Carles Puyol: “Hay que
reinventarse desde la experiencia”.
El exjugador del Barcelona
quiere invertir su experiencia en una empresa de representación
RAMON BESA Barcelona 23
NOV 2015 -
elpaís.es.
Carles Puyol, durante la
entrevista. / GIANLUCA BATTISTA
Viste de negro, la melena se
despliega a partir de multitud de rizos todavía mojados, lleva barba de varias
semanas y va y viene del sofá al futbolín de la agencia McCann Worldgroup
Barcelona como si todavía jugara en el Barça. Carles Puyol (Poble de
Segur, 1978) no ha perdido fiereza, su aspecto es saludable, pero ya no es
Sansón después de su lesión en la rodilla derecha, ya superada. Ahora se le ve
tranquilo, contento, sabedor de lo que quiere decir, incluso dicharachero, así
que cuenta que no le gustan los taxis de Nueva York, de donde regresó hace poco
después de patearse mucho la calle y tomar a menudo el metro, obsesionado por
perfeccionar su inglés.
Pregunta. ¿Se esperaba un clásico tan azulgrana?
Respuesta. No. Tenía confianza en el equipo, pero el
Bernabéu es un campo muy difícil y esperaba un partido más igualado; el Barça
fue muy superior.
P. ¿Qué le pasa al Madrid?
R. Salió a competir con un estilo que el Barça domina
perfectamente; quiso tener el control de la pelota y no lo logró, como tampoco
pudo presionar porque la salida del balón del Barcelona fue limpia y fácil,
siempre encontró a jugadores libres entrelíneas. El Barça hizo uno de los
mejores partidos de los últimos años; todos los futbolistas estuvieron
perfectos.
P. Como buen amigo que es de Luis Enrique, usted
siempre confió en él. ¿Qué le vio?
R. Fue muy importante en mi vida, me enseñó muchas
cosas. Tiene una fuerte personalidad, es un gran profesional y siempre dice las
cosas a la cara, buenas o malas. No engaña.
P. Ha sabido gestionar los egos de Messi, Neymar y
Suárez.
R. No solo de los delanteros, sino también de Andrés
[Iniesta] y antes de Xavi. El Barça tiene a números uno en todas las
posiciones. Su juego es espectacular y su fuerza está en la unión; el talento
se da por supuesto. Los tres delanteros son buena gente y se sacrifican por el
equipo; ahí está la clave. Los egos han roto equipos muy importantes. Cada uno
tiene que saber cuál es su parcela y convencerse de que hay que ser ambicioso
porque si ganar es muy bonito, volver a ganar sabe mucho mejor.
P. ¿Le sigue gustando el fútbol del Barça?
R. Sí. Es el que viví. Me gustan los equipos que
quieren jugar y que saben jugar. Una de las cosas que teníamos con Guardiola es
que no solo atacábamos sino que también me gustaba mucho cómo defendíamos. A
pesar del talento y grandeza del plantel, trabajábamos como un equipo pequeño,
le dábamos importancia a detalles como la estrategia, los hábitos... y
defendíamos, mucho.
P. La selección también ha reencontrado el buen
camino.
R. La veo muy bien. Aparece una nueva generación y los
que ya llevan tiempo están en buena forma. La exigencia es alta por todo lo
conseguido, pero pueden seguir consiguiendo éxitos.
P. ¿Entiende los pitos a Piqué?
R. No. Es un jugador básico en la selección, siempre
ha dado la cara. Se equivocan los que pitan, aunque hay que respetar a la
gente. Nadie puede dudar, por otra parte, del compromiso de los jugadores
catalanes con la selección; lo hemos dado todo.
P. La selección, el Barça, el fútbol. ¿En qué sitio le
ubicamos?
P. Hemos creado una empresa de representación de
jugadores con Iván de la Peña y Ramon Sostres. Iván es un apasionado del
fútbol, le encanta descubrir talentos, se pasa el día viendo a jugadores y ya
me hablaba de Neymar y Coutinho con 14 años; y de Douglas Costa. Ramon, una
persona de confianza, se encargará de la parte jurídica, contractual y fiscal.
