PEP GUARDIOLA.
Yo todo lo que sé lo he aprendido, me lo han enseñado, lo he observado.
No soy mejor entrenador que otros, y no es por falsa modestia. Todo lo que sé
no es mío, lo he aprendido y lo he robado de otros. Y si quieren robarme a mí,
me pueden robar.
Lo más maravilloso de mi profesión es imaginar el partido que va a
suceder mañana. Con los jugadores que yo tengo, con esas herramientas que
tengo, con el contrario, que se lo que hace, soñar qué va a pasar.
El secreto de un buen equipo está en el orden … que todos sepan lo que
hay que hacer.
La herramienta más educativa que yo he tenido ha sido a través del
deporte. Allí he aprendido a aceptar la derrota, que otro es mejor, a
levantarme después de no haber hecho bien las cosas, esforzarme para hacerlo
mejor.
El talento depende de la inspiración, pero el esfuerzo depende de cada
uno.
Siempre nos habían dicho "no, es que todos sois iguales", el
entrenador, "para mi todos sois iguales", y es la mentira mayor que
existe en el deporte. No todos son iguales, ni todos tienen que ser tratados
igual.
Yo no he encontrado aún a un futbolista, a un deportista de alto nivel,
que no le guste aquello que hace.
El secreto de este equipo son los jugadores. Les hago correr y que
jueguen todos. Son muy buenos. Mucho trabajo. Cuando no corren les denuncio y
como no les gusta, corren.
Tenemos que ser audaces, salir al campo y hacer las cosas, no sentarnos
y esperar a que suceda. Tenemos que demostrar lo que podemos hacer y que
merecemos ganar el título. Tenemos que ser valientes y salir a jugar.
Más allá de la educación que me han dado mis padres, que ha sido muy
buena, el deporte también me ha educado. Lo que me ha formado como persona es
el deporte. He aprendido a ganar y a celebrarlo con moderación, y también he
aprendido la dureza de la derrota.
No estoy en las cabezas de los jugadores, pero sé que si ganamos damos un
paso de gigante en la Liga. Yo no soy psicólogo. Soy un tío que jugó al fútbol,
y sólo tengo el título de entrenador y la selectividad. Mañana nos va la Liga,
ganamos tres cuartos de Liga. Ésa es motivación suficiente.
Lo que te hace crecer es la derrota, el error.
No pido nada especial a los jugadores. Sólo que hagan lo que saben y
sean atrevidos. Sin atrevimiento, no se sacan adelante los partidos importantes.
No podemos mirarnos siempre en el espejo y decir lo buenos que somos.
Cuando las cosas van bien es cuando hay que estar más atentos. El miedo a
perder es la razón fundamental para competir bien.
Eres bueno y sabes que eres bueno. Entra. Yo soy un gran defensor del
ser humano y creo mucho, mucho, mucho en él. Hay que correr, hay que correr,
moverse, porque si no… ¡Nos están esperando en ese lado, sácala atrás y mételo
al otro lado!
Pero es que ya no hay casi mediocentros puros!, de ésos que juegan solos
ahí. Ahora todo es doble pivote. Pero sí, yo creo que a través de la pelota se
empieza a construir un equipo.
La tarea más difícil de un DT, sea el deporte que sea, es que tratas con
personas. Y cada persona de un grupo es diferente. Lo más difícil es
convencerlos a todos, a los que juegan y los que no juegan. Porque los
jugadores que no juegan quieren que pierdas, y es así.
La clave de todo es dar en la tecla de los jugadores. Y los jugadores huelen sangre, si te ven dudar estás listo. Si no estás seguro, mejor andáte a tu casa y ni les hables.
Todo vale en el fútbol, todo. No hay formas buenas y malas, mejores ni peores. Se puede ganar de mil maneras. Pero hay que sentir una manera como propia.
Desde chicos, en Barcelona aprendíamos por qué ganábamos y por qué perdíamos. Después de ganar nos explicaban por qué habíamos ganado, y lo mismo cuando perdíamos. Nos hicieron entender y aprender. Y todo eso me fue quedando en la cabeza.
La pelota tiene que pasar siempre por el centro. Y ahí siempre hay que tener un hombre más. Cuando tienes uno más en el mediocampo que el rival tienes más posibilidades de pasar el balón y tener superioridad.
Ustedes que son contemporáneos deben agradecerle a (César) Menotti y (Marcelo) Bielsa por lo que hicieron por el fútbol argentino.
Yo soy muy egoísta en algo: la pelota la quiero para mí. Y no espero que me lo entreguen, si la tienen los rivales tienen que saber que la voy a ir a buscar para volver a tenerla.
Messi me enseñó a mí. Por favor. Definitivamente no vi ninguno mejor que él, sus padres lo hicieron bueno.
Creo que es una etapa cerrada (en Barcelona). Uno se hace adulto, fue una etapa fantástica de mi vida pero se acabó.
La clave de todo es dar en la tecla de los jugadores. Y los jugadores huelen sangre, si te ven dudar estás listo. Si no estás seguro, mejor andáte a tu casa y ni les hables.
Todo vale en el fútbol, todo. No hay formas buenas y malas, mejores ni peores. Se puede ganar de mil maneras. Pero hay que sentir una manera como propia.
Desde chicos, en Barcelona aprendíamos por qué ganábamos y por qué perdíamos. Después de ganar nos explicaban por qué habíamos ganado, y lo mismo cuando perdíamos. Nos hicieron entender y aprender. Y todo eso me fue quedando en la cabeza.
La pelota tiene que pasar siempre por el centro. Y ahí siempre hay que tener un hombre más. Cuando tienes uno más en el mediocampo que el rival tienes más posibilidades de pasar el balón y tener superioridad.
Ustedes que son contemporáneos deben agradecerle a (César) Menotti y (Marcelo) Bielsa por lo que hicieron por el fútbol argentino.
Yo soy muy egoísta en algo: la pelota la quiero para mí. Y no espero que me lo entreguen, si la tienen los rivales tienen que saber que la voy a ir a buscar para volver a tenerla.
Messi me enseñó a mí. Por favor. Definitivamente no vi ninguno mejor que él, sus padres lo hicieron bueno.
Creo que es una etapa cerrada (en Barcelona). Uno se hace adulto, fue una etapa fantástica de mi vida pero se acabó.
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