jueves, 27 de noviembre de 2014

DINÁMICA COMPORTAMENTAL EN LA FORMA DE JUGAR

LA IMPORTANCIA DE CREAR HÁBITOS A TRAVÉS DE LA REPETICIÓN SISTEMÁTICA DE LOS PRINCIPIOS DE JUEGO
Escrito por Livio Contessotto 27 NOVIEMBRE 2014
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“El objetivo es siempre el mismo:Tornar cerebral la dinámica comportamental que es la organización, que es filosofía, que es emoción. Crear intenciones y hábitos. Tornar consciente y después subconsciente un conjunto de principios de manera de exponenciar naturalmente una determinada forma de Jugar”  Rui Faria

La finalidad del cerebro es optimizar comportamientos, manipular con destreza las necesidades del cuerpo contra las amenazas y las posibilidades del momento.
Para que un individuo elabore una respuesta mental, en plena consciencia, el cerebro demora alrededor de medio segundo, hasta que toda la jerarquía del procesamiento cerebral haya realizado su trabajo. En el futbol, donde los jugadores deben tomar buenas decisiones en todo momento, donde casi no hay tiempo de pensar, medio segundo es mucho tiempo.

Me gustaría poner algunos ejemplos, fuera del fútbol, para que se entienda un poco mejor.
En un partido de tenis entre jugadores profesionales Top, el saque puede llegar a superar los 200 Km/h. La pelota pasa por la red y es devuelta por el adversario en casi 1/3 de segundo. Si tenemos en cuenta el concepto anteriormente mencionado, pareciera imposible realizar una buena devolución a un saque tan rápido, sin embargo algunos tenistas lo consiguen. Y cómo es posible? Sera que los tenistas profesionales son seres humanos diferentes de los otros en lo que se refiere a la velocidad con que sus cuerpos responden a los estímulos?


Hay experimentos que muestran cuanto tiempo le toma al cerebro para  interpretar nuevas informaciones. Cuando se pide a las personas que presionen un botón cuando una luz parpadee en la pantalla, les toma 200 milésimas de segundo (1/5 de segundo). Cerca de 120 milésimas de segundo son necesarias para registrar el hecho que la luz parpadea y las otras 80 milésimas de segundo para hacer mover el dedo. Ese es el tiempo necesario para una simple tarea que no exige pensamiento. Para cualquier otra acción que requiere mayor atención, como hacer malabarismo, la respuesta demanda medio segundo.

Entonces imaginémonos las acciones del futbol! Donde no hay tiempo para comparar sistemáticamente todas las opciones disponibles, ya que hay que decidir y actuar con rapidez y eficacia casi instantáneas!

Volviendo a los jugadores de tenis, los profesionales Top, los mismos que consiguen devolver los saques más veloces, cuando son sometidos a test de reacción, que no incluyen sus actividades, son lentos. Sus cerebros no funcionan más rápido. No consiguen interpretar lo que está sucediendo ni un poco más rápido que los demás.

Y entonces….como son capaces de reaccionar mucho más rápido que los demás cuando realizan sus actividades específicas?
En el tenis un saque sería imposible de responder. Los mensajes nerviosos no parecen moverse con la suficiente rapidez. Pero el hábito y la anticipación pueden ayudar al cerebro a derrotar al tiempo.
El hábito es una acción mental aprendida que puede ser realizada sin pensamiento ni supervisión consciente. Y resulta de conocimientos, esto es, imágenes mentales que fueron creadas a través de experiencias, algunas conscientes y otras no conscientes y que quedaron grabadas en la memoria y que van a ser utilizadas para decidir y actuar rápidamente ante determinada situación.

El cerebro puede ser lento, pero no es tonto. El cerebro simplifica su problema de lentitud a través de atajos de procesamientos, creando puentes entre las lagunas, utilizando así, el menor tiempo posible.
Crear puentes entre centenares de áreas corticales, exige trabajo. Pero el cerebro puede crear atajos en esas respuestas y actuar fuera de los patrones, acortando el tiempo de procesamiento.
Este tipo de “atajos o puentes” es un truco inteligente para ahorrar tiempo, y funciona cuando el cerebro experimenta la misma situación en ocasiones suficientes para conseguir una conexión en forma de hábito.

