miércoles, 14 de enero de 2015

PEP GUARDIOLA. CHARLA TÉCNICA



EL ENTRENADOR ESPAÑOL ABRIÓ CON GENEROSIDAD SU CABEZA PARA ENTREGAR RIQUÍSIMAS VIVENCIAS Y CONCEPTOS.
Nota/ El Gráfico.

Que no por casualidad son la síntesis perfecta de su pensamiento futbolero, Menotti y Bielsa: control de pelota, pase corto, triangulación, ataque sostenido, presión alta y achique hacia adelante por un lado; obsesión por el detalle, análisis exhaustivo del rival e intención por minimizar el azar a través del ensayo repetido de situaciones, por el otro.

"¿Por qué nos hicimos futbolistas? Pues para pegar una patada al balón (hace el movimiento con la pierna). Luego, viene todo lo demás. Para ser entrenador, las cosas que me motivaron y siguen siendo el motor de este oficio fantástico, maravilloso, son: la táctica y el tratar de convencer a los jugadores. No sabéis la fascinación que es intentar transmitir eso que tenéis en tu cabeza, teléfono por ahí (ante un ring no domesticado), para intentar convencerles”.
(El tic del chiste de entrecasa lo repitió con frecuencia, poniéndose a la altura del público, como si fuera uno más).
PEP GUARDIOLA/ CARICATURA DE GONZA rODRÍGUEZ.


"Siempre he pensado que todos los chicos se hicieron futbolistas por el contacto con el balón. Tenemos el deber de nunca olvidar esto. Cuando jugaba en el barrio, yo quería el balón y luego atacar, y cuando me lo robaban, me molestaba. En esto sí soy muy egoísta, el balón lo quiero para mí, y si el contrario lo tiene, no le espero, se lo voy a quitar, que sepa que se lo voy a quitar, que voy a por él. Mis equipos son un reflejo. El balón lo quiero para mí, no espero que me lo entreguen, no espero el error, quiero provocar el error e ir a buscarles. Como entrenador, yo vivo más tranquilo cuando juego en el campo contrario que cuando lo hago en mi campo. Cuando estoy más cerca de mi portería tengo más miedo que cuando me acerco a la contraria”.

"Al final de mi carrera, estaba un día en casa, en Roma, viendo la televisión, con el mando a distancia en una mano y con la otra mejor no os lo digo, viendo y cambiando los canales de televisión sin ninguna intención más que pasar el tiempo, esas cosas que todos los intelectuales hacemos, y de repente me quedé con una entrevista. Era un señor que hablaba en italiano, pero no como un italiano (imita como hablaba). Ahí me dije: ‘Este no es italiano’, y como vosotros estáis en todos lados, evidentemente era argentino (risas). Era Julio Velasco, el entrenador del mítico equipo de la selección italiana de vóley, con la que ganó todo. Me quedé fascinado con las cosas que dijo y por cómo lo dijo. Y pensé: ‘A este tío lo tengo que ver’. Tenía tiempo, porque yo no jugaba nunca en Roma, y empecé a mover mis hilos para conseguir el teléfono, pero una vez que lo tuve en mis manos, me decía: ¿lo llamo o no lo llamo? Al final me decidí. ‘Señor Velasco, soy Pep Guardiola, me encantaría juntarme con usted a comer’. Y nos juntamos, del mismo modo que luego lo hice con Marcelo y con César. La gente del deporte tiene esas virtudes, que transmiten, que te regalan. Cuando entrenaba al Barcelona venían muchos a verme, y gente cercana me preguntaba ‘¿Por qué los recibes?’. Y les contestaba: ‘Hay que recibirles, a mí me han dado cosas, las ideas son de todo el mundo, joder’. Yo he robado lo máximo posible (risas)”.

"De todas las cosas que Velasco me dijo, hubo una que me quedó grabada: "LA CLAVE DE TODO ES SABER TOCAR LA TECLA". Y me explicó: ‘Yo tengo jugadores a los que les encantan que les hable de táctica, 4 o 5 horas del bloqueo y tal y tal; pero hay otro al que después del minuto no le hables más porque no le interesa. A unos les encanta que les hables delante del grupo y hay otros a los que mejor llévatelos a tu despacho y diles lo que le tengas que decir’. ESA ES LA CLAVE DE TODO Y HAY QUE ENCONTRARLA, PORQUE NO ESTÁ EN NINGÚN LIBRO. ES QUE ES INTRANSFERIBLE, POR ESO ES TAN HERMOSO NUESTRO OFICIO".

