miércoles, 4 de junio de 2014

INFLUENCIA DE INTELIGENCIAS MÚLTIPLES EN EL RENDIMIENTO EN FÚTBOL segunda parte.



Siguiendo en la línea de lo expuesto hasta el momento, Mahoney (1974), nos presenta las características generales del nuevo modelo de la psicología cognitiva, como se exponen a continuación:
1. La conducta humana está mediada por el procesamiento de información del sistema cognitivo humano.
2. Se distingue entre procesos (operaciones mentales implícitas en el funcionamiento cognitivo) y estructuras (características permanentes del sistema cognitivo).
3. Se proponen cuatro categorías generales de procesos cognitivos: atención (selectividad asimilativa de los estímulos), codificación (representación simbólica de la información), almacenamiento (retención de la información) y recuperación (utilización de la información almacenada).
4.Se destacan tres estructuras cognitivas: receptor sensorial (recibe la información interna y externa), una memoria a corto plazo (que ofrece a corto plazo la información seleccionada) y una memoria a largo plazo (que ofrece una retención permanente de la información).

Como conclusión podemos decir, que la Psicología cognitiva es una rama de la psicología que se ocupa de los procesos a través de los cuales el individuo obtiene conocimiento del mundo y toma conciencia tanto de su entorno, como de sus resultados, que a su vez, posibilitan el reconocimiento de objetos familiares, personas conocidas, etc. Repercute favorablemente en la adquisición y el desarrollo de habilidades como la lectura, escritura, programación, realización de planes, pensamiento, toma de decisiones y memorización. Surge como alternativa a la concepción conductista de la mente, y su nacimiento coincide con la aparición y desarrollo de los ordenadores, con lo que la metáfora acerca del funcionamiento de dichas máquinas, permite al psicólogo cognitivo, investigar y explorar el funcionamiento de los procesos cognitivos internos, y fundamentar sus descubrimientos a través de dicha analogía. 

1.3. Orientaciones de la psicología del deporte y el ejercicio físico.
Como ya he mencionado en el primer apartado, es destacado el importante desarrollo que la psicología del deporte está obteniendo, tanto en la configuración de su marco teórico, como en la inserción de la aplicación práctica consecuente, y como instrumento eficaz para la mejora del rendimiento deportivo y acercamiento al éxito competitivo. Dicha capacidad para ser medio efectivo, se configura en los postulados de diversos paradigmas teóricos que detentan la potestad de modelar el pensamiento y la conducta humana, que son los presentados en el apartado segundo. Se hace necesario en este momento, intentar enlazar la importancia de la psicología del deporte, con las características definitorias de los distintos postulados que alberga cada enfoque, y que están fundamentados, a su vez, desde diferentes paradigmas de la psicología, ya que, del mismo modo que los entrenadores o preparadores difieren en los modelos, métodos, perspectivas y en la manera de efectuar su intervención, los psicólogos del deporte también se posicionan en un determinado paradigma para llevar a efecto su propuesta. En los orígenes de la disciplina, la filosofía utilizada era aquella que se basaba en las teorías conductistas, quizás porque las primeras disciplinas que estudiaron el fenómeno deportivo (psicología, pedagogía,…) se fundamentaban en el conductismo (Seirul-lo, 1993:1). 

En la actualidad “el estudio del área de los psicólogos del deporte contemporáneos, puede adoptar un enfoque conductual, cognitivo, psicofisiológico o cognitivo-conductual” (Dosil, 2002:17). Posteriormente este mismo autor, aunque acepta la diversidad de teorías y modelos explicativos, concluye que, en la descripción de aquellos que tienen aplicación directa al ámbito de la actividad física y el deporte, se parte de dos grandes paradigmas que han dominado la historia de la psicología del aprendizaje: el conductismo y el cognitivismo (Dosil, 2004:264). A continuación se describen los modelos que adquieren fundamento desde estos dos paradigmas de la Psicología.

