PENSAR… LUEGO TÚ DECIDES.
“Desgraciadamente, hemos seguido el modelo de Descartes
que preconizaba la división de la realidad de los problemas. Sin embargo, un
todo produce cualidades que no existen en las partes separadas. El todo no es
nunca únicamente la adición de las partes. Es algo más”. Edgar
Morin.
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Citando a José Antonio Marina, “somos lo que somos más el
conjunto de relaciones en el que estamos incluidos”. Por eso, y volviendo a
Morin, “habría que sustituir al paradigma de disyunción/reducción por un
paradigma de conjunción que permita distinguir sin desarticular o reducir”.
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En mi opinión, se parte del error de desgranar la fase o
transición defensiva a partir del momento justo en que se perdió la posesión
del balón, cuando lo que nos explica qué ocurre sin él fue lo que hicimos antes
con él y viceversa. Si el Barcelona, la selección española u otros equipos que
tienen altos porcentajes de posesión de balón no atacan bien, ni consiguen
someter al rival, juntarse en campo contrario y desordenarlo con la
circulación, en el momento de la pérdida están expuestos a tener que correr
hacia atrás, y este es un gran indicador de cuándo un equipo no está jugando
bien.
Al revés ocurre cuando el Barça juega bien: hemos
escuchado muchas veces las bondades de la presión tras pérdida de los
blaugrana. Algunos analistas incluso la tildan como clave del éxito de los
culés, pero ¿por qué nos paramos en ese instante, casi en la foto del
robo? Esta presión sólo puede existir si se consiguieron positivas secuencias
de pases que desorganizan al rival y te juntan lo suficiente para poder acosar
en superioridad cerca de la portería contraria: entonces, el rival casi te
regala el balón.
Por otro lado, comentar que, obviamente, no presionar
tras el momento de la pérdida no tiene porqué significar jugar mal. Buscar un
repliegue controlado, que evite transiciones fulgurantes del contrario y que
tenga relación con la forma de atacar y el contexto colectivo puede ser una
herramienta muy válida.
Ir creando superioridades posicionales (no siempre es
necesario la numérica) en torno al balón, batir líneas rivales que les obliguen
a retroceder mirando su marco y eliminando defensores, encontrar compañeros de
cara y orientar el ataque hacia zonas de menos densidad defensiva son algunos
de los medios ofensivos que se pueden utilizar para desordenar al contrario y,
como consecuencia, poder defender mejor la futura pérdida (en el futuro iremos
desarrollando algunos de estos conceptos en profundidad).
Si por el contrario se es un equipo vertical, que ataca a
velocidad de vértigo y que carece de pase atrás que permita juntarte en campo
contrario, o tu secuencia de pases no es lo suficientemente buena para someter
al rival, será imposible presionar cuando el contrario te desposea del balón.
Por tanto, dime cómo atacas y te diré cómo podrás defender.
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Del binomio plasticidad cerebral-fútbol se encarga la
neuropsicología, que estudia la relación entre la función cerebral y la
conducta, pero no olvidemos que siempre hablamos de un continuo y no de
segmentos que suman. El jugador interactúa en torno a un conjunto de reacciones
musculares y biomecánicas como consecuencia del funcionamiento de un complejo
sistema de recogida y descodificación de información que le permite activar
diferentes procesos cognitivos (pensamiento), emocionales y de valores.
Todo ello se da en cada una de las acciones que se
desarrollan sobre el terreno de juego y sobre el tapiz que conforma el modelo
de juego.
Por ello debemos contemplar la actividad cerebral y el
rendimiento deportivo como un todo: un sistema de elaboración en el que el
jugador debe constantemente elegir, decidir.
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"En estos momentos lo que cuenta es que encontremos
nuestra forma de juego", apunta el preparador; "hemos alcanzado un
buen nivel pero, sinceramente, me ha sorprendido un poco lo rápido que han
captado mis ideas los jugadores. Pensé que necesitaríamos más tiempo, pero el
nivel es ya muy, muy alto".
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“Como todos los entrenadores, necesitas que alguien te
quiera. Es tan simple como eso. Sentirte querido es lo más importante de
nuestras vidas, por nuestra gente y por un club, lo mismo. Que te demuestre que
te quiere e imaginar que puedes pasártelo bien. La idea es disfrutar del juego.
"Prefiero seguir así, habiendo
hecho lo que he vivido que al contrario, que empezar en un sitio donde tienes
que ganártelo”.
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“En esta teoría no existen variables que se repiten y se
valoran, por lo tanto esto no se puede llevar a cabo, una recogida de datos tal
cual para rectificar el entrenamiento.
Es otra perspectiva, se trata de conseguir implicar el mayor número de componentes
estructurales del ser humano dentro del entrenamiento, para conseguir los
resultados más óptimos posibles, sin obsesionarse con una recogida continua de
información.
