...A TRAVÉS DE LA REPETICIÓN
SISTEMÁTICA DE LOS PRINCIPIOS DE JUEGO
por Livio Contessotto
/fútbolpráctico.com.ar.
“El objetivo es siempre el mismo:Tornar cerebral la
dinámica comportamental que es la organización, que es filosofía, que es
emoción. Crear intenciones y hábitos. Tornar consciente y después subconsciente
un conjunto de principios de manera de exponenciar naturalmente una determinada
forma de Jugar”. Rui Faria.
La finalidad del cerebro es optimizar comportamientos,
manipular con destreza las necesidades del cuerpo contra las amenazas y las
posibilidades del momento.
Para que un individuo elabore una respuesta mental, en plena
consciencia, el cerebro demora alrededor de medio segundo, hasta que toda la
jerarquía del procesamiento cerebral haya realizado su trabajo. En el fútbol,
donde los jugadores deben tomar buenas decisiones en todo momento, donde casi
no hay tiempo de pensar, medio segundo es mucho tiempo.
Me gustaría poner algunos ejemplos, fuera del fútbol, para
que se entienda un poco mejor.
En un partido de tenis entre jugadores profesionales Top, el
saque puede llegar a superar los 200 Km/h. La pelota pasa por la red y es
devuelta por el adversario en casi 1/3 de segundo. Si tenemos en cuenta el
concepto anteriormente mencionado, pareciera imposible realizar una buena
devolución a un saque tan rápido, sin embargo algunos tenistas lo consiguen. Y
cómo es posible? Sera que los tenistas profesionales son seres humanos
diferentes de los otros en lo que se refiere a la velocidad con que sus cuerpos
responden a los estímulos?
Hay experimentos que muestran cuanto tiempo le toma al
cerebro para interpretar nuevas informaciones. Cuando se pide a las personas
que presionen un botón cuando una luz parpadee en la pantalla, les toma 200
milésimas de segundo (1/5 de segundo). Cerca de 120 milésimas de segundo son
necesarias para registrar el hecho que la luz parpadea y las otras 80 milésimas
de segundo para hacer mover el dedo. Ese es el tiempo necesario para una simple
tarea que no exige pensamiento. Para cualquier otra acción que requiere mayor
atención, como hacer malabarismo, la respuesta demanda medio segundo.
Entonces imaginémonos las acciones del futbol, donde no hay
tiempo para comparar sistemáticamente todas las opciones disponibles, ya que
hay que decidir y actuar con rapidez y eficacia casi instantáneas!
Volviendo a los jugadores de tenis, los profesionales Top,
los mismos que consiguen devolver los saques más veloces, cuando son sometidos
a test de reacción, que no incluyen sus actividades, son lentos. Sus cerebros
no funcionan más rápido. No consiguen interpretar lo que está sucediendo ni un
poco más rápido que los demás.
Y entonces….como son capaces de reaccionar mucho más rápido
que los demás cuando realizan sus actividades específicas?
En el tenis un saque sería imposible de responder. Los
mensajes nerviosos no parecen moverse con la suficiente rapidez. Pero el hábito
y la anticipación pueden ayudar al cerebro a derrotar al tiempo.
El hábito es una acción mental aprendida que puede ser
realizada sin pensamiento ni supervisión consciente. Y resulta de
conocimientos, esto es, imágenes mentales que fueron creadas a través de
experiencias, algunas conscientes y otras no conscientes y que quedaron
grabadas en la memoria y que van a ser utilizadas para decidir y actuar
rápidamente ante determinada situación.
El cerebro puede ser lento, pero no es tonto. El cerebro
simplifica su problema de lentitud a través de atajos de procesamientos,
creando puentes entre las lagunas, utilizando así, el menor tiempo posible.
Crear puentes entre centenares de áreas corticales, exige
trabajo. Pero el cerebro puede crear atajos en esas respuestas y actuar fuera
de los patrones, acortando el tiempo de procesamiento.
Este tipo de “atajos o puentes” es un truco inteligente para
ahorrar tiempo, y funciona cuando el cerebro experimenta la misma situación en
ocasiones suficientes para conseguir una conexión en forma de hábito.
