lunes, 18 de abril de 2011

LEYENDO A ENRIQUE MACAYA MÁRQUEZ. Periodista argentino.

ENRIQUE MACAYA MÁRQUEZ –
Periodista argentino Fox-Sports

¿Qué es el fútbol?
¿Visto de dónde? ¿Desde la tribuna, desde la televisión, desde el campo, desde adentro, desde afuera? Diría que es el deporte más popular del mundo, el que cuenta con mayor cantidad de aficionados, el que escondió en su habitualidad la extravagancia de jugar con los pies. No intentaré encontrar una definición de diccionario, no pretendo maniobrar con palabras chiquitas para distinguir si es un juego, un deporte, un negocio, una competencia, un espectáculo, un show. En realidad, siento que puede ser, y es todo eso. Y nada de eso también.
Yo no lo puedo definir, más allá de reconocer en él a un fenómeno social inasible para la explicación.

A los Periodistas:
Se supone que son críticos, analistas. L a interpretación de los críticos se vincula con la percepción personal, en la que conviven gustos, tendencias e intereses, modificando el objeto del análisis.
Estas alteraciones se agravan cuando la distorsión que produce el analista viene de un conocimiento escaso del hecho analizado, ignorancia que puede quedar escondida tras una buena como vacía literatura, un discurso bonito y tal vez una buena imagen.
Así pueden aparecer los falsos profetas dueños absolutos de verdades absolutas. No hay que sentirse representante del pensamiento colectivo ni un talentoso descubridor de verdades ignoradas.

Hay quiénes halagan al aficionado destinatario obligado de todos los mensajes, asegurándoles que con su ingenio son capaces de construir un concepto nuevo en la utilización de viejas apelaciones. Esto equivale a creer que las modificaciones se han dado únicamente en los aspectos formales para no traicionar los orígenes básicos del juego e intentar rearmar con viejas piezas unidades modernas de la más alta tecnología. Imposible. Se trata de un pensamiento abrazado al romanticismo, un recurso sentimental y nostálgico, anclado en el ayer, cuando ya hoy es pasado. El arte no tiene tiempo, pero la zona artística del fútbol no es todo el fútbol; tiene otras cosas que se van cargando de cicatrices, lo que obliga a realizar un mantenimiento constante aportado por los nuevos elementos que entrega la ciencia aplicada en función de alcanzar una adecuada salud física y competitiva.

Hay otros que entienden que todo ha cambiado, que el origen es sólo el punto de partida porque el camino se ha alterado totalmente. Son quienes creen que nada es igual, utilizando como valoración la modernidad, el futuro, la idea de que no avanzar es retroceder. Un pensamiento que se encuentra lejos del sentido que algunos le dan al fútbol como fenómeno cultural, para marcar conceptos y estilos que parecen quedar al costado del camino ante el avance del éxito. Cerca de la fórmula sin alma, con un contenido pragmático, con muchos estilos y ninguno, con las ventajas y la deformación de la modernidad, con el rostro cibernético de un robot multicapaz.

Estas confrontaciones han puesto de testigo a espectadores que no son especialistas, no son protagonistas, no son técnicos, ni jugadores ni periodistas…..sencillamente, a veces son agonistas, otras antagonistas, aunque siempre se les diga que su rol es el más importante.
Puede que lo sea, la demagogia asegura que lo es. De ahí mis dudas. Prefiero pensar que su conocimiento descansa en todo aquello que tiene sabido, más allá del que pueda adquirir con una lectura del espectáculo que presencia.

Entender el fútbol, verlo, es mucho más que seguir la pelota, las acciones de los jugadores de un bando o la espectacularidad de los que sobresalen.
Es ser capaz de concebirlo como un juego colectivo y solidario cuyo misterio consiste en entender como los oscuros sostienen la luz.

Se crió en el barrio de Flores en Buenos Aires.
A los 8 años, repartía diarios en el barrio de Flores y a los 15 era cadete en Radio El Mundo, donde llegó a ser gerente comercial. En 1950, según su currículum, se integró en el plantel de periodistas de la radio y poco después en el equipo del programa "Rumbo al estadio". Durante muchos años ejerció ambas actividades. En el periodismo al menos, dice que es autodidacta, aunque admite: “les he robado un poquito a cada uno de los grandes valores, pero la última opinión siempre la conformé yo”.

Desde 1958 viaja a todos los mundiales: "La FIFA me envió un reconocimiento especial por eso. Soy el único argentino y el primero en el mundo en actividad... aunque habla de mi vejez más que de mis conocimientos", bromea.
Asistió a 14 mundiales.

