lunes, 16 de marzo de 2015

UNA ODA A LO INCOMPRENSIBLE.por Rosa Ma. Coba Sánchez


Lo incomprensible y lo lógico no siempre están dispuestos a entenderse...
Pero a veces sucede, es así.
Quizás como el fútbol, lo que no significa que la alargada sombra de lo incomprensible sea el cobijo de cortinas de humo. Que el cerebro se cambie a sí mismo a lo largo de la vida es algo que sabemos aunque, a veces, según qué cosas nos pasen, parezca incomprensible. ¿Una oda a lo incomprensible? Veamos la riqueza que alberga.


Las experiencias van conformando el tapete sobre el que vamos adquiriendo nuevos conocimientos. Hacen colisionar lo conocido con lo desconocido. Cuanto más interactuemos, a priori, más mejoraremos. Estancarse no significa haber llegado a un tope, implica la sana y necesaria reflexión para modificar el camino y enriquecerlo cada vez más. Para ello hay que querer aprender, hay que tener claro que cualquier edad es válida. Hay ocasiones en las que nuestro cerebro quiere pero parece resistirse; el miedo hace acto de presencia y esto marca una posterior toma de decisión mediatizada por el sentir. Es decir, ante una dificultad nuestro cerebro recurre de manera inconsciente a las respuestas que conoce.

“El fútbol es un deporte de interacciones” (Lillo) y las affordances (afford=facilitar), son todas las invitaciones a interactuar que el medio hace al ser humano mediante el contexto que le rodea para incrementar su bagaje de respuestas. Es imprescindible observar bien no sólo lo que el jugador hace, sino lo que puede llegar a hacer: esto es dirección de equipo desde el jugador. Desde sus capacidades, construimos el modelo y su posterior rol dentro del equipo. Optimizar conductas existentes y potenciar las no aparentes y nuevas es entrenar en especificidad dinámica: específica porque parte de la persona y de sus pretensiones para con el juego; y dinámica porque es tan fluctuante e intercativa como la persona que las alberga.

Como ejemplo transparente y alejado de los focos, déjennos compartir la historia que recientemente hemos conocido de unos chicos en la aldea flotante de Canyee (Tailandia) que nos ha estremecido, por emotiva, por enriquecedora y por verdadera. Sin nada más que la ilusión por jugar a fútbol, han demostrado sin los condicionantes habituales del pan y circo del fútbol ¿profesional? cómo el ser humano posee la extraordinaria habilidad de adaptarse a las circunstancias, ganando con ello un repertorio indescriptible de posibilidades de interacción, de recursos. Acostumbrados por necesidad a jugar descalzos sobre un tatami de tablones que ellos mismos construyeron, con algún que otro clavo que esquivar, con la necesidad de disputar cada balón ya que su línea de fuera de campo es directamente el agua, nos han demostrado que la plasticidad, las affordance y sus neuronas espejo son los ingredientes elementales para progresar ¿Ganar? A veces. ¿Crecer? Siempre. ¿Qué les parece, una oda a lo comprensible?

Guardiola dijo en una ocasión que si Messi no jugaba bien era porque las interacciones de alrededor habían fallado. Con Ribéry y sus nuevas funciones, Pep sigue pensando que las interacciones son la realidad a la que otros simplifican con la palabra sistema. No piensa en jugar con un falso nueve porque el único falseo que existe es el de fintar al propio espacio, si hace falta, para mejorar las condiciones del siguiente. El francés está adquiriendo nuevas conductas, sus neurotransmisores están uniendo redes antes inconexas aunque predispuestas al estímulo, sólo hacía falta el detonante y éste está mediatizado por una nueva experiencia.

Para abandonar su zona de confort, el jugador francés no tiene más remedio que anticipar el pensamiento para jugar más de espaldas a la portería rival, conducta ésta al alcance de los elegidos: tratar de orientar su cuerpo hacia los demás, lo que le da un carácter más socioafectivo a su juego haciendo que el modelo y sus valores nazcan del jugador. Se está gustando a sí mismo y se le nota. Su cerebro hace que el resto de su cuerpo responda más y mejor gracias a esfuerzos mucho más eficientemente útiles. Antes corría como algunos saben camino de la verticalidad, ahora parece que su relación con el espacio es más tridimensional. Ha de sobrevivir entre líneas porque de él depende la superación colectiva de las mismas, se ha de ofrecer para ser el General, pararse y atraer cuando es necesario… pero aún le falta quizás la confianza que le brinden sus affordances, igual que a sus compañeros, lo que a estas alturas es normal. 

Un ejemplo de ello en el desarrollo del juego del Bayern es abusar del pase hacia atrás de primera. Lo que es un arma de atracción y fijación que agota a los rivales, se convierte en una primera señal de parálisis por análisis, de quiero pero no encuentro ni tercer hombre, ni hombres libres ni puedo pasar saltándome colindantes… Si no pasas para superar se congelan los espacios, quizás porque el desmarque de posesión ha de orientarse con una carrera más circular y/o adaptada a las circunstancias que el entorno en ese momento requiera, mostrando la pierna alejada como un infalible muelle capaz de ganarle centímetros al propio metro.

Esto es una invitación al carácter. Hemos visto imágenes en las que el míster entrena este tipo de movimientos pretendiendo que interioricen lo que hacen porque, para disponer de la posesión, hay que ir más allá del entendimiento. Se ha de sentir lo que se puede generar. Ribéry, al igual que sus compañeros, se está dando cuenta de su capacidad para mejorar, aunque no podemos olvidarnos del rival. El cerebro no se muestra tan resistente al cambio mientras las condiciones sean favorables, pero cuando el que lleva la camiseta de distinto color lo pone complicado y los resultados obtenidos en el campeonato no son los deseados, todo planteamiento nuevo tiembla y el ser humano tira de un bagaje a veces inadecuado para el modelo: el servilismo del costumbrismo.

Mientras el binomio cerebro-persona siga siendo la base y el método de conquista, el modelo imperioso se irá haciendo fuerte y elegante. Como buen gentilicio bávaro hará honor a su oficial nombre: Freistaat Bayern (Estado libre de Baviera).

* Rosa Mª Coba Sánchez (licenciada en Psicología) y Francisco José Cervera Villena(preparador físico y readaptador) son autores del libro El Jugador es lo Importante: la complejidad del ser hunano como verdadera base del juego.


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