"Cuando estaba en Barcelona y aún no había subido al primer equipo, Johan Cruyff entrenaba a Txiki Begiristain, que posteriormente fue la persona que me dio la oportunidad de dirigir al segundo equipo de Barcelona. Un domingo, después de un partido, Cruyff le dijo a Txiki: ‘Hasta el jueves no vuelvas’. Txiki le contestó que al día siguiente había entreno. ‘¡Hasta el jueves no vuelvas!’, le repitió. Txiki le obedeció y volvió el jueves, jugó el domingo y metió tres goles. No es que Cruyff le iba a decir lo mismo a otro y el domingo metía tres goles, porque estas cosas son íntimas. Aprovecho este ejemplo para ilustrar un poco el concepto de la tecla de Julio Velasco”.


 Como DT ganó 15 torneos de 20 disputados.
"En mi primer año como entrenador, tenía un jugador al que necesitaba mucho, un jugador de nivel top, que no estaba jugando mal pero tampoco lo hacía bien. Me acordé de Velasco y acabado el entreno le dije: ‘Cuando termines de ducharte, sube a mi despacho’. Subió y le dije: ‘A las 7 te espero en el bar del hotel no sé cuánto’. Tomamos algo y hablamos. Sin nada preparado, conversamos de su familia y de la mía, nada de táctica, después pagué como buen señor que soy, y nos fuimos pa’ casa. Al día siguiente, ganamos 4-0 y metió tres goles. Vino después al despacho y me dijo: ‘Gracias, Míster’. Le contesté: ‘No, los goles los ha metido tú’. Es la tecla. Yo sabía que después de la charla haría un buen partido, lo sabía”.

"Ahora, ustedes dirán: ‘Este tío es un fenómeno, todas las teclas que toca, las clava’. Pero no. Recuerdo también una semifinal de Champions que habíamos perdido en la ida. La prensa especulaba con quiénes serían los centrales, aunque yo tenía clarísimo quién iba a jugar. Después de un entreno me acerqué a uno de los centrales en persona, uno de esos valientes que van al frente, y le dije: ‘Estoy dudando mucho quién va a jugar mañana’. Luego lo puse. Nos eliminaron y al cabo de un mes, este defensor me dijo: ‘Aquella vez me hundiste. Yo me comía el mundo pero vienes y me dices eso, me hundiste’. La cagué. Así es la tecla: un tío metió tres goles y al otro lo hundí”.

"La tarea más difícil de un técnico, sea de fútbol o hockey, ES QUE TRATAS CON PERSONAS. Y todas estas personas quieren una sola cosa: jugar. Me lo enseñó Paco Seirulo, que es un sabio, una persona que he conocido a mis 15 años, cuando yo tenía un cuerpo más pequeño que hoy y empezaba a ir al gimnasio a ver si cogía un poco de kilos. Lo conozco de una vida, he trabajado con él en el juvenil del Barcelona. Y tiene una gran virtud: dice que la preparación física no sirve para nada. ¡Y es preparador físico!. El me hizo ver que una de las grandes virtudes de los jugadores es que cuando están jodidos te lo hacen notar, es decir: están enfadados para que sepas que están enfadados, no por otra cosa. ‘Ahora le voy a enseñar al Míster que estoy enfadado’. Esto pasa muy a menudo con los que no juegan. Pues una vez un chico estaba entrenando mal, y nos pusimos a discutir, que no podía entrenar así. Y Paco me dijo: ‘No es que este chico está molesto contigo porque mañana los periodistas no le entrevistarán, es simple, está molesto porque no le quieres, está molesto porque ayer querías más al otro que a él’. Y tratar eso es la cosa más difícil de ser entrenador. Hay otra manera: no implicarse emocionalmente. Hacer el entreno, dar la formación y de ahí irte a tu casa, pero yo siento que los seres humanos, como todos los animales, necesitamos de acercamientos, de tocarnos, en buenos y malos momentos. YO NECESITO LA PIEL, NECESITO ABRAZARLES Y EXPLICARLES, NECESITO CONVENCERLES, NO HAY COSA MÁS MARAVILLOSA QUE INTENTAR METERLES TUS IDEAS EN LA CABEZA DE TUS JUGADORES".

