miércoles, 18 de noviembre de 2015

MIRAR VER Y COMPRENDER.


por GERARD PINIES /

 El fútbol es un deporte de equipo donde existe un contexto que cambia constantemente. Un contexto que ofrece gran cantidad y diversidad de estímulos que condicionan el juego. De esta manera, no es difícil entender que los jugadores deben estar capacitados para pensar mientras juegan, procesar la información que les ofrece el juego, y así poder tomar decisiones acordes con el contexto.

Las teorías modernas explican que el futbolista es un organismo que responde utilizando todas las capacidades de forma interrelacionada, y por lo tanto no podemos desprestigiar ninguna de las demás, ya que todas intervienen en su rendimiento. Pero también es verdad que la capacidad cognitiva relacionada con la comprensión táctica del juego tiene un protagonismo especial. Lo técnico, físico y psicológico siempre va a estar condicionado por el componente táctico del juego.

“En los juegos deportivos colectivos, la dimensión táctica ocupa el núcleo de la estructura del rendimiento, por lo que la función principal de los demás factores, sean ellos de naturaleza técnica, física o psíquica, es la de cooperar en el sentido de facultar el acceso a desempeños tácticos de nivel cada vez más elevado”
Julio Garganta

El juego nos habla, debemos concentrarnos y escucharlo para poder responder a lo que necesita. No obstante, ofrecerle lo que necesita no es tarea fácil. El contexto se transforma continuamente y nunca repite el disfraz. Se trata de un juego no lineal donde hay situaciones similares, pero nunca iguales. Será fundamental mirar, ver y comprender lo que sucede a nuestro alrededor y actuar de una forma determinada en un espacio y tiempo restringidos. Debemos ser capaces de adaptarnos a la complejidad, a las nuevas situaciones que se plantean. Si nos adaptamos adecuadamente y le ofrecemos al contexto lo que necesita, seremos recompensados.

El contexto no se conforma con cualquier respuesta, cada vez nos exige más y nos la debemos ingeniar para solucionar lo que nos propone. ¿Sabéis que a medida que se tienen detalles con la pareja, uno mismo va poniendo el listón más alto? Algo parecido pasa con el jugador y el contexto de juego. Cada vez le será más difícil encontrar soluciones, ya que los adversarios procurarán defenderle mejor teniendo en cuenta sus características y sus anteriores intervenciones. En ocasiones, será necesario evolucionar tácticamente si queremos seguir sorprendiendo y huir de la previsibilidad que generamos si nos estancamos en un solo jugar.

Los jugadores son capaces de tomar buenas decisiones sin destinar mucha atención a la comprensión del juego. Su organismo está tan habituado al uso de mecanismos de toma de decisión que se autorregula desde el subconsciente, sin necesidad de racionalizar minuciosamente lo que sucede delante de ellos. Si todo lo que tenemos delante lo procesáramos conscientemente, moriríamos por sobredosis de información. Por eso el cerebro es capaz de autorregularse, priorizando la atención sobre aquello que cree importante y tomando decisiones de forma espontánea.

“…en su proceso y culminación es mucho más lo que se hace porque sale, que lo que se piensa y se hace”
Dante Panzeri.

No obstante, en el fútbol, nos encontramos con que muchas de las decisiones tomadas por los jugadores no son exitosas por haberse integrado comportamientos inadecuados o bien por no atender a determinados aspectos del contexto que reclaman otra solución. Desde esta perspectiva, cada vez más entrenadores defienden la necesidad de educar conscientemente a los jugadores en la comprensión del juego, ya que si el jugador está pensando y atendiendo activamente a aquello que el contexto propone, será más fácil actuar siempre en coherencia a las necesidades de cada situación. Un buen guiño a esta afirmación es el título de la autobiografía de Andrea Pirlo: Pienso, después juego. El italiano es un futbolista que pasará a la historia por su gran inteligencia y capacidad de elegir la mejor solución en cada momento.

Para seguir reflexionando sobre la comprensión del juego, encuentro necesario desarrollar las ideas a través de una reflexión semántica que nos permita diferenciar entre los verbos mirar, ver y comprender. Verbos que a veces utilizamos para referirnos a la comprensión táctica de los jugadores. Buscaremos sus respectivas definiciones y procuraremos entender lo que significan cada una de ellas contextualizadas en el fútbol.

En primer lugar, si nos fijamos en el verbo mirar, la primera opción que se propone nos describe la acción de dirigir el sentido de la vista sobre un objeto. La segunda entrada nos expone observar las acciones de alguien. Dando un salto a la cuarta entrada, de forma parecida se explica el hecho de tener en cuenta algo o atender a algo. Finalmente, en la sexta entrada es interesante acentuar el significado que tiene en relación a buscar algo para informarse de ello.

Mirar
(Del lat. mirāri).
1. Dirigir la vista a un objeto.
2. Observar las acciones de alguien.
4. Tener en cuenta, atender.
6. Inquirir, buscar algo, informarse de ello.
 Siguiendo la misma idea, si buscamos el verbo ver, en la segunda entrada que se expone aparece el verbo percibir, relacionándolo con los sentidos o la inteligencia. En la tercera, se habla de observar desde el punto de vista de considerar algo que sucede (entiéndase con ello que es algo más profundo que mirar). En cuanto a la octava entrada, aparece el verbo advertir y reflexionar, existiendo pues, ciertos procesos cognitivos detrás. Finalmente, en la novena, nos describen el hecho de prevenir las cosas del futuro entendiendo lo que pasa en el presente.

Ver
(Del lat. vidēre).
2. Percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia.
3. Observar, considerar algo.
8. Considerar, advertir o reflexionar.
9. Prevenir las cosas del futuro; anteverlas o inferirlas de lo que sucede en el presente.

De esta manera, nos damos cuenta de que mirar no es lo mismo que ver. Podemos afirmar que tienen una estrecha relación porque la segunda requiere de la primera, pero la primera no necesariamente incluye a la segunda, ya que el componente cognitivo no existe en el simple acto de mirar. Por lo tanto, hablamos de cosas diferentes. ¿Cuántas veces escuchamos “¡Mira antes de recibir!”? Comparto totalmente la necesidad de mirar antes de recibir, es necesario mirar lo que ofrece el juego, entendiendo mirar como fijar la atención en aquella información relevante del entorno. Pero lo que realmente es interesante no es el simple hecho de mirar, sino ver lo que está sucediendo; percibir, observar, considerar, darse cuenta de una situación, saber qué respuesta futura es la acertada ante el contexto presente que se plantea. Estaríamos hablando de relacionar los sentidos de la vista con los esquemas de conocimiento del juego que poseemos.

 De forma anecdótica, quiero destacar una situación muy relacionada con la diferencia entre mirar y ver lo que sucede. Pongámonos en el contexto del fútbol base. En alguna ocasión he visto jugadores que ante los gritos del entrenador pidiendo que miren antes de recibir, giran la cabeza antes de recibir el balón. Este giro de cabeza supuestamente sirve para recoger información del entorno cuando nuestra orientación corporal nos otorga un ángulo de visión limitado que no nos permite ver todo aquello que deseamos: espacios a nuestra espalda normalmente. La cuestión es que algunos jugadores giran la cabeza para ver espacios donde no es necesario recoger ningún tipo de información, y eso me hace reflexionar sobre la importancia de diferenciar ambas conductas. Imagínense un extremo pegado a la banda, girando la cabeza para mirar hacia fuera del campo antes de recibir un balón. Carece de sentido, ¿verdad? Miramos para obtener una serie de estímulos dentro del juego que nos permitan valorar la situación, no es cuestión de mirar por mirar. De hecho, si miramos mal estamos perdiendo tiempo o atendiendo a estímulos innecesarios que pueden complicar la toma de decisiones.

Finalmente, si buscamos la definición de comprender, podemos destacar el significado de rodear por todas partes algo. También entender, alcanzar, penetrar el tema en cuestión, entendiendo estos verbos como la descripción de un conocimiento mucho más profundo de la situación. De todos modos, lo verdaderamente interesante es incidir en la primera entrada, ya que el hecho de rodear algo por todas partes implica dominar su complejidad, algo difícil, pero muy deseado en el fútbol.

