SER FUTBOLISTA.
Nada como jugar al fútbol. El barrio y la calle no se iguala a nada.
Allí comienza todo.
Dominados por el asombro, la emoción, la curiosidad, la
fantasía, decidimos ser alguien en este juego.
Ser grandes. Trascender jugando a lo que más nos gusta. Convertirnos en
artistas del juego más apasionante que se ha inventado. Tipos que van más allá
expresando en sentimiento su talento, inteligencia, habilidad, su carácter
jugando al fútbol.
Además no teníamos otra cosa que nos sacara del anonimato y nos
permitiera hacer realidad nuestros sueños.
Cuando tuvimos el primer contacto con ella rápida, arisca, redondita,
juguetona, nos desafió a ser capaces de
dominarla. Nada fácil con los pies para obligarla con sutileza a la obediencia.
Con el tiempo cerrar un pacto de mutua lealtad.
Correspondencia total: me tratas bien y siempre seré tuya, obedeceré
ciegamente. Relación de respeto máximo por la pelota. La protagonista de este
juego. Nada más y nada menos.
Allí mismo en el barrio, en la
calle, en el potrero, se comienza a recibir esa distinción por tu cercana y
respetuosa relación con la única, la que manda: la pelota.
Sí, porque desde ahí ya se distinguen quiénes son los más capaces para
llegar a la cima. Quiénes son los elegidos. Quiénes disfrutarán más y harán
gozar al mundo entero con su juego, su imaginación, su creatividad, su
habilidad, inteligencia.
¿Quién
lo decide?... Tú lo decides. Hazlo todo. Poné todo de tu parte. Entrégate por
entero. Poné todo tu esfuerzo y dedicación.
Aprende
los secretos del juego jugando bien a la pelota. Valdrá la pena. Seguro que sí. Jugar bien al
fútbol es un arte. Con pasión …
haz realidad tu sueño. Depende de ti. De tu actitud.
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