MADRID YA ESTÁ EN LA FINAL DE LA
CHAMPIONS LEAGUE.
De entrada: la incógnita estaba
relacionada con el Bayern. De cómo llegarían al partido desde el punto de vista
mental. Si había la suficiente
confianza, serenidad, si estaban dispuestos a encarar bien enfocados en este
definitivo juego o por el contrario iban
a sucumbir ante las numerosas críticas, la presión desmedida a la que están siendo
sometidos, a pesar de ya ganar tres títulos este año, y observar cuál será su reacción ante la gran
responsabilidad de jugar contra un Real Madrid que llegaba con viento a favor y
seguros de que era un partido muy difícil, pero dispuestos a poner todo para
ganarlo y también conscientes de que un
gol de entrada sería desequilibrante en el trámite del juego.
Y arrancó un partido, ya esperado
tácticamente. Bayern como local y fiel a su estilo adelantando líneas,
asegurando su juego de posesión, exponiéndose al contraataque del Madrid, pero
sin claridad, sin hacer daño ofensivamente, sin encontrar soluciones producto
de esa tenencia. Un Madrid ordenado, agresivo, los primeros minutos presionando
la salida del Bayern, cerrando espacios por dentro, obligando a su rival
excederse en tirar centros desde la banda que la defensa siempre acertó y no cometió errores.
Con jugadas de balón parado anota
Madrid los dos primeros goles. No puede
ser que Ramos llegue tan libre y sin marca a cabecear este tiro de esquina,
increíble. Así no se juega un partido tan trascendental como éste.
Bayern se debatía en una pelea inútil contra sí mismo, de la que nunca salió avante. Con posesión de pelota sin sentido, sin contundencia, sin claridad hasta que llegó el tercero a cargo de Cristiano, recuperación de pelota en propia área y contraataque veloz y preciso cuatro toques y gol. Eso se llama contundencia. Casillas recién entró en acción a los 42 minutos… demasiado.
Bayern se debatía en una pelea inútil contra sí mismo, de la que nunca salió avante. Con posesión de pelota sin sentido, sin contundencia, sin claridad hasta que llegó el tercero a cargo de Cristiano, recuperación de pelota en propia área y contraataque veloz y preciso cuatro toques y gol. Eso se llama contundencia. Casillas recién entró en acción a los 42 minutos… demasiado.
Luego fue un partido muy
previsible, repetido. Madrid súper ordenado en su zona, manejando bien su
bloque de líneas, los espacios de
referencias colectivos repartidos inteligentemente, muy concentrados a
diferencia de sus adversarios, sin cometer errores, y aprovechando las salidas
en ataque rápidas y agregando un poco de tenencia de posesión, propiciada por
el resultado, el trámite del juego y el derrumbe anímico del Bayern.
Un brillante momento del Real
Madrid. Llegando a este juego en un gran estado de ánimo que lo lleva a ser un
equipo sumamente poderoso por la calidad de sus individualidades. Ya habían
quedado en el camino en años anteriores y hoy se dieron el lujo de eliminar al
actual campeón de la Champions, y en su propio estadio. Con un fútbol práctico,
serio, contundente, sólido por la convicción y actitud de sus integrantes, por
las acertadas decisiones del entrenador y su staff técnico, han hecho lo que se
debía hacer para ganar: Sin vueltas, con simpleza, pero ratificando en la
cancha lo que habían anunciado: “Vamos a dejar el alma”. Y lo hicieron, porque
a todo Madrid les seduce enormemente
ganar la décima Champions League.
Para destacar también:
La sencillez, serenidad,
objetividad, seriedad, de Carlo Ancelotti.
Real Madrid y Chelsea, son dos equipos que coinciden en algunos conceptos tácticos, por ejemplo:
-Alternan presiones altas con
bajas en salidas del rival.
-En 3 - 4 pases llegan a opción
de gol en transiciones veloces.
-Concentración permanente en
los cuatro momentos del juego lo que los hace un equipo con mucho equilibrio en
el trámite del mismo.
-Contundencia en ataque.
-Actúan decididamente desde sus
fortalezas y están convencidos de eso y
no lo transan por nada.
-Desde el banco tienen a dos verdaderos estrategas que
toman decisiones que son un apoyo decidido al gestionamiento del juego por
parte de los jugadores para lograr el objetivo que no es otro que el de ganar.
-Respeto absoluto por lo que se
prepara en la semana de cara al partido.
Pep Guardiola en siete años
como entrenador ganó todo… ahora está conociendo el otro lado de la misma
moneda. La derrota. Y lo tiene que asumir bien. Ni en el fútbol ni en la vida, existe el ganador absoluto. Se sube y se baja. Se gana y también se pierde. Es
rosas y es espinas. El camino es así. Él lo vivió como jugador y ahora como
entrenador lo está experimentando. Llegó a un equipo que viene de ganarlo todo
y por allá también los jugadores son seres humanos y los afectan los efectos
nocivos del elogio, del reconocimiento, del triunfo. Bayern es un gran equipo
pero hoy cayó mal, desarticulado y su producción futbolística se vio afectada por
esa reciente etapa de logros mal asimilada. Equilibrio en el éxito.
Cristiano Ronaldo en el tiro
libre al borde del área: La inteligencia del jugador utilizada en la correcta
interpretación del juego te da las mejores decisiones. Es vital en el fútbol.
Golazo. Engañó a todos los jugadores que se hicieron en barrera y a los que
estábamos viendo el juego. Genial.
Rumennigge, presidente del
consejo deportivo del Bayern Munich luego del partido dijo:
"En una noche así, es
mejor no decir nada", al ser interrogado por la Segunda Cadena de la
Televisión Alemana (ZDF) acerca de lo que le diría al equipo después del
partido.
"El rival nos dominó con
claridad, ha sido una debacle".
Rummenigge defendió sin
embargo el proyecto de Pep Guardiola y dijo que aunque el equipo ha sufrido una
derrota dolorosa no hay que empezar a cuestionarlo todo.
"Tenemos un entrenador
muy competente, hemos encajado una derrota que duele pero no hay que empezar
ahora a cuestionarlo todo", dijo.
"Además, el Real Madrid ha
jugado maravillosamente, eso hay que decirlo", agregó.
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