Comprender
(Del lat. comprehender).
1. Abrazar, ceñir, rodear por todas partes algo.
3. Entender, alcanzar, penetrar
 Podemos obtener una relación entre los distintos verbos comentados si los contextualizamos en el fútbol. Dentro del terreno de juego, el verbo mirar tendría que ver con el campo visual de los jugadores; el verbo ver, con entender lo que sucede en una situación concreta una vez se ha mirado; y el verbo comprender englobaría la comprensión del todo, es decir, ver las interrelaciones que se establecen entre las situaciones y la totalidad de elementos que componen el contexto de juego.
Por lo tanto, podemos concluir que miramos para ver, necesitamos ver para comprender y debemos comprender el entorno para decidir y jugar bien. Una buena percepción del entorno será fundamental para rendir de forma óptima. El adecuado procesamiento de la información permitirá a los jugadores dominar las situaciones y anticiparse a aquello que sucederá. De forma intrínseca a ello, se jugará mejor y será más fácil obtener éxito.

“El valor táctico de un jugador reside en la capacidad para descifrar las informaciones que el juego va produciendo”
Laureano Ruiz

Es evidente que el jugador no puede atender a todo lo que pasa en el terreno de juego mientras juega. El entrenador deberá facilitar la tarea enseñando aquellos estímulos significantes, normalmente visuales, que darán información sobre lo que sucede en el juego. Una vez que el jugador aprenda a detectar estos estímulos, sabrá que tienen una consecuencia en el juego, la cual deberá resolver de una o varias maneras determinadas. Xavi Hernández, uno de los mejores jugadores del mundo tácticamente hablando, expresaba lo siguiente hace tiempo:
“Mi supervivencia en el terreno requiere la comprensión del juego antes de recibir la pelota, para saber qué tengo que hacer después con ella”
Xavi Hernández

De todos modos, cuando hablamos de comprender el juego, no debemos referirnos únicamente al jugador que tiene el balón, pensando en su visión y habilidad para distribuir el juego. Se trata de que todos los jugadores tomen dicho protagonismo. Cada jugador forma parte de un sistema y, por lo tanto, es vital que cada uno de ellos entienda las relaciones que se establecen en él para poder engranarlo bien. Nadie puede dejar de pensar, se trata de una necesidad colectiva, tal y como explica Mourinho cuando habla de su equipo ideal:
“Mi equipo ideal es aquel en el que, en cualquier momento y en cualquier situación, todos los jugadores piensan de la misma manera”
José Mourinho

Debido a esta exigencia mental, cada vez oímos hablar más de la fatiga cognitiva o fatiga táctica. Una fatiga relacionada con los procesos mentales y que se diferencia de la fatiga puramente física. Si entrenamos cognitivamente a nuestros jugadores, será interesante controlar la carga de entrenamiento bajo este término y no solamente desde lo condicional. Dani Fernández escribió hace varios años el artículo Fatiga cognitiva en este mismo Magazine. Muy interesante si queréis profundizar más en el tema.

Si reflexionamos sobre el tiempo que un solo jugador está en posesión del balón, nos damos cuenta de que este es muy reducido. Es evidente que hay jugadores por los que el balón transita más, pero en términos generales el tiempo de posesión individual no es generoso. Por lo tanto, si el juego está consecutivamente planteando situaciones y la mayoría del tiempo debo moverme sin balón, es igual o incluso más importante que los jugadores sin balón se concentren, piensen y comprendan bien lo que deben hacer continuamente. 

Hace tiempo, Menotti mencionaba las siguientes palabras, muy acordes a lo explicado:
“Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos. Lo único que no se puede dejar de hacer es pensar”
César Luis Menotti

Aunque se trate de un contexto imprevisible que cambia constantemente, el hecho de comprender el juego nos permite un mayor rendimiento porque existe una lógica comportamental dentro de la aleatoriedad. Tal como expresa Panzeri en su obra:
“No se interprete con todo esto que el fútbol es una voluntad del azar. El fútbol tiene lógica, mucha lógica, es casi siempre lógica”
Dante Panzeri

Si somos capaces de comprender esta lógica, podremos ir un paso por delante a lo que va a acontecer y por lo tanto podremos obtener las ventajas que consideremos necesarias. Si por el contrario siempre somos reactivos al cambio, en muchas ocasiones no llegaremos a actuar a tiempo, ya que la línea que separa el éxito del fracaso es muy delicada.

 Un equipo de fútbol se organiza en coherencia a la posición del balón y, por lo tanto, el jugador que en un momento dado es poseedor del mismo llevará la iniciativa. Sus acciones determinaran cómo va a evolucionar el entorno. Los compañeros se adaptarán a él para crear ventajas y superioridades, sean numéricas o posicionales, para aprovecharse de los desequilibrios del rival en el juego. Mientras, los adversarios se adaptarán para contraponerse de la forma que mejor crean para defenderse. Esta dinámica nos muestra que cualquier jugador necesita procesar información contextual para poder actuar; sin ella no podría desenvolverse, puesto que desaparecerían los estímulos que promueven sus comportamientos e intenciones. En relación a ello, Guardiola defendía la importancia que tiene el contexto cuando se trata de valorar a un jugador:
“No entiendo al jugador por sí solo. Intento verlo dentro de un contexto general y del equipo”
Pep Guardiola

Algunas veces, encontramos jugadores que no brillan por su despliegue físico, pero en cambio, suelen estar siempre en el lugar indicado. ¿Cómo puede ser? Pues son jugadores inteligentes que comprenden mejor el juego,someten a los adversarios sin necesidad de desgastarse;son capaces de tomar buenas decisiones y también de condicionar el juego a su antojo. Muy a favor de este tipo de jugadores estaba Cruyff al afirmar que:
Todos los entrenadores hablan sobre movimiento, sobre correr mucho. El fútbol es un juego que se juega con el cerebro. Debes estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde”
Johan Cruyff

En consonancia con la importancia de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, sin necesidad de correr mucho, suelen verse casos de jugadores que a medida que envejecen toman otros roles dentro del equipo. Sus capacidades físicas han disminuido, pero a la vez la experiencia les ha dotado de conocimiento para comprender el juego y esto les permite desarrollar funciones más organizacionales dentro del equipo. De esta manera disfrutan de una carrera deportiva más larga, puesto que aún perdiendo facultades en otras capacidades, mantienen el rendimiento gracias a su gran desempeño táctico.

Comprender tácticamente el juego tendrá mucho que ver con entender lo que sucede en los distintos espacios del terreno de juego. Percibir la dinámica que existe en los espacios durante el desarrollo del juego nos va a dotar de mucha información para tomar buenas decisiones. Por ejemplo, no son los mismos los comportamientos que existen cerca del balón que los comportamientos que se dan a medida que nos alejamos de él. De igual manera, no serán iguales los comportamientos de los jugadores alejados de la portería que aquellos que se desarrollan cerca de ella. El espacio aparece o desaparece, crece o decrece, de manera que será interesante entender a qué se deben tales transformaciones si queremos dominarlo y progresar hacia el deseado gol.

Entender el espacio y el tiempo nos permite comprender el juego de forma sistémica. Es decir, de forma interrelacionada. Por ejemplo, si el espacio cercano y el espacio intermedio están muy poblados de jugadores adversarios, por lógica, en el espacio lejano no existirán tantos adversario. Y viceversa: si los espacios alejados están más poblados porque el rival está replegado, tendré más espacio para jugar en espacios cercanos e intermedios. Del mismo modo, si quiero llegar a un espacio alejado, puedo valorar si necesito pasar por un espacio intermedio o puedo jugar directamente en largo sin necesidad de madurar la jugada. Hay tantísimas situaciones que se vuelve necesario entender lo que sucede al jugar. Si lo logramos, disfrutaremos de una relación bonita con la complejidad.

