Entrenamiento cognitivo: cuando el cerebro juega
29 de octubre de 2017 • entrenamiento cognitivo
• Futbol
El entrenamiento cognitivo está cada vez más instalado entre
los deportistas de alto rendimiento. Qué es y para qué sirve.
Cabecear a ciegas, resolver crucigramas en medio de un
circuito de piques, picar simultáneamente una pelota de básquet y otra de tenis...
No son juegos, sino ejercicios que cada vez más forman parte de la rutina de
los deportistas de elite. Es que desde hace un buen tiempo, en el alto
rendimiento, el entrenamiento dejó de ser un mero acondicionamiento físico,
técnico y mental. Hoy, cada aspecto de un atleta puede ser optimizado para
llegar a su máximo potencial. Y la “vedete” es la neurociencia, una disciplina
con creciente inserción en el deporte en los últimos años.
¿De qué se trata? El objetivo de aplicar ejercicios
cognitivos es estimular y aumentar las capacidades del cerebro como la memoria,
la percepción, la representación y la capacidad auditiva. La meta es, entre
otras cosas, la toma de decisiones en el campo de juego.
La neurociencia aplicada al deporte permite saber qué ocurre
en el cerebro cuando, por ejemplo, se ejecuta una acción (un salto en básquet),
actúa un determinado grupo muscular o cuando aparece el miedo escénico. Permite
también comprender la incidencia que pueden tener en el deportista de elite
factores como el cansancio, la sed, el temor, la motivación, la tristeza o la
alegría.
El profesor de Educación Física de Córdoba Mario Di
Santo, uno de los pioneros en la región, sostiene que la estimulación cerebral
no es sólo para aumentar el rendimiento, sino también para mejorar la postura,
prevenir lesiones y corregir falencias técnicas.
“Entendemos que el sistema nervioso no es patrimonio
exclusivo de psiquiatras o psicólogos. Los profesores de educación física
podemos estudiar el cerebro y extraer consecuencias prácticas para mejorar
funciones cognitivas llevadas el plano del rendimiento deportivo”, dice Di
Santo, quien se desempeña en el alto rendimiento con jugadores de Talleres y de
Atenas, además de decenas de deportistas de otras disciplinas.
“La capacidad cognitiva es ‘entrenable’ –afirma–. El
deportista muy rápidamente adquiere, perfecciona y estabiliza. Su cerebro
podría entrar en una suerte de zona de confort a menos que haya un permanente
desafío de variabilidad y de nuevos aprendizajes, nuevos retos motores. No
podemos entrenar más fácil y menos complejo que lo que realmente sucede en el
campo de juego. Los jugadores de fútbol, rugby o básquet, tienen que saltar,
girar, correr, resolver con la presión del tiempo, con factores emocionales,
con dolores y lesiones. Por eso, nunca el ámbito del entrenamiento puede ser
más fácil”.
Según el profesional, mediante ejercicios, un deportista
puede aumentar la capacidad de su cerebro. “Mejorar depende de las condiciones
genéticas y de las estimulaciones tempranas que haya habido su vida. Si bien
todos venimos condicionados, la ‘entrenabilidad’ es significativa. El juego
mismo la desarrolla”, apunta.
Usar bien la cabeza
El biólogo Estanislao Bachrach reconocido tanto por sus
libros como por sus conferencias, sostiene que, antes que cualquier cualidad
atlética, es el cerebro el que le posibilita a una persona patear una pelota o
golpearla con una raqueta.
“Utilizamos neuronas. La mente no es el cerebro. El
cerebro son neuronas y cables. Se puede tocar y medir. Es materia. En cambio,
la mente no es materia, no se puede tocar. Son pensamientos y emociones. ¿Dónde
está la mente? En el cerebro. No sentimos porque tenemos corazón, sino porque
tenemos cerebro”, dice en una de sus charlas más populares en YouTube.
Para el profesional, decirle a un jugador “no podés hacerlo”
es limitarlo para siempre. “Cuando a tu cerebro le decís ‘no lo hagas’, es la
frase más feliz que puede escuchar porque no tiene que esforzarse. Si creés que
no tenés el talento, el cerebro no te va a ayudar. El jugador profesional se la
cree en el buen sentido. Quiere probar, intentar. Piensa: ‘¿por qué a él le
sale en dos entrenamientos y a mí no?’. Si el entrenador lo limita, chau,
murió. Debe estimularlo a creer que puede”, agrega.
Según Bachrach, el impedimento de cualquier deportista de
realizar una acción no es una cuestión técnica, sino cerebral. “El cerebro
decide qué podes y qué no. Después viene el talento. ¿Qué es el talento?
Aquello que la ciencia no puede explicar”, dice.
Jugadores inteligentes
Diego Maradona o el propio Lionel Messi calzan como un
guante en el modelo de jugador “inteligente” por naturaleza. Di Santo ensaya
una explicación sobre el talento del crack surgido en Villa
Fiorito. “Es un caso fantástico. Probablemente, a Diego lo ayudó una
estimulación en condiciones adversas en edades tempranas. Quizás, quedarse
jugando al fútbol sin luz diurna y esquivando pozos le permitió desarrollarse
más. Pero no son los únicos factores que contribuyeron a que el producto final
sea el de la excelencia de Diego Maradona. Por eso digo que si un nene va a una
escuelita de fútbol y alguien decide por él inhibe su toma de decisiones. En el
potrero pasa lo contrario”, cierra.
El texto original de este artículo fue publicado el
29/10/2017 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición pdf para
leerlo igual que en el papel.
Por Joaquin Aguirre/Entrenamiento cognitivo: cuando el cerebro juega
29 de octubre de 2017 • entrenamiento cognitivo
No hay comentarios:
Publicar un comentario