diciembre/ 2 /2014
La neurología sostiene que el ser humano es capaz de aprenderlo todo.
La neurología sostiene que el ser humano es capaz de aprenderlo todo.
EVA CARNERO
¿Tenemos los españoles madera de emprendedores? A tenor de
los resultados que se desprenden del Informe Global Entrepreneurship
Monitor (GEM) España 2013, la respuesta es no. Según este estudio,
solo el 5,2 % de la población se habría decidido en 2013 por la vía del trabajo
por cuenta propia para ganarse la vida o, como diría Mario Alonso Puig, médico
especialista en cirugía general y digestiva y autor de El cociente
agallas (Espasa), “para sacar la mejor versión de sí mismos”. Y para
ello deciden salir de su zona de confort y dar rienda suelta a su entusiasmo,
determinación, compromiso, persistencia y paciencia en pos de un único
objetivo: vivir de su propia empresa. Meta complicada y arriesgada, como prueba
el mencionado porcentaje del GEM 2013. Pero, ¿por qué esta cifra no es
mayor? ¿Qué tienen de especial las mentes de ese 5,2 % de emprendedores? Aunque
con matices, las respuestas de los expertos convergen en una misma dirección:
proactividad, compromiso, motivación, capacidad de sacrificio e ilusión.
La proactividad es lo que, según Sergio Fernández, director
del Máster de Emprendedores del Instituto Pensamiento Positivo, tienen en
común la mayoría de los emprendedores. Mientras que la ilusión es el factor
diferenciador entre emprendedores y no emprendedores que apunta la directora de
La Escuela de Emprendedores (LEDE), Leticia Prada. A estas facultades y rasgos
psicológicos, Alonso Puig añade el optimismo, “ya que una persona positiva
tiende a generar menos emociones negativas como el miedo, la ansiedad o la
frustración”. Un matiz: “El miedo, en su justa medida y combinado con la dosis
adecuada de ilusión y confianza, hace que la persona busque la oportunidad sin
ignorar los peligros”.
Más rápidos e intuitivos.
SERGIO FERNÁNDEZ, DIRECTOR DEL INSTITUTO PENSAMIENTO
POSITIVO
1. Encontrar su pasión
2. Dedicar a su proyecto todas las horas que precise
3. Centrar su energía en aportar valor a las personas
4. Identificar qué problemas puede resolver y, después,
solucionarlos
5. Aprender algo nuevo cada día y aplicarlo-
En los últimos años, numerosos estudios han demostrado que
hay zonas del cerebro que los emprendedores desarrollan más y mejor que las
personas que nunca han iniciado una actividad económica por su cuenta. Entre
ellos, el liderado por el profesor Maurizio Zollo, delMassachusetts Institute
of Technology, revela que los emprendedores toman decisiones con más
rapidez, mantienen una visión global más amplia y son capaces de desestimar con
mayor facilidad la distorsión del entorno. Otro trabajo (Brain Cortical
Organization of Entrepreneurs During Visual Stroop Decision Task) llevado
a cabo por el profesor Peter Bryant del IE Business School y los
profesores de la Universidad Complutense de Madrid Tomás Ortiz,
Agustín Turrero y Juan M. Santos, llega a la conclusión de que un rasgo que
caracteriza a los emprendedores en la toma de decisiones es un cierto nivel de
impulsividad unido a un rápido análisis cerebral, una respuesta motora más
temprana y una lentitud en cerrar el proceso cognitivo.
En este sentido, Carlos
Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), recalca “la rapidez
y la seguridad en la toma de decisiones como dos de los rasgos fundamentales”
que diferencian una mente emprendedora de una que no lo es. Y eso implica la
coordinación de diferentes sectores del cerebro: “En la corteza prefrontal se
realiza la toma de decisiones, pero es necesario que esa zona ejecutiva
interactúe con las redes sensitivas —localizadas en el lóbulo parietal—,
valorando la información del entorno, estableciendo un juicio entre pros y
contras y monitorizando el éxito de nuestra decisión”.