 Cada jugador es diferente, bien sabemos que son individuos con distintas características. Por lo tanto, encontramos una diversidad importante en relación a las capacidades de comprensión. Cada uno interpreta las situaciones desde su singularidad, una realidad que será interesante conocer para exigir según qué a los jugadores. Algunos jugadores tienen una capacidad táctica superior a otros, pero si entramos en detalle, encontramos jugadores que comprenden mejor algunas situaciones concretas. En cambio, no comprenden con tanta facilidad otros estímulos. Por eso cada jugador se especializa en aquello que potencialmente sabe hacer mejor y se desenvuelve mejor en alguna posición concreta. En concordancia a este párrafo, cabe citar a Óscar Cano, un autor que aporta valiosas reflexiones sobre la relación del entrenador con los jugadores y el propio juego.
“¿Tan difícil es entender que al jugador es imposible hacerle ver aquellas cosas que es incapaz de sentir, que no forman parte de su natural construcción?”
Óscar Cano

Asimismo, debemos tener en cuenta que existen jugadores que no tienen la capacidad de observar y pensar por mucho que entrenen. En estos casos, podemos potenciar su rendimiento haciéndolos jugar en posiciones menos complejas y a la vez cerrándoles el juego. Es decir, reduciéndoles los estímulos a los que deben atender y explicándoles las soluciones que deben escoger en cada situación. De forma contrastada y extraordinaria, también existen jugadores capaces de jugar eficazmente en muchas posiciones, debido al gran talento cognitivo e interpretativo que poseen.

 Hablando de posiciones en el campo, es interesante apreciar que el nivel de complejidad perceptiva varía en función de la posición que ocupemos en el terreno de juego. Los jugadores más exteriores suelen tener menor complejidad que el resto. Me refiero a las posiciones que permiten dar la espalda a los límites del campo, y por lo tanto el ángulo de visión al cual se debe atender es mucho más reducido. No es lo mismo jugar de extremo, donde la orientación natural del cuerpo ya permite ver prácticamente todo el terreno de juego con relativa facilidad, que jugar de mediocentro, donde la información es bombardeada en todas las direcciones y sentidos, y se debe orientar el cuerpo en función del balón y los espacios que interesan ver. Si queremos comprobarlo nosotros mismos, solo hace falta introducir por dentro a algún jugador que normalmente juegue por fuera. No será extraño que se sienta más estresado de lo habitual y con ello se perturbe su toma de decisiones. En caso contrario, quién sabe, quizá descubramos nuevas posibilidades en su juego.

Cabe comentar también que existen jugadores superdotados, que rinden de forma extraordinaria sin percibir ni comprender conscientemente el juego. Se trata de casos excepcionales, jugadores tan talentosos y, normalmente, con tanta experiencia que su organismo se adapta y ofrece soluciones de forma natural y autorregulada. Al preguntarles el porqué de su decisión, no saben decirnos exactamente el motivo, aunque su conducta sea la más acertada de todas. Un claro ejemplo son las declaraciones de Messi cuando se le preguntó sobre sus actuaciones años atrás:
“No imagino los partidos ni pienso las jugadas. Sale lo que sale en el momento, cuando tengo la pelota”
Leo Messi

Estamos hablando de decisiones tomadas desde el subconsciente. Parece ser que el procesamiento de esa información está tan integrado que el organismo fluye sin más. Mientras las respuestas sean óptimas, la resolución de las situaciones de forma inconsciente no es negativa, sino todo lo contrario. De hecho, tal y como defiende Vítor Frade en su Periodización Táctica, entrenamos de forma consciente para que, llegados a cierto nivel, esos comportamientos se integren en nuestro jugar y se manifiesten por sí solos de forma espontánea, es decir, desde el subconsciente. Este estado mental, además, promoverá que la creatividad y la intuición se puedan manifestar de forma inteligente.

Desde la perspectiva del entrenador no es un proceso fácil que los jugadores comprendan y dominen el juego. Cuando se exige que los jugadores piensen sobre el contexto por primera vez, podemos entorpecer su rendimiento, ya que en un primer momento puede ser difícil procesar la información. Sobre todo si los jugadores no están habituados a pensar activamente mientras juegan. Por eso, si apostamos firmemente en ampliar el conocimiento táctico de los jugadores, es fundamental aceptar que el proceso puede privarnos de obtener resultados positivos a corto plazo.

 Para asegurarnos de que el jugador está enriqueciendo su cultura táctica y es consciente de lo que sucede en el juego, deberemos ayudarle a encontrar las decisiones más coherentes, de manera que pueda construir un esquema táctico cada vez más sofisticado. Para ello, será importante asegurarnos que su evolución no se trate únicamente de aprendizajes declarativos, es decir, que el jugador sepa lo que hay que hacer cuando le preguntamos, pero en cambio no sea capaz de aplicarlo mientras juega. Es importante diferenciar entre el hecho de saber lo que hay que hacer y realmente hacerlo. El rendimiento, claro está, lo determina lo segundo.

Otra consideración interesante es que hablamos de habilidades intangibles, ya que no podemos alcanzar lo que sucede dentro de la mente de los jugadores. Solamente juzgamos a través de las conductas observables, que vienen a ser la fase final del proceso de toma de decisiones, es decir, la respuesta a nivel motor. En esta misma línea debemos contemplar que un jugador pueda comprender y tomar una buena decisión, pero en cambio no sea capaz de ejecutar correctamente la respuesta al existir elementos que perturban la ejecución. De forma habitual se valora únicamente lo observable, algo normal y comprensible, pero podemos valorar un poco más allá. Evidentemente que podemos exigir más de la ejecución, pero también podemos valorar la intención pretendida, desde una visión más constructiva que punitiva. En la siguiente ocasión intentará mejorar la ejecución, porque seguro que tendrá más ocasiones si está dotado de una buena comprensión del juego.

 Si los jugadores tienen el hábito de percibir y comprender la complejidad inherente al juego, acabarán consiguiendo que la conducta sea más operativa. De tal manera que los jugadores se enriquecerán en el plano táctico y se permitirán afrontar el entorno cambiante con más comodidad y libertad. A algunos les puede sorprender hablar de libertad cuando estamos sometiendo al jugador a estar pensando todo el rato en lo que debe hacer, pero recuerden que no se trata de limitar su juego, sino ayudarlo a desenvolverse mejor en él. Tal y como explicó Xabi Alonso en una entrevista cuando se le cuestionó sobre el trabajo táctico que propone el entrenador:
“Para mí, ese trabajo supone enriquecer al jugador, y esa es una cualidad de los entrenadores que no te quieren imponer todo, sino darte las herramientas y las facilidades para que tú puedas jugar mejor o interpretarlo mejor”
Xabi Alonso

 De esta manera, y para concluir, cada vez que los jugadores se expongan a distintos estímulos, adquirirán más recursos para dar respuesta a las situaciones. Las alternativas disponibles para solucionar una situación aumentarán y el desarrollo del juego fluirá con relativa facilidad en las próximas intervenciones. Si sumamos que la comprensión de lo que sucede es realizada a nivel colectivo, todos los componentes del equipo interactuarán de la forma más coordinada posible. Hablaremos de sinergias que se retroalimentarán de forma positiva, y el rendimiento del equipo se potenciará significativamente en busca de la excelencia.
 * Gerard Piniés.


domingo, 8 de noviembre de 2015

EL ENTRENADOR QUE CAMBIÓ EL FÚTBOL FUE GUARDIOLA.


DIEGO LATORRE.
WWW.PASIÓNFÚTBOL.COM

Suele sostener Diego Latorre (Buenos Aires, 1969) que solo existen cuatro o cinco maneras de jugar bien al fútbol, y que cada una de ellas debe regirse por los tres mandamientos que proclama habitualmente César Luis Menotti: espacio, tiempo y engaño. Tras más de quince años como profesional, ahora ve el fútbol desde el prisma del comentarista televisivo, pero con la firme idea de volver a sentir el olor a césped, esta vez como entrenador. Acaba de empezar el curso y la primera materia es biología. Habla con la pasión de un enamorado del juego, con el conocimiento del jugador y con la ilusión del docente que comienza.

PASIÓN LIBERTADORES: Xavi Hernández me dijo una vez que el jugador más inteligente con el que había jugado era Messi. ¿Tú que opinás?
DIEGO LATORRE: Creo que hay una inteligencia particular para jugar al fútbol, que es muy diferente a la inteligencia que sirve para la formación como persona. Esta última siempre es bienvenida, pero no se elige. Hay quien puede cursar estudios superiores o graduarse en la universidad, pero no es indispensable para jugar al fútbol. Por eso jugadores como Messi, al igual que Maradona, son futbolistas que tienen una inteligencia especial, ya que el entorno los ha llevado a eso. De una forma instintiva han tenido que sobresalir por encima de las adversidades, y lo han hecho gracias a esa inteligencia innata que está en la piel del jugador. Luego han tenido que ir incorporando otras cosas a nivel de formación. Por eso el entrenador que se preocupe por la formación futbolística del jugador es importantísimo.


