domingo, 16 de febrero de 2014

FILOSOFÍA DEL FÚTBOL I



PARA QUÉ LA FILOSOFÍA


Por Manuel Sergio
“Manuel Sergio, siempre que habla de fútbol, pide perdón por saber tan poco. Es la humildad de los sabios”. José Mourinho.

Son muchos los que cuestionan, a veces con desdén: ¿para qué la filosofía? Nunca se les pasó por la cabeza preguntarse: ¿Para qué la Geología, o las Matemáticas, o la Física o la Geografía?... La Filosofía exige profunda reflexión y, en los días en que vivimos, reflexionar nos parece algo perfectamente inútil. Imaginemos que una persona pregunta: ¿Qué hora es? Si sustituimos esta pregunta por esta otra: ¿Qué es el tiempo? Sólo filosofando podrá encontrar el camino de la respuesta. Supongamos que una persona es habitualmente mentirosa. Si alguien, de propósito, pregunta: ¿Qué es la verdad? Sólo filosofando también podrá aproximarse a una respuesta. A veces, cuando me cuestionan: ¿Para qué sirve la filosofía? Me tienta responder: Para no aceptar como obvias y evidentes todas las cosas, todas las ideas, todas las actitudes, sin una conducta crítica, problemática.

Como escribió José Barata-Moura, ya no me acuerdo donde: “Filosofar es, en verdad, preguntar por la razón de ser, protagonizando un ejercicio informado y crítico del pensar”. Esto significa que el pensamiento filosófico ha de ser siempre solidario con el Hombre, la Vida, la Sociedad y la Historia, que lo trascienden y donde al final radica. La filosofía del fútbol, engloba, antes de nada, una gnoseología, una axiología y una orientación antropológica global.

Como gnoseología, nos dice que el pensamiento del ser humano tiene que convertirse de forma inapelable en un pensamiento de acción y de sus diferentes modalidades; como axiología, señala que la acción ha de añadir ser al ser, es decir, ha de ser movimiento en dirección a lo esencial: como orientación antropológica global, destaca que, en el fútbol, sus agentes son simples sujetos, nunca objetos. ¿Es útil o inútil, la filosofía? En un tiempo, como el nuestro, donde sólo hay tiempo para lo que es útil, la filosofía defiende el derecho de ser inútil.

Platón definía la filosofía como el verdadero saber, el cual deberá aplicarse en beneficio de los seres humanos. Descartes afirmaba que la filosofía es el estudio de la sabiduría, para que los seres humanos vivan mejor, alcancen la salud y descubran nuevas artes y nuevas técnicas. Kant enseñó que la filosofía es el conocimiento que la raqzón adquiere de sí misma, para saber lo que puede conocer, o lo que debe hacer, buscando la felicidad humana. Marx declaró que la filosofía había pasado demasiado tiempo contemplando el mundo y que ya era hora de transformarlo. Marx quería decir, a su manera, que es necesario reconstruir la sociedad injusta y que, para ello, las palabras no bastan. Merleu.Ponty refirió que la filosofía es un despertar, para ver más y transformar a mejor nuestro mundo.

Solo transformando podremos ser plenamente conscientes de nosotros mismos. Umberto Padovani y Luís Castagnola, en su historia de la filosofía (Melhoramentos, Sao Paulo, 1978, pp. 55/56) adelantaron que la filosfía es: “La ciencia de las cosas, por las causas primeras, para resolver el problema de la vida”, lo que me trae a la cabeza la estilizada versión de Sto Tomás de Aquino: “Scientia rerum per altissimas causas” (el conocimiento de las cosas, por sus causas últimas). Como se puede observar, todo inutilidades.

Los periódicos, la radio, la televisión, internet, los teléfonos móviles, las tecnologías digitales proclaman, sin cesar, que estamos en el buen camino, en dirección a las Sociedades del Conocimiento. Filosóficamente, nace la duda metódica: ¿será que todos están en el buen camino hacia la Sociedad del Conocimiento? No será exagerado adelantar que esta sociedad no se encuentra en el horizonte de todas las personas ni de todos los pueblos.

