CON... Francisco Ruíz Beltrán / @futbeltran
CONSTRUCCIÓN MODELO DE JUEGO
Partiendo de la base de que el proceso de entrenamiento se
debe sustentar en el Modelo de Juego y éste ha de basarse en la
individualidad de los jugadores y de sus capacidades de interacción, ¿Cómo
iniciaríamos su construcción? ¿Qué situaciones de entrenamiento propondríamos
inicialmente?
Como bien dices, el modelo de juego debe ser la base de todo
y antes de iniciar el entrenamiento debe haber una base teórica sobre los
comportamientos individuales-colectivos del equipo en todas las fases del
juego. Debemos tener claro esos comportamientos para empezar a entrenar en
especificidad.
Los primeros entrenamientos son clave en la relación
entrenador-jugadores. Ellos deben estar al corriente y saber qué queremos.
Debemos trabajar el convencimiento y lo mismo en las sesiones prácticas. Crear
entrenamientos con una complejidad muy baja en la que los jugadores siempre
tengan éxito cuando llevan a cabo ese trabajo.
En las primeras sesiones debemos atender los comportamientos
colectivos, con prácticamente la totalidad de los jugadores e incidiendo en
aquellos momentos y principios de juego que van a ser la clave de nuestro
modelo. Es una forma de ofrecerle a los jugadores un ‘paisaje visual práctico’
para que vean en el campo qué es lo que vamos a ser. Conforme vayamos
trabajando esos principios, la complejidad irá en aumento y con ello también la
especificidad. Empezaremos a introducir más oposición y a trabajar de forma más
sectorial para corregir comportamientos específicos de los defensas, del
portero, de los delanteros, etc.
La pretemporada es un tiempo esencial para crear un equipo
de calidad. Es importante tener una hoja de ruta definida en la que tengas muy
claro que principios y de qué forma los vas a trabajar semana a semana. Primero
de forma global con poca oposición, más tarde aumentando el número de
contrarios, luego trabajando de forma más sectorial… y todo esto claro,
siguiendo el principio de progresión horizontal, incidiendo en ello en cada
sesión y no preparando sesiones exclusivas para un principio o un momento del
juego.
¿Cómo estructuras el Modelo de Juego de tu equipo?
Tenemos que entender bien qué significa modelo de juego. Por
un lado, hay que comprender que es algo inacabado siempre, es un circuito
abierto que siempre se puede mejorar y que siempre está en constante evolución.
Por eso tenemos que ser abiertos, flexibles y no trabajar basándonos en ciclos
muy amplios (nada de macro-ciclos, ciclos anuales, etc.). Cuando empiezo la
temporada y sé con los jugadores con los que cuento, la liga en la que compito
y a los rivales que me enfrento, empiezo a definir ese modelo.
Lo más importante es definir los patrones de actuación en
las cuatro fases del juego (ataque, defensa y transiciones). Yo antes que de
principios, hablo de momentos. Tengo que saber cómo quiero que mi equipo inicie
el juego, como quiero que le de continuidad, qué va a hacer en el momento de la
pérdida, en el de la recuperación, etc. Quiero manejar esos comportamientos
globales y luego ir introduciendo pautas sectoriales e incluso individuales
para tener el control en todos los sectores del campo. Por ejemplo, en mi
equipo tengo un lateral izquierdo muy alto y con gran juego aéreo, como los
centrales. Sin embargo, el lateral derecho es un jugador de menor talla, que no
nos da tanta seguridad defensiva dentro del área. Así que cuando los rivales
atacan por su zona, les dejamos la banda libre porque no nos preocupa que
centren al punto de penalti, mientras que si atacan por el otro lado, los
comportamientos defensivos variarán para no recibir centros en el segundo palo,
a la altura de nuestro lateral derecho.
Rafa Pol en su libro expone que el exceso de acoplamiento
entre jugadores, es decir, procesos de interacción muy rígidos pueden ser tan
perjudiciales como la falta total de acoplamiento. ¿Cómo gestionas este aspecto
dentro del desarrollo del Modelo de Juego? ¿Cómo fomentas la aparición de
comportamientos flexibles y creativos?
