JUAN MANUEL LILLO
Prólogo.
Fomentar la duda, verificando que la duda es la
afirmación más firme, que dudar es una manera como otra cualquiera de habitar
la realidad, pero a diferencia de todas las demás es la más honesta. Cada circunstancia
es loa a la inseguridad, un empujón al vacío, hacer astillas los pretiles del
conocimiento que el miedo a lo desconocido nos ha hecho construir, elevar al
rango de majestad a la incertidumbre y acto seguido nos señala al ser humano
como su súbdito, un vasallo que a veces construye fabulaciones (teorías,
relatos, estudios, mitos, investigaciones) para amortiguar lo incomodo de su
poder déspota.
Conocer es ignorar, cuanto más sabemos mayor es
el tamaño de nuestro desconocimiento, pero para alcanzar este punto de llegada
hay que haber echado andar desde muchos y sólidos puntos de partida. Para poder
concluir el socrático “Solo sé que nada sé”, hay que saber mucho.
El método esta incardinado en el propio
jugador, habita en sus entrañas, lo lleva adentro como el poeta lleva el dolor
para dibujar versos o el color se visibiliza en la cabeza del pintor para alumbrar
cuadros. El método es el futbolista, así que hay que saber de jugadores para
saber algo de fútbol, pero siempre admitiendo que no sabemos nada, que ya es
mucho saber.
Todo esto tiene que ver con el estilo del Barcelona
que se erige en vehículo interpretativo y como organización de interacciones
coherentes con una forma de expresarse a través del “ordenador natural del
juego”, algo tan poco tecnológico, tan poco digital y tan poco contemporáneo como
un balón de cuero. Oscar Cano elige como paradigma de las interacciones que
reclama el juego al Barcelona. El Barcelona como excusa para expresar no solo
una forma de jugar, sino unos procesos para la formación no deformadora.
Si en medicina te recomiendan como medida preventiva
que hay que escuchar al cuerpo para anticipar sus solicitudes, también hay que
intentar escuchar al equipo en vez de que sea él, el que te escuche a ti. Los
entrenadores sufrimos la propensión de darle un criterio al jugador, en vez de
actuar a la inversa, que sea el jugador el que nos done un criterio a nosotros.
Es reivindicar al entrenador que se deja esculpir por sus jugadores y no al
jugador que se hace a imagen de los reclamos sincopados de su entrenador.
Nada es más importante que nada a la hora de
evaluar, observar y analizar el juego, pero el jugador es lo más importante que
todo. Sin embargo, la hiperespecialización ha generado un reduccionismo empobrecedor que
tiene a fragmentarlo todo, a facetarlo, a olvidarse del ser contextual y
contextualizador. Troceamos la realidad
cuando sin embargo la realidad borbotea en interacciones, en conexiones en red,
conecta todo con todo. El especialista es inevitablemente un peligro, porque su
respuesta es parcial, microscópica, limitada, justo lo contrario de lo que a
cada instante demuestra ser la realidad.
Muchas veces nuestro afán de medir, analizar,
mensurar, controlar no son sino manifestaciones de nuestro ego enfermo, una
subterfugio para dotarnos de una seguridad impostada, una actividad para legitimar
una oficio, una fabulación validada socialmente para no asumir nuestras limitaciones,
para no sentirnos pequeños, inermes, ignorantes, angostos.
Se puede ser honesto buscando, pero siempre
sabiendo que las cosas que ocurren en el fútbol y sobre todo las que aún no han
ocurrido desbordan nuestra capacidad de apresarlas y pronosticarlas con esa
certeza científica con las que muchos se vanaglorian. De hecho es un intento de orientarnos hacia
esa inteligencia que se manifiesta cuando se comprende la totalidad de las
cosas y las cosas cuando están en su totalidad.
Esa inteligencia que te hace asentir que no
sabemos nada salvo que todo es incierto y que por tanto es una procacidad no solo
admitir que sabemos algo, sino que además podemos predecirlo con rigor.
Dudar es la mejor manera de estar tranquilos
entre tanta incertidumbre. Continúa sorprendiéndome muy gratamente la capacidad
de Oscar Cano de seguir conduciéndose como un amateur a pesar de la ganarse la
vida como un buen profesional del fútbol. Que siga así. Con entusiasmo de
diletante y criterio de investigador que duda de todo.
El juego de posición del
FCBarcelona. Concepto y entrenamiento.
Colección preparación
futbolística.
Oscar P. Cano Moreno.
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