Paso ahora a la palabra de Edgar Morin: “El siglo XXI deberá abandonar la visión unilateral, definiendo al ser humano por la racionalidad (homo sapiens) o por la técnica (homo faber), o por las actividades utilitarias (homo economicus), o porlas necesidades obligatorias (homo prosaicus). El ser humano es complejo…. El Hombre de la razón es también el de la afectividad, del mito y del delirio. El hombre del trabajo es también el hombre del juego. El hombre empírico es también el hombre imaginario. El hombre de la economía es también el del consumo” (Os sete Saberes para a educasao do Futuro, Instituto Piaget, 2007, p. 72). ¿Para qué la filosofía? Para que el código genético de la Sociedad del conocimiento sea poblado de interrogaciones; para que no sea imposible cuestionar a los dictadores (que los hay también en la vieja democracia en la que vivimos); para que nadie falte al encuentro reservado con la libertad, “porque ñao machado que corte a raíz ao pensamento”(referencia musical a carlos Oliveira) ¿Para qué la filosofía? Para que las palabras vuelvan a tener significado, en la praxis de la emancipación de todos y cada uno. Según Luc Ferry, en su libro aprender a vivir (Temas e Debates, Círculo de Leitores, Lisboa, 2009, pp 23ss) son tres las dimensiones de la filosofía: la inteligencia de aquello que es (teoría), la sed de justicia (ética) y la búsqueda de la salvación (sabiduría).

En el caso particular del “deporte rey”, es importante preguntar también: ¿Qué es el fútbol? Se trata de una modalidad deportiva colectiva y como tal, un aspecto particular de la Motricidad Humana. “El juego del fútbol es un deporte colectivo en el cual los intervinientes (jugadores) están agrupados en 2 equipos, en una relación de adversidad-rivalidad deportiva, en una lucha incesante por la conquista de la posesión del balón (respetando las leyes del juego) con el objetivo de introducirlo, el mayor número de veces, en la portería adversaria y evitarlos en su propia portería”. (Jorge Castelo, Futebol: Modelo técnico-táctico do jogo,1994, p. 5). Pero, axiológicamente, él no puede generar hombres unidimensionales cuantificados, simplificados, rectificados… que son del fútbol porque sólo saben de fútbol.

A propósito me viene a la cabeza la lúcida exactitud y la sagacidad de un espíritu raro de observador del fútbol brasileño: “Queda cada vez más claro que el modelo tecnicista (Racionalista, empirista y analítico) aplicado en el fútbol, apoyado por una casi inagotable fábrica de cracks, que nos dio 5 copas del mundo, comienza a agotarse rápidamente. El abordaje analítico que acentúa una exacerbada búsqueda del perfeccionamiento de los gestos técnicos deriva en una fragmentación de la enseñanza del fútbol. Existe aquí una supervaloración y jerarquización de los aspectos técnicos, vistos de forma aislada y que provocan el surgimiento de acciones mecánicas poco creativas y comportamientos estereotipados, acarreando serios problemas metodológicos en la comprensión del juego” (Joao Paulo medina, in Futebol, Psicología e a Producao de Conhecimiento, Atheneu, Sao Paulo, 2009,p. 179).

La filosofía del fútbol busca purificar del fútbol el no cuestionarse ciertos fundamentos de lo dominantemente establecido.

Las grandes transformaciones son morfogénesis, creadoreas de nuevas formas, Edgar Morín, O método V. A Humanidade da Humanidade.

“En el tiempo en el que vivimos, ante la complejidad, hay necesidad, simultáneamente, del espíritu de finura y del espíritu de geometría, de la razón y del corazón, de la teoría y de la práctica”.

El corazón fue de hecho la primera facultad de la dialéctica, en Pascal.P el curativo necesario para las exageraciones de la razón moderna.

Si no me falla la memoria, en Descartes hay un método, de Pascal destacan dos (el de la razón y el del corazón). Por eso Pascal, al mismo tiempo místico y pragmático, es un eterno contemporáneo.


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