martes, 16 de diciembre de 2014


SOBRE UNA MANERA DE  AMISTAD

Dicen que la palabra Amistad, proviene del latín amicĭtas, amicitātis, que se deriva de amicitĭa y significa ‘amistad’. Esta, a su vez, viene de amīcus, que traduce ‘amigo’, mientras que este último procede de amāre, que significa ‘amar’. Sin embargo, diferentes estudios crean otra teoría, en la cual se plantea que amigo es un vocablo griego compuesto por a (“sin”) y ego (“yo”), por lo que amigo significaría “sin mi yo”. Sin importar cuál de estos dos significados es el correcto, lo que si se entiende en un lenguaje universal es que la Amistad, es una relación afectiva y uno de los vínculos interpersonales más comunes y fuertes que la mayoría de los seres humanos tienen a lo largo de su vida.

Mientras encuentro las líneas precisas para lograr descifrar esta palabra, y teniendo en cuenta lo importante que es en la vida social y lo mucho que significa para cada uno de nosotros, me resulta asombroso lo poco que se ha escrito sobre la amistad. He pensado en las amistades, en cómo nacen y por qué duran, algunas tanto tiempo, quizás más tiempo que los compromisos pasionales

Pero luego me he preguntado a mí misma si la amistad es realmente cierta. De manera que antes de seguir escribiendo sobre este utópico y maravilloso mundo, me dirijo a mi biblioteca a hacer una investigación rápida… Y, oh asombro, no me podría haber desacertado más. Había infinidad de libros sobre el tema, muchos de ellos bastante nuevos, pero lo que decían la mayor parte de ellos no tenía demasiado encanto, entonces parece ser que la amistad sigue siendo en cierto modo un misterio, sabemos que es necesaria, pero no tenemos claro  por qué la gente la crea y la conserva de manera tan especial.

¿Qué pretendo decir cuando digo que lo escrito presenta poco interés? Comparemos la amistad con el amor. Sobre el amor se pueden decir cientos de cosas interesantes, hasta en la música encontramos la razón de este, Por ejemplo, las personas se enamoran de seres que les recuerdan a sus madres o padres, o mejor dicho, que al mismo tiempo son y no son su madre o padre. ¿Es cierto? Puede que sí, puede que no. ¿Interesante? Ciertamente.  Ahora miremos la amistad. ¿A quién elegimos como amigos? A personas más o menos de la misma edad, con intereses parecidos, por ejemplo los libros. ¿Es cierto? Tal vez. ¿Interesante? Para nada.

Me permito hacer una pequeña lista de las pocas observaciones sobre la amistad que encontré en mi biblioteca  y que realmente son encantadoras.
1. Aristóteles dice que no se puede ser amigo de un objeto inanimado, ya que éstos no nos pueden devolver la mistad y nosotros no les podemos desear el bien.
2. El ensayista inglés Charles Lamb, dice: “Se puede tener amigos, sin querer necesariamente verlos"  Veraz y a su vez atractivo, como los lazos de amistad, logran separarse de los apegos pasionales.
3. La Amistad en Occidente, no se define o se expresa hablando de lo que se siente entre ellos. Basta con comparar este fenómeno con los excesos de palabras en los amantes. Cuando el amigo falta, sale el dolor en cantidades. “¡Ay, demasiado tarde!” (Dice Montaigne de la Boétie, dice Milton de Edward King). (Pregunta: ¿acaso el amor es charlatán  porque el deseo es por naturaleza ambivalente- Shakespeare, Sonetos-, mientras que la amistad es melancólica porque es sencilla  y sin ambivalencias?)

Si efectivamente cuesta tanto decir algo cautivador sobre la amistad, entonces se concreta otra idea: a diferencia del amor y de la política, que no son nunca lo que dicen ser,  la amistad sí lo es. La amistad es pura, leal y sensible.

Las consideraciones más interesantes sobre la amistad vienen de la polis más antigua. ¿Por qué? Pues porque en el pasado, la gente no consideraba la actitud filosófica como una actitud inherentemente dudosa, y por consiguiente no daban por sentado que la amistad tenía que ser algo distinto a lo que parecía ser; o bien, al contrario, llegaron a la conclusión de que si la amistad era lo que parecía y nada más, entonces no sería un tema para la filosofía.

Y si bien la filosofía, no nos permite encontrar el concepto exacto a esta hermosa vivencia de la amistad, en mi observación, encontré las palabras perfectas que podrían definir de cierta manera la amistad. Jorge Bucay, argentino, escritor, médico y psicoterapeuta gestáltico, nos presenta Hojas de Ruta. Un libro actual, que plantea de manera hermosa los grandes encuentros que tenemos en la vida, y a los que muchos llamamos Amigos: 

“Desde hace muchos años, vengo sosteniendo que la vida es un camino solitario, un trayecto que    recorremos desde el canal de parto hasta el ataúd, de espacios diseñados para un solo cuerpo.
Si bien es indudable que no “tenemos” a nadie y que nadie debería creer que nos “tiene”, en el recorrido descubrí que existan los compañeros de ruta.
Otros y otros iguales a mí, iguales a ti… que caminan en el mismo sendero, en la misma dirección, al mismo ritmo, al menos por un momento.”

Entonces, La amistad es la condición de un afecto y de una rutina, como la lectura, hay allí una empatía. Igual que aquella vez en que auscultaba a Jorge Luis  Borges, quien me hablaba de las sombras, cuando de pronto le encontré un evangelio donde sentenciaba de forma hebrea, así como Moisés que soñaba con mirtos ardientes  y Borges con panteras destellantes, me dijo: “Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán a luz a sus días”.

Luego de eso fui feliz, porque comprobé que no sostenía un volumen de pasta dura, hojas apasteladas y letras en castellano, sino un símbolo, un cuerpo y una lengua que para mí solipsismo, mi desconexión con otros que son mis yo, significo que me unía al menos con cuatro hombres en lugares y tiempos remotos; ellos y yo compartimos ese arte que es la lectura y esa lectura nos lleva a una forma de amistad, que como bien decía Borges, puede prescindir de frecuencia, de estar ahí, porque a pesar de la ausencia, siempre estará, siempre volverá a encontrarse el mismo amor, siempre podrá prescindir de la confidencialidad.

Alguna vez encontré en unas páginas viejas: “leer un libro es como encontrarse con una persona, entonces hay libros sorprendentes y libros aburridos, libros para leer una sola vez y libros a los que uno siempre quisiera volver, libros al fin, más interesantes que otros”. Hoy, años después, recuerdo lo mismo desde otro lugar. Encontrarse con otro es como leer un libro, mejor dicho encontrarse con un libro es como encontrar un amigo. Bueno, regular o malo, cada encuentro con otro me nutre, me ayuda, me enseña.

No dudo que hay grandeza y dignidad en la amistad con mujeres, hombres, bestias y animales, también que al final de cuentas es de las virtudes más importantes, pero curiosamente con los libros, ese don, la amistad, se torna en una íntima familiaridad. Y Como decía Epicuro: “La amistad gira alrededor del mundo, invitándonos a despertarnos para la vida feliz”. (Sentencias Vaticanas,52).

Entonces, debo decir que mi lealtad, mi amor, mi unión y mi verdadera amistad la encuentro en un objeto inanimado. Y al igual que Borges, creo que la humanidad olvida que lleva consigo otra extensión en su cuerpo cuyo órgano es el libro que sirve para una de las más hermosas formas de amistad: LA LECTURA.

“Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.”

El árbol de los amigos, Jorge Luis Borges


POR: JESSICA HERRERA
COMUNICADORA SOCIAL 
UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI 

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