El mejor ejemplo para graficar esta cuestión es cuando aprendemos a manejar un automóvil. Inicialmente perdemos mucho tiempo y gastamos mucha energía para concentrarnos en varios detalles, que en una fase inicial son extremadamente importantes, como mirar la palanca de cambios, controlar cuidadosamente la relación del pedal de aceleración con el embrague, como accionar la luz de giro, etc. Hasta nos mostramos un poco inseguros.

Con el pasar del tiempo y con varias horas de práctica de manejo y de tanto repetir ciertos movimientos, se crean atajos cerebrales que permiten ejecutar estas acciones sin necesitar de plena consciencia, economizando energía y permitiendo direccionar nuestra atención a aspectos más complejos, como por ejemplo, la relación del automóvil con el tránsito. La automatización realizada a través de la práctica y de procesos sub conscientes es increíble, a veces nos pasa que salimos del trabajo y realizamos un largo trayecto hasta nuestra casa, y solo tenemos consciencia que llegamos a casa en el momento que estacionamos en el garaje, muchas veces ni siquiera recordamos de qué modo llegamos a casa, esto es fruto de la habituación, esto es porque el hábito se adquiere en la acción, a través de una determinada relación mente-hábito.

Cuando vivenciamos una misma, o parecida, situación repetidas veces, los ganglios basales consiguen identificar los patrones sensoriales que permiten una determinada respuesta para las situaciones que el individuo experimentó. De esta manera, al vivenciar situaciones similares, el cerebro puede hacer una especie de puente o atajo, permitiendo al individuo responder con una mayor velocidad y sin la necesidad de tener plena consciencia para hacerlo.

Cuando en los entrenamientos vivenciamos ciertos contextos y situaciones relativas al jugar, repetidas veces, le estamos dando la posibilidad o creando el hábito para que el cuerpo responda y pueda ejecutar la respuesta necesaria para conseguir determinada finalidad de manera inmediata, “sin pensar”.

Esta vivenciación de situaciones similares es promovida, dentro de la periodización Táctica, por el principio de la Propensiones, el cual, debidamente articulado con los demás principios, posibilita a que los jugadores respondan de manera más rápida y no por eso ineficaz, sino, todo lo contrario.  Esta repetición sistémica de los principios de juego, debidamente sostenidos por la lógica del Morfociclo Patrón es fundamental:
“Las primeras conexiones hechas en un circuito neural son reforzadas cada vez que
la misma secuencia es repetida, hasta que los caminos se tornan tan fuertes
que pasan a ser un recurso automático, y un nuevo circuito es instalado”.

El hábito permite que el jugador deje de desprender su atención hacia aspectos más básicos y direccione su foco de atención hacia aspectos más dinámicos.

Rui Faria dice al respecto:
“En los entrenamientos insistimos mucho en la habituación. El entrenamiento crea el hábito y después, en el juego, en vez de que la acción sea pensada, esta surge de forma subconsciente y natural”
En la medida que aprendemos un movimiento, este se torna menos cognitivo y más asociativo, exigiendo menor actividad mental.

El principio metodológico de las propensiones se refiere a la modelación de los contextos de ejercitación, con el objetivo de crear contextos relativos a un jugar, que posibiliten la aparición de lo que se quiere entrenar con una elevada frecuencia. Modelandose los contextos, para que estos, no pierdan su naturaleza abierta y sean facilitadores y catalizadores de los propositos deseados.

Lo que se pretende, con la repetición sistémica, es que las preocupaciones del entrenador aparezcan, no repetir o practicar muchas veces cualquier cosa o cualquier ejercitación, no se trata de cuantificar acciones, sino de crear contextos de ejercitación ricos, que conduzcan a una determinada dominancia de interacciones relativas a nuestro jugar. El respeto de este principio metodológico permite el hecho que el contexto esté más propicio para que ocurran ciertas cosas y no otras.

Bibliografía consultada:
John McCrone, como funciona el cerebro. (2002)
Julian Tobar
Rui Faria
Guilherme Oliveira


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