CUALQUIERA PUEDE SER ENTRENADOR. LO DIFÍCIL ES SABER DE FÚTBOL.
por KEVIN VIDAÑA .
perarnaumagazine.com.
Los técnicos restamos importancia a las competencias que
demanda el juego en pos de honrar la acepción que parece describirnos: “Entrenadores
de fútbol”. Preocupados por lo intrascendente, confundimos a los jugadores
haciéndoles necesitados de lo que nunca fue necesario y además les perjudica,
dándole la vuelta al entrecomillado.
Entrenar juego solo sirve para jugar cada vez peor. La
enseñanza en fútbol mejora al malo empeorando al bueno, puesto que se guía por
un ideal de juego producto de la vanidad, el miedo y la quietud, considerando
que todos los individuos degluten de la misma manera en su exclusiva digestión
del aprendizaje.
En este camino hacia la deshumanización, hasta los partidos
benéficos acabarán sin goles. La colonización y el adiestramiento en el fútbol
constituyen aspectos contrarios a su esencia; de esta hace referencia Óscar
Cano diciendo: “El fútbol es sorpresa; cuando pasa algo no
sorpresivo me sorprendo”. También Dante Panzeri, que fue periodista
porque no quería sentirse culpable, defiende que “el fútbol es arte de
lo imprevisto y dinámica de lo impensado”.
En una sociedad donde los jugadores han dejado de jugar para
ser jugados, alguien tuvo la decencia de juntar a Iniesta, Messi, Xavi y
Busquets para insistir en la conceptuación del fútbol como juego y demostrar
que la realidad es tan compleja que no entiende de dicotomías.
Su estilo corporeizado en torno a la pelota alude a lo
lúdico, relativo a la diversión, por lo que verlos jugar no puede provocar sino
inevitable fascinación, a no ser que se sufra de sadismo; o en el peor de los
casos, de desamor. Paco Seirul·lo dice: “Es distinto divertirme con una
chica que enamorarme de ella. Tenemos que disfrutar y, sobre todo, enamorarnos
del juego que realizamos”.
Su manera de jugar representa la locura transitoria y la
quintaesencia del pasatiempo. Se trata de lo más puro y perfecto.
Descubriéndose sus componentes funcionales de manera natural;
mostrándose dotados de libertad y con poder creador en un teatro espontáneo,
propio de los patios de recreo; valiéndose de un proceder distintivo que resta
rédito al azar desde la competencia que siente, piensa y obra bajo los aspectos
constituyentes de su ser.
Mientras algunos no sabemos cómo agradecer la aparición de
estos divertidos seductores que escapan de cualquier descripción haciendo del
fútbol una actividad inherente a los seres humanos, otros se creen que ganaron
al Córdoba porque el cuerpo técnico trabajó 8 horas diarias preparando el
partido. También hay quienes se atreven a decir que Pep Guardiola es mourinhista.
Claro, si no puedes con el enemigo, alístalo en tus filas.
El jugador es contextual, no con textual –que reproduce
literamente palabras o textos–. El entorno es el que oferta las posibilidades
individuales, siendo el juego fruto de las interrelaciones. Sobre esto, Lillo
dice que “Andrés Iniesta casi siempre elige la peor opción, ya que
tiene todas las posibles y solo lleva a cabo las que sus compañeros le
entienden”.
La teatralización de conceptos existe, pudiendo ayudar al
desarrollo del juego, pero actuando como máscara ante lo verdaderamente
trascendente. Recientemente, Tito Vilanova dijo a sus jugadores: “No me
necesitáis, sois demasiados buenos”. Y nadie ha hablado del tema.
De la misma manera han intervenido Andrés Iniesta y Leo
Messi, pero sus comentarios también han sido omitidos para evitar desnudos que
parecen no convenir. El manchego asegura: “La esencia que tengo del
juego es absolutamente lúdica, natural, es la de la pista del colegio en
Fuentealbilla. Yo juego como juego porque me sale, eligiendo en cada momento la
opción que intuyo que me ofrece el juego. Cuando estás en el campo es el
jugador el que debe decidir. Hay patrones, pero el fútbol es el momento, tomar decisiones
al instante. Es táctica, esquema y todo lo que quieras, pero al fin y al cabo
es técnica individual, improvisación en una décima de segundo”.
Por otra parte, el argentino remata diciendo: “Mi
manera de jugar no se trabaja, ya de chiquito jugaba así. Alguna vez me
corregirían en La Masia, pero no lo recuerdo. Me respetaron la manera de jugar,
aunque es verdad que aquí la filosofía es parar y tocar de primera. ¡Pero yo no
se la daba a nadie!”.
Es decir, no importa el cómo sino el quiénes, que tienen su
cómo derivado. Guillermo Fernández, entrenador adjunto de Óscar Cano, comenta
que “alinear es más que elegir a once jugadores, se trata de organizar
las relaciones del juego. Elegir quiénes juegan es la mayor estrategia
operativa, puesto que dentro de la alineación está ubicado el rival y los
matices competitivos”.
Cualquiera puede ser entrenador. Lo difícil es saber de
fútbol.
* Kevin Vidaña es Técnico Deportivo de
Fútbol Nivel II. Técnico de captación del fútbol base del Levante UD en
Andalucía.
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