La organización táctica se considera que ha de ser la
prioridad del equipo, que se ha de manifestar durante todas y cada de una de
las sesiones de entrenamiento del ciclo semanal.
En dichas tareas se deben de englobar los aspectos del juego
de forma simultánea, con el fin de estimular al futbolista a que perciba e
interprete las “posibles” situaciones que se pueden presentar en la
competición.
El objetivo, por tanto, es la mejora de la calidad del
juego, y la organización del equipo, parámetros que se consiguen a través del
desarrollo de tareas específicas.
Buscando un estado de máximo rendimiento, el aspecto
condicional no es prioridad, sino que es una cuestión de desempeño, colectividad
y una regularidad del “jugar” de nuestro equipo.
Se le concede demasiada importancia al aspecto físico, que
es una parte importante, pero ni mucho menos decisiva, siendo preferente la
organización del juego, visualizando aquellas situaciones trabajadas a través
de tareas, en la propia competencia, en donde el “ritmo” de juego, no es
cuantificable en términos físicos, sino en términos cualitativos, jugando a lo
que queremos jugar, no siendo subordinados por el rival en todo momento, sino
siendo protagonistas de nuestra propuesta de juego, que previamente se ha
trabajado, y es lo que permite identificar cuando un equipo sabe atacar,
defender, manejar el sistema de transiciones…es decir, todos y cada uno de los
conceptos de juego.
El ejemplo perfecto, podría ser, que hay diferencias entre
los equipos en cuanto a formas de competir, y en esa variabilidad aparece la
riqueza del juego, en donde hay equipos que optan por descansar sin balón,
replegando en zona próxima a su portería y otros equipos abogan por defender y
descansar con el balón.
DAVID MARTÍNEZ
Twitter : davidmart88
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