16 mayo, 2017
FútbolProceso DecisionalToma De Decisiones.
Desde hace unos años, el fútbol se ha caracterizado por
englobar dos posturas enfrentadas en cuanto a los métodos de entrenamiento
utilizados en el fútbol formativo; mientras una de las posturas defiende un
enfoque orientado a la mejora técnica de los jugadores como base, diseñando
sesiones caracterizadas por un contexto analítico en el que el jugador
encuentra una gran implicación motriz, mejorando así sus gestos técnicos, pero
en el que la implicación cognitiva suele verse relegada a un segundo plano,
encontramos una postura claramente opuesta, basada en conseguir jugadores
que piensen, orientando el proceso hacia sesiones que fomenten la toma de
decisiones y que tengan en el desarrollo cognitivo y el aprendizaje comprensivo
del deporte su mayor pilar durante el proceso de formación; aquí se pretende
enseñar al niño a pensar y la mejora de los gestos técnicos vendrá dada por un
aprendizaje en situaciones similares al contexto de competición.
Con el siguiente texto, pretendemos entender cómo se
desarrolla el proceso decisional y las características de este, así como su
implicación para el entrenamiento. Del mismo modo, reflexionaremos acerca de si
realmente lo que debemos de buscar en nuestros programas de entrenamiento es
enseñar a que el jugador piense.
EN UN DEPORTE COMPLEJO. EL PROCESO DECISIONAL COMO
FENÓMENO NO LÍNEAL
Lo primero que debemos conocer a la hora de planificar un
entrenamiento en cualquier deporte son las características de este; así pues,
el fútbol nos aboca a un contexto complejo, una realidad cambiante difícil de
descifrar. Los participantes se encuentran en un contexto dinámico e
impredecible, en un deporte abierto cuya idiosincrasia obliga a una toma de
decisiones compleja. Mercé et al. (2007) definen el fútbol como un
“deporte de situación, entendiendo este como aquel que se caracteriza por que
la dinámica de juego viene determinada por situaciones cambiantes y por la gran
incertidumbre que ocasionan la actuación de compañeros y adversarios. Esta
realidad elimina la posibilidad de emitir por parte del jugador respuestas
estereotipadas y hace necesaria una constante toma de decisiones individuales y
colectivas para adaptar la actuación del jugador/equipo a las necesidades
puntuales de cada momento.
”
Debido a esta incertidumbre sociomotriz implícita, se
presenta una nueva concepción del proceso decisional (Guindos, 2015). El
proceso de toma de decisiones tradicional, que implicaba cierta linealidad
entre los aspectos que influían en él, empieza a quedar algo obsoleto en favor
de una nueva concepción donde existen diversos elementos que influyen en ella y
que pueden interactuar de diferente forma según el momento. Autores como
González-Villora, García y Contreras (2013) consideran que no lo podemos considerar
un proceso normativo y lineal, ya que tanto la toma de decisiones como los
elementos que influyen en ella interactúan con los diferentes factores
limitantes de cada disciplina deportiva.
Figura 1. Concepción Proceso Toma de Decisión tradicional vs
actual. Guindos (2015)
De este modo, y ante esta nueva concepción, se postula que
el mecanismo de decisión se verá influido, entre otras cosas, por el número de
respuestas, el tiempo requerido, el nivel de incertidumbre, pero también por
otros factores como el nivel técnico y la condición física.
Lago (2010) expone que la toma de decisión tiene que ver con
3 factores: las capacidades propias, la tarea a resolver y las características
del entorno. Dentro de las capacidades propias del individuo, existe una serie
de procesos cognitivos a los que les corresponde un papel relevante en el
mecanismo decisional: la atención, la anticipación y la memoria se convierten
en actores principales de la toma de decisión, quizás este último por encima de
todos, ya que la toma de decisiones implica la existencia de un conocimiento
acumulado (Póveda y Benítez, 2010). Además, no podemos obviar que estos
procesos se interrelacionan entre sí; un deportista experto (mayor conocimiento
acumulado, relacionado con la memoria) es presumible que tardará menos tiempo
en decidir, ya que su enfoque atencional será más eficiente,
de ahí la importancia de los procesos cognitivos expuestos anteriormente en la
capacidad de decisión.
Todas estas nuevas concepciones sobre la capacidad de
decisión surgen debido a que la existencia de acciones de rápida resolución
motriz, como en el caso del fútbol, plantea la necesidad de analizar la
posibilidad de que nuestro organismo mediante la teoría del procesamiento de la
información tradicional (percepción + interpretación + decisión) sea capaz de
solucionar dichas situaciones o, por el contrario, requiera otro tipo de
mecanismos que permitan el procesamiento de gran cantidad de información en un
reducido periodo de tiempo (Guindos, 2015).