Bailan con la incertidumbre
“En esto de emprender la genética tiene poco que decir”,
opina Mercedes Alfonso, presidenta de ASECAM (Asociación de
Emprendedores de la Comunidad de Madrid) y empresaria desde hace más de 20
años. En su opinión, “un ambiente propicio en la familia, en la escuela y en
los centros de formación, sin duda fomentarían una actitud emprendedora. Pero
en España todavía hay mucho por hacer en estos ámbitos”. Asimismo, tanto Alonso
Puig como el coach Sergio Fernández se muestran convencidos de
que no es necesario nacer emprendedores, ya que todas las personas somos
capaces de aprenderlo todo, incluyendo las aptitudes y actitudes para sacar
adelante un proyecto propio. ¿Se puede concluir entonces que con el
entrenamiento adecuado cualquiera podría dar el salto y convertirse en un
emprendedor de éxito? Lo cierto es que la respuesta no es fácil.
Alonso Puig
advierte de que esta capacidad no significa que podamos convertirnos en lo que
queramos, si no en la mejor versión de lo que ya somos. “Del mismo modo que la
semilla de un manzano nace para convertirse en árbol, nosotros estamos llamados
a desplegar todo nuestro potencial y a convertirnos en quienes estamos llamados
a ser. Haga lo que haga, no me convertiré en un olivo...”, concluye. En esta
misma línea, Leticia Prada reconoce la capacidad del ser humano para adquirir y
desarrollar habilidades empresariales, pero la experta limita la posibilidad de
ser emprendedor a aquellas personas que poseen unos rasgos de personalidad
específicos. Y recalca: "Para que tenga éxito no solo debe tener las
aptitudes para sacar adelante su idea de negocio, también tiene que saber
bailar con la incertidumbre, ya que será su compañera de viaje, al menos en las
etapas iniciales. Y esto no se aprende”.
Cerebros de plástico.
La mayoría de los especialistas en neurología corroboran lo
que ya apuntaba Mario Alonso Puig: con el entrenamiento adecuado todo ser
humano puede desarrollar a voluntad las áreas del cerebro donde se ubican las
habilidades que favorecen la actividad emprendedora. “La distribución de la
densidad de neuronas en cada zona del cerebro depende de factores genéticos y
de desarrollo, pero no se trata solamente de agrupar neuronas, sino también de
conectarlas, y esas conexiones se pueden fomentar con estímulo, es decir, se
pueden aprender. Esto lo hemos podido comprobar en la rehabilitación de
personas que han sufrido daños en esas zonas”, apunta el neurólogoCarlos Tejero.
Este aprendizaje es posible gracias a que el cerebro es un órgano plástico,
abierto a mejorar constantemente mediante la neurogénesis o proceso de
formación de nuevas neuronas a partir de células madre. Un proceso clave “en la
memoria, el aprendizaje, la gestión del estrés y el control del miedo”, explica
Alonso Puig.
Además, en su opinión, podemos favorecer el proceso de la
neuroplasticidad (propiedad del sistema nervioso a la que debemos esta
capacidad de aprendizaje infinito), manteniendo ciertos hábitos como la
práctica regular de ejercicio físico: “Las personas que se mueven más
generan cambios positivos en sus cerebros. También aquellas que buscan lo
positivo, aprenden a reconocer y a descubrir más rápidamente las oportunidades.
Por último, las que tienen expectativas favorables sobre sí mismas y sus
posibilidades, regulan sus emociones de una manera muy diferente de como lo
hacen las que siempre esperan lo peor”.
Conexiones de felicidad
Es frecuente relacionar una carrera profesional brillante
con el triunfo en la vida o la felicidad. Sin embargo, Alonso Puig supedita el
éxito profesional al personal, ya que, “es incompatible a tener que renunciar a
tu salud, a tu familia o a tus valores”. En cualquier caso, el camino hacia la
consecución de nuestro sueño empresarial podría identificarse con el viaje a la
felicidad personal de cada uno, o al menos así lo cree este médico y
conferenciante: “Al salir de la zona de confort el cerebro comienza a generar
más conexiones entre sus neuronas, empieza a progresar. Y como la felicidad
está muy conectada con la percepción de crecimiento, las personas emprendedoras
viven la vida con más intensidad en lugar de verla pasar”.
Elpaís.es
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