miércoles, 12 de septiembre de 2018


"MENOS FUERZA Y MÁS INTELIGENCIA"
 de MAROGAR . 

          El autor de "El arte de soplar brasas", Leonard Wolf, habla en su libro de personas y motivación; de trabajo en equipo, de ayuda a la mejora de habilidades y competencias... O sea, es un libro para gestionar el fútbol actual con significada autoridad. Por otra parte, incluso los directivos propietarios de las acciones de los clubes siguen pensando que los entrenadores de fútbol solo deben conocer los aspectos técnicos y tácticos del juego, que lo importante son los personajes aunque se olviden de las personas. Por tener un piano en casa (Un título de entrenador) se creen que son músicos avanzados. Lamentablemente, a muchos entrenadores les resbalan las relaciones personales con sus jugadores.

          Sería muy fácil seguir el consejo de Goethe: "Lo mejor que puedes hacer por los demás no es enseñarles tus riquezas, sino hacerles ver la suya propia". Buen espíritu a transmitir por los entrenadores para que potencien el trabajo de equipo y enriquezcan el fútbol. Pero siguen despreciando las relaciones horizontales con sus jugadores además de adornar sus actuaciones con frases hechas. "Cuando no aparecen las ideas, aparecen las palabras" y, ante la falta de puntos, los entrenadores se repiten: "Los árbitros no nos están tratando bien"; "El campo de juego no tiene las condiciones mínimas necesarias..."; "Tenemos demasiados lesionados que no se recuperan a tiempo..."; "Los fichajes solicitados no han llegado cuando se pidieron..."; y otras tantas frases manidas de uso obligatorio para momentos de riesgo. Sin embargo, recuerdo a Mourinho, recién fichado por el Real Madrid: "No quiero ninguna excusa, ninguna defensa para mí. Para nada quiero argumentar que la primera temporada es para trabajar y la segunda para ganar. No quiero nada de eso".

          Hace tan solo unas fechas que el seleccionador nacional español de rugby, Regis Sonnes, reconocía en una entrevista por internet: "El rendimiento de un jugador depende de muchos factores, físico, técnico, mental... Tenemos que trabajar, para intentar competir al máximo nivel, pero para mí a día de hoy lo más importante es tener un nivel alto de competición y con eso los jugadores estarán todos los fines de semana compitiendo en partidos duros y todo el nivel subirá. Si no hay encuentros de gran competencia en la competición española, se puede perder todo lo que se trabaja con la selección". Y, además, sentenciaba: "Para mí es uno de los deportes (rugby) que necesita más inteligencia y estrategia, tanto colectiva como individual, al margen de la preparación física pues muchos creen que sólo con fuerza y kilos se puede jugar... es un deporte que ofrece a los chavales muchas facetas formativas para crecer tanto como jugadores, como persona". Me parecen unas reflexiones muy oportunas incluso para contraponerlas a nuestra idea actual del fútbol.

          Fui espectador, hace unos dias, de varios partidos de rugby del "Seis Naciones". Y reflexioné sobre la idea apuntada de "menos fuerza y más inteligencia". Comprobé el comportamiento tribal de este deporte, prácticamente igual de actitud en todos los bloques. Un árbitro con plena autoridad y respetado, ningún jugador discutía ninguna decisión. Sangre en las orejas, en las cejas, en la nariz; público enfervorizado, "melées" organizadas, disciplina táctica, entusiasmo permanente ya en el ganador ya en el perdedor, ninguna parada del juego a pesar de los empellones y las agarradas permanentes, más rollizos que atléticos, ninguna tarjeta amarilla, ninguna expulsión, entrega, velocidad, juego de posiciones, trabajo en equipo tanto en defensa como en ataque, fuerza descomunal, mucha lucha de "grecorromana" y también de "sumo" según las circunstancias, musleras orejeras, protectores dentales, rodilleras, muñequeras, refriegas. Fuerza, fuerza noble, no malintencionada, fuerza bruta otras veces, sobreesfuerzo siempre, veterana fuerza, fuerza joven, fuerza reglamentada, fuerza veloz, fuerza exhibicionista, fuerza sana, fuerza para dar y regalar, fuerza desproporcionada, fuerza, mucha fuerza, pero fuerza deportiva...

          Quizás esa evolución necesaria de "menos fuerza y más inteligencia" se haya producido en el fútbol durante la última década, más bien sería como consecuencia de que este deporte lo ha permitido por ser más evolucionado en sus pautas técnicas, tácticas y estratégicas, menos rígido, más creativo en el contacto con el balón, hasta en el enfrentamiento individual por cuanto un regate con balón sirve para superar a un contrario, mientras que en el rugby priva el regate con el cuerpo para no dejarse "atrapar" físicamente y acabar rodando por los suelos. Y otras muchas consideraciones diferenciales que se podrían detallar. Pero, como nos recuerda Leonardo Wolf: "Los cambios en una organización no perdurarán si no tienen arraigo en las personas que la componen, en sus sistemas de creencias, en sus valores, en su modo de percibir el mundo, en el modo de relacionarse y en la forma en que asumen responsabilidad".

          No hace tanto que leí en el diario As una entrevista a Juanlu Martínez, entrenador antes de la cantera del Español, fue fichado por el Dinamo de Moscú para revitalizar el fútbol base en aquella entidad. Entre otras cosas, Juanlu decía que "nuestro principal objetivo es crear futbolistas para el primer equipo. De nada sirve ganar ligas en ocho categorías del fútbol base si luego no sube ningún jugador. El elemento de este proceso es, por lo tanto, el futbolista..." Da gusto leer una opinión fresca de un entrenador de jugadores de base. Pero prosigamos leyendo: "Creemos en los jugadores inteligentes, que tengan agilidad mental y sepan tomar decisiones correctas en función de lo que suceda a su alrededor..." Una vez más, encontramos la dualidad a elegir y en esta ocasión con jugadores en formación: ¿Fuerza o inteligencia? Me encantó el mensaje que Juanlu recibió de su nuevo club: "Me reuní con el presidente Yuri Isaev y me dijo: "No tengas miedo en cambiar cosas porque aquí llevamos muchos años haciendo lo mismo". Así de sencillo, así de fácil, así de clarividente. Por lo tanto, es ideal que los entrenadores hagan un diagnóstico correcto de sus equipos, de sus necesidades y apliquen sus métodos de manera creativa, inteligente. MAROGAR


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