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El hecho de que esta filosofía trata al futbolista como
un ser que cambia día a día y no se puede entrenar en base a unos parámetros
que se modifican, provoca que el mismo entrenamiento sea de igual forma
cambiante, es decir, hay que partir de un día 0 de desconocimiento absoluto de
cada individuo, y realizar un entrenamiento el día 1 que será distinto del día
2 y del día 3 consecutivamente… estos entrenamientos se agruparán en los ya
mencionados microciclos estructurados que se diseñarán siempre con unas
premisas de condiciones de variabilidad y tan sólo se mantienen algunos
elementos socio-emotivos, cognitivos, coordinativos, que se mantienen como
puentes de unión entre los entrenamientos.
Cada ejercicio tendrá componentes de esta categoría y se
plantea el entrenamiento de esta forma, en lugar de ofrecer una misma comida
para todos, sería como un Bouffet, cada jugador tendrá distinta ansiedad de
estos elementos y se entregará a cada tarea dependiendo de él mismo”.
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“El futbolista es uno de los deportistas que más fama
tiene de gran orientación al ego y poca orientación a la tarea, es decir, que
por costumbre siempre hay que empujarle cuando hay que realizar un trabajo
físico. Sin embargo, me contesta Seirul´lo: “En estos casos no ocurre este
hecho, todo lo contrario, cedes una responsabilidad y cuando esto sucede, la
asume y se responsabiliza del trabajo respondiendo positivamente a la libertad
entregada”.
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“Los deportes de equipo se definen por tener aspectos
cualitativos más que aspectos cuantitativos, es más importante fijarse en los
aspectos cualitativos que en los valores cuantitativos (metros recorridos,
pases erróneos, etc…). El fútbol hay que verlo como algo cualificable más que
cuantificable, es más fácil detectar por medio de la observación a un jugador
con calidad que contar todos los pases erróneos de todos los jugadores para
comprobar quién es el jugador de menor y mayor calidad, eso demuestra que es
más lógico encuadrar los deportes colectivos en el apartado de cualitativos”.
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“Construir situaciones con finalizaciones abiertas,
conociendo el principio pero no el final establecido para que haya una serie de
elecciones por parte del ejecutante.
La opción del entrenador está en crear situaciones que
permitan elecciones ajustadas al puesto específico de cada jugador, ejemplo, un
extremo cuando centra cuantos elementos tiene que tener en cuenta, velocidad
del contrario, la línea de fondo, la cercanía del defensa, la distancia del
portero, sus compañeros… y esos elementos son los que tienen que utilizar los
entrenadores para mejorar todos esos conceptos.
Para construir esos sistemas de entrenamiento por un lado
hay que tener en cuenta los elementos que busco como objetivo que pretendo
trabajar y por otro lado crear esas situaciones abiertas, eligiendo la
distancia, el compañero, la tarea anterior, los tiempos de pausa, etc… porque
lo que realmente es el núcleo de la tarea es hacer estas tareas a la máxima
velocidad de ejecución”.
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“El equilibrio es la coordinación posicional de todos los
jugadores tanto ofensiva como defensivamente.
El fútbol es ataque y defensa, y un equipo no puede
depender sólo de lo que se hace adelante o confiar solamente en la parte de
atrás. La fase ofensiva y defensiva son dimensiones indisociables, no se pueden
desintegrar, ya que están integradas. Toman acuerdos conjuntamente, se hablan
de tú a tú. Para mantener el equilibrio es necesario optimizar y racionalizar
las funciones de los jugadores, es decir que los jugadores sepan lo que tienen
que hacer cuando están por delante del balón, por detrás, a la derecha y a la
izquierda, para poder controlar el juego.
Para obtener una mayor y mejor eficacia defensivamente
debe estar dispuesto en pocos metros, es decir ser más corto. Si el equipo
recupera el balón ofensivamente va a estar más junto y las transiciones serán
más rápidas y precisas, el poseedor tendrá más posibilidades, y existirá menos
déficit en la continuidad del juego (ayudas ofensivas). Al no estar las líneas
excesivamente separadas facilitará dominios de segundas jugadas, abortar tras
pérdida del balón las intenciones del rival… Por el contrario si prevalecen
distancias exageradas entre jugadores, obligan a acciones individuales,
conducciones…
La esencia del juego colectivo reside en el ataque y la
defensa que deben estar conectadas en espacio y tiempo, deben ser caras de una
misma moneda. Hay que participar en las dos fases. Ninguna puede ser lenta. No
se puede participar en una y en otra no.
En el fútbol no existe ataque y defensa como fases separadas cuando se ataca
hay que tener presente que se puede perder el balón y viceversa, cuando
defendemos tendremos presente que un determinado momento recuperamos el balón y
deberemos acceder a la portería contraria y hacer gol”.
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"El fútbol es un deporte que se lo juzga
livianamente desde afuera. Es muy complejo y difícil de llevar adelante. El
fútbol es la única empresa donde todo lo que ocurre se sabe en el momento en
todos lados. En cualquier otra empresa donde ocurriera esto no dura ni una
semana. Cualquier pelea, cualquier decisión, se sabe en el instante. Muchas
veces una operación económica es conveniente y los hinchas no permiten hacerla.
No entienden que un futbolista está en una pendiente de rendimiento y que
venderlo es la mejor alternativa. Gestionar eso lo hace muy complejo."
