ENTREVISTA A DEL BOSQUE, SELECCIONADOR DE
ESPAÑA »
Elpaís.es.
“El
futbolista debe creer que manda él”
Campeón
del mundo y de la Eurocopa, el seleccionador de España ha hecho de La Roja una
marca universal.
Vicente del Bosque (Salamanca, 1950) ríe a la
puerta de su despacho en la ciudad deportiva de Las Rozas mientras posa con los
dos trofeos conseguidos como seleccionador: el de campeón del mundo en
Sudáfrica 2010 y la Eurocopa.
En ésta
profesión, el desarrollo del trabajo,
los momentos previos al partido, básicamente, la incertidumbre de cómo saldrá.
Y si las cosas no van bien, me entra un sudor frío, no se vayan a pensar que me
quedo tan tranquilo. Puede parecerlo, pero no es lo que sucede en realidad, la cosa
va por dentro…
P. Y
en la vida, ¿qué le preocupa, qué le inquieta?
R. Principalmente, intentar que mis hijos
sean majos. Eso es lo que quiero. No digo unos estudiantes excelentes, unos
profesionales de éxito, no, digo que sean majos, que la gente diga: “Pues son
majos, buena gente, respetuosos, solidarios”. Me preocupa que caigan en
tonterías. Esa es mi preocupación máxima. No tengo otra.
P. ¿Ni con Álvaro?
R. Alvarete es una cosa especial, tiene que
cuidarse un poco más porque tiene tendencia a engordar, le gusta comer, y tiene
diabetes… pero es muy responsable y tiene a la sargento en casa, así que se
cuida mucho.
P. Usted dijo que fue un regalo…
R. De entrada no lo esperas, así que tras
su nacimiento nos hicimos tres preguntas. Primero, ¿por qué a nosotros? Esa la
haces muy rápido y rápido la respondes con la segunda pregunta: ¿Y por qué no
nos va a tocar, que tenemos medios y podemos ayudarle a ser feliz?
P.
¿Y la tercera?
R. Ahora muchas veces nos preguntamos: ¿Qué
sería de nosotros sin él? No entendemos la vida sin Alvarete. Dicho esto, sé
que algunas familias que tengan que afrontar esta situación… sé que es difícil,
pero después de los años no es que nos haya venido bien, pero no lo cambiamos
por nada. He aprendido mucho de él. Tiene una cierta ironía, es cierto. Y te
llenan los pequeños avances, te sientes feliz. Pero la formación, que sean
buenos chavales, es para los otros dos también.
P. Resulta evidente que es usted más
emotivo de lo que pudiera parecer...
R. Me emociono más por lo positivo que por
lo negativo. He aprendido mucho de él.
P. ¿Le pregunta por el fútbol?, ¿le habla
de mediocentros y falsos nueves?
R. Está informado. Sabe más que mis otros
dos hijos de aquí a Lima. Sigue la actualidad, lee los periódicos. No llega a
plantearme según qué debates, pero sí tiene sus preferencias, claro, como
cualquier español. Con Xavi tiene una especial predilección y siempre le
felicita por los goles. Lo bueno es que Xavi le contesta ¡nada más terminar el
partido! Yo le digo que no sea pesado, que les deje, pero...
Mi preocupación máxima es que mis hijos sean
majos, buena gente”
P. ¿El secreto de seleccionador es no ser
pesado?
R. Intento no serlo. Lo importante de
nuestra función es que hagamos creer al jugador que manda, pero que haga lo que
nosotros queremos. No es engañarle, es escucharle hablar de fútbol y de la
vida. Pero en cosas sustanciales debe ejercer el entrenador, claro. Hay cosas
que son una pijada, no merece la pena desgastarse en cosas menores. Eso no es
dar síntomas de debilidad, al jugador hay que escucharle. En cualquier
actividad es bueno saber escuchar.
P. ¿Usted discutía mucho?
R. Siempre fui muy obediente. Llegué en el
coche del observador del Madrid, un R-8 sin muchas perspectivas, tenía 17 años.
Era una aventura, más que nada. Ni pensaba en ser profesional ni vivir de esto.
He ido quemando etapas de año a año sin marcarme muchos objetivos, sin querer
llegar a ser nada. La gente del fútbol base, los Malbo, Asenjo, García Palacio
y García Collado me transmitieron los valores de la casa. Era gente que te
bajaba los humos, con naturalidad, gente muy buena como personas, que es lo
fundamental.
P. ¿El Madrid te formaba?
R. Sin ninguna duda. Sin ninguna duda. Sin
ninguna duda. [Lo dice tres veces]. En eso Don Santiago [Bernabéu] estaba muy
atento. Parecía que no, pero estaba muy cerca de los chavales que llegaban de
provincias. Le recuerdo perfectamente. Era un tío estupendo. Hablaba con mucha
naturalidad… y asumía la misión de marcar la línea del club.
