miércoles, 15 de julio de 2015

RAÚL. AL FINAL ESTO ES UN JUEGO.


... Y VIENES A DISFRUTAR.

ESCRITO POR NOSGUSTAELFUTBOL.COM EL 17 OCTUBRE, 2014
Conversaciones de fútbol.

En NosGustaElFutbol.com recopilamos una serie de conversaciones de fútbol publicadas en el diario MARCA entre los años 2007 y 2008. En estas conversaciones, Ángel Cappa dialogará “sobre el juego, alejándose de lo circunstancial e indagando en la esencia de este deporte” con diversos personajes del mundo del fútbol.

1ª entrega: Raúl González Blanco
Publicada en MARCA el sábado 22 de septiembre de 2007
Ángel Cappa, ex técnico del Real Madrid, y Raúl González Blanco, delantero madridista, se juntaron en Madrid para hablar de fútbol. Raúl, en presencia de Luis Villarejo, director adjunto de comunicación del club, llega  a la cita sonriente y dándole una calurosa bienvenida al entrenador. El tono amable preside la conversación entre ambos.

Cappa: Hay un concepto popular sobre los delanteros que a mí me parece equivocado: hablan del primer delantero y del segundo delantero. El primero, como referencia; y el segundo, el que baja a recibir. Y yo creo que la mayor virtud de los grandes delanteros, que yo he visto, ha sido precisamente la de no ser referencia. Con Hugo Sánchez o Romario, el defensa no sabía nunca dónde estaban. ¿Qué opinas de esto?
Raúl: Hay jugadores que, por su estilo o por su corpulencia, se sitúan más cercanos al área, bien porque saben rematar de cabeza, son rematadores puros o porque tienen más problemas para tirar paredes 20 metros atrás. Pero los buenos, los grandes, son los que se mueven por todas partes del campo: en punta, 15 metros más atrás, cerca del área… Así le creas muchos más problemas al defensa. Le haces un gran lío. Si colocas directamente a uno fijo en punta y otro más atrasado, el mediocentro rival se coloca detrás de ti y te destroza. En cambio, si una vez están los dos atacantes arriba, luego los dos desaparecen… es más complicado. Lo que se ha perdido es esa movilidad que, por ejemplo, ha tenido últimamente el Barcelona. En el Barça de hace dos años veías que todos disfrutaban. El del año pasado, ya no había tanta diversión. La temporada pasada perdió esa cualidad un poco y este año, con la gente que tiene, lo va a recuperar seguro de nuevo: Messi te puede salir por cualquier lado; Ronaldinho te sale por cualquier lado; Eto’o se mueve por cualquier flanco… Y eso es lo que le distinguió cuando ganó las dos Ligas y la Champions. Ellos tenían, además, mediocampistas que te metían el balón en cualquier rincón. Ahora nosotros estamos intentando recuperar eso en el Madrid. Nosotros hemos pasado una fase en la que todo era sufrimiento. Hasta las victorias. Terminabas el partido diciendo: ‘bueno, hemos ganado y habrá una semana de tranquilidad’. Sin más.

C.: No sé lo que tú opinarás, pero para mí el Arsenal es el equipo que mejor juega al fútbol en el mundo. Domina todos los conceptos fundamentales para jugar bien. Crean los espacios, aparecen los volantes, aparece Fábregas… Si yo coloco un delantero fijo para marcar, no es referencia para los compañeros, como se cree, sino para los defensores, y les facilito la tarea.
R.: Lo mismo pasa con los medios. Como delantero, tienes que desmarcarte a veces hacia afuera para que el medio entre por el carril. Y lo que tiene el Arsenal son medios con llegada, con intención de marcar goles. De pronto, Fábregas da el primer pase y luego lo ves dando el último. Y eso es porque previamente ha metido el balón a la banda y ha hecho la diagonal para presentarse en el área.

“En el fútbol de hoy se ha perdido mucho el engaño y la comunicación con el compañero”.

C.: Exacto, centrocampistas como él agrandan el campo o lo achican según las circunstancias.
R.: En el Arsenal lo hacen muy bien. Los equipos que tienen esos conceptos son complicados de parar. No sabes por dónde te vienen.

C.: Yo creo que se están perdiendo conceptos básicos por la prisa de ganar y porque los técnicos están cuestionados permanentemente y se olvidan de enseñar. Como dijo Cruyff, entrenar entrena cualquiera; enseñar ya es más difícil. Si los medios tienen esos conceptos, de llegar y aparecer, la línea de defensa no puede estar cerca de tu portería, porque si pierdes la pelota y miras para atrás, te quedan 50 metros para volver. Mucha distancia.
R.: En el Madrid hemos tenido ese problema últimamente. En muchas fases éramos dos equipos partidos. Éramos cuatro atacantes, que luego íbamos hacia atrás y luego teníamos que atacar de nuevo… y los defensas, que sufrían, iban, venían, no llegaban… No había armonía de equipo. Y sobre todo, la perdimos en el Bernabéu. Fuera de casa está claro que cada vez es más difícil hacer el fútbol que uno quiere, porque te aprietan más, pero en el Bernabéu también hemos perdido eso. Ahora queremos recuperarlo. Hay una intención de Schuster de recuperar eso, de apretar arriba, de tener el balón y cuando lo perdemos, intentar recuperarlo rápido. Si al final lo logras, llegan las ocasiones y los goles.
Jugador y entrenador coincidieron en el Real Madrid en las temporadas 94-95 y 95-96.

C.: Ese concepto del achique está equivocado. La gente cree que el achique es tirar el fuera de juego. Y no, achicar espacios es eso: tú pierdes la pelota y hay que intentar estar juntos para recuperar cuanto antes.
R.: Los equipos grandes tienen que mostrar un buen fútbol, sobre todo, por historia, el Madrid y el Barça… Y eso no está reñido con que el equipo esté organizado.

C.: Lo que te da la organización de tu equipo es la pelota, porque la pelota genera participación. Y cuando la pierdes, estás armadito para recuperar.
R.: Claro, aunque la pierdas, estás ahí, cerquita, y la recuperas rápido. Si no tienes la pelota, el fútbol es sufrimiento. Sólo se disfruta con ella. Si no, sólo te dedicas a correr y sufres. Está claro. En el Madrid es un arma (tener la pelota) que debemos recuperar.

C.: Otro de los conceptos que se están perdiendo es el engaño. Si yo apunto al lateral izquierdo, cuando le quiero dar la pelota está marcado. Lógico. Pero si yo miro para la izquierda y la doy a la derecha, entonces logro el objetivo. Yo siempre pongo como ejemplo el primer gol que hiciste tú en el Madrid. Laudrup amagó dársela a Zamorano, que ‘picó’ hacia afuera, pero engañó y te la dio a ti, que entrabas solo por el otro lado.
“Los grandes delanteros son los que se mueven por todas las partes del campo”
R.: Se ha perdido también la movilidad arriba, ese tipo de desmarques que hacían los delanteros para que entrase el interior. Ahora se pide demasiado el balón al pie. Cuando se marcan más diferencias es cuando se pide el balón en profundidad, en carrera. Los desmarques son para entretener a la defensa y que luego entre otro por el lado opuesto. Así surgen las paredes, ahí empieza el fútbol bonito, el fútbol de dos toques.

C.: Esto es interesante. Yo sólo puedo jugar a dos toques cuando mis compañeros me dan opciones. Si no, no puedo.
R.: Sí, y no sólo una, mínimo tienes que tener dos o tres opciones. Y eso es lo que se ha perdido. En las últimas temporadas he tenido en el Madrid siempre esta sensación: no había opciones de pase. Era esperar una jugada y ver lo que pasaba. En este principio de temporada, al menos tengo la sensación de que hay más alternativas. Estamos tocando y aparece más gente. Una pared por aquí, dos toques por allá… Jugamos más cerca. Pero bueno, aún hay que perfeccionar este juego mucho más. Este año jugamos todos mucho más a gusto. Cuando perdemos la pelota, presionamos y la intentamos robar rápido. Si logramos eso, va a ser muy difícil batirnos.

''Hay que salir al campo a divertirse''
C.: Hay una expresión que se usa mucho en el fútbol español, y que para mí está equivocada, que dice: ‘si aprendemos a sufrir, vamos a ganar’. Y no es así, o al menos no lo era: los que sufrían siempre eran los que perdían, los que corrían detrás de la pelota y perdían. Es al contrario: si logramos disfrutar en la cancha seguro que vamos a ganar. Todo lo contrario.
R.: Si, ese mensaje es más positivo, pero la cultura de este país cree que hay que sufrir para conseguir las cosas. Y hay que cambiar la mentalidad: hay que salir al campo a divertirse. Pero todos: jugadores, aficionados. Todos.

C.: Los entrenadores somos vanidosos. Tú lo sabes, Raúl, pero, viendo al Arsenal, yo confieso que no podría mejorar nada de ese equipo. En cualquier lugar del campo que cae la pelota, hay cuatro jugadores ofreciéndose, y así es facilísimo jugar al fútbol. Yo digo que hay equipos que salvan a jugadores –y también, jugadores que salvan a equipos–. Es decir, jugadores de segunda fila que dentro de un buen colectivo, destacan.
R.: En un buen equipo, todos mejoramos.

C.: Hay futbolistas, como es tu caso, que nacen con cualidad innatas. Pero también yo creo que se puede aprender a jugar. Con el tiempo, cuando se acerca uno a los treinta años, y uno se preocupa de conocer el juego, se mejora como futbolista. Corre con más inteligencia, ve cosas que antes no veía…
R.: Sí, tienes más experiencia, aprendes dónde te puedes desgastar más… A veces veo que pasan 25 minutos y no hemos hecho ocasiones e intento darle una vuelta al partido. Por ejemplo, meto un par de balones en largo para presionar al equipo rival y recuperar y volver a agarrar el balón… Yo he tenido la suerte, y la desgracia también, de jugar muy atrasado las últimas tres o cuatro temporadas. Por la derecha, por la izquierda… y claro que vas aprendiendo en esas posiciones que son más complicadas. Un interior no puede estar estático. Es obvio. Tiene que moverse, girar, arrancar. Si esperas, tienes al defensa detrás siempre.