"Los dirigentes no consideran al DT como un gerente
general y en ocasiones lo consideran menos que un jugador. No lo sientan en la
mesa de decisiones y eso lo tiene que aprender el fútbol en general del fútbol
inglés. Inclusive el resto del fútbol europeo."
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"Los entrenadores tenemos que ser auténticos y saber
de lo que hablamos. Los jugadores son el primer filtro. Ellos pueden ver que la
primera mano de pintura es atractiva, pero si cuando rascan ven que debajo hay
óxido, chau, perdimos...Saber de un deporte ni siquiera implica haberlo jugado
bien. Hay que conocer sus detalles y saber porque las cosas funcionan. Cuando
le damos una indicación a un jugador y ve que le funciona, ya se predispone de
otro modo."
"Tenemos que confiar en nuestros jugadores, nos
tienen que gustar. Si no nos gustan, estamos muertos. Si yo cuento en privado
que un jugador no me gusta y se lo digo a un amigo en una cena, el paso
siguiente es irme de ese equipo. Los jugadores nos tienen que gustar en algo,
en la mejor condición que ellos tengan. Aunque no sean muy buenos, tenemos que
saber que encontrarles de positivo."
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“Si partimos de la observación del juego como modelo
cometemos un grave error, pues todos los modelos de juego son coyunturales,
incluso si tomamos como modelo uno ideal construido por el propio entrenador.
Por lo tanto, la metodología debe ajustarse a lo que la persona es capaz de
hacer, categorías que sabe procesar, dependencia o independencia del campo en
sus tomas de decisiones, la predicción o acomodación a los acontecimientos y
demás elementos que configuran su personalidad competitiva”.
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“Qué es jugar bien?
Es realizar variadas funciones en el terreno de juego, tenga quien tenga
el balón, que permitan optimizar las condiciones actuales del propio equipo
para la consecución del objetivo, el gol, en los sucesivos e inmediatos
episodios del juego, que por ciertas de aquellas funciones se hubieran
inducido. Cuando esto se hace durante todo el tiempo de duración del partido,
se puede decir que ese equipo jugó bien”.
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“La condición física es el resultado y confluencia del
estado de optimización en que se encuentren las capacidades condicionales del
jugador. Éstas, deberán encontrarse en un estado continuo de desequilibrio,
producto de su interacción con el resto de capacidades que configuran la
estructura del jugador de fútbol, en un momento de su vida deportiva, para
lograr el máximo rendimiento en ese nivel. El jugador puede desarrollar las
técnicas del juego a lo largo del partido porque tiene el soporte de las
capacidades condicionales, si estas se detienen, si no se ajustan a un desequilibrio
constante, el jugador pierde potencia prospectiva limitando mucho su progreso
en los logros de su juego, disminuyendo sustancialmente su rendimiento”.
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Debemos determinar estas dimensiones en el ámbito de las
capacidades condicionales, coordinativas, cognitivas, volitivas, expresivas...
que configuran la estructura del jugador.
Para realizar esas determinaciones disponemos
exclusivamente de la observación del jugador inmerso en la práctica específica
que realiza junto a sus compañeros, el entrenador, el propio jugador y sus
oponentes. Por lo tanto, las necesidades se van creando y definiendo siempre
que seamos capaces de ver lo que la práctica específica nos ofrece, que es
todo. ¿O es que no nos muestra necesidades de optimización de ciertas
capacidades de un delantero, el defensa contrario que deja que “le encare”, dejándole
“salir” por su izquierda donde siempre le quita el balón?
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“No es necesario un estado de forma homogéneo para todos
los jugadores, asunto que es además imposible. Atendiendo a las premisas de la
anterior pregunta, debemos lograr un estado de forma adecuado y suficiente, no
el óptimo ni homogéneo para todos, pues cada jugador debe resolver distintas
situaciones durante el partido y aunque sean las mismas no tendrá que
realizarlas en los mismos parámetros espaciotemporales que cualquier otro
jugador de ese mismo partido, lo que modifica sustancialmente sus necesidades
de forma deportiva”.
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Teleonomía es un término ideado
por Jacques Monod que se refiere a la calidad de aparente
propósito y de orientación a objetivos de las estructuras y funciones de los
organismos vivos, la cual deriva de su historia y de su adaptación evolutiva
para el éxito reproductivo.
Un proceso teleonómico, sin embargo, como podría
entenderse por ejemplo la propia evolución, da lugar a productos complejos
sin contar con esa guía o previsión. La evolución comprende en gran parte la
retrospección, pues las variaciones que la componen efectúan involuntariamente
“predicciones” sobre las estructuras y funciones que mejor pueden hacer frente
a circunstancias futuras, participando en una competición que elimine a los
perdedores y seleccione a los ganadores para la generación siguiente.
A medida que se acumula información sobre las funciones y
las estructuras más beneficiosas, se produce la regeneración del entorno
mediante la selección de las coaliciones más aptas de estructuras y funciones.
La teleonomía, en ese sentido, estaría más relacionada con efectos pasados que
con propósitos inmediatos.
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