P. ¿Se ha perdido moral en el fútbol?
R. Hablamos en general, no del Madrid, ¿eh?
Quede claro. No, no creo que haya ningún retroceso. Estamos en una sociedad
distinta pero no creo que haya habido una pérdida de moral, ni en el fútbol ni
en lo social. Conozco chavales maravillosos dedicados al voluntariado, gente
mayor que está en el paro y se dedica a ayudar a los demás, chavales y mayores.
P. ¿Al maravilloso mundo de los futbolistas
de élite, llegan los problemas del pueblo?
R. Hombre, pues claro. Es muy raro no tener
a alguien cercano que no esté en el paro o bajo la amenaza de que pueda estarlo
en breve. Yo también me apunté al paro.
P. ¿Cuándo?
R. Cuando me fui del Madrid. Pensé que mi
obligación como ciudadano era apuntarme en el paro. Luego estuve en un convenio
especial al irme a Turquía paro seguir pagando la seguridad social. Me
endemonio cuando me acusan de tributar fuera de España. Yo siempre he pagado
aquí a Hacienda. No me sentiría a gusto de no hacerlo. No me siento más
patriota que nadie, pero si saco un duro de España me sentiría fatal. Siempre
fue así: dinero percibido, dinero cotizado, por mucho que algunos digan que
ganamos en Ucrania y lo tributamos allí. Es mentira; directamente, el 53%.
P. ¿Tiene la sensación de que el país está
destrozado?
R. No, creo que estamos en el mismo nivel
que cualquier país dentro de la comunidad económica europea. Si ves la Bolsa no
vamos muy distintos de los demás. Y en el mundo del fútbol hemos dado pasos
adelantes sustanciales. No somos distintos de eso.
P. ¿El fútbol es una burbuja económica a
punto de estallar?
R. No, no creo, aquí se han hecho cosas
buenas. A nivel de clubes, principalmente en la conciencia de que la cantera es
absolutamente necesaria. Todos en nuestra selección han salido de algún sitio y
eso es un trabajo de los clubes. Del Barcelona, claro, pero no exclusivamente.
Pero es que el Madrid…
P. Siempre ha reivindicado los productos de
La Fábrica...
R. Yo no llamo a los jugadores pensando de
dónde son. Si he de citar a nueve del Barça los llamo. Pero crecí en el Madrid
y sé el trabajo que se hace allí. Soy de una generación a caballo de dos
generaciones extraordinarias: llegué después del Madrid de los yeyés que ganó
la Copa de Europa, en el 73, y me echó la Quinta del Buitre. Yo fui de la
Quinta de los García. De los pobres, dicen, pero ganamos cinco Ligas y cuatro
Copas. Mantuvimos al Madrid en lo alto sin gasto. Pero no podemos olvidar que
del Madrid salió Casillas, que es 140 veces internacional. Todos salen de algún
lado, claro...
P. ¿El fútbol ha cambiado tanto desde que
usted debutó en Primera con el Córdoba?
R. No. No se crean. También había
estrellitas. Ahora hay menos barro en los campos, eso sí. Los campos del norte
eran famosos. La Real, el Athletic, el del Oviedo... Ahora da gusto jugar. Ya
no hay fútbol del norte ni del sur.
P. ¿Y
de ricos y pobres?
R. Eso sí. En lo que es la sustancia no ha
cambiado, pero se abren las distancias entre los equipos. Y es peligrosa, mejor
que no la hubiera.
P. Hablando de trabajar. Se ha puesto en
cuestión que usted no tiene nada que hacer a diario...
R. Con esa respuesta no contesto a nadie,
no quiero buscarme enemigos. Yo llego a las 9.15 y tengo mi actividad. Si vengo
aquí no es para sentarme. Tengo actividad relacionada con el futbol y otras de
representación sin exhibirme. Hay cuestiones que te exige el cargo... Tengo la
conciencia de que ser seleccionador exige servir al cargo.
P.
Eso decía Guardiola cuando ejercía de entrenador del Barcelona…
R. Supongo que él lo aprendió de los
entrenadores que tuvo como yo lo aprecié en los míos. He tenido una gran
suerte. No digo nombres, pero todo el mundo sabe a quién me refiero, gente que
ha sido más que un entrenador de fútbol, mucho más. No es que les haya copiado,
pero sí me sirvieron de ejemplo.
P. ¿Cómo es su relación con los
futbolistas, llega a tener conversaciones de índole privado?
R. El contacto es escaso, pero da para eso,
sí, claro. Tengo conversaciones sobre la vida. Siempre surge, es inevitable.
Pero hay cosas que evito, como que se sinceren conmigo sobre su situación en el
club porque no me incumbe y me incomoda saberlo. Es raro que les hable de su
equipo, salvo si hay algo que puede servir para mejorar nosotros. Busco
referencias para que se sientan cómodos y si en el Liverpool Xabi jugaba con
Mascherano, y creo que tiene que jugar con Busi, pues hablo con ellos para que
no se sientan incómodos. Al final se trata de no ir en contra de sus
características. También hay veces que han de jugar un rol distinto al de su
equipo...
