jueves, 26 de febrero de 2015

EL JUGADOR Y SUS COMPORTAMIENTOS.


“La mejor manera de mejorar a tu equipo… es mejorar tú mismo”.

“Cuando hay compromiso por parte de todos para generar equipo, todo es posible. El grupo ha de querer lo mismo que el entrenador quiere”. /Pep Marí

Decía Angel Cappa: “Menotti habló de obligaciones y posibilidades. Las obligaciones a cumplir aseguran el funcionamiento colectivo, y eso permite el desarrollo de las posibilidades que son individuales. Cumpliendo las obligaciones que tiene con el equipo, un jugador asegura su rendimiento. Nunca jugará mal. El funcionamiento del equipo hará que cada jugador se sienta mejor para rendir más. Pero resulta que cuando hablamos de obligaciones pensamos solamente en tareas defensivas, pero también existen las obligaciones para cuando tenemos la pelota, son las obligaciones ofensivas, en donde es preciso también un esfuerzo generoso para asegurar la posesión, tener la iniciativa y crear opciones de gol para ganar.
Un equipo son siempre dos equipos: uno cuando defiende y otro cuando recuperó la pelota y ataca. Y finaliza diciendo: Por eso cuando hablamos de obligaciones estamos hablando de los dos equipos. La única manera de hacer un buen equipo”.

“Centrar a la persona en el proceso, en lugar de centrarla en el resultado. Es el principio activo de la psicología aplicada al rendimiento”. /Pep Marí.

Un buen equipo cuenta con jugadores capaces, que  son los que interpretan y hacen lo que requiere el juego para gestionarlo acertadamente y ganarlo. Tienen un pensamiento táctico muy desarrollado que les permite hacer grandes diferencias con el resto de jugadores cuando toman decisiones. Parten de una situación de juego perfectamente percibida y analizada, porque de lo contrario la fase de su pensamiento táctico se vería distorsionada por arrastrar el error de su fase perceptiva.

Comprende un conjunto de operaciones diversas que emplea la memoria a corto y largo plazo, acompañadas de la aplicación de estrategias generales o específicas, que lo llevan a crear situaciones esclarecedoras del juego. No existen en el jugar reglas estructuradas que de ser seguidas conducen automáticamente a una solución. Su actuación reclama en gran medida su interactuar inteligente, de habilidades resultantes de una acción mental creadora, imaginadora, que a través de tareas semanales de mucha variabilidad llevan al jugador a una comprensión adecuada del juego y la rapidez para tomar sus decisiones.

La lógica interna del juego ha de tomarse en cuenta, ya que incide directamente sobre el rendimiento, a través del objetivo principal a conseguir, las interacciones como dinámica del juego y sus condiciones espaciales y temporales, la rapidez del juego, la velocidad de ejecuciones, la calidad de observación e interpretación, el nivel de capacidad en cuánto a conocimiento y experiencias, las soluciones colectivas e individuales que se van tomando, la memoria que actúa autoperfeccionándose a través de los feedbacks internos y externos, el número de respuestas que se pueden dar en cada decisión que se toma, aspecto psicológico y emocional, voluntad, motivación, nivel de aspiración, carácter, etc.

Desarrollan su capacidad individual, dan a su equipo un alto rendimiento a través de un actuar con un gran sentido del juego, permitiendo aumentar las probabilidades de lograr el objetivo supremo que es ganar.
Cuando sacamos conclusiones de porque tal jugador es capaz y cuál no, se pasa indiscutiblemente por resaltar la inteligencia con que interactúa en el juego, y está relacionado en cuánto a trayectorias, espacios, velocidades, movimientos oportunos, prestaciones del propio juego utilizando para ello su técnica(modelos de ejecución), la táctica(resolución de cada situación) estrategias (lo preparado en el entrenamiento), tomando decisiones generadas a instancias , a requerimientos de la propia situación de juego, en donde en un momento determinado una toma de decisión es válida, pero esa misma respuesta con otro condicionante estratégico puede no serlo.

