construido y reconstruido. 
Definimos principios y subprincipios para CADA MOMENTO DEL JUEGO. Cuando pensamos que están consolidados y estamos mejorando los otros, en el partido siguiente aquellos que momentáneamente “abandonamos” dejan de manifestarse con eficiencia.

El juego tiene un flujo continuo. Cuando hablamos de principios de Juego hablamos de su articulación, no sólo entre sí, sino en la relación y articulación con los subprincipios y concomitantemente la articulación entre estos. Aquí se ve si el entrenador gestor del proceso, en la necesidad de jerarquizar los principios y sub-principios (y sub de sub-principios…) de modelar comportamientos a través de innovación en los ejercicios, añadiendo una fuerte matriz emocional sin nunca perder el sentido del “Todo” a la hora de desmontar ese mismo Todo a reducir sin empobrecerlo. Esto es, tenemos un problema resolver en el equipo, queremos entrenar sobre un gran principio y enfatizar los subprincipios! Al organizar la unidad de entrenamiento debemos tener cuidado de “fraccionar” el juego para innovar determinado ejercicio u no perder el sentido del Todo.

La matriz emocional del entrenador en el proceso transmite su singularidad. Él es único, los clubes, los equipos, los jugadores son todos diferentes, en un proceso que debe ser de enseñanza-aprendizaje emerge la figura del entrenador, en la gestión y modelaje de comportamientos y emociones diseccionándolos intencionadamente para su idea de juego, que es única, singular. Le corresponde al entrenador gestor evolucionar su idea, a través de su sensibilidad para detectar dónde el proceso está creciendo o se está “estancando”, qué relaciones entre principios y estos con subprincipios se deben acentuar en un proceso extremadamente dinámico. Así el modelo de juego crece, configurando un todo mucho mayor que la suma de las partes.

Podemos decir que el modelo de juego es algo utópico, podemos andar cerca pero nunca se consigue alcanzar. Está en permanente evolución y reconstrucción, hasta porque el “descubrir” las capacidades y deficiencias de nuestros propios jugadores, lleva a que muchas veces se enriquezca o empobrezca el modelo inicial que idealizamos.
Por Carlos Carvalhal.

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