PASIÓN: ¿Se valora poco a ese tipo de técnicos más formadores?
LATORRE: Yo creo que el jugador lo termina valorando. Vivimos en una etapa donde al hombre se le valora únicamente por los logros que consigue. Si partimos de ese análisis es complicado hablar de una docencia. Lo que sucede es que a los técnicos de ese perfil se los castiga mucho más en las derrotas; se los penaliza mucho, porque supuestamente el pensamiento y la acción o el resultado van por caminos opuestos en el fútbol. A veces se encuentran y a veces no. Cuando no se encuentran el tipo que habla es un versero (embustero), es un chanta (farsante), y que vaya a enseñar a otro lado. El público fiel del fútbol tiene lamentablemente esos prejuicios en la cabeza. Siempre tenés que ganar para demostrar que el pensamiento es útil.

PASIÓN: Aquello que decía Bielsa de que el fútbol rechaza constantemente al perdedor. ¿Coincides?
LATORRE: Totalmente. Lo rechaza y además tampoco se bucea demasiado en los argumentos del éxito. Es decir, que si mi equipo gana por penales, se le da el mismo valor que a otros que han ganado jugando de otro modo más estético. El asombro, y la admiración, en gran parte solo se la lleva el ganador, como si se le reconocieran algunos valores que solo están incluidos en la victoria.

PASIÓN: ¿Importan los cómos?
LATORRE: Influyen, pero hay muy poca gente curiosa en el mundo, que tenga ganas de explorar el camino recorrido. El mundo tan rápido en el que nos movemos nos ha terminado por arrebatar la capacidad de analizar cómo se ha llegado a un mismo fin. Y en el fútbol, a pesar de haber un montón de vertientes, entiendo que se trata de un todo; hay estilos de juego que necesitan permanentemente ser avalados con resultados y otros que se les perdona. No creo que la estética o lo visual sea un valor en sí; creo que es un desprendimiento de la buena ejecución de determinado estilo, y se da, que cuanto más nos gusta algo, mejor se ejecuta y como consecuencia, más nivel tiene. Pero no creo que sea una búsqueda en primer término. Después, como aficionado, porque todos lo somos en algún punto, uno va hacia el lugar que más placer le da. Pero como jugador, como parte de algo que hay que preparar, desde los entrenamientos o la idea futbolística, no está contemplado la elegancia ni la estética. Eso simplemente sucede. Cuando entrenás, te gusta pasar la pelota al compañero, tirar paredes, atacar por las bandas… pero a veces las circunstancias lo limitan. Cuando eso ocurre, se produce un hostigamiento desmedido. Y sobre eso tengo una teoría —quizá muy delirante—, y es que el fútbol es un deporte tan machista que siempre termina asociando la belleza a la mujer. Y en el fondo hablar de belleza o de estética, como que hace aflorar nuestro costado femenino y enseguida lo rechazamos. Lo ponemos en un cajón para que no salga nunca más. Quizá sea un delirio.

PASIÓN: Imagino que estás al tanto de Paco Jémez y su Rayo Vallecano. El equipo más goleado de la liga española, pero salvado seis jornadas antes del final. ¿Se puede intentar jugar bien al fútbol con muchas menos armas que el rival?
LATORRE: Lo que pasa es que hay muchísimas trampas. A ese equipo lo comparan con quizá, la mejor versión del Barcelona. Entonces, si no juega como el Barcelona y no gana lo del Barcelona, es criticado. No lo comparan con otro Rayo anterior, que quizá tuviese otra idea de juego. ¿Qué resultados cosecharía el Rayo con otra idea de juego? ¿Serían tan diferentes al Rayo que juega con un estilo definido saliendo jugando desde el fondo? ¿Cuánto perjuicio le hacemos a los futbolistas diciendo que tienen que jugar tapando sus defectos y de forma simple y concreta? Así no estamos incentivando a que ese jugador progrese. No estamos descubriéndole nada. Quien sabe si un jugador tiene ciertas capacidades dormidas porque los entrenadores que tuvo siempre le reprimieron y le dijeron: hacé esto y concentrate en hacerlo bien. La clave es que mejoren.
 
El Mundial de Argentina no fue muy bueno. A mí futbolísticamente no me dejó mucho. El equipo tenía una cierta identidad y después en el primer partido al entrenador le entraron las dudas y cambió. También lo condicionaron las lesiones, pero se ve que no había una convicción en la idea. 

 PASIÓN: ¿La mejor virtud de un entrenador es sacar lo mejor de cada jugador?
LATORRE: Seguro. Si a un futbolista lo asociamos a una función en concreto y no lo incentivamos a mejorar, no vamos a ningún sitio. También se dice: pero a este no podés pedirle algo que no sabe. Bueno, trabajá sobre lo que no sabe hacer, porque esa es tu función como entrenador. 

PASIÓN: Cuando Abidal llegó al Barcelona le costó acostumbrarse a controlar y tocar rápido y terminó siendo el mejor lateral del mundo.
LATORRE: ¿Y Puyol? Son dos casos que demuestran que hay un aprendizaje constante.

PASIÓN: Hace un par de años en una charla me dijiste que hay solo cuatro o cinco maneras de jugar bien al fútbol.
LATORRE: Sí, yo no creo que haya muchas maneras de jugar bien. Se puede cumplir un plan de juego o como quieras llamarlo, pero para jugar bien a cierto nivel se debe hacer de una manera determinada.

PASIÓN: Aquello de espacio, tiempo y engaño.
LATORRE: Exacto. Salir jugando, elaborar, tener un criterio para robar la pelota, atacar asociado, distraer, no depender de un jugador sino del juego….

PASIÓN: ¿Y cómo explica que ganen los que, de algún modo desprecian eso?
LATORRE: Porque en el fútbol nada te garantiza nada y en un partido entran en juego muchísimos componentes. La influencia que tiene un hecho puntual como una expulsión, cómo van influyendo mentalmente estos contratiempos, una lesión de un jugador importante, el árbitro… Por eso es maravilloso, porque jugás bien noventa minutos, y en una jugada se tira abajo toda la estructura de un partido. Y eso en competencias cortas, influye mucho. Argentina, por ejemplo, llegó a la final del Mundial 90 ganando por penales.

PASIÓN: ¿Crees que fue bueno el pasado Mundial de Argentina?
LATORRE: No fue muy bueno. A mí futbolísticamente no me dejó mucho.

PASIÓN: ¿Más exitoso que bueno?
LATORRE: Sí, porque en definitiva hubo un proceso para llegar hasta ahí. El equipo tenía una cierta identidad y después en el primer partido al entrenador le entraron las dudas y cambió. También lo condicionaron las lesiones, pero se ve que no había una convicción en la idea. No estaba el entrenador apoyado en una convicción. ¿Hasta qué punto la convicción? Yo creo en eso, pero también hay que saber adaptarse y transitar por algunos momentos en los que te faltan jugadores…

PASIÓN: Y la forma en la que se adaptó, ¿es una virtud? ¿O vale más el castigo al renunciar a la idea inicial?
LATORRE: Yo creo que sí, que es una virtud. El entrenador entrena en función de sus ideas y de lo que él cree que tiene que jugar un equipo. Pero esa versatilidad no puede distorsionar una idea futbolística. Uno siente una manera de jugar al fútbol y cree en la forma de jugar, que tiene que ver con el estilo de juego. Busca eso, contrata jugadores para eso, aunque estamos hablando de la selección y eso es algo muy particular, ya que se te caen dos o tres jugadores y tienes que cambiar los planes. El equipo tenía un déficit defensivo, y comenzó a sentirse más cómodo ahí, renunciando a Messi para fortalecer la línea defensiva. A partir de ahí se ve el peor Messi, por lo que ese convenio que se armó, paradójicamente nos privó de ver al mejor Messi en la mejor versión de la Selección. No hubo prácticamente diferencias entre Holanda, Bélgica, Suiza y Argentina. 

PASIÓN: ¿Por qué el Arsenal?
LATORRE: Hace unos largos años me encontré a un equipo con el que me identifiqué. Por su apuesta de juego, por su entrenador, por lo que me generaba, por lo que veía.

PASIÓN: ¿Entiendes que se critique a Wenger?
LATORRE: Sí, ahora sí lo entiendo. En los últimos años el equipo dentro de su funcionamiento ha perdido un poco de identidad. No es el mismo Arsenal. Yo creo que él empezó a dudar sobre lo que quería, cómo lo quería y transmitió eso.
 
