Después del partido de Champions entre el F. C. Barcelona y
el Atlético de Madrid surgen muchas dudas sobre cómo debe jugar el Barcelona
ante equipos compactos. Se ha puesto de moda la palabra pentágono en los
sectores más mediáticos después de la victoria en el Santiago Bernabéu, pero
ahora se vuelve a debatir si deben jugar con pentágono,con un 1-4-4-2 o volver
al romántico 1-4-3-3.
En nuestro ámbito no deberíamos hablar de sistemas, sino de
modelo de juego. El modelo de juego serán pues las relaciones que se establecen
entre los jugadores dentro del terreno de juego. El jugador por sí solo no hace
nada, son las sinergias creadas entre los futbolistas las que hacen que el
juego fluya de una manera u otra.
¿Por qué seleccionamos los entrenadores a un jugador para
una posición en concreto? ¿Porque juega muy bien allí? ¿O porque nos interesa
las posibles relaciones que pueden darse con los diferentes jugadores de su
equipo?
Una de las anécdotas que nos cuenta el profesor Xesco Espar
es que en una visita a la selección finlandesa de balonmano que consiguióbatir
récords, al preguntar a su homólogo sobre qué ítems tenía en cuenta en la
preparación de la competición, este le pidió que se respondiera él mismo. Xesco
Espar espetó: “¿Los adversarios? ¿El balón?”. El seleccionador
finlandés le dijo que sí, pero que uno de los ítems que tienen más en cuenta
son los propios compañeros.
A la hora de preparar un partido no solo debemos tener en
cuenta a quién nos enfrentamos, sino también qué tipo de jugadores son los
ideales para rendir de forma óptima en función del rival.
Un entrenador o director deportivo, a la hora de captar
nuevos jugadores, no solo debe tener en cuenta que el jugador tenga grandes
prestaciones, sino que también sepa adaptarse al entorno en el que va a
interaccionar. ¿Cuántos jugadores no dan el rendimiento deseado en según qué
equipos, mientras que en otros equipos (contextos) explotan más sus cualidades?
Ejemplos tenemos mil.
Todos estos puntos los tiene que tener en cuenta el
Barcelona. La naturaleza del pentágono es centralizada. Cuando Guardiola pone a
Messi de nueve no es por pura casualidad, lo hace atendiendo a los problemas
que surgían cuando los equipos se cerraban y se juntaban para no dejar espacios
interiores. La propia naturaleza de Messi hacía que desplazado a la banda
provocara que su relación afectiva con la portería hiciera que siempre se
cerrara hacia dentro, incluso se contabilizó la dirección de los regates del
delantero argentino, demostrando que orientaba sus regates hacia la izquierda
en un 80 % de los casos, por lo que el conjunto azulgrana ayudaba a los propios
rivales a cerrar espacios. ¡Estaban facilitando el trabajo defensivo del rival
con las relaciones que se creaban entre los jugadores azulgranas!
Imagen de cómo los jugadores del FCB se juntan por dentro
debido a su naturaleza.
Jugar por dentro con pentágono fue efectivo ante el Real
Madrid por las características de los jugadores que tenían: Cristiano Ronaldo y
Bale son dos jugadores abiertos y profundos, esto permitió a los culés
asociarse mejor por dentro y buscar la espalda del trivote merengue. ¿Pero por
qué el Real Madrid de Mourinho encajó cinco goles en el Camp Nou? Porque quiso
ser estrecho y pequeño, en cambio el conjunto azulgrana fue muy amplio, se hizo
grande para ganar el espacio por dentro. Como bien comentó Juanma Lillo: “¿Pero
qué ocurre cuando un equipo está cerrado en su campo? Te cierra el espacio
entre líneas y es muy difícil jugar a espaldas del contrario ya que te anulan
los posibles pasillos interiores”.
Antes de que Guardiola empezara su etapa como entrenador, el
grupo de entrenadores del curso nacional tuvimos el privilegio de asistir a una
explicación práctica del técnico catalán sobre el 1-3-4-3. En ella nos habló de
las características del mismo y de las relaciones que pueden producirse sobre
él. Habló de jugar en una banda, atraer al rival y rápidamente cambiar el juego
a la otra; una de las características de todos los deportes colectivos. Esta
misma consigna salió por la televisión hace pocos días: en un
entrenamiento a puerta abierta en Doha (Catar), el técnico del Bayern indicó a
sus jugadores que jugaran para atraer, para luego sorprender en el lado
contrario.
Quizás todo esto nos explica la ubicación pasada de Tello y
Cuenca como extremos amplios. El Barça necesita pisar la línea de cal y jugar a
cinco o seis pases en esa zona para bascular al rival. Te atrae al adversario
para luego llevar rápido el balón a la banda contraria.
Al F. C. Barcelona le cuesta jugar en campos estrechos por
la distancia que hay en la línea. No es lo mismo la distancia en la línea que
entre líneas. Un equipo compacto que se encierra tendrá la misma distancia
entre líneas en un campo estrecho que en un campo amplio. La diferencia está en
la distancia que hay entre los jugadores de una misma línea, de aquí que un
campo estrecho te empuja a cerrar la línea. Ya lo dijo Guardiola: “No
hay mejor defensor que la línea de banda”.
La pericia del entrenador será dar pautas para que los
jugadores intenten crear dudas al equipo rival y así crear desestabilizaciones
cambiando el juego y poder encontrar el espacio deseado. A continuación muestro
un ejercicio práctico para aplicar en caso de que el equipo rival cierre
pasillos interiores y realice una basculación defensiva muy compacta. Esta
tarea no es solo para entrar por las bandas, sino para crear desequilibrios y
resolver la situación que nos plantea el adversario.
¿Jugar por dentro o jugar por fuera? No es un tema de
sistema o de posicionamiento, sino de la naturaleza de tus futbolistas a la
hora de relacionarse con el entorno (ellos mismos y el rival). Como entrenador
debes prever qué tipo de situaciones son probables que ocurran o qué tipo de
asociaciones se darán durante el partido. Es tanta la complejidad del deporte
que a veces lo más difícil es hacer fácil las relaciones de tus futbolistas.
* Raúl de Amo es maestro en educación
física y entrenador nacional de fútbol.
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