ATLÉTICO DE MADRID A LA FINAL EN
LISBOA.
El 24 de mayo será el duelo con
Real Madrid.
Ha jugado el Atlético en
Inglaterra de una manera grandiosa. Anda por un momento envidiable. Es puntero
en la Liga de España y esa motivación le da seguridad de sí mismo, futbolísticamente está para cualquier cosa con quién sea y en dónde
sea. Sobre todo manejando los momentos del juego con mucho sentido, lo que le
da una gran organización colectiva con gran poder en ataque, mucha fuerza,
solidez y confianza en defensa.
Fue sorprendente el rendimiento
tanto individual como colectivo. Siempre ambicioso en su propuesta y muy
equilibrado, consciente de cuáles eran las fortalezas ofensivas del Chelsea
para darle manejo con mucho criterio. Nunca especuló, no hizo tiempo, comenzó
haciendo presión arriba al Chelsea y luego de terminar jugada o pérdida de
pelota, se rearmaban rápidamente en su propia cancha; obligaron al Chelsea a
jugar distinto a cómo están acostumbrados, no le dejaron espacios al Chelsea de
imponer sus transiciones rápidas y el juego
directo.
Lo del Atlético fue coraje,
huevos, intensidad, compromiso total, entrega combinada con mucha inteligencia
para definir con acierto los sucesivos episodios estratégicos del juego.
Adrián jugó en lugar de Raúl García,
eso le permitió al Atlético jugar más por abajo como variante de su estilo de
jugar, un mejor complemento en el frente de ataque y no depender tanto del centro aéreo al
segundo palo. Ha planteado Simeone una propuesta diferente, no hizo lo de
Mourinho, que en el anterior partido jugó bien atrás, no asumió riesgos, espero
el error rival para contraatacar con espacios en su zona de ataque.
Es una verdadera lección la
estrategia de Simeone: de carácter, de personalidad, de elegir el asumir riesgos e ir de frente a protagonizar
el partido. Muy merecido el contundente triunfo del Madrid en la propia cancha
del Chelsea. Una verdadera hazaña. Hace 40 años no lograba el derecho de estar
en una final de Champions League.
Chelsea nunca se sintió cómodo
con el planteamiento del Atlético. Los primeros 10-15 minutos apenas inquietó
con posibilidad el arco español. Les gusta jugar de contraataque y hoy no
tenían ese espacio después de recuperar la pelota. El gol fue el
aprovechamiento de un error, quizás de los poquísimos que cometió Atlético. 10
x 6 jugadores, al frente del área grande, por abajo y por banda derecha llegó
el ataque inglés, centro y Torres se anticipa y de remate de derecha de primera
anota. Hasta ese momento por lo expresado por los dos equipos era injusto. Pero
llegó el empate pronto y así terminó el primer tiempo. Con ese resultado
Atlético se estaba clasificando. Chelsea se la tenía que jugar en el segundo
tiempo. Arriesgar todo, pero no encontró soluciones. Atlético lo obligo a jugar
diferente a lo que se siente más cómodo. Cometió errores en defensa mientras empujaba
en busca de anotar y fue derrumbándose su estructura táctica poco a poco,
terminando impotente, cayendo en su propia cancha.
Estadísticas del Partido:
ATLÉTICO DE MADRID
Ataques por banda izquierda: 51%.
Ataques por el centro: 20%
Ataques por banda derecha: 28%.
Posesión de pelota: 46%.
Pérdidas de pelota: 82
Recuperaciones de pelota:58%
Remates: 12 A
puerta: 7 goles: 3
Pases totales: 472
Centros:21
Paradas: 4
CHELSEA
Ataques por banda izquierda: 45%
Ataques por el centro: 26.5%
Ataques por banda derecha:28%
Posesión de pelota: 54%
Pérdidas de pelota:80
Recuperaciones de pelota:68
Remates:15 a puerta: 6 goles: 1
Pases totales:467
Centros: 22
Paradas: 4
La gran final está servida. Es
en Lisboa, es una final española. El clásico madrileño se traslada a Portugal,
se termina el morbo que tanto gusta y apetece a la mayoría: Guardiola frente a
Mourinho o Mourinho frente a sus
exdirigidos con quiénes se peleó a su salida del Real.
Pero el fútbol vuelve a darnos
la lección y a recordarnos que en el deporte y en la vida, no hay invencibles,
ni ganadores por siempre. Todos ganamos y todos perdemos. Rosas y espinas es la
vida para todos. No existe el mejor. Hoy sos Dios, mañana la peor bestia. Nunca
hay que creérsela, para nada. Los elogios, los reconocimientos, los Balón de
oro, la fama, el éxito no es permanente no es para siempre, es de todos y para
todos. Todos tenemos las mismas oportunidades y capacidades de acceder a ello. Pero
nadie es dueño de la verdad y puede sacar pecho diciendo “yo soy el número uno”.
Nadie.
FOTO TOMADA DEL PAÍS DE ESPAÑA/http://deportes.elpais.com/
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