1.3.1. Orientación conductual.
El conductismo concibe al hombre como un organismo que reacciona y se adapta a los estímulos del medio. Relacionado con el mundo del deporte, se centraría en el estudio de los estímulos que recibe un deportista en su práctica cotidiana. Desde esta perspectiva se han diseñado técnicas de modificación de la conducta tales como los programas de refuerzo, retroalimentación, establecimiento de metas, etc., que se utilizan en el aprendizaje y el entrenamiento deportivo. Los que tienen una orientación conductual consideran que los determinantes principales de la conducta de un deportista o practicante de ejercicio físico proceden del entorno. Se le da relativamente poca importancia a los pensamientos, la personalidad o las percepciones: en lugar de ello, el centro de atención está en la forma en que los factores del ambiente, especialmente el refuerzo y el castigo, influyen en la conducta (Dosil, 2002:17).

Por todo ello, el enfoque conductista concibe al hombre, en este caso al deportista, como un organismo completamente pasivo que se adapta a lo que el medio requiere de él, no construye ni transforma, solamente reproduce aquello que se debe transmitir. Desde este enfoque se diseñan técnicas de intervención cuyo objetivo fundamental es el logro de dicha adaptación. En sus orígenes, en la década de los 70, el estudio de la personalidad de los deportistas por parte de los psicólogos estadounidenses, les condujo a estimar que los mecanismos intrapsíquicos ejercían un control sobre el rendimiento deportivo, pero al no producir los resultados esperados los llevo a integrar a sus estudios el análisis del papel que juega el ambiente en el rendimiento deportivo, a través la metodología conductual. Concluyeron que el principal responsable de los malos resultados y del déficit deportivo, era el producto de malos hábitos. Así con la  supresión de las conductas disfuncionales, se permitiría explotar todo el potencial que posee la persona. 

De esta manera, el conductismo representó una aproximación radicalmente diferente, ya que el foco cambió desde el organismo (conciencia o inconsciente) al ambiente: “El conductismo, nos evoca a un tipo de deporte que está altamente organizado y que hace que lo más difícil sea establecer el modelo. Hasta ahora el entrenamiento global de un deporte se ha venido entendiendo como entrenamiento físico, técnico, táctico y psicológico. Todo el problema de entrenamiento estaba atomizado en distintas áreas concretas (pluridisciplinariedad)” (Seirul-lo, 1993:2). 

Este mismo autor define las características del modelo conductista en el ámbito deportivo, y las expone cómo sigue:
-Observa el comportamiento del deportista y se evalúa lo que es capaz de hacer en cada situación (conducta observada).
-Se crean situaciones bien definidas y concretas para realizar las observaciones (técnicas de observación que al cumplirlas tienen la fiabilidad científica).
-Se comprueba qué tipos de comportamiento son más útiles, los que logran mayor rendimiento (se define la eficiencia y según el estímulo de respuesta se sacan conclusiones).
-Se definen y desarrollan “técnicas” para ser más eficaces, para obtener el mejor resultado de esas situaciones estables (enseñanza por modelos).
-El sujeto se somete al proceso de aprender esas técnicas (se construye un modelo pedagógico para aprender más rápidamente y que permita una estabilidad en  los resultados: progresiones, refuerzos positivos y adversos y transferencias).
-El hombre se  adapta al “modelo” construido según las necesidades del deporte y su especialidad (adaptar las potencialidades).
-Conduce a modelos preestablecidos a los que hay que adaptarse:
. Es muy válido para los deportes donde el entorno es muy estable y los elementos que lo componen tienen poca interacción.
. Predominan en ellos las motivaciones extrínsecas: premios, dinero, reconocimiento social (debido a que al tener que imitar un modelo, se coarta la libertad motriz del individuo).
. Los modelos se van modificando de manera utópica; cuando un individuo rompe el modelo y elabora uno personal que posteriormente es justificado científicamente y constituido como otro modelo.