P. ¿Y usted?
R. Mi función consistirá en transmitir, desde la
experiencia, mis conocimientos con la intención de hacer más profesional al
futbolista. Quiero ser un coaching que ayuda a pensar, a tomar
decisiones, a gestionar con inteligencia las emociones en situaciones
complejas. No quiero ser un entrenador invisible; aspiro a facilitar las pautas
para dar soluciones a problemas, partiendo de la base de que tuve que trabajar
solo mucho tiempo porque no jugué en el Barça hasta los 17 años. No tuve la
formación de los chicos de hoy.
R. El 80% de los entrenadores que tuve no me hubieran
metido de entrada en la alineación; solo lo hubieran hecho dos o tres. Tuve que
trabajar, nunca bajé los brazos ante las dudas, y eso es lo que quiero que
entiendan los jugadores. También estamos estructurando la escuela Carles Puyol,
un proyecto global y solidario con los niños, para que aprendan a adaptarse al
mundo del fútbol. Tengo que reinventarme a partir de la experiencia y el
conocimiento, adaptarme a una nueva vida. Y en esto estoy, con colaboradores
como McCanan.
P. A pesar de ser su ayudante, no aceptó sustituir a
Andoni Zubizarreta como director deportivo del Barça, después descartó
presentarse para el mismo cargo en la candidatura de Joan Laporta y tampoco
aceptó ser el segundo entrenador de Roberto Mancini en el Inter. ¿Qué quería
ser?
R. Tuve alguna propuesta que me sorprendió y me hizo
sentir orgulloso, pero cuando dejas de jugar, necesitas tranquilidad. Aunque
estoy agradecido a Zubizarreta y al club, puede que me precipitara al aceptar
el puesto técnico en el Barça. Lo digo porque todavía tenía que aceptar que
había dejado de ser futbolista. Quería jugar hasta los 40 o 41 años como Paolo
Maldini; no me dejó la rodilla.
P. ¿Qué sensación tuvo cuando vio que no podía
jugar?
R. No me levantaba motivado ni feliz. No es fácil
pasar de estar al aire libre a un despacho. Me costó mucho aceptar el cambio de
vida. Nunca dejé de entrenarme cuando estaba lesionado. Ya había decidido
renunciar antes de la salida de Zubizarreta y lo sabían tanto él como el club.
No quería quedarme, aceptar cualquier cargo y un sueldo. Pero aprendí mucho, vi
la otra cara del fútbol. Tampoco me sentía preparado para dar el paso de estar
con Mancini.
P. ¿Tuvo ofertas para jugar?
R Si hubiese podido jugar, habría seguido en el
Barça. No era cuestión de ir a otra liga o a un equipo que no me exigiera como
el Barça; la exigencia me la marco yo, y si no estoy al 100%, no juego.
P. ¿Y cómo tiene la rodilla?
R. Me siento mucho mejor. La transición ha sido muy
difícil. No estar bien físicamente me impedía tener libertad y tranquilidad
para pensar. Tuve que dejar el fútbol y después no podía hacer ni deporte
porque la rodilla se me llenaba de líquido por el problema de los cartílagos.
Es muy difícil dejar de jugar y todavía más no estar bien físicamente.
Practicar deporte me hace sentir vivo y me da libertad para pensar. Ahora ya me
puedo ejercitar cada día.
P. ¿Tuvo pánico?
R. Cuando jugaba, nunca tuve miedo, era muy
positivo, pensaba que todo iba a salir bien. Quizá fue un error no dejar de
entrenar ni un día, no parar, pero quería estar con el equipo, sin valorar las
consecuencias. Pero, cuando dejé de jugar, sí que tuve dudas. Aunque me
tranquilizaban los doctores, sufría más que disfrutaba.
P. ¿Tuvo un momento crítico?
R. Me asustaba cuando tenía que bajar unas escaleras.
A veves me fallaba la rodilla. Cuando dejé de hacer deporte pasé de 100 a cero;
necesitaba tiempo para analizar lo que quería hacer. Ya lo sé. Las cosas se
hacen por ilusión y por pasión, como el fútbol.
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