Es por ello que, además de las nuevas propuestas acerca del
proceso decisional, neurocientíficos como John-Dylan Haynes introducen un nuevo
protagonista dentro de este complejo sistema: el inconsciente. Para
Haynes, la aparición de la figura del plano inconsciente aclara la eficacia en
el tiempo de respuesta de muchas acciones para las cuales no se dispone
de suficiente tiempo para realizar tal interpretación (como se propone en la
teoría del procesamiento de la información tradicional); además, este trabajo
del plano inconsciente conlleva el ahorro de procesamiento de información a
nuestro plano consciente. Se trata de un atajo del cerebro para anticiparse a
situaciones que se van dando durante el juego, y solo sucede cuando el jugador
ya ha experimentado una situación similar en algún otro momento, la cual se
grabó en su subconsciente y pasó a convertirse en un hábito para él.
JOHN-DYLAN HAYNES “La mayoría de las decisiones son tomadas
en la parte inconsciente de nuestro cerebro, mucho antes incluso de que los
seres humanos seamos conscientes de ellas”
La neurociencia afirma que las situaciones más complejas que
nos encontramos las solucionamos de manera inconsciente, ya que es posible que
si durante una situación compleja como las que un futbolista se encuentra
durante el transcurso de un partido se produjera una toma de decisión de forma
consciente, se tardaría mucho tiempo en decidir, un tiempo del que no se suele
disponer en este deporte; el futbolista rara vez dispone de tiempo para pensar,
o al menos de manera consciente. En este sentido, algunos futbolistas también
han aludido a estas respuestas inconscientes durante el transcurso del
encuentro. Thiago Alcántara, en una entrevista concedida al periódico El
País nos dejaba las siguientes reflexiones:
“Antes pensaba que podía arriesgar más. Pensaba: ‘aquí
regateo y seguro que el pase va a entrar bien’. Y lo hacía. Hoy en día pienso
de otro modo. Digo: ‘lo voy a hacer, sé que lo voy a regatear, sé que el pase
va a entrar pero es que tengo otra opción más simple’. Esa la vas ganando con
el tiempo. Optas. Dependiendo de la zona del campo. Dices: ‘aquí me toca
regatear’. Pero eso no se razona. Surge naturalmente. Mi cabeza está
más rápida. Lo siento así. Mi fútbol es así. Intento ver las
situaciones antes de que ocurran”.
“Engañar con una sola pierna sería complicado. Si tienes
pierna derecha, bien, si tienes izquierda mejor. Tener las dos es fundamental
para todo: para finalizar, para pasar y para robar balones. Un futbolista
ambidiestro es una mina de oro para el juego. Porque si yo quiero regatear con
la derecha la izquierda tiene que ser muy fuerte y rápida para poder apoyar y
salir. Pero no lo piensas. A base de practicar se te van quedando cosas”
LEO MESSI “Nunca pienso lo que haré, juego como me sale, es
inspiración”
Tras todo lo expuesto en este apartado nos podría surgir la
duda; entonces, ¿podemos entrenar la toma de decisión? Vamos a aportar ahora
nuestra visión sobre el papel del entrenamiento en la mejora de la toma de
decisiones.
INTENTANDO DESCIFRAR EL PUZZLE. DEL JUEGO AL ENTRENAMIENTO
DEL INCONSCIENTE
Llegados a este punto, lo primero que no podemos pasar por
alto es que el jugador podría aprender muchas de las habilidades propias del
juego sin la ayuda de nadie, por lo que nuestra intervención se orientará
a intentar facilitarle dicho proceso de adquisición, potenciando procesos
mediante los cuales el jugador aprendería por sí solo, contribuyendo
(indirectamente) así en su aprendizaje (Lago, 2010). Bien es cierto que algunos
jugadores, tal vez, no llegarían a encontrar respuestas a ciertas situaciones
por sí solos sin la ayuda del entrenador, de ahí la importancia
del principio de individualización en el entrenamiento; nos
encontraremos con jugadores que necesiten que se les enseñe las
soluciones que no saben sacar por sí mismos. Al respecto, Marcelo Bielsa
nos advierte de que “la no intervención exige un escenario general que ya no es
frecuente”, y ese va a ser uno de los primeros escenarios que el entrenamiento
deberá cumplir.