P. ¿El fútbol es igual al que usted veía de
pequeño?
R. Sí. No creo que se pierda la esencia de
un vestuario. Hay cosas que no deben de cambiar. Por ejemplo. Vamos a empezar
un entrenamiento y los chavales se ponen a tocarla con el interior y es un
espectáculo. Nadie les dice que lo hagan pero disfrutan porque la tocan de
maravilla con el interior, que es el golpeo más seguro que hay. Si un niño
domina el juego de interior ya puede jugar al fútbol. Y los jugadores de la
selección son superdotados técnicamente. A mí me joroba el que no se mueve y se
queda sentado. Me gusta que se lo pasen bien. El otro día leí a Rexach en el As
decir que ahora se habla de ir a trabajar. ¿Trabajar? Entrenarse es otra cosa.
No es ir de cachondeo, pero el matiz de entrenarse y trabajar no es lo mismo. Y
yo estoy más cercano a entrenar que a trabajar.
P. ¿Usted todavía la toca?
R. Me gusta, el toque no se pierde. Tocar
la pelota es un gran placer... Aunque me encuentro más limitado, sigo disfruto
con el balón. ¡Y dándole con la cabeza! Pero me retiré una vez, y se acabó, ya
no me retiro más. La última vez que jugué fue en el homenaje a Camacho. Me vi
en televisión al día siguiente y me vi muy mal, casi ridículo. “No juego nunca
más”, pensé. Y no he jugado más. ¡Y eso que le metí un gol a Gatti! Parecido a
uno que le metí a Mora, de vaselina. Me acuerdo porque marqué tan pocos... Al
fútbol hace años que no juego, otra cosa es tocarla, eso sí.
P. Siempre habla maravillas de sus
jugadores. ¿No exagera?
R. No, se ve, lo veis. Es obligado hablar
bien de estos chicos, pero también es verdad que ya no son vírgenes, que tienen
sus dobleces. Que no tengan rintintin con cosas que les diga es imposible. Tú
ves que te miran en silencio y que alguno no se entera de nada de lo que le
dices, pero el de al lado está esperando que salgas para echarse unas risas a
tu costa. ¡Tienen su maldad porque son futbolistas! Siempre fue así el
vestuario, eso no ha cambiado. Y eso no significa que no respeten al
entrenador, no. Es un grupo de chavales extraordinarios que trata igual al
compañero que a Paloma [jefa de prensa de la federación] o a los camareros del
hotel. Son gente maja, por eso ganan.
P. ¿Cómo se siente entre los mejores
entrenadores del mundo?
R. No soy tan incauto de pensar que me dan
un premio a mí por mis méritos. El otro día hablaban de darme un premio a mi
carrera no sé donde... ¿Mi carrera? Desde el 69, desde que jugué la primera
final juvenil de Copa del Generalísimo, en el Bernabéu, como previa a un
Elche-Athletic, hasta la Eurocopa, hay un recorrido largo de victorias y
derrotas. Yo he fracasado también, ¿qué se creen? Recuerdo una derrota en
Belgrado, 2-0. Nos echó el Estrella Roja en los penaltis después de haber
ganado la ida 2-0 en el Bernabéu... O como entrenador, el año del centenariazo,
la final de la Intercontinental contra Boca en Japón, que fue un dolor...
También he fracasado, pero son muchos años, he conocido a mucha gente, he hecho
amistades, ese es el mejor premio que me ha dado el fútbol. Pero me
preguntabais por el Balón de Oro.
P. Sí...
R. No soy tan tonto al pensar que si me dan
un premio individual es que me lo he ganado solo. Ahora mismo, los verdaderos
artífices son los jugadores. Ya no hablo de Toni Grande ni de Miñano ni de
todos los que están ayudándome en la federación [señala a Paloma], gente que
está haciendo un servicio a la selección. No soy tan tonto de pensar que he
ganado algo sin ellos.
P. ¿Qué piensa hacer con un Balón de Oro en
casa? ¿Eso dónde se pone?
R. Le haremos un hueco, pero no es mi
pretensión. Ni siquiera estar entre los tres mejores. Determinar quién es el
mejor entrenador es imposible.
P. ¿Y quién dice que Messi es el mejor?
¿Sería igual sin Xavi o Iniesta a su lado?
R. Pues sí, Messi seguiría siendo el mejor,
sería igual sin ellos. Si Messi se pusiera a jugar en la calle regatearía a
todos, burlaría a todos, como decíamos antes.
P. ¿Usted burlaba?
R. ¿Yo? Todo el día, en la calle. Con un
amigo o con una pared. De chavales no teníamos muchas cosas, pero éramos
felices jugando al fútbol. Lo único que pedía para Reyes era un balón... o un
amigo que lo tuviera y jugara de portero.
Es el mejor entrenador del mundo en el momento. Premio a la ciencia sin petulancia.
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