Con nuestra forma de trabajar es muy sencillo porque siempre
dejamos que los jugadores tomen decisiones y que en una misma tarea puedan
atacar y defender. Nosotros tratamos de condicionar los ejercicios para que se
den ciertos comportamientos pero son los jugadores los protagonistas de llevar
tales comportamientos acabo y de decidir que es lo mejor o lo peor según la
situación del juego. Estas tareas, al ser abiertas, y al obligar al jugador a
interactuar con sus compañeros para conseguir objetivos, van creando pequeñas y
grandes sociedades y hacen que los jugadores vivencian continuamente
situaciones que se van a dar en el partido.
TAREAS
Las metodologías basadas en la complejidad exponen que para
facilitar el proceso de aprendizaje i la auto-organización del jugador se
deberán plantear situaciones abiertas, que permitan la exploración de
soluciones múltiples i creativas, donde el jugador será el encargado de
encontrar soluciones diversas a la tarea sin necesidad de conocerlas de forma
anticipada. ¿Cómo enfocas las tareas de entrenamiento? ¿Utilizas técnicas
de descubrimiento guiado o de resolución de problemas? ¿Qué información
transmites a los jugadores antes, durante y después de la tarea?
Como bien dices, el objetivo de los ejercicios principales
es que sean los jugadores los que vayan solucionando-descubriendo problemas.
Nosotros marcamos unas condiciones que hacen que la tarea tome una dirección
que nosotros deseamos pero son ellos los que tienen que tener y sentir el
éxito. Trabajamos entorno a objetivos dominantes que pueden ser el
contra-ataque, la salida de balón, el pressing en campo contrario, la
organización defensiva, etc. Según el día de la semana o el momento, trabajamos
esos ejercicios con más o menos jugadores (ejercicios sectoriales o globales) y
en un mayor o menor espacio. Que trabajemos esos ‘momentos’ como aspecto
dominante significa que hay otros ‘no dominantes’ intrínsecos al juego. Por
ejemplo, si estamos trabajando el contra-ataque, antes estamos trabajando la
organización defensiva y al recuperar, la transición defensa-ataque. Claro, que
nosotros, vamos a crear unas condiciones que hagan que la resolución de esa
fase defensiva vaya a ser más sencilla para que puedan vivenciar muchas
situaciones de contra-ataque, pero en definitiva, salvo en momentos muy puntuales,
el jugador siempre está atacando, defendiendo y transitando, además de ser él
el protagonista una vez tiene el balón para tomar una u otra decisión.
Sí, nosotros ‘condicionamos’ esas decisiones para que se
tomen de una manera que concuerden con nuestro modo de juego pero las tareas
son tan abiertas que tal modelo puede evolucionar en una misma tarea cuando ves
que se dan unos comportamientos concretos que son efectivos y no tenías en la
cabeza.
Siempre tratamos de dar una explicación antes de la tarea para
todos, clara, directa, en el que explicamos y ejemplificamos el ejercicio y
explicamos para qué lo hacemos. Durante el ejercicio preferimos intentar no
cortar demasiado para que el juego fluya y también descubrir así que errores
son consecuencia de una dinámica concreta para, entre serie y serie,
explicarles con más conocimiento de causa. Después de la tarea o se felicite o
se hacen unas correcciones y a por la siguiente tarea.
Para la adquisición de un determinado principio de juego es
necesario que en la tarea se vea reflejado un buen número de veces, pero
aparte de esta vivenciación se hace necesario la producción de una estructura
intencional del comportamiento. En este sentido ¿cómo fomentas la reflexión en
los jugadores?
Muchas veces damos demasiada importancia a la tarea en sí
cuando no lo es tanto. Al fin y al cabo estamos recreando el juego que queremos
que se dé el Domingo. Queremos crear un patrón con el que el equipo se
familiarice y sobre todo que adquieran unos hábitos que marquen la diferencia
en la toma de decisión de los partidos. Porque, en contra de lo que muchos
dicen, en un partido no se piensa tanto. El partido es acción-reacción en todo
momento y es por eso que hay que vivenciar esas acciones. El jugador puede
comprender pero no ejecutar con naturalidad acciones si no están trabajada de
antemano. De ahí la importancia de crear hábitos de juego para cuando el
jugador se encuentre en un momento en el que tenga que tomar una decisión, que
no piense, ¡qué actúe! Y lo normal es que actúe de la forma que lo ha hecho
cientos de veces durante las sesiones de entrenamiento.
