viernes, 2 de enero de 2015

LÍNEAS DE PASE, DOS TOQUES...



...BÚSQUEDA DEL TERCER HOMBRE, CAMBIOS DE ORIENTACIÓN DEL JUEGO.
por Daniel Guindos López


Actualmente estamos envueltos en una corriente metodológica de carácter mecanicista, donde el entrenador, o pedagogo, opta por dar las soluciones al jugador o alumno de carácter lineal, y con una solución que tiene preconcebida en su pensamiento sin haber interpretado el ambiente externo al que nos enfrentamos.

 Si entendemos el juego como sistema complejo en las que diversas dimensiones se interrelacionan,  que se trata de una relación cambiante, donde los contextos varían constantemente y debemos adaptarnos a los mismos en un continuo proceso de autoestructuración, ¿cómo es posible que aún estemos dirigiendo el proceso con instrucciones cerradas y lineales en una situación determinada, y con una única solución?

 Debemos interpretar que las soluciones que se generan para un contexto específico del juego, dependen en primera instancia del jugador que tiene que realizar la acción y de sus condicionantes técnicos, tácticos, condicionales y psicológicos, del adversario que tratará de impedir ésta,  de los compañeros que le faciliten opciones para superarla, del entorno con todos sus condicionantes (terreno de juego, afición, resultado, etc), y de un sinfín de condicionantes que varían indistintamente el proceso a medida que los parámetros de tiempo y espacio cambian.

 Por ello, se antoja difícil que una simple instrucción lineal de un entrenador, que no está vivenciando in situ la acción real a la que se enfrenta el jugador,  pueda superar un problema en un contexto donde no estamos atendiendo a la totalidad de las características que lo condicionan.

 ¿Por qué damos por hecho que al abusar con dos, tres, cuatro o cinco pases en el juego en corto, debemos realizar ya un pase largo para salir de la presión de la zona a la que el equipo rival nos está sometiendo?
 El F.C. Barcelona es un claro ejemplo, de un equipo que practica el juego asociativo, con constantes apoyos cercanos y juego corto, y lo que es más importante, es muy eficiente para su modelo de juego determinado.

 ¿Es necesaria la búsqueda constante del tercer hombre para salir de esa zona presionante del rival?
 También pienso que podríamos seguir generando pases en una misma altura sectorial del terreno de juego, sin tener que profundizar en el mismo en la búsqueda de un tercero que se encuentre aventajado o retrasado, en función de los parámetros que nos encontremos en dicho ambiente. Por ejemplo un equipo posicionado, que amaga con acudir a la presión pero realmente está esperando a que arriesguemos el balón para poder recuperarlo.

 ¿Por qué si el balón viene de una banda, obligamos al jugador a realizar un cambio de orientación a la otra banda, y lo que es peor tratamos de mecanizar esta acción cuando los parámetros de juego que acontecen nunca serán los mismos?
 Si cargamos el juego por una banda, pero aun así estamos obteniendo una importante ventaja en esta misma banda, bien sea en forma de superioridad numérica o por el cierto en las acciones de nuestro jugadores, porque abogamos por patrones simplistas que sin la interpretación del juego apuestan por un cambio en la orientación del mismo. Quizás tenemos tantos jugadores volcados en esa zona del juego, que el hecho de insistir por la misma, debido a una mala basculación defensiva del rival, nos pueda generar interesantes situaciones de superioridad, o es probable que a pesar de estar en inferioridad, ese día nuestro jugador más determinante está haciendo mucho daño en sus incursiones por ese lado.

 ¿Por qué siempre intentamos transmitir un juego rápido a uno o dos toques a nuestros jugadores? ¿Puede hacer esto que en función del contexto a veces sea una decisión errónea, y por el contrario estemos obligando al jugador a tomar una mala decisión?
 Es un hecho que cada vez más entrenadores tienen en cuenta, el juego a dos toques no tiene por qué ser mejor que el juego a un toque o que una larga conducción. El juego es interpretación constante, en función de la situación que se presenta se deberá realizar la acción  más idónea para solucionar el problema que acontezca.

 Si por ejemplo, un equipo está en posicionamiento defensivo avanzado, realizando una alta presión a nuestra defensa, en algún momento va a ser importante que un jugador del equipo que está tratando de sacar el balón jugado, realice una larga conducción para atraer contrarios y ver si se generan espacios a la espalda rival para atacarla, o por el contrario por el mero hecho de que el adversario está tapando sectores de pase para interceptar nuestro pase.

 ¿Por qué esa obsesión por generar líneas de pase y hacer lo inverso en el momento de no posesión de balón, tapando líneas de pase?
 La línea se podría definir como la distancia más corta entre dos puntos. Si hablamos de líneas de pase parece que sólo sería este posible a través de la mínima distancia entre ambos, además damos por hecho que entre esta línea de pase no debe haber opositor alguno.

 Ahora bien, si por ejemplo un jugador de la calidad de Xabi Alonso, está en posesión de balón con una presión no muy intensa por parte del rival, y su compañero de equipo está oculto tras esta supuesta línea de pase, Xabi tiene perfectamente la calidad para superar al adversario con un balón picado y desmitificar esa anterior supuesta línea de pase, entregando un buen balón al compañero.
 Está claro que toda situación emergente es dependiente de la calidad de los jugadores que tienen que resolverla, de sus experiencias, y de sus conceptos tácticos y psicológicos.

 Por poner otro ejemplo, hemos visto gran cantidad de centros que vienen desde la banda con un gran efecto al balón, que inicialmente no parece que vaya a llegar rematador alguno antes que los propios defensores que se encuentran en medio de esa tan conocida línea de pase, pero sorprendentemente el balón al describir una trayectoria curvilínea (por tanto ya no estaría atendiendo a la mínima distancia entre dos puntos), llega de forma magistral a un atacante que se encontraba rompiendo en un desmarque al segundo palo.

 Por tanto, quizás sea más propicio hablar de sectores de pase, y zonas de posible disponibilidad del balón por parte del compañero, dejando de lado un concepto lineal que pienso no se adecua a nuestro juego complejo.

 He intentado reflexionar, a cerca de un concepto que considero erróneo por parte de los entrenadores, como es tratar de asumir que disponemos de la solución a un proceso que todavía no ha emergido, y que es el propio futbolista el protagonista del mismo, quien debe interactuar en función de sus propios condicionantes y condicionadores externos.

 "No hay verdad absoluta...reflexionemos sobre lo incuestionado".

 Daniel Guindos López
Twitter: @daniguindos
 Fútbol Complejo - Una forma diferente de entender el fútbol -
www.futbolcomplejo.com 

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