Un Sinfín de Preguntas
Miguel Alberto Chamorro de Saro
Afiliación: Preparador Físico Conil C.F.
Resumen
Objetivo: Reflexionar acerca de la necesidad de plantearnos preguntas a nosotros mismos constantemente. Discusión:¿Por qué reflexionar continuamente? ¿Qué preguntas debo plantearme para seguir progresando?. Conclusión: El éxito depende en muchas ocasiones de factores incuantificables que no guardan dependencia con nosotros.
Palabras clave: Preguntas, respuestas, fútbol.
“Mis amigos creen que tengo todas las respuestas, cuando lo
único que tengo es una lista de preguntas”…, Cualquiera que sea el método por
el que se decida uno mismo para recabar información, es necesario elaborar un
estudio de preguntas que nos determine un análisis exhaustivo de lo percibido,
para su asimilación y evaluación.
El ser humano actúa y constantemente se realiza
auto-evaluaciones en búsqueda e afianzar su “yo interior” en un estado de
armonía, donde lo ético y moral resaltan pareceres en función de lo
pre-establecido o de la indiferente noción de apertura al conocimiento dentro
de los nuevos abanicos de posibilidades que salen a relucir, muchas veces o
casi siempre, en función de unos condicionados intereses de diversa índole.
Es, en este sinfín de preguntas que nos condicionan nuestro
existir desde edad temprana, donde me instalo continuamente, en búsqueda de
organización en mi afán de seguir mejorando y creciendo en este sofisticado y
global estudio de los deportes de equipo; concretamente el fútbol. Sentado, al
escribir, no sabría deciros si una, dos o miles de ellas me han hecho
reflexionar, a día de hoy, sigo preguntándome la primera y cada una de las
cuales, ya que siguen apareciendo nuevas respuestas par resolver las mismas.
Créanme, pero a veces me veo jugando solo recordando tiempos infantiles y
lúdicos donde cuestionabas absolutamente todo.
He de decir que dentro de las preguntas, las que más me
apasionan son las “preguntas mixtas”, que son preguntas cerradas que dan opción
al encuestado a razonar, matizar o ampliar su respuesta a través de la opción
“otros” o de la opción “por qué” y créanme que esto no es bien recibido, ya que
os afirmo que nuestro “clima de conocimiento” es capaz de variar tanto como el
centro de gravedad en los distintos patrones biomecánicos.
En la actualidad y como la mayoría de los que dediquen un
poco de tiempo a leer esta modesta exposición, sabrán que, el éxito no depende
únicamente de “los niveles de formación, la realización positiva de tu
practicidad, los logros académicos, los logros deportivos, los valores a
transmitir, las ideas y crecimiento, la búsqueda de conocimiento así como tu
afán de mejora”, sino que aparte de los mismos, influyen unos incuantificables
más, que ni se pueden controlar y que obviamente en la mayoría de casos no
guardan dependencia con nosotros. Pero si de algo estoy seguro que no se
modificará, será mi noción y cita con el estudio y practicidad de este deporte,
porque sé, que en ese momento de abandono, será cuando las preguntas no cesen de
aparecer en mi, sin ser éstas logísticas, sino más bien de carácter
explicativo, ya que a día de hoy es inevitable “mejorar sin cuestionar y sobre
todo plantear”:
¿Merece la pena tanto parecer? ¿Mi tiempo es
proporcionalmente equiparable al deseo? ¿Es importante el querer? ¿Hasta cuándo
intentarlo? ¿Es mi momento o a todos nos llega? ¿Debo hacerme amigo de la
ignorancia? ¿Y si en lo que no creo, es éxito seguro? ¿Por qué no seguir
intentándolo? ¿Querer es poder o poder es querer? ¿Cuánta razón hay en lo que
transmito? ¿Cómo se mide un fracaso? ¿La victoria es el maximus de la
comodidad? ¿La derrota es el comienzo del aprender? ¿La mejora procede de lo
incuestionable? ¿Comodidad o capacitación? ¿Contactos o búsqueda? ¿Por qué
sabiendo verdades, algunos niegan su veracidad? ¿Intereses en interesados o
interesados en mostrar interés? ¿Racionalización de lo inseparable? ¿Cuestionar
debido a escuchar o escuchar para cuestionar? ¿Por qué el fútbol? ¿Qué me hace
no deber relacionar el juego con sus constreñimientos? ¿Por qué hice alguna vez
lo que vi sin preguntarme qué hacía? ¿Debo creer en el causa-efecto? ¿Entrenar
desde la individualidad pero exijo jugar en su totalidad? ¿El fútbol es de los
futbolistas? ¿Por qué creerme más importante que los que juegan? ¿Creer en los
futbolistas o que ellos crean en ti? ¿La complicidad es traicionera, pero hay
que ser cercano? ¿El modelo es moldeable o determinable? ¿El método forma parte
de un paradigma? ¿Creo en percepciones hasta cuando la idea no es compatible
con mi contexto? ¿Y si el contexto es el fútbol y sólo es cuestión de convivir
con él? ¿Por qué no parar de hacer preguntas? Y de todo esto, ¿qué piensas tú?…
Como decía James Turber; “Es mejor saber alguna de las
preguntas que todas las respuestas”…
Por eso que quizás haya enturbiado más la
oscuridad, piensen lo locuaz de mis palabras, determinen que no comparten lo
reflejado pero independientemente del análisis, de que estén o no conformes con
lo establecido o compartan “ideas”, se hayan visto o no identificados… si
estarán de acuerdo conmigo, que, por momentos realizaron auto-preguntas
mientras contemplaban la temática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario