lunes, 27 de abril de 2015

COMPETENCIAS INTRAPERSONALES DEL ENTRENADOR COMO LÍDER.


de LÓPEZ DEL CAMPO, R. · en OPINIÓN. ·
Todo entrenador que quiera liderar su equipo de forma eficiente debe adquirir una serie de competencias intrapersonales – el entrenador visto desde dentro – e interpersonales – el entrenador visto desde fuera -. Nos centraremos en un primer lugar en las capacidades intrapersonales que el entrenador como líder debe dominar:
  • Autoconfianza entendida como la seguridad en uno mismo, en su forma de hacer las cosas. No confundir esta competencia con la soberbia, arrogancia o prepotencia. El aliado ideal de la autoconfianza es la humildad. En entrenador como director del grupo no debe dudar en la toma de decisiones, lo que no quiere decir necesariamente que no se pueda equivocar. El método de ensaño – error es la única manera de crecer como entrenador. El entrenador debe definir su propio método, estar seguro de su valía y ponerlo en práctica con seguridad. No obstante, su método debe estar sometido a un continuo feedback que adapte dicho método a los posibles errores detectados. Esta revisión permanente del método guarda relación directa con la segunda competencia del líder.

  • Autocrítica. El entrenador debe someter sus decisiones a un proceso de autocrítica continua. El revisar constantemente su método o las decisiones que ha adoptado, lejos de provocar una pérdida de autoconfianza, lo que provoca es una mayor seguridad en que su método es el mejor. El líder debe tener el valor y coraje suficiente para enfrentarse así mismo, a sus decisiones y a su método. De esta forma el proceso de crecimiento permanecerá activo permanentemente.

  • Autocontrol emocional. Para dominar esta competencia es fundamental controlar las herramientas intrapersonales de la inteligencia emocional. El entrenador debe ser capaz de mantener un estado de equilibrio emocional que le permita  la lucidez necesaria para tomar las decisiones que crea mejores para el grupo. Ante los numerosos estímulos externos que recibe, el líder no puede tener un trastorno bipolar que le haga pasar de la tristeza a la euforia o viceversa. El equilibrio emocional se contagia. Si un líder mantiene la calma en una situación estresante, el grupo se contagia de esa emoción y tiende a emular la misma emoción. Por el contrario, si un líder pierde los nervios, el grupo se contagia de esa situación de nerviosismo y termina comportándose del mimo modo.

  • Protagonismo no excesivo. Que guarda relación con la característica ya señalada anteriormente, la humidad; pero que va más allá. El entrenador, a pesar de ser el líder y por lo tanto la cabeza visible del equipo, tiene que saber compartir el protagonismo con sus jugadores. Sobre todo cuando en el grupo existen otros líderes naturales que necesitan dosis controladas de protagonismo. Normalmente ante la victoria o éxito todos los líderes quieren ser protagonistas, mientras que la derrota o fracaso suele ser huérfana. Pues bien, un verdadero líder es aquel que capitaliza el fracaso, asumiendo su máxima responsabilidad; mientras que cede el protagonismo a sus jugadores ante el éxito.

  • Sentimiento de libertad. El entrenador debe tener la total libertad a la hora de tomar las decisiones. Debe oponerse enérgicamente a cualquier intento de influir sobre sus decisiones. Numerosos agentes externos intentarán persuadir al líder en beneficio de intereses propios. Pues bien, el entrenador como líder del grupo deberá identificar estos intentos de manipulación y mantener su libertad. Pero esta libertad no es gratuita, conlleva altas dosis de responsabilidad.

  • Visión de futuro. El entrenador como líder tiene que ser visionario. Debe dar rienda suelta a la imaginación y creatividad para ser capaz de ver lo que otros no ven. El líder se diferencia de la mediocridad en que es capaz de ver algo distinto. Es capaz de predecir el futuro y adelantarse al mismo.
Todas ellas son algunas de las competencias intrapersonales que todo director de equipos debe poseer para poder llevar a buen puerto al grupo que dirige.

PERFIL DE UN BUEN ENTRENADOR

 Debemos establecer cuáles son las habilidades y competencias que debería tener un entrenador para poder dirigir desempeñar su papel de líder de forma eficaz dentro del método de entrenamiento psicológico integrado. En la fase de diagnóstico, el entrenador deberá ser capaz de descubrir cuáles son las necesidades de desarrollo del jugador y así poder planificar la sesión de entrenamiento que pueda obrar el tan deseado cambio (Longhurst, 2006).

En cuanto a las herramientas específicas que debe utilizar el entrenador durante la sesión de entrenamiento, cabe reseñar como imprescindibles la capacidad de hacer preguntas abiertas, saber manejar los silencios, la predisposición a mantener una escucha activa, tener capacidad de síntesis y saber intervenir de forma oportuna. Estas habilidades de comunicación tienen como objetivo conseguir un diálogo significativo, que permita el desarrollo óptimo de la sesión de entrenamiento (Wolk, 2004).

No menos importante son las competencias personales que debe tener un entrenador para el ejercicio de su profesión. Su aprendizaje entraña una mayor dificultad debido a que se enmarcan dentro de la personalidad innata de cada individuo. Nos referimos a actitudes y conductas relacionadas con la autenticidad, comunicación, seguridad, generación de expectativas de cambio y empatía (Miedaner, 2004).



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