Los merecimientos influyen en el fútbol ¿cómo se analiza un partido si no? ¿Qué tenemos que decir? En el análisis por supuesto que hay que valorar la eficacia, pero hay que tener en cuenta que en el fútbol hay días que le acertás de cincuenta metros y otros que fallás con el arquero regalado, como decía el Flaco Menotti.

 PASIÓN: La exigencia terminó ganando al proceso.
LATORRE: Además, se le exige ganar cuando nunca ha sido un equipo ganador. Jamás ganó la Champions, y nunca estuvo ni cerca antes de Wenger. El Arsenal tradicionalmente era un equipo aburrido al que le gritaban aquello de ‘boring, boring’ (aburrido, en inglés). Al final, lo que termino mirando en los entrenadores es la superación. Cómo corrige los errores, cómo va evolucionando en el juego,  qué nuevos componentes tiene el juego en los detalles estratégicos y futbolísticos, cómo usa los laterales, cómo es el juego ofensivo modificando lo posicional… Todo eso se complica cuando un entrenador lleva muchos años en un equipo, porque pelea contra sí mismo. Ahora en cambio, tiene un equipo para agrandar sus posibilidades y veo que se estancó, que no lo encontró nunca, que el equipo cambió de nombres, y siempre hubo una  improvisación en ataque, fragilidad anímica, y una tendencia clara a la autodestrucción. Eso quiere decir también que el entrenador no solo no respetó el estilo que había impuesto, sino que no pudo también mejorar el grupo rendir más en los momentos límites. Soy bastante autocrítico por más que la admiración está ahí.

PASIÓN: Hablábamos antes del carácter formativo de un entrenador. En ese caso, Wenger es de los mejores.
LATORRE: Sin duda. Y agarras un balance de lo que compró y de lo que vendió, y es tremendamente favorable. Todos los jugadores que han pasado por sus manos han crecido, tanto en valor futbolístico como económico.

PASIÓN: ¿Cree que influyen los merecimientos en el fútbol?
LATORRE: ¿Y cómo se analiza un partido si no? ¿Qué tenemos que decir? En el análisis por supuesto que hay que valorar la eficacia, pero hay que tener en cuenta que en el fútbol hay días que le acertás de cincuenta metros y otros que fallás con el arquero regalado, como decía el Flaco Menotti. El que ha jugado al fútbol sabe eso. Y lo que yo valoro es cómo un equipo hace para llegar a situaciones de gol teniendo la pelota; qué utiliza, cuáles son los criterios, qué hacen los jugadores, cómo aprovechan un contraataque… Eso sí son cosas del juego que hay que valorar. Pero si un equipo llega quince veces y no la mete, puede depender de un jugador en particular, o de un día… son cosas que no se pueden manejar.

PASIÓN: Siempre escuché que tu etapa en el Tenerife fue buenísima.
LATORRE: Una etapa divina. Me costó adaptarme a la isla, pero fue fabulosa en todos los aspectos.

PASIÓN: ¿Qué te dejaron Valdano y Cappa?
LATORRE: Mucho. Son tipos que saben de fútbol y que no te dicen las cuatro cosas, comunes sino que se esfuerzan en aportarle algo al jugador. En los entrenamientos, en el día a día, te enseñan a mejorar, te corrigen. Tienen ese don del profesor, que te lo dicen de una forma que lo entendés y además lo podés comprobar en la cancha. Yo creo mucho en eso. Creo  mucho en el técnico que mejora a sus jugadores. ¿Y cómo se hace eso? Dedicándole un tiempo a preparar los soldados para la guerra. Si no, no hay estrategia que aguante; si el lateral no sabe cerrar, si el nueve no sabe desmarcarse, si el extremo traslada mucho la pelota, si el diez tarda mucho tiempo en recibir y vos lo vas armando desde ese lugar, tenés un equipo que quiere tener una identidad, pero los soldados nunca te van a responder. Yo creo mucho en eso, en el trabajo de mejora del jugador.

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 PASIÓN: ¿El jugador de hoy día está mucho menos dispuesto a escuchar?
LATORRE: Sí, pero también creo que hay pocos maestros capaces de generarle esa curiosidad al jugador. El deseo de preguntar, de saber más. Yo tengo la teoría de que hay pocos entrenadores que saben de fútbol de verdad, más allá de las cuatro cosas que podamos saber todos en la escuela de técnicos.

PASIÓN: ¿Quién te parece a día de hoy un buen técnico?
LATORRE: Guardiola. (Suspira). Guardiola. Desde su lugar le da todas las respuestas a los jugadores para jugar mejor. Y además veo que esa forma de jugar bastante evidente y consecuente con su pensamiento, tiene muchos matices. Muchos. Siempre hay una evolución y una búsqueda permanente de solucionar los conflictos que le va presentando el fútbol. Desde los rivales, a los problemas con las lesiones, hasta el ambiente. Son cosas que maneja muy bien. Y que dentro de esa forma de jugar con los cuatro o cinco patrones de juego que tiene: defensa adelantada, presión sobre la pelota, extremos abiertos, circulación, pase…, él se distingue por mejorar a los jugadores, por ser un equipo cada vez con más variantes. Me parece el mejor.

PASIÓN: Inventarse a Lahm como mediocentro.
LATORRE: Yo creo que el primer paso para que el entrenador convenza a un jugador es que el jugador esté convencido de que el entrenador es un fenómeno. Y el entrenador es el que le ve cualidades, cosas por pulir. A Lahm, que es inteligentísimo para jugar al fútbol, Guardiola le hizo creer que podría ser muy buen jugador ahí, en el centro del campo, porque tiene buen control, buen toque de primera, gira bien, tiene una gran visión de la cancha…
PASIÓN: Saber cómo girar —y hacerlo rápido— cuando recibes la pelota. Una virtud muy poco valorada.
LATORRE: La clave es la colocación del cuerpo. Y luego elegir bien, que para eso tenés que ver muy bien el fútbol de frente y saber jugar sin pelota. Otro que lo hace muy bien es Alaba, que de hecho juega ahí en la selección austríaca.

PASIÓN: ¿Algún otro entrenador?
LATORRE: (Piensa). Me gustan cosas de Pellegrini, me gusta Wenger, pero el entrenador que cambió el fútbol fue Guardiola.

El comentarista dará paso al DT, “en dos años”, afirma Latorre (foto La Nación, Argentina).

PASIÓN: ¿Mourinho?
LATORRE: Me parece un personaje necesario para la rivalidad, y me parece también que les inyecta a los equipos un carecer competitivo muy grande, pero nunca he visto jugar bien al fútbol a un equipo de Mourinho. Ha ganado y se respeta, pero no admiro a esa clase de entrenadores. A mí me deslumbra el juego, que si bien consta de todo, cuando me transformo en espectador, me deslumbra otra cosa. Mourinho casi siempre reniega de la pelota, y es capaz de hacer jugar a Eto'o de lateral. Lo valoro, porque si Eto'o es capaz de jugar ahí es porque confía en el entrenador, pero no me pidas que lo admire porque no lo voy a admirar.

PASIÓN: “El futbolista hoy no es feliz”, declaraste hace un par de años.
LATORRE: Sobre todo aquí en Argentina, donde juega con mucha carga de estrés y de angustia. Cuando sale de este ambiente, si es capaz de vencer esa frontera que es el desarraigo, tiene todo para crecer.  
PASIÓN: Roberto Ayala, hace unos meses, me dijo que uno de los problemas del futbolista de hoy en día, es que no se siente especialmente interesado en el fútbol.
LATORRE: ¿Y qué hacemos entre todos para que les guste el fútbol? Es una continua destrucción del juego. Es ganar, ganar, o ganar. Solamente se valora el éxito. Y también hay una degradación cultural importante, donde el fútbol es un foco de polémica en la televisión, en la casa… No es por estar siempre despotricando, pero a nosotros nuestros padres y abuelos nos enseñaban a ser parte de esa cultura del juego, de escucharlo, de crecer aprendiendo historias. “Sí, bueno, ganaba, pero cuando el Beto Alonso paraba una pelota con el pecho estábamos toda una semana comentándolo…”, a ese tipo de cosas me refiero. Todo eso va construyendo una cultura nueva, un idioma futbolístico. Una cultura al fin y al cabo.
 