Bielsa nos habla de que se está perdiendo la formación
silvestre como él la apoda; cada vez son menos los niños que juegan en la
calle, se ha cambiado el balón por las tablets, se hace más difícil alcanzar la
famosa regla de las 10000 horas, ya no se percibe esa pasión por jugar muchas
horas para poder desarrollar lo que la genética les puede dar. Es por
ello que el principal escenario que debemos de encontrar en el entrenamiento es
el propio JUEGO; tanto los niños como los menos niños necesitan
jugar, es eso lo que les mueve, la manera por la cual seguramente se
engancharon a este deporte. A partir de este escenario, debemos de tener en
cuenta una serie de elementos que pueden enriquecer nuestra práctica en busca
del desarrollo de la capacidad decisional del jugador.
Para favorecer la toma de decisiones, deberemos plantear
situaciones donde el jugar sea el elemento clave y donde el
jugador deba definir una solución mental al problema que se le plantee y elegir
la acción motriz que solucionará dicho problema; para que el jugador sea capaz
de detectar la información relevante, deberá actuar y explorar el contexto
(Araujo et al., 2011). Es decir, es vital crear tareas que contengan las
características de la lógica interna del fútbol (sobre todo en cuanto a
compañeros y adversarios) y donde pueda haber una proceso de toma de decisión
por parte del jugador; el hecho de trabajar con circuitos entre conos, carreras
continuas, desplazamientos con balón alrededor del campo donde solo debo estar
pendiente de que no se me escape, quizá me sirva de poco en mi afán de
desarrollar la capacidad de decidir de mis jugadores. En definitiva,
replicar el juego y dejar que vayan surgiendo situaciones que lleven al
jugador a decidir debería ser nuestro primer paso; que el jugador encuentre
similitud entre el entrenamiento y lo que sucederá en competición favorecerá el
proceso decisional, parece simple ¿no?
Por otra parte, las situaciones que creemos en nuestros
entrenamientos, además de ser representativas del deporte, deberán permitir
una gran variedad de comportamientos, lo que facilitará que durante la
exploración del contexto por parte del jugador este llegue a seleccionar la
información más relevante. Exponer al futbolista a situaciones de mayor
aleatoriedad y complejidad les permitirá aprender de forma inherente cómo analizar
la información y darle un mejor uso; al final de todo el proceso, este
tipo de tareas, le enseñará al jugador a tomar decisiones sin pensar. Aunque
muchos autores abogan por conocer todas las situaciones de juego, la realidad
es que hay pocas situaciones idénticas durante un partido de fútbol; sería
demasiado pretencioso intentar que el jugador conociera todas las situaciones
que se pueden llegar a dar en un partido, además de por la complejidad del
deporte, por el tiempo que ello conllevaría, por lo que introducir la
variabilidad de contextos y conductas durante nuestras sesiones favorecerá la
toma de decisión.
Uno de los aspectos más importantes durante el proceso de
entrenamiento será el feedback que el jugador reciba por parte del
entrenador. Así pues, se debe tener una preocupación especial por las
correcciones y la retroalimentación que se le da al jugador tras su actuación,
ya que esto tendrá influencia en los comportamientos futuros de este en función
de la forma y contenido que se le haya transmitido y del momento en el que se
haya producido. En este sentido, habrá que estar atento al aspecto emocional
cuando se refuerza o corrige al jugador cuando está dando una respuesta a un
problema surgido durante el juego, ya que frente a situaciones puntuales, el
cuerpo otorgará una señal en función de las experiencias anteriores, algo que
sin duda puede influir en el proceso decisional del jugador (Guindos, 2015).
El feedback otorgado al jugador le deberá permitir focalizar
la atención en los aspectos relevantes de la tarea, además de encaminarlo hacia
un proceso de reflexión propia postcompetición, lo que posiblemente conllevará
a una mejora de las habilidades interpretativas (Lago, 2010). Como apreciamos
en la imagen que nos muestra las fases de la ejecución motriz de los
deportistas, toda consecuencia objetiva tendrá una valoración subjetiva de las
consecuencias, y esta se verá enormemente influida por el feedback recibido.
Figura 2. Fases de la ejecución motriz del deportista. Lago
(2010)
Por último, debido a la importancia que, cada vez más, se le
otorga al inconsciente, no podemos dejarlo de lado en nuestros programas de
entrenamiento. En situaciones que exigen una decisión rápida, como en el caso
del fútbol, hemos visto que incluso primero se actúa como una especie de
automatismo y después, la decisión tomada pasa al plano consciente; este
planteamiento, surgido de la neurociencia, nos obliga a entrenar el
inconsciente y a facilitar al jugador que haga referencia a las
experiencias semejantes vividas para que su capacidad decisional sea más
eficaz. Es importante que el jugador vivencie situaciones de juego específicas,
ya que adquirirá una serie de hábitos que serán almacenados en su cerebro de
forma inconsciente, y que serán transmitidos posteriormente de forma espontánea
a las situaciones que se le presenten en la competición; la percepción del
jugador está condicionada por experiencias previas, por lo que la vivencia de
estas situaciones simuladoras podrá, tal y como afirma Guindos (2015), “generar
patrones de actuación eficaces en el inconsciente”.
