sábado, 3 de enero de 2015

EL MODELO DE JUEGO TAMBIÉN SUDA.



Por Jesús Pérez- Licenciado en CC del deporte y entrenador UEFA PRO. Actualmente preparador físico en FC Southampton de la Premier League inglesa.
Anteriormente en Al Ittihad de Arabia Saudita, Español, Rayo vallecano, Real Murcia, Almería, Nástic de Tarragona.

Si atendemos al significado de ambos términos (preparación física y fútbol) y los relacionamos, podríamos obtener una perspectiva más apropiada para ajustar el objeto de esta comunicación. La preparación para jugar al fútbol.

Este juego a nivel profesional requiere disponer un alto nivel en las diferentes manifestaciones de inteligencia múltiple. Jugar, jugar bien, perdurar jugando bien son conceptos parecidos pero realmente requieren de un soporte que solo puede ser alimentado desde el entrenamiento, sea este con o sin movimiento. Entrenarse no es sinónimo de sudor, pero sin sudor no es posible mejorar. El tipo de sudor lo escoge cada uno.

El fútbol se juega en un espacio tan grande que es posible, mediante un esfuerzo  condicional, ganar un duelo por eficiencia física, ya que el espacio domina al jugador no como en los deportes de sala donde el jugador domina el espacio por el reducido número de metros cuadrados.

El juego es colectivo, y el modelo de juego, así como los fundamentos que el jugador conoce y domina, como los que adquiere e interioriza, determinarán el modo en que un equipo intenta jugar, o por lo menos cómo su entrenador propone jugar. Para mejorar solo conozco una manera, entrenar las necesidades del modelo mediante situaciones de juego.

Desde mi punto de vista y tras largos años de ensayo-error, no me atrevería a recomendar qué es mejor o cómo es mejor desarrollar la preparación del jugador de fútbol, pero mis dudas se disipan  cuando intento comprender al futbolista como una persona que juega al fútbol, o sea un deportista que juega al fútbol, y es en este punto donde puedo asegurar que un futbolista puede mejorar mucho como deportista y que este desarrollo le permitirá tener una mayor disponibilidad para poder jugar al fútbol. Cuando digo disponibilidad me refiero a la capacidad condicional y emocional de sostener el esfuerzo físico y mental que requiere este deporte a alto nivel. Desde el exterior es sencillo opinar sobre la gestión de un vestuario de alto nivel(la gestión se refiere a todo, organización, dirección y entrenamiento) pero desde el interior la dificultad es máxima cuando la densidad competitiva te absorbe, requiriendo cada realidad un modelo diferente. No digo nada nuevo, pero intento contextualizar lo que a continuación quiero expresar.

Cuando un equipo, o un gran equipo pierde a su estrella por lesiones reiteradas, el rendimiento colectivo se resiente. El mismo modelo, las mismas tareas, las mismas estrategias, carecen de eficacia porque la determinación de la estrella desaparece, el modo se reajusta, la idea perdura, pero el rendimiento final no es el mismo. Las causas de las lesiones son infinitas, pero hay evidencias claras de lo que debe y no debe hacer un futbolista si quiere ser un buen deportista. No voy a hablar de metodología, pero si voy a hablar de preparación individual y preparación colectiva.

Los equipos y los jugadores se adaptan a todo, pero como todo, el coste inicial es elevado. El hombre no tiene límites, solo el que él quiere ponerse. El límite lo tiene la genética, ella te marca tu techo, pero el hombre debe fomentar la búsqueda del límite. El futbolista tiene dos empresas a la que atender, a su cuerpo y a su equipo. Su cuerpo se compone de estructuras mecánicas, biológicas y una estructura más potente que cualquier otra, su mente. Su equipo necesita de él en las mejores condiciones para poder aportar al grupo su sinergia. Un equipo no es más que la suma de sinergias en búsqueda de la misma sintonía, cuanto más jugadores sintonizan en modo y forma en cada situación de juego, más posibilidades de éxito tiene el equipo. Entonces aparece el término Disponibilidad. ¿Cuánto tiempo durante el partido y durante la temporada el jugador está en MODO DISPONIBLE, en las mejores condiciones?