El futbolista hoy no es feliz, sobre todo aquí en Argentina, donde juega con mucha carga de estrés y de angustia. Cuando sale de este ambiente, si es capaz de vencer esa frontera que es el desarraigo, tiene todo para crecer.

PASIÓN
: Eso ya no existe. Menotti decía que, cuando se jugaba en la calle, muchas veces por plata, los más grandes te gritaban cosas que, con el tiempo ibas interiorizando. “Pibe, de espaldas a un toque” o “toco y me muevo”. Eso es cultura popular, como ir al teatro, o al cine los domingos.
LATORRE: No existen ya esos sabios que estaban en la calle o en un café. Eso era algo normal, te lo decía cualquiera. No tenías que ir a un especialista de fútbol para que te diga que de espaldas se juega a un toque, o que no gires con la pelota en los pies porque si vienen y te la anticipan es contraproducente para el equipo. Eso lo sabían. Todo eso construye una cultura que ya no está. Ahora se hablan de otros temas y bueno, estamos sobreviviendo en esa actualidad.

PASIÓN: ¿Te sientes cómodo comentando partidos? ¿Qué te genera el periodismo deportivo?
LATORRE: Sí, me gusta. Al principio se me miraba con recelo, como si estuviera ocupando un lugar que no me correspondía. Incorporé cosas que no tenía del periodismo, pero me adapté a un medio que hoy veo en su peor momento. Veo que hay un grado de irresponsabilidad total hoy en el periodista, donde le interesa mucho más armarse un personaje que estudiar, analizar o investigar. Hoy se dice una cosa y a la semana siguiente se dice la contraria, y todo ello con una vehemencia que asusta. Todo consiste en un discurso fácil para un público fácil. Un público que quiere todo ya, que no piensa.
PASIÓN: ¿Para cuándo el Diego entrenador?
LATORRE: En dos años, calculo.

PASIÓN: ¿No te asusta?
LATORRE: Sí. Salir de la zona de confort me asusta mucho. Salgo al descampado. Salgo a un lugar en el que voy a perder lo que tengo, pero siento que tengo que ser parte. Y sí, sé que van a estar esperando a que falle para matarme. A los que se nos acusa de románticos, de idealistas, de verseros, mucho más. Es duro, y yo el otro día lo decía por Twitter: que se ha ridiculizado tanto a los deportistas, que ahora hilvanas cuatro palabras y ya enseguida te tachan de filósofo. Hay un tipo de marginación que tiene la gente y que provoca una discriminación con la que es muy difícil convivir. Es como cuando ves a una rubia y dices, es hueca, tonta. No te encaja lo de rubia inteligente, brillante. Y si además esa rubia lleva tacos y conduce un Audi, es una puta. No asocias que pueda ser una empresaria exitosa que haga muy bien su trabajo. Pues en el fútbol es lo mismo. Si ves a un tipo que sabe hablar, ya es un versero. Y si además ese tipo no gana, es un mentiroso. En cambio, si el que pierde es un ignorante es, pobre, perdió, qué se le va a hacer. Se discrimina con mucha facilidad. 

PASIÓN: Bueno, los hay quienes critican a Guardiola, Cruyff…
LATORRE: Estúpidos ha habido siempre.


DIEGO SIMEONE. Para que no confundan a la afición, el Atlético es trabajo y contras.


Simeone: Entrenador de Atlético de madrid.“

El técnico apela a la historia tras las críticas recibidas por el mal juego desarrollado en Astana

LADISLAO J. MOÑINO Comunidad de Madrid 7 NOV 2015 -

Las fuertes críticas recibidas por el juego desarrollado con el Astana han generado una apelación de su entrenador al estilo histórico del Atlético. Muy convencido, Simeone exhortó en la rueda de prensa previa al partido con el Sporting un discurso autodefensivo que pareció tener preparado para la ocasión.


"Para los que no conocen lo que es el Atlético, es presión, contragolpe, esa es la historia, aquello que la quieran cambiar están yendo en contra de lo que fue el Atlético. Se puede jugar bien de distinta manera, algunos eligen jugar bien con más posesión, otros con contragolpes. Sobre todo para que a los hinchas no les confundan. El Atlético es esfuerzo, contagio, contragolpe, competir... Y a partir de eso el Atlético siempre tuvo éxito y nosotros no vamos a cambiar".

A Simeone se le criticó en Astana una alineación con pocos jugadores imaginativos ante un rival que principalmente ofrecía despliegue, orden y mucho físico.  "Que al equipo le faltara ambición es una opinión, para mí estuvo fantástico en La Coruña en el primer tiempo, en el segundo tiempo nos costó resolver el partido más allá de que no nos patearon al arco salvo la última de Fahir y la situación de gol. En Astana tuvimos tres o cuatro situaciones que no las pudimos resolver. Lo que cuenta es eso y tener en claro a qué se juega.

“Para los que se olvidaron un poco de lo que es el Atlético, es trabajo, contragolpe, ser fuerte y un equipo sólido, todas las veces que ha intentado cambiar esa situación no le ha ido bien", incidió el técnico.

Cada vez que ha recibido críticas, Simeone se ha escudado en las raíces del club. "Seguimos jugando de la misma manera, hay seis futbolistas que vienen jugando desde hace cuatro años, es difícil ser titular en este equipo. No se les ha regalado nada a esos seis que juegan a menudo".

El técnico volvió a apelar al esfuerzo que deben hacer los más talentosos. "La intención es potenciar la estructura por detrás de la historia.

 Diego Ribas tenía talento y se adaptó, Villa tenía talento y se adaptó, Adrián lo mismo. Siempre hemos jugado en los costados salvo en el caso de Raúl García, con futbolistas de talento.

Con esfuerzo y con trabajo, el trabajo más talento es la fórmula. Es muy difícil querer cambiar el estilo de un equipo en el que siguen jugando seis jugadores desde hace cuatro años. Que Koke juegue por dentro va a variar que el equipo pueda salir más rápido, sigo pensado que puede jugar ahí, pero Gabi está muy bien y como Gabi está muy bien y es importante Koke juega a la derecha o a la izquierda", explicó.

Simeone admitió que el equipo debe mejorar. "Somos los que más nos exigimos y los que estamos en los detalles para dar mejores sensaciones. En cuatro años y medio, con el equipo siempre compitiendo bien, se nos va a exigir y eso es bueno y saludable. Está claro que toda crítica que sea futbolística te hace mejorar".

En esa búsqueda está la de abastecer de más balones a los delanteros. "Tenemos que buscar encontrar más tanto a Jackson como a Fernando, abastecerlos más desde los costados, intentado que no salgan tanto fuera del área y que los encontremos antes con centros anteriores. Cuando vienen a jugar de espaldas se empiezan a alejar de la portería. Nunca fuimos un equipo de tener 20 situaciones de gol, con las cuatro o cinco que hemos tenido cuando hemos sido contundentes nos ha ido bien, si no, te alejas de lo mejor".


EMERY. LO MÍO ES LA RESILIENCIA.


Emery: Entrenador del Sevilla (España).

El entrenador del Sevilla vive momentos de zozobra en un equipo andaluz que recibe al Madrid en una discreta 11ª plaza y con dudas en su juego.

RAFAEL PINEDA Sevilla 8 NOV 2015 -

Según la RAE, la resiliencia es “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Así vive Unai Emery en el Sevilla. Después de ganar dos copas de la Liga Europa y meter al club andaluz en la Liga de Campeones, el vasco pasa por momentos de zozobra. Ahora llega el Madrid.

Pregunta: ¿Qué le pasa al Sevilla?
Respuesta: Llevo tres años aquí. Después de unos meses, en el verano de 2013, se fueron jugadores como Negredo o Navas y vinieron otros futbolistas para crecer en el club. En el verano de 2014 se marcharon Rakitic, Fazio o Alberto Moreno, y vinieron otros jugadores. Este verano ha pasado otra vez. Es una constante que he vivido desde entonces hasta hoy. Esa reconversión de la plantilla todos los años necesita un tiempo. Es un proceso que unas veces dura menos, como el año pasado, y otras más, como este, donde además tenemos la exigencia de la Liga de Campeones y una racha de lesionados que nos ha perjudicado mucho. Nuestro rendimiento en Liga está por hacer, sin duda. En la Champions es natural que el Manchester City y la Juventus estén por delante de nosotros.