¿Periodismo de antes o de ahora? De ahora. Hoy los periodistas están muy bien informados, la tecnología les abrió una posibilidad que nosotros no teníamos y se puede hacer un periodismo más completo, aunque la formación y el uso de lenguaje en los actuales sea cada vez peor. Cuando yo me iniciaba, no digo que el periodista era un intelectual, pero estaba más cerca del escritor que de otra cosa. Entonces lo contaban muy bien pero de pronto no era cierto lo que contaban, después aparecieron los periodistas que se metieron dentro de la cancha, personas que se interesaron mucho más por lo táctico, por conocer del fútbol, por tratar de encontrar respuestas. Esto sigue siendo una cosa tan rica que no se termina de aprender nunca.

¿Le gusta cómo se relata hoy? Hay relatores jóvenes muy buenos, de todos modos he advertido un fenómeno particular: se relata fútbol por televisión como si fuera radio y se relata por radio como si fuera televisión. Y lo explico. La gente quiere emoción, por eso por la tele, aunque no hace falta en realidad porque están las imágenes, se relata con ese vértigo de la radio. Y después, voy en el auto escuchando la radio y no me dicen en qué sector geográfico del campo está la jugada, se acostumbraron a relatar a través de un monitor y que la gente esté mirando. Cuando yo era jovencito había un mapa de la cancha: la lleva por tal sector, se la pasa por acá, el tipo de radio se iba imaginando. Hoy se acostumbraron a lo otro y se olvidan de los detalles, de que la gente no está mirando la tele. Igual, hay muy buenos relatores. Lamentablemente, existe un periodismo joven que tiene que competir en la agresividad o en el amiguismo para sacar alguna ventaja sobre el otro. Y digo agresividad porque se creen que esto pasa por una cuestión de valentía, de matar a un referí o a un jugador.

¿Se puede comentar un partido viéndolo por televisión? Para mí, limita mucho y me cuido de opinar en esos casos, porque la televisión te enriquece con los pequeños detalles, con las cosas que para muchos son inadvertidas y te empobrece en el panorama. Y a mí me interesa ver el panorama porque sé que toda pelota que va, vuelve, y entonces quiero saber cómo está parado un equipo cuando la pelota va a volver.

¿Qué mira usted en la cancha cuando comenta? Cuando trabajo para TV, el ideal es estar en la cancha para ver el panorama y tener el monitor para los detalles. En la cancha miro todo: desde dónde se ubica un arquero, a cómo está parado un defensor, no sigo la pelota permanentemente, trato de imaginar qué le va a pasar a un equipo cuando pierda el balón, porque además el fútbol es eso; si no, terminarían todos los partidos 100 a 0. Me fijo en cómo están preparados para el regreso y a dónde los toma la jugada y si están distraídos o no. Esas cosas ayudan a explicar el partido.

¿Por dónde pasa el comentario de un partido? Por lo posicional y el desarrollo de lo posicional. Marcar la táctica, la distribución de jugadores en el campo, y ver cómo se desarrolla esa táctica, porque la estrategia (el plan del entrenador) no la conozco.

¿Cómo se prepara para comentar? No me preparo. Sé las formaciones y listo.

De la gente con la que habló, ¿quién sabía más de fútbol? Juan Carlos Lorenzo y Osvaldo Zubeldía. Además del conocimiento adquirido en Europa, Lorenzo mantenía la picardía natural del argentino. El decía que el argentino más lerdo te hacía un reloj. Una vez, Zubeldía me pidió que le armara un almuerzo con Lorenzo, yo trabajaba en Radio Provincia y fue increíble: a pesar de que estaban en equipos diferentes, porque Lorenzo era el DT de San Lorenzo, Zubeldía le contó todo lo que hacía en Estudiantes, las jugadas preparadas que tenía, todo. Zubeldía sentía admiración por Lorenzo. Ellos hablaban y yo escuchaba para sacarles cosas, y de vez en cuando me pedían una opinión. Victorio Spinetto también me preguntaba cómo veía ciertas cosas, y después sacaba sus conclusiones.

¿Qué es “saber de fútbol”? Entender el juego, por qué pasan las cosas que pasan dentro de una cancha, saber cuál es la circunstancia fortuita, cuál el error provocado y las características técnicas de las individualidades, entre otras cosas.

¿Nunca se le cruzó dirigir a un equipo? No, pero me hubiera gustado. He tenido diálogos, consultas, pero propuestas serias, no.

¿Cambió mucho la relación periodista-jugador de 40 años a hoy? Sí, yo siempre tuve una característica diferente. A mí, Cacho Fontana me dijo “Vos inventaste el usted”. Trataba a todos de usted y marcaba una distancia. Porque si tomás demasiada confianza con un jugador y después lo criticás, él cree que lo traicionaste, entonces el “usted” marca una distancia. Igual, en general éramos más distantes, ahora hay más amiguismo.