De este modo, el hecho de que encontremos maneras creativas
de desarrollar en nuestras sesiones una práctica repetitiva de las situaciones
sugeridas al principio de este apartado provocará que, al final, la toma de
decisiones surja como algo automático, haciendo de lo consciente algo
inconsciente.
PEDRO GÓMEZ “¿Es posible estimular el subconsciente de
alguna manera? ¿podemos ampliar el abanico de respuestas inconscientes que
nuestro cerebro propone? Entiendo que la utilización de situaciones reales de
juego, en las que el jugador conviva con problemas similares a los encontrados
durante la competición, enriquece el bagaje emotivo experimental de éste,
aumentando así el número de anclajes a los que nuestro inconsciente podrá echar
mano cuando se encuentre en apuros”
¿ENSEÑAR AL JUGADOR A PENSAR? REDEFINIENDO EL CONCEPTO
A los que dicen que al jugador hay que enseñarle a pensar,
en mi humilde opinión, les diría que el jugador debe acumular experiencias,
debe jugar. Por ello, no creo que seamos nosotros los que les tengamos que
enseñar a pensar sino los que, como mucho, debamos ayudarles a pensar, o en
todo caso, facilitarles el proceso para que piensen. O mejor, que lo hagan sin
pensar.
Por eso, creo que deberíamos redefinir este concepto, hacer
al jugador el centro del proceso y no concebirlo como un mero recipiente al que
vaciar conocimientos; el fútbol es (y seguirá siendo) de los jugadores, y ellos
deberán ser los que creen y saquen sus propios comportamientos, sus propias
habilidades a relucir, los que vayan moldeando esa capacidad decisional
mientras nosotros nos convertimos, como diría Óscar Cano, en facilitadores de
contextos.
Mientras muchos abogan por enseñar al jugador a pensar, yo
seguiré disfrutando que sean ellos los que me enseñen a mí.
ÓSCAR CANO “La idea no parte nunca del artesano, sino que
parte del objeto que quiere moldear o modular. El concepto de artesanía como
parte constructora de procesos o de formación está mal planteado porque parece
que el conocimiento le pertenece al propio entrenador (…) La parte artesanal en
la formación futbolística tiene que ver con descubrir realmente lo que son los
chicos y no impedir que sean lo que son”
Xavi Aguilar
@traslalineadcal
Material Bibliográfico
Alcántara, T. (11 de Abril de 2017). (D. Torres,
Entrevistador). Entrevista El País. http://deportes.elpais.com/deportes/2017/04/10/actualidad/1491859925_599491.html
Araújo, D., Travassos, B., Torrents, C., & Vives, M.
(2011). La toma de decisiones en el deporte escolar. Un ejemplo aplicado al
fútbol. Innovació en Educació Física (IN & EF) , 1-7.
Gómez, P. (2014). El fútbol ¡NO! es así. Barcelona:
FútbolDLibro.
González-Villora, S., García, L. M., & Contreras, O.
(2013). Evolución de la toma de decisiones y la habilidad técnica en el
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Física y el Deporte .
Guindos, D. (2015). Construcción metodológica del
modelo de juego. Nadie sabe nada. Una visión sistémica. Barcelona:
Fútbol De Libro.
Lago Peñas, C. (2010). La toma de decisión desde la
perspectiva de los sistemas complejos. La influencia de variables contextuales
de la competición en el comportamiento de los jugadores en los deportes de
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Mercé, J., Mundina, J., García, R., Yagüe, J. M., &
González, L.-M. (2007). Estudio de un modelo para los procesos cognitivos en
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Revista Digital .
Póveda Leal, J., & Benítez Sillero, J. d. (2010).
Fundamentos teóricos y aplicación práctica de la toma de decisiones en el
deporte. e-balonmano.com: Revista de Ciencias del Deporte ,
101-110.
Excelente, gran desafío para los entrenadores o
“facilitadores de contextos”. Estas propuestas llevan a la formación completa
del entrenador, capacitado para leer al jugador, diseñar actividades que
generen contextos adecuados, tener la capacidad humana de poder entregar buenos
feedback y retroalimentar el contexto de aprendizaje en forma continua!!!
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German Fernandez , 1 junio, 2017
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