Debemos acostumbrar al jugador a actuar con producción propia o autónoma. Esto implica ofrecerle  tareas que desarrollan una buena capacidad perceptiva, analizando situaciones de tal forma que pueda diferenciar vías de situaciones iguales, situaciones nuevas y situaciones parecidas o análogas.

“Detrás de la intuición está la preparación y el conocimiento del contexto. La intuición te genera ideas y te hace decidir rápido”.

No es recomendable jugadores que actúan bajo el grito, la indicación continua, las señales, el mirar al entrenador demandando soluciones a sus problemas de juego. Si son necesarias   situaciones racionalizadas y manipuladas por el entrenador, que se ajusten a  las necesidades de los jugadores, a la forma más amplia de comprensión, y a  las características, la participación y capacidad de sus jugadores.

La automatización de ciertos elementos básicos, técnicos, tácticos y estratégicos, nos permitirán liberar el pensamiento del jugador, para que asuma otras tareas complejas y de regulación superior. Esto instala una evolución importante de las relaciones entrenador-jugador en el sentido de su participación y la no directividad en el modelo de juego que se desarrolla.

El comportamiento del jugador en competición bajo estrés y ansiedad, tiene otras particularidades, y pueden ocurrirle dos cosas: que sean capaces de resolverlo y pasen momentáneamente por ese estado de ansiedad y la situación se reconduzca por sí sola ( todos los jugadores sienten estrés, pánico, miedos, presiones, pero los mejores son los que logran controlar este estado) o que el jugador no sea capaz de dominarse a sí mismo.

“Cuando las cosas no salen bien, te jodes, lloras, sufres, te levantas y lo intentas otra vez. Hay que intentarlo hasta el último suspiro”.

Podemos ayudarle en esta situación, hacerle ver que modifique su reacción desproporcionada ante el error, y que no se detenga en el error, pues el juego continúa y hay que buscar reacciones y soluciones para resolverlo favorablemente.
Si su estado de ansiedad permanece : hay que controlar, reducir y si se puede eliminar mediante técnicas terapeutas de comportamiento y cognitivas, que es la forma más eficaz de reducir dicha situación.

“La emoción es el ingrediente que permite el encendido de la conducta”.

Un discreto estado de estrés es positivo para abordar la competición. En el ámbito cognitivo el estado alto de estrés normalmente viene por mal o defectuoso procesamiento de información. El jugador interpreta tales situaciones como amenazantes que en realidad no lo son y la respuesta se hace incierta, y como consecuencia de ello se produce una pérdida de confianza apareciendo la inseguridad.
En el fútbol, en el deporte en general, se detectan a veces situaciones en que los jugadores tienen fobia a la decisión, tienen una actitud dentro del equipo de evitación defensiva de la toma de decisión. Ocurre también, que algunos jugadores se responsabilizan en exceso tomando decisiones que no corresponden y entran en una tensión excesiva de la que importa salir cuanto antes. Hay que tener estrategias de potenciación personal y profesional (coaching) para atender tantas situaciones que hacen parte del contexto en donde se mueve el jugador.

El gran tesoro que tiene el entrenador es su plantilla de jugadores. Elegir bien, un grupo compensado que se haga equipo y no transar por nada su calidad de competencia., su compromiso, su actitud comportamental, el respeto y la resignación de egos, la intención de ganar todo mediante la entrega, la pasión, la intensidad y sobre todo una inteligencia y sentido de juego que marque la gran diferencia por su excelente interpretación y ejecución, de lo que va sucediendo en el partido.

“La victoria es la única capaz de justificar cualquier metodología”.

“La victoria podrá quedar en los libros, pero la forma de conseguirla queda en la mente de la gente”./ Arrigo Sacchi.

“La esencia del juego es encontrar tipos que quieran entrenar, jugar, competir, ganar”. /Cholo Simeone/.  

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