¿Por qué se da ese amiguismo? Porque los jóvenes necesitan al protagonista, los medios les exigen a los periodistas jóvenes las notas con los protagonistas, y la manera de llegar a los protagonistas es así. No me parece bien, creo que es limitante.

¿No le parece una falta de respeto cuando relator, comentarista y reportero empiezan a hablar en clave y dejan afuera al televidente? Sí, y mis compañeros lo saben. “A Macaya no le gusta que hagamos esto”, dicen, pero lo hacen igual.

¿El periodismo en general sabe de fútbol o hay mucha sanata? Sabe. Y también hay sanata, te aclaro.

¿Siente que el periodismo deportivo es menospreciado, algo así como el hermano bobo del periodismo en general? Sí, puede ser... es menos brillante en lo intelectual, menos profundo, porque además si lo hacés más profundo en lo intelectual no te lo entienden. Ojo: tampoco quiere decir que quienes hacen periodismo deportivo sean de una categoría intelectual menor, que eso es otra cosa. Muchos se sienten afectados y por eso enseguida dicen: “Yo no soy periodista deportivo, yo primero soy periodista”. En mi caso, nunca me sentí afectado, a mí me gusta lo que hago, estoy convencido de lo que hago.

¿Nunca le molestaron las críticas que le hicieron de que no se “jugaba” en sus opiniones? Claro, aún me molesta, pero muchos no entienden que una cosa es una respuesta basada en el conocimiento y otra matar a cualquiera porque sí. Jamás pensé en cambiar mi estilo, estoy conforme con mi carrera.

¿Tiene una estimación de cuánto ha viajado en su vida? No, pero es mucho, porque cuando no viajé por trabajo lo hice por placer. Salvo algunos lugares de China y algunos países de Africa, el resto lo conozco.

¿Incorporaría la tecnología en el fútbol o está bien convivir con los errores? Seguro que la incorporaría, y se va a hacer, además, para situaciones límites. También cambiaría algunas reglas. Por ejemplo, hacer el lateral con el pie o la mano. Si no, es muy fácil tirar la pelota afuera, total después te la devuelven, con lo mal que se hacen los laterales ahora. Si del lateral hacés una jugada importante, tendrían más cuidado antes de sacarla.

Trabajó en radio, tele y gráfica. ¿Cuál es el medio más difícil? La gráfica. También es el más formativo. La exigencia del que escribe no la tiene el que habla. En televisión hasta podés hablar con las manos: si no te sale una palabra la das a entender con los gestos. En radio podés no terminar una frase o emplear mal los verbos; pero en el escrito, no. A mí me resulta difícil escribir, fácil la TV y me entretiene mucho la radio, porque además soy muy oyente de radio.

¿Recibió alguna vez un sobre para hablar bien de un jugador? Jamás.
¿Pero existe o no? Sí, creo que sí.

¿Está de acuerdo con el fútbol gratis para todos? No existe el fútbol gratis para todos. Alguien lo tiene que pagar, lo que cambia es quién lo paga. Yo siento como ciudadano que lo estoy pagando mientras otros lo ven gratis.

¿Nunca siente nostalgia por el fútbol de antes? No, a mí me gusta investigar, entonces siempre encuentro algún motivo para entretenerme con el fútbol actual.

¿Quién fue el mejor técnico argentino? Zubeldía, Lorenzo y Bielsa.

¿Qué le sugiere la frase “El fútbol que le gusta a la gente”? Uno se imagina qué quiere decir: un fútbol con belleza, estética y que dé resultados. ¿A quién no le gusta eso? El fútbol con belleza y resultados es duradero, y sin resultados se muere.

¿Los mejores equipos que vio? Hablo de Selecciones: Brasil 70, Holanda 74 y Argentina 86. Cuando Holanda nos goleó en Alemania 74, salíamos de la cancha y Osvaldo Ardizzone me dijo: “Ahora tenemos que inventar palabras, con las que usamos siempre esto no lo podemos explicar”. Holanda fue revolucionario.

Después de Alfredo D'Stéfano, Pelé y tercero Diego. ¿Pelé antes que Maradona? Pelé le cambió la vida a Brasil, apareció y Brasil empezó a ganar todo. Antes eran un buen equipo que se asustaba con unas patadas. Pelé era más completo, con mayor resto físico, capaz de todos los lujos pero jugaba simple. Diego tenía mayor riqueza técnica, sobre todo en la zurda, que siempre hace más vistosos a los jugadores.

































La pelota nos da un respeto propio y ajeno. Dominarla es el principio inevitable. A partir de ahí, cada uno gana un lugar en el escalafón, según su habilidad y su talento. La pelota es una referencia individual en nuestras vidas.
Cualquier número diez.

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