“Los buenos equipos deben mostrar buen fútbol y eso no está reñido con estar ordenados”.

C.: Eso le pasa a veces a Ronaldinho, por ejemplo. Él pide el balón con un defensa a su espalda, sobre la línea, sin espacios, y así es muy difícil resolver, aunque a él suele salirle la jugada porque tiene mucha habilidad.
R.: Y eso facilita mucho la labor al defensa. Si se regatea a tres o cuatro, perfecto, pero es muy difícil que salga una jugada así porque están todos los defensas detrás de él. Si en cambio, Xavi se la da a Messi al espacio, ¡te hace polvo!, porque o te define la jugada o se va o te da el pase.

C.: Para mí el fútbol es un juego de especialistas. Como pasaba en el barrio, donde unos jugábamos de delanteros y otros de defensores. La naturaleza es el primer entrenador que tienes y a la que nadie presiona ni censura. Por ejemplo, el otro día, cuando marcó Saviola ante el Almería, le gana a los defensores y la gente piensa: ‘mira, qué suerte ha tenido, se encontró la pelota’. Pero no es así. Saviola marca porque se anticipa a los defensores, que es una cualidad de delantero. El defensa tiene el hábito de mirar primero y cuando arranca, ya le ganó Saviola. Tú también hiciste muchos goles de ese estilo.
R.: El delantero es hábil siempre y Saviola ya sabía, antes de yo armar la pierna, que iba a chutar. Y estaba atento a eso. Eso no es suerte. Es intuición. Es estar atento.

C.: Cuando jugaba Hugo Sánchez, yo me preguntaba cómo es posible que este tipo defina siempre a un toque. Y me fui al Bernabéu a verlo detrás de una portería. Nada más que a ver eso. Observé que si la pelota venía por la derecha, él giraba y se iba al otro lado. Y lo hacía los 90 minutos. Entonces venía el pase y zas, la metía. A Romario le preguntaron una vez cuál era su mejor virtud. Y él dijo: ‘que los defensas nunca me ven’.
R.: ¡Qué bueno! Yo me acuerdo de eso en Hugo. Siempre le buscaba las espaldas al defensa porque había muchos partidos que sólo tocaba dos balones, pero eran gol. Estaba todo el partido entrando, saliendo. No era muy habilidoso tocando, pero luego no le veían. Aparte, tenía muy buenos centradores, especialistas en eso.

C.: Y otra de las cosas que hacía Hugo era ir al primer palo y, de pronto, cortaba y se iba al segundo. O al revés. Y perdía al defensor de vista. Llegaba y ‘pin’, gol.
“Lo que da organización a tu equipo es la pelota porque la pelota genera participación”
R.: Sí, lo hacía siempre. Amagaba para un lado y se iba al otro. Y el defensa se volvía loco. Te sacaba dos metros en diez y eso es mucho. En el fútbol se ha perdido mucho el engaño y la comunicación con el compañero. Yo me acuerdo que con Redondo yo sabía cuándo me la iba a pasar. Él sabía siempre dónde estaba yo. Sabía dónde echármela. Hacíamos paredes. Ahora cuesta tener esa complicidad con muchos compañeros. Yo sé, por ejemplo, que con Guti tengo una conexión increíble. Nos conocemos hace tiempo y sé que aunque no me esté mirando, sabe dónde estoy. Con Sneijder también es muy fácil jugar.

C.: Piensa rápido.
R.: Así es, piensa rápido y, en sólo dos días viéndole entrenar, sabes que te ve antes que otros compañeros que, por sus características, crees que te la van a echar y… no te la pasan. Ahora, en el Madrid, vamos a tener esa dinámica con los nuevos fichajes. Porque ya son varios los que tienen ese juego. Y los que no lo tienen, se pueden contagiar.

C.: El engaño implica un riesgo y son pocos los que quieren arriesgar. Sin riesgo, no hay juego.
''El talento, ahora, parece que es lo de menos''
C.: Ahora ponen en la televisión los kilómetros que hace cada jugador. ¡Y qué importa los kilómetros que haga cada jugador! ¡Qué más da los kilómetros que hiciera Romario! Romario no corría kilómetros, corría metros, 22 metros, calculo. Y hacía luego tres goles y ganaba el partido. El fútbol ahora se ve todo en base al esfuerzo físico. El talento parece que es lo de menos. Ahora dicen que hay que correr mucho para ganar.
R.: En el Real Madrid hemos cambiado ahora. Hacemos físico, pero también hacemos mucho con la pelota y eso se nota en el campo. Y, aparte, así es como se coge más velocidad. Hay equipos que se hinchan a correr durante el partido y cuando tienen la pelota, no saben qué hacer con ella.


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