13 septiembre, 2016 by Javier Medina
“Yo odio el tiquitaca. Lo odio. El tiquitaca es pasar el
balón por pasar, sin ninguna intención. Y eso no sirve para nada. No os creáis
lo que dicen: ¡El Barça no tenía nada de tiquitaca! ¡Eso es un invento! ¡No
hagáis caso!”, así de rotundo se mostraba Pep Guardiola ante
su nueva plantilla del Bayern München cuando llegó.
En Barcelona alcanzó la
excelencia, pero no todo el mundo fue capaz de descifrar su juego, la gran mayoría
solo consiguió ponerle un traje falso que carecía de relleno por dentro.
Mientras todos hablaban en la prensa del estilo de la posesión, el técnico
catalán convencía a sus jugadores con el juego de posición. En Alemania tuvo
que explicarle a los suyos que la idea era dominar el espacio dentro
del campo, y que para ello usarían la pelota como herramienta, no como fin.
Ahora se ha visto de nuevo obligado a importar la idea a la
ciudad de Manchester y dentro de la competición más vibrante y vertiginosa del
planeta: la Premier League. Carecer de jugadores como Leo Messi, Andrés Iniesta
o Xavi Hernández en Múnich le ha ayudado para enriquecerse tácticamente. A los
mandos del City se ha puesto con una mayor preparación y experiencia, que le ha
posibilitado implantar rápidamente su filosofía de juego y adueñarse de forma
tempranera del inicio de la temporada futbolística en las islas.
El pasado
sábado se encontraba con su primera prueba de fuego. Los citizens tenían
que visitar Old Trafford para medirse al poderoso Manchester
United en el derbi de la ciudad.
SALIDA DE BALÓN DEL
MANCHESTER CITY: CREACIÓN DE SUPERIORIDADES.
Y no pudo elegir mejor escenario que el ‘Teatro de los
Sueños’ y mayor enemigo que José Mourinho para deslumbrar al
mundo entero con su propuesta. El Manchester City dejó una
obra de supremacía –siendo dueños del balón y del campo- y buen fútbol, a la
que solo le faltó finalización y templanza para lograr un resultado más
adornado. Desde el inicio el conjunto visitante viajó junto al balón desde
Bravo hasta llegar a Iheanacho, encontrando superioridades y ventajas de
espacio y tiempo por todo el campo. Fijando con los laterales y extremos por
fuera para progresar por ahí (que existe menor riesgo), encontraba los espacios
por dentro para que el talento del David Silva y Kevin De Bruyne hicieran las
diferencias.
ATAQUE POSICIONAL
MANCHESTER CITY: FIJAR FUERA PARA JUGAR POR DENTRO.
Los de Pep Guardiola dominaban por completo la situación. Juntaban
los pases necesarios para ordenarse a través de la pelota y lograban así
recuperarla con rapidez tras la pérdida. Mientras tanto, los reds
devils se veían totalmente superados en todas las fases del juego y
mostraban su impotencia ante un equipo que le circulaba el balón de lado a lado
con velocidad, le hacía el campo grande, le imposibilitaba ejecutar su zona
agresiva de presión y le impedía lanzar contragolpes.
Dentro de este contexto
el partido parecía que llegaría al descanso visto para sentencia (0-2). Pero
Zlatan Ibrahimovic aprovechó un error de entendimiento entre Bravo y John
Stones para acortar distancias y que el plan de respuesta de Mourinho
apareciera con un estado de ánimo positivo.
TRANSICIÓN
DEFENSA-ATAQUE: OCUPACIÓN DE LOS CARRILES INTERIORES Y EXTERIORES.
En la segunda mitad el Manchester se ajustó y se fue
a por el partido con sus armas. El molde pasó a 4-3-3 con la entrada de
Ander Herrera en la sala de máquinas y la del joven Rasfhord en la banda. Con
esta disposición el United pudo presionar de forma más certera la salida de
balón del City y obligarlo a dividir el juego.
El partido se convirtió en una
batalla de poder a poder donde los locales sometían a su rival con diagonales
largas de Blind a Fellaini para ganar segunda jugada, mientras que estos
lanzaban salidas veloces con espacios. A ambos le falló la finalización y el
luminoso no se volvió a mover más.
Aunque quedó la sensación de que un City más
rodado, donde alguien más que Silva tenga la pausa necesaria para controlar el
vértigo de la Premier y que Agüero para hacer goles, podía haber hecho más
estragos en el ejército rojo.
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