Pero la reflexión del jugador va más allá de la tarea y
también tiene que ver con el liderazgo de cada entrenador. Es nuestra misión
que los jugadores crean en nosotros, que tengan la máxima información efectiva
posible, sobre el entrenamiento, sobre el rival, sobre cómo vamos a plantear el
partido, el porqué de las tareas. Estamos gestionando un grupo y necesitamos
maximizar rendimiento y que el todo sea mayor que la suma de sus partes y para
eso es necesario mantener una gran atención y estar siempre encima.
A través de la delimitación del espacio de juego podemos
coaccionar los grados de libertad de los futbolistas para contribuir a que
emerjan determinados comportamientos colectivos, ¿qué uso de das a esta
variable?
Yo siempre presto más atención a los procesos cerebrales que
a los procesos físicos. Y para mí, la delimitación de espacio tiene relación
con el ‘feedback’ que quieras de los jugadores. Es una manera de condicionar y
de manipular al equipo para encontrar respuestas determinadas. Por ejemplo, si
quiero trabajar un nuevo principio de juego que el equipo desconoce, voy a
darles espacio, tiempo y una gran superioridad numérica para que ellos vean el
éxito que tiene ese principio de juego y empiecen a verlo como suyo hasta que
vayan adquiriendo el hábito y reconozcan esas vivencias para aplicarlas en los
partidos.
Sin embargo, en otras fases de temporada, cuando hay grandes
resultados y un modelo totalmente conocido, es bueno aumentar la complejidad,
muchas veces incluso mismos ejercicios con menos espacio. El jugador ve que no
es tan efectivo y conseguimos así que estén alerta y que vean que el equipo
necesita el cien por cien de sus sentidos para dominar el juego.
Por eso me hace gracia cuando escucho entrenadores que
entrenan más o aumentan las cargas después de una serie de malos resultados. Lo
que están haciendo es generar más desconfianza en unos jugadores que ya sienten
esa desconfianza en uno mismo y en su equipo porque lo que hace no genera
resultados. Después de una serie de derrotas, a veces es bueno desconectar, un
día más libre y volver al principio, restando complejidad para que las tareas
tengan éxito y los jugadores sientan que lo que hacen está bien y lo dominan.
La mente es muy poderosa y esa es la variable de control más importante para un
entrenador. Manejar el espacio y número de los ejercicios es un generador de
confianza-desconfianza.
Autores como Xavier Tamarit y Jose Luis Arjol destacan la
importancia de crear emociones y sentimientos en los entrenamientos, ya que la
memoria recuerda mejor los acontecimientos ligados a una alta carga emocional.
¿Cómo fomentas la creación de estos aspectos emocionales en las tareas
relacionadas con el juego?
ESTRUCTURA DE LA SESIÓN
¿A la hora de desarrollar un principio de juego o un
objetivo en relación al comportamiento táctico como secuencias las tareas
dentro de la sesión?
Nosotros seguimos el principio de progresión horizontal. No
estructuramos sesiones para trabajar un principio de juego único en una misma
sesión salvo en ocasiones exclusivas. En los ciclos semanales, planeamos la
forma de jugar y ‘visualizamos’ el partido para saber qué principios de nuestro
modelo nos interesa trabajar y según los que sean, los ordenamos según el día
de la semana.
Lo que varía es el tipo de tarea de un mismo principio según el
día de la semana que sea. Por ejemplo, si queremos trabajar la salida de balón
jugada, el día de recuperación activa, lo trabajaremos aumentando el espacio y
reduciendo la oposición, jugaremos con diez u once jugadores contra 5 ó 6 y
además iremos corrigiendo errores del partido anterior e introduciendo
variantes según al rival al que nos enfrentemos. Más espacio para que haya
menos intensidad muscular y menos oposición para que no haya muchas
transiciones y fases de recuperación de balón. Y jugamos con diez u once
jugadores para que las correcciones sean generales y todos puedan escucharlas.
Si trabajamos el mismo principio el miércoles, ya lo haremos con más oposición,
en espacio grande pero adaptado al número de jugadores que haya en la tarea
para que se repitan los ‘gestos’ a máxima velocidad y muchas veces que vamos a
necesitar en el partido.
