lunes, 12 de septiembre de 2011

VICENTE DEL BOSQUE

VICENTE DEL BOSQUE

PARA APRENDER

Ganó un Mundial, dos Copas de Europa, una Intercontinental, una Supercopa de Europa, dos de España y un día después de su segunda Liga lo despidieron.
Aquello me ratificó que el éxito es fugaz y está sobrevalorado. Vamos, ¡que así es la vida! Por mucho que ganes, sólo eres uno más.

Además en aquel equipo tenía a algunos de los mejores jugadores del mundo. El entrenador pone las palabras, el discurso, pero son los jugadores quiénes se encargan de los hechos, pues son ellos los que entran al campo de juego y hacen que todo se haga realidad.

No puedes perder de vista quién eres. Debes tenerlo siempre claro.
El trabajo en menores, es importante, de mucha entrega y conocimiento, pero es mucho más difícil educar a tus hijos que a los de los demás.

¿España? Ha habido buenas generaciones antes, pero ésta, al igual que el país, se ha puesto a nivel europeo. Se ha roto ese complejo de inferioridad que en algún momento hemos podido tener con respecto a otros países.

En el vestuario, la madurez de los jugadores fue clave. El no buscar culpables, mantener el ideario sin bandazos, se respetó nuestra rutina el resto del torneo y ésa fue la base del éxito. Y algo de suerte, claro.
Reconocer las propias debilidades, nuestras limitaciones, es fundamental para mejorar y superarse.

Por ejemplo, de mi no pienso nada en especial. Intento ser yo mismo, pero a estas alturas ya no pienso mucho en mis defectos.
Casi nunca recrimino en público a algún jugador, pero si surge cualquier problema de ese tipo se soluciona entre él y yo de puertas hacia dentro. Valoro mucho la corrección y la honestidad, que la gente se hable de forma directa.

En mi método de conducción de grupo la parte humana, desde luego, es fundamental. Se puede tener una relación muy humana y mantener la exigencia.

El fútbol es un acelerador de nuestras pasiones. Con el fútbol nos ilusionamos, nos enamoramos, nos comunicamos. El fútbol nos iguala y nos enseña que el trabajo en equipo, el respeto por el rival, la perseverancia y la motivación nos pueden convertir en campeones. El rechazo total al ego, al orgullo, que desemboca en soberbia y conduce finalmente al error y a la derrota. Esa podría ser la esencia de mi fórmula, de mi método, mi filosofía del fútbol y de la vida. España y Barcelona ganadores de todo así lo ratifican.

Sin valores no hay victorias.
Toda victoria exterior no es más que el síntoma de una victoria espiritual, íntima, interior. Los principios que nos ayudan a transformar la existencia en sus diferentes dimensiones son de aplicación universal. Valores como la humildad, el respeto, la determinación, la disciplina, la confianza, la prudencia, la solidaridad, la firmeza, la voluntad de excelencia, el compromiso, el rigor, la equidad o la diligencia siempre son buenos compañeros, sea para cultivar una buena y sana relación con nuestros afectos. Sin ellos no hay verdadera calidad.

Siempre es difícil mandar, mucho más si se debe hacer sobre gente que gana más que su jefe, como ocurre muchas veces con los futbolistas y los entrenadores. Del Bosque apela a la discreción, virtud que aprendió en el Real Madrid.

La continuidad del entrenador pasa por reconocer el mérito de los jugadores, y es consciente de que la clave de su éxito se basa por no estar nunca por encima de ellos ni en fama ni en importancia. Por esas razones huye del protagonismo, dicen quiénes conviven a diario con el exitoso entrenador español.

Cuando sea necesario plantearse las propias limitaciones es preferible ser modesto antes que indulgente con uno mismo.

La prudencia, la humildad y una equilibrada valoración del adversario son condiciones imprescindibles para conocer los límites de nuestra actuación frente a él.

“El origen de toda sabiduría es conocerse a uno mismo.
Por tanto la peor mentira es la que nos contamos a nosotros mismos. No debemos engañarnos nunca, ni sobre nuestras virtudes ni nuestros defectos; aunque es preferible ser modestos que indulgentes. Vivimos y actuamos en sociedad, de esta manera, es imprescindible tener un conocimiento equilibrado de nuestro entorno: personas y circunstancias. Así podremos actuar de forma equilibrada y nuestros actos tendrán respuestas apropiadas”.

“Un rasgo definitivo de Del Bosque es su independencia en el momento de tomar decisiones. Escucha a todos y no imparte doctrina. Incluso cuando le planteé la posibilidad de escribir un libro con las claves de su método fue tajante: Bueno, pero que conste que lo que vale para un grupo a veces no vale para otro, incluso lo que vale para una persona no vale para otra. Y voy más lejos: lo que es bueno para uno de tus hijos puede no serlo para otro. Cada cual es un mundo”.

Este es el libro recomendado: El Método Del Bosque. Las enseñanzas aplicadas al fútbol, a la empresa y a la vida por el seleccionador de España. Este libro contiene todas las reflexiones que ha dado el entrenador que lleva toda la vida aprendiendo del fútbol. Conferencias, entrevistas, charlas, cursos. Consíguelo, está buenísimo.

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