por JOAQUIN
LOBON
3 marzo, 2015 •
En esta sección hablaremos de conceptos tácticos mal utilizados en la
jerga popular o cuya definición pudiera generar conflicto con otros similares.
Y qué mejor manera de explicar los conceptos hoy expuestos que a través de su
aplicación práctica: en una tarea de entrenamiento.
Vamos a solicitar a nuestros jugadores que repliquen el sistema de juego
del equipo para realizar, a lo largo del terreno de juego, un avance sin
adversarios a través de acciones colectivas que culminen con una finalización
en la portería adversaria. Pretendemos generar automatismos entre los
jugadores, no a través de acciones dirigidas, sino de las conexiones que se
generen entre ellos. Les pedimos, asimismo, que muestren profundidad ofensiva.
¿Cómo deben llevar a cabo esta profundidad? ¿Es lo mismo que pedir
progresión ofensiva? ¿En qué se diferencian?
Lo que para algunos puede resultar una pequeña disimilitud, en la
práctica podría hacer referencia a dos estilos opuestos de ataque. Atendiendo
al último enfoque, el equipo cuyo estilo consiste en ataques directos será más
proclive a realizar una progresión ofensiva, mientras que los equipos que
prefieren los ataques organizados suelen mostrar más profundidad, aunque
hablamos de una tendencia, no de una regla.
La escuela de entrenadores define la progresión como “aquellas
acciones tanto individuales como colectivas que permiten llevar o enviar el
balón en sentido a la portería contraria”. Así, el avance del balón a
través de pases entre los jugadores en dirección hacia la portería contraria
implica progresión, sin necesidad de que los jugadores avancen con él. Esto
puede darse en ciertos tipos de ataque directos.
Distinto sería hacer referencia a la profundidad, definida por la Real
Academia Española como la“dimensión de los cuerpos perpendicular a una
superficie dada”. La profundidad no está contemplada como un concepto
táctico por la Escuela Nacional de Entrenadores (carente de interés por
adaptar e introducir conceptos del fútbol moderno), pero la profundidad
ofensiva se conoce popularmente como uno de los fundamentos del juego, aquellos
que aplicamos para alcanzar un estilo de juego propio. Dado que la profundidad
hace referencia a un fundamento colectivo (la progresión puede llevarse a cabo
mediante acciones individuales), implicaría el avance no solo del balón, sino
de los jugadores que componen el equipo.
De una manera coloquial, la progresión ofensiva hace referencia al
avance del balón hacia la portería contraria, mientras que la profundidad
ofensiva hace hincapié en el avance de los jugadores en el mismo plano.
La profundidad es una característica habitual entre los equipos que
realizan juego de posición. El mejor ejemplo es el Bayern de Múnich, que hace
hincapié en la profundidad de ataque como herramienta ofensiva y de transición.
Con ello se pretende crear superioridad numérica (tan importante en el juego de
posición que predica Pep Guardiola) y aumentar las posibilidades de recuperación
del balón en caso de pérdida como consecuencia de la carencia de espacios
(provocado por la acumulación de jugadores en la fase ofensiva).
En el caso de la progresión, un equipo que realiza ataques directos a
través de balones largos a su delantero puede realizar una rápida progresión
hacia la portería contraria sin necesidad de mostrar profundidad.
Podemos entrenar la progresión sin profundidad, pero la profundidad sin
progresión carece de sentido.
* Joaquín Lobón es entrenador y autor de
“Modelo de Juego: estructura, metodología y aplicación práctica”.
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