P. ¿Fueron precipitados los análisis este verano acerca del potencial de la plantilla?
R. El potencial de esta plantilla es todavía una incógnita. Puede que lo veamos dentro de seis meses, después de un crecimiento. En eso tengo que trabajar yo, en hacer crecer a esta plantilla. Es un reto para mí y para todos. Por ahora, el potencial de esta plantilla es bajo, pero ya veremos dentro de unos meses. Ya lo veremos según los resultados que se ofrezcan.

P. Puede que algún día ese crecimiento no se produzca. La exigencia sube después de los éxitos y usted está siendo muy criticado por el entorno. El Sevilla es el 11.
R. Hay un concepto que yo utilizo mucho para mi interior que es el de la resiliencia.

“LO MÍO ES LA RESILIENCIA. LA VUELTA A LA NORMALIDAD”.

En el fútbol trabajas para vivir momentos altos, pero estos no llegan siempre. La resiliencia te lleva al equilibrio, a saber navegar en los malos momentos, a mantenerte sereno cuando te quieren sacar a hombros y también cuando te quieren aplastar. Llevamos tres años de éxitos, con dos títulos y una clasificación para la Liga de Campeones, y momentos de dificultades, como los de ahora, pero yo estoy sereno.

P. Por la resiliencia.
R. Sí, el equilibro. El objetivo de este Sevilla es estar en Europa todos los años. Nos ilusionamos con la Liga de Campeones, pero el objetivo es Europa. Ahora no estamos cumpliendo el objetivo.

Este verano he tenido grandes discusiones con Monchi, es algo que exige el crecimiento del Sevilla".

P. ¿En qué porcentaje ha influido usted en la confección de la plantilla?
R. Hay una línea de trabajo de mucha credibilidad que la marca Monchi, el director deportivo. Monchi tiene un reconocimiento mundial. Cuando yo llegué, la dirección deportiva pasaba por malos momentos. Entre todos salimos adelante. De 10 futbolistas que trae Monchi, casi todos salen buenos. El entrenador en el Sevilla no impone nada. Da su punto de vista. Hombre, hay momentos donde puedo conocer al jugador, caso de Banega o Rami.

P. ¿Tiene usted poder para decir no a un fichaje?
R. Sí. Monchi tiene en cuenta mis negativas a un posible fichaje como un condicionante muy importante. Podría decir que trabajamos en una sintonía alta.

P. ¿Es cierto que su relación no pasa ahora por su mejor momento?
R. Las altas exigencias requieren grandes discusiones para ser perfectos en lo que hagamos. Con Monchi ha ocurrido eso. En el momento en el que dejemos de trabajar juntos, Monchi y yo seremos grandes amigos.
Immobile necesita paciencia y Llorente ha estado lastrado por las lesiones; además, Gameiro estaba mejor".

P. ¿Cómo explica el mal rendimiento de Immobile y Llorente?
R. Gameiro y Bacca llegaron en un momento complicado del Sevilla. Bacca eclipsó a Gameiro. Ahora Gameiro ha eclipsado a Immobile y Llorente. Ciro (Immobile) viene a crecer. Es muy joven.

P. Pero ha costado 11 millones.
R. Jamás atenderé a una inversión por encima de lo deportivo y el rendimiento. Juega el que está mejor, el que mejor rinde. Si juega Gameiro es porque está ofreciendo un mejor rendimiento que los otros dos delanteros.

P. Volvamos a Ciro y Llorente.
R. Ciro necesita paciencia. La tuvimos con Gameiro. Está implicado y entrena para mejorar. Ahora deben rendir. Llorente reúne unas características diferentes. Es un jugador contrastado. Esperábamos más rendimiento inmediato de él, pero las lesiones no lo han dejado. Es un futbolista que necesita ritmo. Ahora, con la lesión de Gameiro, tendrá sus momentos.

P. ¿Siente que este año hay menos paciencia con usted?
R. Nunca pido paciencia para mí. Soy entrenador. Trabajo en la urgencia. La paciencia, si lo consideran oportuno, me la tienen que dar los dirigentes, pero yo no la pido. Yo trabajo y busco soluciones. Necesitamos un rendimiento constante. El problema este año es que la Liga de Campeones te exige ya y el rendimiento que estamos dando no es bueno. Como entrenador soy consciente de ser el centro de muchas ilusiones y, también, de muchas decepciones. Mi trabajo es mi mecanismo de defensa.

P. Le critican mucho los cambios que hace.
R. Ser entrenador conlleva la crítica. Lo que has hecho queda ahí. Yo renové con el reto de jugar una Supercopa de Europa que nos habíamos ganado disputarla, de jugar una Liga de Campeones con el Sevilla y de seguir creciendo con este club. No voy a renunciar a este reto.

P. Usted rechazó ofertas millonarias de Nápoles y West Ham.
R. Sí. Hubo gente que me recomendó irme, ya que era difícil conseguir más cosas con el Sevilla. Sé que el margen de crecimiento este año es corto en el Sevilla, pero sigo buscando nuevos techos, nuevos retos… Hemos acortado en dos años lo que era un proyecto de tres. Estamos jugando Liga de Campeones y eso es un crecimiento. Hay que disfrutarlo. Y vamos pelear por seguir en la Champions. Es mi reto. Como entrenador, siempre estoy expuesto a los resultados.

P. Y ahora, el Madrid. Una derrota lo dejaría muy tocado.}
R. Nunca pienso en las consecuencias de un partido. Disfruto de él, de un partido grande, en nuestra casa, ante nuestra afición. Pase lo que pase seguiremos caminando. Quiero ganar, pero me interesa sobre todo el camino para lograr el triunfo.

P. ¿Cuántos vídeos ha visto del Madrid?
R. Hasta el domingo veré unos 6 partidos enteros del Madrid. Luego, hay un estudio de vídeos de cómo es su estrategia, de selección de jugadas...

P. Saca resultados, pero es un líder que no enamora y tiene bajas.
R. Tiene orden, típico de Benítez. Eso es incuestionable, pero ese orden solo se sostiene ganando. Quiero decir con esto que a medida que vaya ganando más el Madrid irá mejorando en su juego. El Barcelona y el Madrid son los mejores equipos del mundo. Es una suerte competir ante ellos en esta Liga. Y hablando de bajas, nosotros también tenemos unas cuantas.

P. ¿Considera usted que Cristiano Ronaldo ha podido iniciar su declive deportivo? Quizás por una simple cuestión vital.
R. Este Madrid es más defensivo y Cristiano vive del gol. El Madrid sigue girando alrededor de él, pero también se construye desde otras partes. Creo que él mantiene el nivel de otros años. Con nosotros, además, casi siempre ha sido determinante. Creo que sigue marcando las diferencias.


lunes, 2 de noviembre de 2015

EL CEREBRO DEL FÚTBOL.



Inteligencia ejecutiva y emocional
Ana Pérez - 08/10/2012.

Hace unos meses, un fabricante de lubricantes de automóvil llevó a Cristiano Ronaldo a un centro de alto rendimiento en Madrid para detectar cuáles son las armas que le hacen tan especial. Además de sus capacidades físicas evidentes, también analizaron sus habilidades mentales. Le pusieron unas gafas de rastreo ocular que pretendían registrar dónde fija su atención CR7 cuando juega. El resultado fue impresionante. Su mirada hacía movimientos precisos desde el balón hasta la cintura del contrincante, adelantándose siempre al movimiento que iba a hacer. 

Según la psicóloga del deporte Zoe Wimhurst: “Si le preguntaras a él, no sabría decirte a dónde está mirando, porque todo está en su subconsciente. Él sabe dónde recoger la información que necesita para obtener los mejores resultados”. Muchas horas de entrenamiento y miles de partidos jugados se lo han enseñado, y lo hace inconscientemente, como cualquiera de nosotros es capaz de llegar al trabajo en coche sin pensar en qué marcha estamos metiendo. En la década de 1970, el neurólogo Benjamin Libet revolucionó la neurociencia al revelar que nuestro cerebro toma decisiones antes de que seamos conscientes de ellas. “Se trata de un mecanismo de supervivencia que desarrollamos tras años de competencia por subsistir y reproducirnos en un medio hostil”, asegura Manuel Martín-Loeches, neurocientífico del Instituto Carlos III de Madrid.