"Los jugadores que no juegan quieren que pierdas. Es así. ¿Arriba me oís? ¿No? Bueno, empiezo otra vez… Esas frases que dicen ‘vamos todos juntos a luchar, venga’ está muy bien para la foto, pero no hay nada. Yo he intentado que la idea les una”.

"La línea de banda es el mejor defensor”.

"Al área contraria se llega y no se está; y en tu área defensiva hay que estar y no llegar”.

"Yo no soy mejor entrenador que cualquiera de los que hay en este país, créanme, no lo digo por falsa modestia, lo siento así.  LO QUE SÉ LO HE APRENDIDO, ME LO HAN ENSEÑADO, LO HE OBSERVADO, LO HE SENTIDO y eso es lo que he intentado meterles en la cabeza a esta gente hasta que las sientan suyas. No es ‘chicos, hay que hacer esto’. No. Hay que hacer esto y argumentarles por qué lo hacemos para que lo sientan propio. Como jugador, lo que me daba más pánico era ir a jugar un partido sin saber qué iba a pasar, qué me iba a hacer el contrario. He intentado, desde el primer día que me metí en el filial del Barcelona, ¡donde estaba a-co-jonado! decirles siempre frente a un partido: ‘Señores, hoy va a pasar esto; y si hacemos esto, vamos a ganar el partido’. Evidentemente hemos ganado y hemos perdido, como todo el mundo, no soy en esto diferente a nadie”.

"En Barcelona había un personaje llamado Charles Rexach, que ha sido segundo de Cruyff, una persona muy influyente en mi idea de ver el fútbol. No digo que esta es la buena, eso sí, ¡agárrenlo por favor! Eso sí que no lo soportaría: todo vale en el fútbol, todo, se gana de mil maneras, se puede convencer de mil maneras y todas son cojonudas. Lo único, que cada uno haga la suya. No puedes hacer ‘copiar y pegar’. En cualquier cosa de la vida. No es ‘voy a jugar porque Pep tal y tal’. No. Si no la sentís, pues la meteréis, la meteréis (la pata). Ahora, si la sentís como propia, hacedlo. Ser auténticos, esa es la que vale”.

"Rexach me contó que siendo jugador tenía un entrenador que le decía una cosa y que al año siguiente venía otro que le decía todo lo contrario. Se volvió loco. Esto pasó en el Barcelona durante muchos años. Vino Udo Lattek, un alemán, y se jugaba de tal manera, luego llegó Menotti y cambió todo, enseguida Terry Venables, un inglés que era el día y la noche con Menotti y luego vino la persona que entiendo es la más influyente de los últimos 25 años del Fútbol Club Barcelona, la persona que sin él esto tan impresionante no se hubiera dado y yo no estaría hoy aquí. La más influyente porque no visualizo a este Barcelona sin su llegada”.

"Algunas frases que he escuchado, no las creo. ‘Hay que correr poco, el que debe correr es el balón’, por ejemplo. NO: AQUÍ HAY QUE CORRER MUCHO. Yo soy un poco menos romántico de lo que a muchos les parece”.

"Con Cruyff aprendimos que cuando ganábamos nos felicitaban, pero al día siguiente nos explicaban el por qué carajo habíamos ganado. Y si perdíamos, estábamos más tristes, pero nos explicaban por qué habíamos perdido. Y mientras crecía, decía: esto me gusta”.


"Nadie es capaz de controlar enteramente el fútbol, porque es el juego más difícil del mundo. Primero, porque se juega con los pies, y aquí para tocar a las señoras se usan las manos, no los pies. Es el más abierto, el más indescifrable, pero que me dieran la oportunidad de entenderlo poco a poco es un lujo. Yo agarré de todo. De Barcelona me fui a Italia y agarré cosas; y luego me fui a México. Y de allí me fui a Qatar, y bueno, ahí… mejoré el swing (movimiento de golfista). Luego metí todo en una trituradora, hice el mix y las cosas se quedaron en mi cabeza. Y esas me pertenecen. En Barcelona robé, robé y robé; me fui a México robé, y si quieren robar de mí, róbenme, porque al final se juega para la gente, el juego es de los jugadores, la gente va a verlos a ellos, no a nosotros. Y robé y robé”. 