La ciencia del entrenamiento a lo largo de su historia en el siglo pasado ha estado fuertemente influida por una visión mecanicista del ser humano, basada en la ciencia clásica que defiende un modelo de causalidad lineal (inspirado en la física newtoniana y que se caracteriza por ser reduccionista, determinista y analítica). Desde estos fundamentos, no es de extrañar, que estos deportes planteen aun la dicotomía mente–cuerpo para explicar al ser humano. El aprendizaje está relacionado con la mente y el entrenamiento con el cuerpo, con lo físico, para de esta forma poder utilizar teorías científicas que justifican sus propuestas (Giráldez y Buceta, 2005:27). 

De tal forma el aprendizaje conductista consiste “en pasar de la actitud al hábito motriz. La clave es la repetición estereotipada de movimientos, un estereotipo en que parámetros motrices-espaciales-temporales se repiten exactamente igual y de esa repetición homogénea e inmutable pasamos de una actitud motriz al hábito motriz” (Seirul-lo, 1993:3). Desde estos precedentes se entiende que el fundamento para su enseñanza–aprendizaje, se justifique, al mirar hacia las teorías conductistas y los procesos de entrenamiento–rendimiento, en las teorías mecanicistas. Por ello la enseñanza de la técnica y de la táctica se ha realizado bajo las pautas conductistas,  tanto en los deportes individuales como en los de equipo. Aunque, según se ha demostrado, de modo incorrecto, pues las condiciones de competición de los deportes colectivos son diametralmente distintas a las de otros deportes (Giráldez y Buceta, 2005).

1.3.2. Orientación cognitiva
El cognitivismo asevera que imágenes y pensamientos son determinantes en el comportamiento humano. La Psicología Cognitiva elabora técnicas de control del pensamiento, de visualización de imágenes, de relajación, de energetización que sirven al deportista para mejorar su rendimiento. El cognitivismo es el paradigma dominante en la segunda mitad del siglo XX. Se basa en la concepción de que el sujeto es activo en la construcción del conocimiento, es decir, un sistema organizado en el que la mente actúa como ordenador procesando la información y actuando en consecuencia. En el cognitivismo los cambios en la conducta se producen de dentro hacia fuera, por lo que el sujeto es responsable de su propio aprendizaje (Dosil, 2004:273).

Dosil, destaca algunos de los elementos claves de este paradigma que tienen aplicación directa en el ámbito de la actividad física y el deporte:
-Aprendizaje significativo: refiriéndose a la posibilidad de establecer vínculos sustantivos y no arbitrarios entre lo que hay que aprender (el nuevo contenido) y lo que ya se sabe, lo que se encuentra en la estructura cognitiva del sujeto que aprende (sus conocimientos previos), atribuyéndole significado al material objeto de aprendizaje (Coll y Sole, citados por Dosil, 2004:273). 

Consideramos que este tipo de aprendizaje es importante en el ámbito deportivo, ya que el deportista necesita que las actividades que está aprendiendo tengan significado para él. La iniciación deportiva en cualquier especialidad o disciplina solicita del practicante un cierto nivel de maduración, a la vez, que el aprendizaje de determinados gestos o acciones básicas para poder iniciar la práctica. Es necesario que determinados patrones básicos de movimientos se hayan consolidado para poder dar paso al aprendizaje de otras de mayor complejidad. Por ello no se debe forzar el ritmo de aprendizaje, ya que esto puede acarrear un bloqueo de los aprendizajes posteriores. Las habilidades se van superponiendo unas a otras, y la consolidación de las mismas permite la adquisición de otras nuevas. En los aprendizajes de las habilidades, el deportista sigue una secuencia lógica y definida, de forma muy sencilla, que atraviesa los siguientes momentos:
a)            Percepción selectiva de los estímulos que son relevantes para la realización;
b)           Construcción o elaboración de esquemas de respuesta;

c)            Desarrollo de las estrategias de decisión. 

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