Más inteligentes
De hecho, según el propio Martín-Loeches los futbolistas de élite actuales no son más que el mayor exponente del cazador y guerrero con cerebro altamente preparado en que se ha convertido el Homo sapiens moderno. “Un partido de fútbol es nuestro equivalente actual a un campo de batalla primigenio o a la cacería en grupo de un antílope de la sabana, por lo que es normal que los jugadores demuestren tener unas capacidades físicas y mentales muy superiores para la actuación rápida y coordinada en un espacio amplio que contiene amigos, enemigos y objetivos que han de alcanzar”, asegura Martín-Loeches. 

Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo y publicado en la revista PLoS ONE en abril, que concluye: “Los futbolistas profesionales tienen más capacidades cognitivas que la media de la población. Y esta es aún mayor cuanto mayor es la categoría en la que juegan”.

Sus autores estudiaron las funciones vinculadas con el pensamiento y razonamiento abstractos de 83 futbolistas de distintas categorías de la Liga sueca. Entre las cosas que analizaron destacaban la anticipación visual, el reconocimiento de patrones, el cálculo de probabilidades en una situación, la creatividad y la toma de decisiones estratégicas. En todas estas habilidades, los futbolistas obtuvieron mejores resultados que el común de los mortales, pero sobre todo sobresalieron en la función cerebral ejecutiva; es decir, aquella que implica una buena capacidad mental para solucionar problemas inmediatos de forma creativa y llevar a cabo varias tareas a la vez, así como la memoria precisa para recordar información almacenada en el pasado y aplicarla en el presente.

De hecho, según André Roca, investigador del Research Institute for Sport and Exercise Sciences de la Universidad John Moores de Liverpool: “Estas habilidades de inteligencia en el juego son las que dan al futbolista una ventaja para adivinar los movimientos del contrincante y adelantarse en el juego. Y también son la clave que diferencia a un buen jugador de una estrella. Es el caso de Messi, por ejemplo, que tiene una capacidad extraordinaria para adivinar cuál es la mejor decisión, gracias a su gran capacidad para leer el juego y concentrarse solo en la información relevante”. Pero ¿con estas capacidades se nace o se tienen que adquirir?Para saberlo, Roca ha evaluado estas habilidades, las relativas a la anticipación y la toma de decisiones, en jugadores de fútbol con diferentes niveles de entrenamiento durante su infancia y adolescencia.

¿El resultado? “Nuestra conclusión es que el entrenamiento intensivo, como el de los niños que juegan al fútbol en la calle a diario entre los 6 y los 12 años, es clave para desarrollar este tipo de inteligencia para el juego en un futuro”, afirma Roca. Y la biografía de algunos de los mejores jugadores del mundo, como el propio Messi, Pelé y CR7, demuestra que esto es así.  
Por otro lado, en los últimos tiempos el trabajo de los neurocientíficos ha concluido que muchas de las decisiones que tomamos de forma inconsciente proceden de las emociones. “El sistema cerebral que las procesa reacciona rápidamente ante los estímulos mucho antes incluso de que seamos conscientes de ellos. La sensación emocional resultante nos pondría en guardia inmediatamente para actuar: huir o atacar”, termina Martín-Loeches.
A menudo, cuando hablamos de emociones se piensa que se trata de algo impulsivo que no requiere de conocimientos ni de lógica. Y esto no es así. Las emociones también pueden ser educadas y entrenadas. Y aquí es donde los psicólogos deportivos, cada vez con más presencia en el fútbol de élite, tienen mucho que aportar.

Jugadores en el diván
Patricia Ramírez, psicóloga deportiva del Real Betis, lo explica muy bien: “Nuestro trabajo consiste en controlar las variables psicológicas que afectan al rendimiento deportivo. La concentración, atención, toma de decisiones, el estilo cognitivo, el manejo de la suerte, la atribución de responsabilidad, manejar la ansiedad competitiva, etc. Todo esto puede incrementar o disminuir la eficacia en el terreno de juego. Tener estas variables bajo control es tan importante como estar bien alimentado y físicamente entrenado”.  

En el caso del Betis, su intervención fue especialmente señalada como uno de los secretos de la buena temporada que hicieron para conseguir de nuevo el ascenso a primera. De hecho, su cara se ha hecho popular entre los aficionados al fútbol porque los jugadores le han dedicado algunos tantos esta temporada.
Una de las situaciones en la que parece más difícil mantener la concentración es cuando un equipo se enfrenta a un partido decisivo, como los que tendrá que afrontar la selección española en esta Eurocopa. Para estos momentos, Ramírez recomienda aprender a manejar la presión: “Necesitamos saber controlar los niveles de activación, tanto por exceso como por defecto. Cada jugador tiene un nivel de actividad en el que es eficaz. Existen técnicas para incrementar la activación (autoinstrucciones, dinámicas de grupo, la misma música en un volumen alto, visualización, etc.) y otras que la disminuyen y controlan los niveles de ansiedad, como la respiración, la relajación y la manera de hablarnos a nosotros mismos”.

En cuanto al eterno debate sobre la inteligencia de un futbolista de élite, Ramírez apunta: “Es poco acertado asegurar que los jugadores de fútbol son poco inteligentes porque no tienen estudios académicos. Hay una inteligencia para las matemáticas y otra relacionada con el talento para el deporte. Los futbolistas la manifiestan en cómo se anticipan, cómo entienden las reglas y el juego. Para jugar a ciertos niveles hay que tener un talento sobrenatural, entrenarlo de forma profesional y tener la cabeza muy bien amueblada para ser capaz de sacarle el máximo rendimiento y entender lo que el grupo y el entrenador esperan de ti”.

Rafa Benítez, entrenador con muchos títulos en su haber, incluida una Champions League con el Liverpool, asegura: “Para ser un jugador de élite hay que contar con la personalidad suficiente para desenvolverse en situaciones cambiantes, estresantes y muchas veces difíciles de controlar. Cuanto mejor te adaptes a todas esas circunstancias, más tiempo puedes permanecer en un gran equipo de élite”.

Si a cualquiera de nosotros nos preguntaran (lo he comprobado) por los jugadores más inteligentes que conocemos, seguro que coincidiríamos en citar a quienes juegan en el centro del campo, y los Xavis (Alonso y Hernández) se llevarían la palma. ¿Por qué? “Esto se debe a que son los encargados de analizar lo que pasa y encontrar soluciones a los problemas en una zona con muchos rivales y muy poco espacio. Tienen jugadores del equipo contrario a su alrededor y no saben lo que pasará, cuál será la siguiente secuencia.

Por eso, los buenos son los que tienen la capacidad de acertar en la toma de decisiones rápidas, decididas, y eso, lógicamente, no está al alcance de cualquier futbolista. De ahí que se considere a algunos más valiosos en según qué tipo de misiones; aunque todas son muy importantes, pues se trata de un juego de equipo”, aclara Benítez.

Todos a una
Antes de la final de la Europa League, Marca entrevistó al que ha sido una de las revelaciones de la liga, el brasileño Diego Ribas, quien afirmaba: “Cuando el resultado colectivo es bueno, los jugadores tienen un gran rendimiento individual. Y esto es lo que ha pasado conmigo”. Efectivamente, el fútbol no es solo la suma de buenos jugadoresEn el equipo es donde reside la inteligencia definitiva, la colectiva. Es precisamente el entrenador el que hace las veces de su director de orquesta. Vicente del Bosque en nuestra selección, Josep Guardiola y sus últimas temporadas, José Mourinho y sus éxitos dentro y fuera del Madrid, y la excelente temporada de Marcelo Bielsa en el Athletic, son algunos ejemplos de entrenadores con excelentes resultados y formas distintas de hacer las cosas.

Según afirma el neurocientífico Antonio Damasio en el documental Fútbol, Inteligencia colectiva: “Cada jugador debe tener una idea de cómo funciona el conjunto, y un buen entrenador deberá saber transmitir esta idea general para que el jugador sepa dónde encaja, cuál es su contribución y qué relación tiene con aquellos con quienes interactúa”.

Para Damasio, encajar en el mecanismo general es muy importante para poder compartir también las emociones colectivas de las que, según este neurólogo, nace la creatividad en un equipo. Solo hay que observar la armonía y la belleza del juego de nuestra selección para saber que esto es así. Esperamos poder disfrutar mucho tiempo de ella. 
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