Con 27 años ya sabía que quería entrenar en el futuro. Miraba partidos y decía: ‘Hoy podríamos hacer esto y lo otro’, el entrenador daba la charla y yo decía ‘estoy de acuerdo con esto y con esto otro, no’, ya empezaba a pensar como entrenador, pero luego intenté alargar lo máximo posible ser futbolista, que es un placer único e irrepetible”.

"Desde mi lugar dije: ‘De esta manera voy a tratar de convencerles’. Y ese es el placer mayor que tengo, que a través de la táctica y de entender qué hacen los rivales, ver qué puedes hacer tú para convencer a los tuyos. Al final, yo soy entrenador por el juego, por meterle al jugador: ‘Hoy va a pasar esto, esto y esto’. Luego, muchísimas veces no pasa, pero el placer de sentarme delante de un partido, ver al oponente, y mientras tanto imaginarte lo que vamos a hacer nosotros es lo que le da sentido a mi profesión. Es el mejor momento. Como futbolista, cuando le daba a la pelota; ahora es cuando imagino que podríamos hacer para ganar un partido”.

"Soy un fan de la salida de atrás. Me gustan mucho las cuestiones defensivas de los de arriba y las transiciones intermedias”.


"En México fui entrenado por una de las personas que más me ha ayudado a entender el juego, que es Juan Manuel Lillo”.
"Hay una razón que había escuchado: los buenos, para mí, tienen que jugar en el medio. Cuanto más buenos futbolistas tengas en el medio, más puedes pasarte el balón. Por eso hemos cambiado a Messi del costado derecho al centro. Cuando tienes uno más en el medio siempre tienes más control para atacar y para defender. Otros dirán: ‘esto no sirve para nada’, y pueden tener toda la razón del mundo. Yo, con todo el mix que hice en mi cabeza me lo acabé de creer: encontrar superioridad a través de cosas simples, como es pasar el balón, que es la idea básica con la cual nos hicimos futbolistas desde pequeñitos”.

"Esto se hace con mucho esfuerzo, con mucho, mucho amor por este oficio, por el fútbol, por el juego en sí, y tengo un agradecimiento a toda la gente que me ha ayudado a entender esto, luego yo le pongo lo mío. Chicos, sean generosos, porque al final esto es en beneficio de este maravilloso juego que tanto disfrutamos y ojalá que los jugadores que he tenido la gran suerte de entrenar sean nuestros sucesores y puedan entrenar y dignificar este maravilloso juego”.

"No hay entrenador en el mundo al que le guste este juego y no trabaje, no creo que yo trabaje más que otros, pero no pensemos que los éxitos son directamente proporcionales a lo que uno hace. Y esto al final tampoco es trabajo, te gusta tanto que por eso lo haces”.

"LO QUE ME HE CREÍDO DE VERDAD, LO HE APLICADO Y, SI NO ME LO CREÍA, NO LO HE APLICADO, PORQUE LAS COSAS EN EL FÚTBOL O SE SIENTEN O NO HAY LIBRO POSIBLE QUE TE LO PUEDA ENSEÑAR".

"Masche es otra cosa cojonuda. A veces te llevas desilusiones con jugadores, son desilusiones entendibles porque ellos quieren jugar y tú no les metes. Por otro lado conoces gente que vale la pena. Yo tenía dudas en fichar a Masche, porque tenía a Keita y a Busquets, y con Tito (Vilanova) decíamos: ‘Es el capitán de la Selección Argentina, va a venir aquí y si no juega...’. Pero Masche es de otro espesor humano, como futbolista es fantástico y aparte es un sol, un sol de niño”.

"A mí me gustan los extremos que juegan de lateral, y me gustan mucho los mediocentros que pueden jugar de central. Para ser central necesitas más facultades que de mediocentro, porque debes mirar para atrás y Masche tiene esas facultades, esa tensión, esa voluntad de escuchar. Me apuesto lo que queráis que este será técnico, fija”.

"Hay muchos trabajos en el fútbol, pero al final son seis o siete normas, todo se produce en torno a esto, entonces hay que recordarles y que no se olviden. Fallar, fallamos todos, pero correr, esforzarnos, nadie se puede estaquear; los que se estaquean, se quedan afuera. Si hay 10 que corren y uno no, ese se sale solo”.