El contexto de mi equipo y el modelo del entrenador determinarán el reparto del tiempo que dedico a cada estructura de desarrollo del jugador, pero las necesidades individuales y colectivas determinan el QUÉ debe mejorar el jugador y el equipo para mejorar su rendimiento. Un equipo no mejora condicionalmente, mejoran los elementos que lo componen. No es lo mismo una estrella de nivel diez esté disponible para el equipo 30’ de juego efectivos a que lo esté 40’. 10´de juego efectivo es demasiado para que un jugador determinante no esté en la zona en que su equipo lo necesita. De ahí que vemos que el mismo jugador en dos contextos diferentes, como club y selección, con modelos de juego opuestos, aportan rendimientos diferentes. Ahí es donde recomiendo el entrenamiento personal del jugador de fútbol, un jugador puede mejorar funcionalmente, corporalmente, puede mejorar su habilidad para repetir esfuerzos específicos, su capacidad de acelerar y desacelerar, de esprintar, así como optimizar al máximo su nivel coordinativo, y todo no es posible mediante el entrenamiento colectivo, ya que a veces las situaciones colectivas para la mejora del modelo colectivo no son significativas para expresar una estructura con el objeto de mejorarla funcionalmente. No hay nada más práctico que una adecuada teoría, pero el entrenamiento individual y colectivo so dos conceptos totalmente diferentes.

Para el desarrollo del individuo y la búsqueda de su límite, sugiero el entrenamiento individual, RELATIVO O RELACIONADO con los requerimientos del juego, mediante un entrenamiento funcional. Debemos situar al jugador en situaciones de desarrollo de patrones de movimiento en fatiga para desarrollar un nivel de adaptación estructural a la variabilidad y demanda bioenergética específica. No vamos a estar en contra del juego por atender a la mejora condicional del jugador. En el campo la especificidad  y en paralelo el desarrollo del jugador.

Hoy disponemos en los clubes con recursos limitados, de datos sobre cada uno de los jugadores. Datos que provienen de GPS, Prozone o sistemas similares, información diaria hormonal a través de test de saliva, del nivel de hidratación a través de la orina, cuestionarios diarios, etc. Los datos no dicen nada, pero a su vez dicen mucho. Si tengo fiebre, tengo, y si no tengo, no tengo. Si tengo la posesión, la tengo, y si no la tengo, no la tengo. Si tengo la posesión en mi campo no tengo muchas opciones de llegar a la portería rival, pero si la tengo en campo rival estoy más cerca de la portería. Con esto quiero decir que los datos no determinan el modelo, pero sí te ayudan a comprender que está pasando y porqué están pasando algunas cosas. En la relación a los datos está el potencial de la estadística. Si mi equipo corre 8 km más que el rival y tiene un 20% más la posesión del rival, quizás ya te dice que tienes dinamismo y movimiento. Dos jugadores en diferentes partidos de la misma jornada recorren 11 km, pero si analizamos el tiempo de balón en juego y uno jugó 50’ y el otro 59’ de juego real, el esfuerzo de uno y otro no es el mismo, por lo tanto los datos estadísticos tienen sentido si están contextualizados.

A los grandes jugadores se les evalúa por su nivel creativo no solo durante los partidos sino durante los entrenamientos, ello conlleva un desgaste energético elevado, a estos jugadores no todas las tareas específicas les motivan, algunas porque no son lo suficiente significativas para obligarles a crear y otras porque realmente les aburren. Un jugador de alto nivel, no mejora mucho, con la famosa toma de decisiones, mejora su rendimiento en partidos cuando está disponible para repetir el mayor número de veces posible situaciones determinantes.

Los contextos defines las realidades. Clubes invierten millones en fichar productos de alto nivel ya determinados para sacarles rendimiento durante 2-3 años, jugando 55 partidos por año, con lo que no requieren invertir mucho tiempo en entrenamientos individuales. Pero otros equipos requieren de invertir muchas más horas de exposición en entrenamiento para desarrollar el potencial de sus jugadores o simplemente para poder obtener lo mejor de cada uno de ellos.

“Yo no me pongo límites, acepto que todo es posible y todo es útil. Lo único que no acepto es querer pensar que sin mucha dedicación y mucha exigencia, es posible el éxito”.
Tomado del libro: El fútbol no es así.
¿Quién dijo que estaba todo inventado? de Pedro Gómez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario