martes, 12 de abril de 2011

LEYENDO A JORGE LUIS BORGES. I

LEYENDO A BORGES.


“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.”

“He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.”

“La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.”

“La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.”

“No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas”.

“Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones.”

“Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso.”

“Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece.”

“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.”

“Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”

“Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida”.

“Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe.”

"Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos."

"Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas."

"Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído."

"La historia es una forma más de ficción."

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única."

"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

"Ocurre que la primera impresión que causaron personas que son importantes en la vida de uno, suele ser bastante vaga."

Nadie y todos somos la Patria.

El éxito y el fracaso son dos impostores.

¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.

Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo.

Deporte: yo creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganara.

La poesía nace del dolor. La alegría es un fin en sí misma.

La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Si yo no tuviera memoria no podría imaginar.

Es supersticiosa y vana la costumbre de buscar sentido en los libros, equiparable a buscarlo en los sueños o en las líneas caóticas de las manos.

Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos.

Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy.

La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno.

Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.

El infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.

No sé si la instrucción puede salvarnos, pero no sé de nada mejor.

El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho.

Yo creo que de todos los géneros quizá el policial sea el más artificial, porque en verdad los crímenes no se resuelven por razonamientos, sino por delaciones.

Para el argentino, la amistad es una pasión y la policía una mafia.

Repudio todo pensamiento sistemático porque todo sistema conduce necesariamente a la trampa.

La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce.

¿Quién soy? Estoy tratando de averiguarlo.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.

Como ser humano soy una especie de antología de contradicciones, de gaffes, de errores, pero tengo sentido ético. Esto no quiere decir que yo obre mejor que otros, sino simplemente que trato de obrar bien y no espero castigo ni recompensa. Que soy, digamos, insignificante, es decir, indigno de dos cosas. El cielo y el infierno me quedan muy grandes.

En el orden intelectual soy un hombre desgarrado hasta el escándalo por sucesivas y contrarias lealtades.

Un sistema no es otra cosa que la subordinación de todos los aspectos del Universo a uno cualquiera de ellos.

No podría definirme como ateo, porque declararme ateo corresponde a una certidumbre que no poseo.

Lo que más admiro en los demás es la ironía, la capacidad de verse de lejos y no tomarse en serio. Después, el valor y la humildad, siempre que no sea obstentosa.

Una vez hecho algo, no puede valer mucho; es una obra humana con todas las imperfecciones de lo humano, pero el hecho de ejecutarla sí es interesante.

Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real.

Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad deun solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es.

Yo nunca busco temas, dejo que los temas me busquen y yo los eludo, pero si el tema insiste, yo me resigno y escribo.

Cada escritor tiene, fatalmente, un universo personal. Está, de alguna manera, condicionado por ese universo personal, que le es dado y al que debe ser fiel.
El hombre conoce la muerte hasta la médula, hasta los huesos. El hombre ha creado la muerte. Es decir, el hombre tiene conciencia de la muerte, lo cual quiere decir la conciencia del futuro y la memoria del pasado, desde luego, sí.

Los espejos. Eso corresponde a la idea del doble; la idea del otro yo. Es decir, eso tiene que ver con un concepto muy distinto. Y es la idea del tiempo, porque la idea del tiempo es ésa: es la idea del yo que perdura, y de todo lo demás que cambia. Y sin embargo hay algo misterioso, que es actor y que es espectador después, en la memoria.

El diálogo es uno de los mejores hábitos del hombre, inventado por los griegos. Es decir, los griegos empezaron a conversar, y hemos seguido desde entonces.

La eternidad es la bueno, muy aventurada hipótesis de que existe un instante, y que en ese instante convergen todo el pasado, todos nuestros ayeres, como Shakespeare, todo el presente y todo el porvenir. Pero, eso era un atributo divino.

Jorge Luis Borges, es argentino. Es una de las figuras fundamentales de la literatura contempóranea.

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