"No son tontos los futbolistas, son gente preparadísima, una gente que tiene la capacidad de jugar a un deporte tan difícil tiene que ser inteligente por narices. Hay que tratarlos como muy, muy inteligentes y capaces, e intuitivos, tienen todas las virtudes. Y hay que prepararse para las dudas que tengan y darles soluciones”.

"Minutos antes de terminar el primer tiempo me pongo a pensar qué he visto, qué se puede cambiar, luego hablo con mi gente. Tito ha sido una ayuda inmensa para mí. Hay que hacerlo rápido, la charla ahí es muy corta, indicaciones del tipo ‘nos estamos metiendo de prisa arriba’ o ‘hay que salir más por izquierda que por derecha’, lo que puedas”.

"La táctica se las doy a los futbolistas para que nos lleguen poco y encontrar posibilidades de pase para que en los últimos metros la gente de mayor desequilibrio haga el resto. La táctica es: mejor estar aquí, mejor defender allá, por derecha tendremos mucho espacio porque su extremo es un geta y no corre para atrás. LA TÁCTICA ES ENTONCES QUE HACEN ELLOS Y, A PARTIR DE AHÍ ADAPTARTE A LOS JUGADORES QUE TIENES". 


"Con Arrigo (Sacchi) coincido en casi todo. Fue un innovador, su equipo, un espectáculo. Al final nos queda la idea, LO ÚNICO QUE VALE LA PENA ES LA CONVICCIÓN DE TENER UNA IDEA CLARA DE DÓNDE AGARRARTE. Los jugadores no son tontos: si te ven dudar, te lo pillan al instante; y si a veces no lo tienes claro, no les hables, vete a tu casa y al otro día, cuando lo tienes claro, les hablas. Son intuición pura los futbolistas, huelen la sangre, cuando te ven débil, te clavan la espada”.

"Busco que las charlas técnicas sean lo más cortas posible. Hay días que duran 3 minutos y otras 25, no me pregunten por qué, quizás porque sientes que ese día tiene que ser corta, porque llevamos muchos partidos seguidos, porque vienes de muchas cuestiones tácticas”.

"La primera vez que vi a Leo (Messi) fue en una tienda de Nike, estaba con su padre. Lo saludé, él con su peculiar timidez. Yo no lo había visto nunca jugar, pero Tito me había dicho: ‘Tengo a uno que la rompe’. Luego lo vi y tenía razón, pero vamos, creo que fue Marcelo el que me dijo: ‘A los muy buenos jugadores los vemos todos, a los malos también los vemos todos, hay que encontrar a ese que no piensas’. Tito la clavó, pero a Messi lo veía hasta un ciego”.

"Leo agarró muy rápido el cambio de posición de la derecha al centro del ataque. Y si le pones de lateral izquierdo también lo agarra rápido. Leo es el mejor defensor que hay; cuando quiere quitar el balón, dice: voy a quitarte el balón, y te mata”.

"Nosotros hemos ganado mucho en el Barcelona, pero lo cierto es que no hubiéramos ganado tanto sin Leo. Tú puedes controlar todo esto, pero llega un balón, y él rodeado de cuatro la mete en la esquina, ¡ya me dirán qué influencia tengo yo en todo eso!”.

"Definitivamente no he visto a uno igual a Leo. Es que los padres lo hicieron bueno. Yo soy contemporáneo de Maradona, es el ídolo de mi infancia, le veía jugar y… no me hagáis la pregunta tan original de quién es el mejor y tal cosa, siento que he tenido el gran honor y privilegio de coger una generación única y de haberlo entrenado a Messi”.

"Que uno tome la decisión de dejar un club es mejor que cuando otros la toman por ti. Yo fui feliz en el Barcelona. Sin dudas que si no eres una buena persona, no ganas nada. Puedes ganar algo particular, pero no más. En el Barcelona tuve a grandes personas. Los jugadores que dirigí aman lo que hacen. Nunca perdieron la pasión que llevan desde niños. Nos fue bien porque dirigí a los profesionales más amateurs que conocí, pero es una etapa terminada. Uno nace, crece, se casa, tiene hijos y se hace mayor. Eso se acabó”.

"Yo no juego a la Play pero mi hijo sí, y le dije que el Messi de la Play jamás superará al real”.
Por Diego Borinsky. Ilustración: Gonza Rodríguez. 

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