"MENOS FUERZA Y MÁS INTELIGENCIA"
de MAROGAR .
El
autor de "El arte de soplar brasas", Leonard Wolf, habla en su libro
de personas y motivación; de trabajo en equipo, de ayuda a la mejora de
habilidades y competencias... O sea, es un libro para gestionar el fútbol
actual con significada autoridad. Por otra parte, incluso los directivos
propietarios de las acciones de los clubes siguen pensando que los entrenadores
de fútbol solo deben conocer los aspectos técnicos y tácticos del juego, que lo
importante son los personajes aunque se olviden de las personas. Por tener un
piano en casa (Un título de entrenador) se creen que son músicos avanzados.
Lamentablemente, a muchos entrenadores les resbalan las relaciones personales
con sus jugadores.
Sería
muy fácil seguir el consejo de Goethe: "Lo mejor que puedes hacer por los
demás no es enseñarles tus riquezas, sino hacerles ver la suya propia".
Buen espíritu a transmitir por los entrenadores para que potencien el trabajo
de equipo y enriquezcan el fútbol. Pero siguen despreciando las relaciones
horizontales con sus jugadores además de adornar sus actuaciones con frases
hechas. "Cuando no aparecen las ideas, aparecen las palabras" y, ante
la falta de puntos, los entrenadores se repiten: "Los árbitros no nos
están tratando bien"; "El campo de juego no tiene las condiciones
mínimas necesarias..."; "Tenemos demasiados lesionados que no se
recuperan a tiempo..."; "Los fichajes solicitados no han llegado
cuando se pidieron..."; y otras tantas frases manidas de uso obligatorio
para momentos de riesgo. Sin embargo, recuerdo a Mourinho, recién fichado por
el Real Madrid: "No quiero ninguna excusa, ninguna defensa para mí. Para
nada quiero argumentar que la primera temporada es para trabajar y la segunda
para ganar. No quiero nada de eso".
Hace
tan solo unas fechas que el seleccionador nacional español de rugby, Regis
Sonnes, reconocía en una entrevista por internet: "El rendimiento de un
jugador depende de muchos factores, físico, técnico, mental... Tenemos que
trabajar, para intentar competir al máximo nivel, pero para mí a día de hoy lo
más importante es tener un nivel alto de competición y con eso los jugadores
estarán todos los fines de semana compitiendo en partidos duros y todo el nivel
subirá. Si no hay encuentros de gran competencia en la competición española, se
puede perder todo lo que se trabaja con la selección". Y, además,
sentenciaba: "Para mí es uno de los deportes (rugby) que necesita más
inteligencia y estrategia, tanto colectiva como individual, al margen de la
preparación física pues muchos creen que sólo con fuerza y kilos se puede
jugar... es un deporte que ofrece a los chavales muchas facetas formativas para
crecer tanto como jugadores, como persona". Me parecen unas reflexiones
muy oportunas incluso para contraponerlas a nuestra idea actual del fútbol.
Fui
espectador, hace unos dias, de varios partidos de rugby del "Seis
Naciones". Y reflexioné sobre la idea apuntada de "menos fuerza y más
inteligencia". Comprobé el comportamiento tribal de este deporte,
prácticamente igual de actitud en todos los bloques. Un árbitro con plena
autoridad y respetado, ningún jugador discutía ninguna decisión. Sangre en las
orejas, en las cejas, en la nariz; público enfervorizado, "melées"
organizadas, disciplina táctica, entusiasmo permanente ya en el ganador ya en
el perdedor, ninguna parada del juego a pesar de los empellones y las agarradas
permanentes, más rollizos que atléticos, ninguna tarjeta amarilla, ninguna
expulsión, entrega, velocidad, juego de posiciones, trabajo en equipo tanto en
defensa como en ataque, fuerza descomunal, mucha lucha de
"grecorromana" y también de "sumo" según las circunstancias,
musleras orejeras, protectores dentales, rodilleras, muñequeras, refriegas.
Fuerza, fuerza noble, no malintencionada, fuerza bruta otras veces,
sobreesfuerzo siempre, veterana fuerza, fuerza joven, fuerza reglamentada,
fuerza veloz, fuerza exhibicionista, fuerza sana, fuerza para dar y regalar,
fuerza desproporcionada, fuerza, mucha fuerza, pero fuerza deportiva...
Quizás esa evolución necesaria de "menos fuerza y más inteligencia"
se haya producido en el fútbol durante la última década, más bien sería como
consecuencia de que este deporte lo ha permitido por ser más evolucionado en
sus pautas técnicas, tácticas y estratégicas, menos rígido, más creativo en el
contacto con el balón, hasta en el enfrentamiento individual por cuanto un
regate con balón sirve para superar a un contrario, mientras que en el rugby
priva el regate con el cuerpo para no dejarse "atrapar" físicamente y
acabar rodando por los suelos. Y otras muchas consideraciones diferenciales que
se podrían detallar. Pero, como nos recuerda Leonardo Wolf: "Los cambios
en una organización no perdurarán si no tienen arraigo en las personas que la
componen, en sus sistemas de creencias, en sus valores, en su modo de percibir
el mundo, en el modo de relacionarse y en la forma en que asumen
responsabilidad".
No
hace tanto que leí en el diario As una entrevista a Juanlu Martínez, entrenador
antes de la cantera del Español, fue fichado por el Dinamo de Moscú para
revitalizar el fútbol base en aquella entidad. Entre otras cosas, Juanlu decía
que "nuestro principal objetivo es crear futbolistas para el primer
equipo. De nada sirve ganar ligas en ocho categorías del fútbol base si luego
no sube ningún jugador. El elemento de este proceso es, por lo tanto, el
futbolista..." Da gusto leer una opinión fresca de un entrenador de
jugadores de base. Pero prosigamos leyendo: "Creemos en los jugadores
inteligentes, que tengan agilidad mental y sepan tomar decisiones correctas en
función de lo que suceda a su alrededor..." Una vez más, encontramos la
dualidad a elegir y en esta ocasión con jugadores en formación: ¿Fuerza o
inteligencia? Me encantó el mensaje que Juanlu recibió de su nuevo club:
"Me reuní con el presidente Yuri Isaev y me dijo: "No tengas miedo en
cambiar cosas porque aquí llevamos muchos años haciendo lo mismo". Así de
sencillo, así de fácil, así de clarividente. Por lo tanto, es ideal que los
entrenadores hagan un diagnóstico correcto de sus equipos, de sus necesidades y
apliquen sus métodos de manera creativa, inteligente. MAROGAR
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