Es un trabajo ínter-sectorial o global muy similar a
la situación de partido pero condicionando el ejercicio para que se reproduzca
mucho el objetivo táctico dominante. En las sesiones más próximas al partido ya
trabajamos en espacios más reducidos y de forma más sectorial para que haya más
especificidad y que cada jugador, según su posición, ínter-actúe con los de su
misma línea y de forma muy repetida. Vamos siempre de lo más global a lo más
específico.
En todo caso, sí establecemos un orden según las fases de
juego para que tengan sentido durante la sesión por lo que un día se puede
incidir más en la organización ofensiva, pero trabajando distintos momentos,
como puede ser la salida de balón, acciones de finalización y la transición
ataque-defensa (creando un sentido similar al juego: iniciamos jugada, buscamos
finalización, presionamos si no conseguimos finalizar).
DISEÑO DEL CICLO DE ENTRENAMIENTO SEMANAL¿Cómo
desarrollas los conceptos tácticos dentro del microciclo semanal? ¿Qué
repercusión o ventajas genera partir del todo para entrar posteriormente
en situaciones más específicas?
Para organizar un micro ciclo, tenemos que tener en cuenta
el partido que vamos a jugar la semana siguiente y el o los últimos partidos que
hemos jugado. Conociendo al rival, tenemos que visualizar el partido que
queremos y a partir de ahí escoger los principios de juego más importante. Por
eso, la idea no es adaptarse al rival, hay que conocerlo para saber en qué
queremos incidir dentro de nuestro modelo de juego.
Por ejemplo, si juego
contra un equipo que sé que se repliega de forma muy intensiva en campo propio
y que busca transiciones directas y rápidas descolgando a muy pocos jugadores,
pues esa semana, no voy a trabajar el contra-ataque porque sé que no voy a
tener situaciones de contra-ataque. Tendremos que trabajar el ataque
organizado, la creación de ventajas desde el inicio del juego, las acciones a
balón parado ofensivas, la transición ataque-defensa, etc.
Cuando sabemos que principios y momentos queremos trabajar
esa semana, tenemos que crear tareas en las que vivenciemos estas situaciones y
organizarlas dentro de cada día de la semana según cuál sea.
Para mí, dentro de esta forma de trabajar, es indispensable
hacerlo de lo más global a lo más específico, ya desde la pretemporada.
Primero, porque las interacciones se suceden entre todos los jugadores del
equipo y sobre todo porque ellos tienen que conocer cómo vamos a jugar y cómo
van a jugar los compañeros. Cuando tenemos ese conocimiento, lo que buscamos
con el trabajo más sectorial es que las acciones a las que están expuestos en
los partidos, se den muchas veces en una misma tarea para que estén preparados.
Pero los movimientos de un jugador siempre están condicionados por los movimientos
de sus compañeros, ¡de todos!
A la
hora de diseñar el ciclo semanal de entrenamiento, la dimensión táctica y
el juego deben de ser la guía del proceso?Por supuesto. Creo que eso es lo que queda claro de la
entrevista, independientemente de cómo estructuremos luego los ciclos semanales
y la organización del equipo.
Tenemos que trabajar siempre en especificidad, en un
contexto real y de una forma en la que los jugadores trabajen lo que más se
trabaja en los partidos; la toma de decisión. Es una cosa que tenemos que tener
claro para ‘creer’ en esta forma de trabajar: un jugador, en un partido, lo que
más hace, no es correr, es tomar decisiones. En todo momento, hay que decidir
si regateas o pasas, si pasas o disparas, si anticipas o repliegas y así
durante noventa minutos. Además de que es la forma de entrenamiento de la que
más rédito vas a sacar en los partidos ya que lo que trabajas es la
organización del equipo lo que es fundamental para obtener puntos y
competir.
Esta forma de trabajar no solo aporta rendimientos
‘tácticos’. Es una forma de entrenamiento colectivo, en la que los jugadores
ínter accionan, se conocen, se socializan, se relacionan y ¡juegan!
Es una
forma divertida, una forma real, el entrenamiento más justo en relación con las
alineaciones.
Esto parece obvio pero no lo es. Trabajando el juego, el que
mejor entrena será el que más preparado esté para jugar. Cuando los principios
del entrenamiento son físicos o técnicos, esto no pasa porque dominar aspectos
condicionales no significa que dominen el ‘juego'.
Publicado por Beltran @futbeltran
No hay comentarios:
Publicar un comentario