sábado, 23 de junio de 2012

TRABAJO EN EQUIPO


TRABAJO EN EQUIPO.
Aprender a hacer equipo en el fútbol y la empresa.
Gipuzcoa.com

 La disciplina de gestión de trabajo ha estado siempre enfocada a mejorar las competencias y capacidades de las personas, de los individuos. ¿Pero qué pasa cuando estos individuos, dotados de excelentes competencias y capacidades tienen que trabajar en equipo en busca de un logro colectivo? Todo cambia.

Existen muchos casos de éxito, como pueden ser algunos equipos de fútbol, en los que cada jugador tiene que entregarse y luchar por el triunfo del grupo. Esto también es aplicable al ámbito de la empresa.

El M.Phil en Innovation Management, Ángel Arbonies califica como ‘fascinante’ la gran diferencia que hay entre el trabajo individual y el trabajo en equipo. Existe un desconocimiento en entender lo que hace un equipo en general, ya que la tradición nos hace pensar en el talento como un concepto individual, y no, al contrario, de algo colectivo.

Hay equipos de alto rendimiento que no tienen a los mejores. Y hay también equipos de alto rendimiento que consiguen espirales de crecimiento, tanto en el ámbito empresarial como en el deportivo, y la explicación, no es algo evidente. Existe un misterio que no se resuelve a través de teorías convencionales.

El orden convive con el desorden y lo cierto con el azar. Al igual que lo previsible con lo imprevisible, lo conciso con lo impreciso y lo automático con la creatividad. Los opuestos conviven pero la lógica de los deportes de equipo está más relacionada con el desorden, el azar, lo imprevisible, lo impreciso y la creatividad.

Por eso existe la necesidad de cambiar de paradigma, creando uno nuevo en el que, en lugar de tratar de responder de distinta manera, nos hagamos distintas preguntas.

A la hora de llevarlo a la práctica se trata de qué entendemos por ser humano. Entendiendo al ser humano como una estructura hiper-compleja, formada por las interacciones y retroacciones de determinadas estructuras.

Éstas son la estructura cognitiva, que se refiere al modo del tratamiento de la información; la estructura coordinativa, que se refiere a la capacidad de moverse; la estructura condicional, que tiene que ver con el soporte energético; la socio-afectiva, que son las maneras de relacionarse con el entorno, la emotivo-evolutiva, que tiene que ver con la competitividad y la identificación del yo. Asimismo, encontramos la creativo-expresiva, con la proyección de ese yo; y la mental, que serían el conjunto de conocimientos y saberes que le hacen y ayudan a una persona a hacer frente a la incertidumbre. El ser humano es una red multinivel, ya que estas siete estructuras están en continua interacción.

La teoría de sistemas impulsada por uno de los preparadores físicos del Fútbol Club Barcelona Paco Seirulo consiste en ver la vida desde un punto de vista sistémico. Así lo cree también Iñigo Domínguez, miembro del cuerpo técnico de la Real Sociedad C.F.

Ambos resaltan la importancia del cómo se han construido los individuos. Domínguez, que empezó a trabajar con este tipo de entrenamiento con el equipo femenino de la Real Sociedad F.C. en 2004, opina que tenemos mucho que aprender de los países de Oriente, y aclara que “en Occidente nos centramos más en las partes, mientras que en el Oriente se centran más en las relaciones”. Queda descartado “el todo como la suma de las partes”, y se plantea el hecho de que “las partes no suman, sino que interaccionan de forma que el todo es desconocido”.

“El fútbol es un juego de interacciones, por eso, intentamos tener en cuenta el contexto tanto al juego como al proceso de entrenamiento. Consideramos que lo contextual tiene un valor que normalmente no se tiene en cuenta”, añade.

La metáfora del éxito en el mundo occidental siempre ha tratado de destacar a personas individuales. Arbonies afirma que “el éxito en los equipos puede ser resultado de la labor del esfuerzo y el talento individual, pero que el equipo crezca o no dependerá en cómo se relacione éste con el resto”.

El preparador físico del F.C. Barcelona, Paco Seirulo, señala enfrentarse al rendimiento de un colectivo, de un equipo, cambia las reglas de juego, aparece algún ingrediente incontrolable, y a esta supuesta relación causa-efecto, mejor rendimiento individual igual a mejor rendimiento colectivo, salta por los aires.

El “entrenamiento estructurado”, fruto de Seirulo, no se centra únicamente en una estructura condicional como un entrenamiento clásico en la que el ser humano se entiende como una pirámide, sino que a través de su proceso de entrenamiento, ayuda a que el jugador mejore en el fútbol. Esta metodología explica, entre otras cosas, que la forma en la que la persona se relaciona fuera del vestuario influye en cómo juega.

Los equipos se construyen.
Los equipos en una empresa no existen, se construyen por interacciones, afirma Arbonies: “Cuando te sientas por primera vez en una reunión no existe ningún equipo. Una vez sumergido en la dinámica, cuando comienza el intercambio de información y conocimientos se va creando un tejido invisible entre el grupo de personas. De esta manera, surge un sentimiento de comunidad y esto tiene su paralelismo aplicado al fútbol”.

En lo que respecta a la figura del jefe o líder de ese grupo, Arbonies afirma que su papel es importante, pero no tanto, ya que debe dejar que los individuos actúen por sí mismos. Domínguez comparte esta opinión y dice que el liderazgo tiene que consistir en la capacidad de fomentar el auto-liderazgo de las personas que conforman el equipo: “Se trata de convencer desde el sentimiento, no sólo desde la razón”. Si el liderazgo clásico ha consistido en ‘haz esto’ y obedecer, ahora el líder tiene que cambiar su rol y en lugar de mandar, sugerir.

La persona ya no es un mero ejecutador, que sólo recibe órdenes, sino que aparece con todo su potencial y todos sus problemas. “Las personas no somos recursos humanos”, señala Domínguez.

En el campo de la empresa, Arbonies opina que en los equipos de trabajo de empresa ocurre algo parecido. Cuando un equipo repite rutinas estás desaprovechando su potencial. El truco consiste en enseñar al equipo a saber responder a las diferentes situaciones que puedan surgir. No repetir el automatismo, sino tomar la mejor decisión en cada momento. “Hay algunas pautas, pero siempre hay que contar con esa capacidad de tomar decisiones que no se pueden prever. Y eso es lo que hace fuerte al equipo”, asegura.

Muchos intentan encontrar a ese líder carismático al que todos siguen y en el que se apoyan. Pero resulta casi imposible. Por eso hay que dar responsabilidad al equipo porque el equipo es más importante que el líder.

Las jugadas individuales tanto en la empresa como en el fútbol no existen. Todo está condicionado por lo que hagan los demás y por la capacidad que hayan tenido esas personas de formar un equipo. Esto se puede observar en la máxima categoría de fútbol español al fijarse en los resultados y la forma de entender el fútbol cohesionado que practica el F. C. Barcelona.

Sin embargo, con el entrenamiento que propone el F. C. Barcelona, y particularmente Seirulo, se ha perseguido optimizar las capacidades personales y las relaciones entre los jugadores, porque, como se entiende de esta teoría: “Más de lo bueno no es mejor”.

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