El mejor ejemplo para graficar esta cuestión es cuando
aprendemos a manejar un automóvil. Inicialmente perdemos mucho tiempo y
gastamos mucha energía para concentrarnos en varios detalles, que en una fase
inicial son extremadamente importantes, como mirar la palanca de cambios,
controlar cuidadosamente la relación del pedal de aceleración con el embrague,
como accionar la luz de giro, etc. Hasta nos mostramos un poco inseguros.
Con el pasar del tiempo y con varias horas de práctica de
manejo y de tanto repetir ciertos movimientos, se crean atajos cerebrales que
permiten ejecutar estas acciones sin necesitar de plena consciencia,
economizando energía y permitiendo direccionar nuestra atención a aspectos más
complejos, como por ejemplo, la relación del automóvil con el tránsito. La
automatización realizada a través de la práctica y de procesos subconscientes
es increíble, a veces nos pasa que salimos del trabajo y realizamos un largo
trayecto hasta nuestra casa, y solo tenemos consciencia que llegamos a casa en
el momento que estacionamos en el garaje, muchas veces ni siquiera recordamos
de qué modo llegamos a casa, esto es fruto de la habituación, esto es porque el
hábito se adquiere en la acción, a través de una determinada relación
mente-hábito.
Cuando vivenciamos una misma, o parecida, situación
repetidas veces, los ganglios basales consiguen identificar los patrones
sensoriales que permiten una determinada respuesta para las situaciones que el
individuo experimentó. De esta manera, al vivenciar situaciones similares, el
cerebro puede hacer una especie de puente o atajo, permitiendo al individuo
responder con una mayor velocidad y sin la necesidad de tener plena consciencia
para hacerlo.
Cuando en los entrenamientos vivenciamos ciertos contextos y
situaciones relativas al jugar, repetidas veces, le estamos dando la
posibilidad o creando el hábito para que el cuerpo responda y pueda ejecutar la
respuesta necesaria para conseguir determinada finalidad de manera inmediata,
“sin pensar”.
Esta vivenciación de situaciones similares es promovida,
dentro de la periodización Táctica, por el principio de la Propensiones, el
cual, debidamente articulado con los demás principios, posibilita a que los
jugadores respondan de manera más rápida y no por eso ineficaz, sino, todo lo
contrario.
Esta repetición sistémica de los principios de juego,
debidamente sostenidos por la lógica del Morfociclo Patrón es fundamental:
“Las primeras conexiones hechas en un circuito neural son
reforzadas cada vez que
la misma secuencia es repetida, hasta que los caminos se
tornan tan fuertes
que pasan a ser un recurso automático, y un nuevo circuito
es instalado”
El hábito permite que el jugador deje de desprender su
atención hacia aspectos más básicos y direccione su foco de atención hacia
aspectos más dinámicos.
Rui Faria dice al respecto:
“En los entrenamientos insistimos mucho en la
habituación. El entrenamiento crea el hábito y después, en el juego, en vez de
que la acción sea pensada, esta surge de forma subconsciente y natural”.
En la medida que aprendemos un movimiento, este se torna
menos cognitivo y más asociativo, exigiendo menor actividad mental.
El principio metodológico de las propensiones se refiere a
la modelación de los contextos de ejercitación, con el objetivo de crear
contextos relativos a un jugar, que posibiliten la aparición de lo que se
quiere entrenar con una elevada frecuencia. Modelándose los contextos, para que
estos, no pierdan su naturaleza abierta y sean facilitadores y catalizadores de
los propósitos deseados.
Lo que se pretende, con la repetición sistémica, es que las
preocupaciones del entrenador aparezcan, no repetir o practicar muchas veces
cualquier cosa o cualquier ejercitación, no se trata de cuantificar acciones,
sino de crear contextos de ejercitación ricos, que conduzcan a una determinada
dominancia de interacciones relativas a nuestro jugar. El respeto de este
principio metodológico permite el hecho que el contexto esté más propicio para
que ocurran ciertas cosas y no otras.
Bibliografía consultada:
John McCrone, como funciona el cerebro. (2002)
Julian Tobar
Rui Faria
Guilherme Oliveira
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